Indocumentados son aquellas personas que nacieron en nuestro país y no fueron inscriptas por sus padres al nacer, por ende carecen de una partida de nacimiento y de un número de DNI.
Ciudadanos invisibles o ciudadanos incompletos, ya que al no poseer un DNI llevan una vida limitada en materia de derechos.
La presentación de “Los indocumentados en Argentina: la cara invisible de la pobreza”, elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) con el asesoramiento del Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas (Iadepp), constituye el primer informe estadístico sobre la situación y permite saber que en nuestro país existen 168 mil niños/as indocumentados.
Hasta aquí sólo existían presunciones o cálculos de algunas ONG especializadas sobre la cantidad de niños indocumentados y poca o ninguna información sobre las regiones del país donde se encontraba la mayor cantidad de ciudadanos invisibles. Este informe sólo contempla a los menores de 17 años que viven en ciudades, no contempla la situación de la población rural. Pese a ello, es un salto cualitativo y cuantitativo muy importante ya que nos permite conocer con mucha precisión las características de esta problemática aún desconocida por la mayoría de la población.
Contra los discursos optimistas que manifiestan una mejoría en los indicadores de pobreza, el informe permite conocer que la situación más crítica la registran los niños y niñas argentinos entre sus primeros meses de vida y los 4 años, poniendo bajo sospecha los buenos augurios de las políticas sociales que llevan adelante desde el Gobierno Nacional.
En dicha franja etaria se duplica al resto de los menores de 17 años, siendo del 2,3% mientras que los niños mayores de cinco años representan el 1%. La cifra es llamativa, ya a la digitalización documentaria y a la Asignación Universal por Hijo (de más está decir que los niños/as indocumentados no pueden cobrarla) hay que agregar que desde 2009 el Estado nacional ha conformado un sistema de excepción para la inscripción de niños menores de 12 años que al día de hoy se mantiene. Algo no se ha hecho bien ya que con todo ello se han duplicado la cantidad de partos no registrados.
A su vez, referido a la información demográfica, se observa que quiénes viven “en el Gran Buenos Aires registran 3 veces más chances de no tener documento que quienes residen en las ciudades urbanas del interior”. Un dato que muestra que los indocumentados son fruto de la pobreza estructural, consolidada en las periferias de las grandes ciudades, que tira por la borda la presunción que las condiciones de pobreza extrema solo podía asociarse a las zonas rurales donde aún no había llegado los beneficios del estado benefactor.
Guardamos la expectativa que en un año electoral la situación de los ciudadanos invisibles pueda incorporarse en las agendas programáticas y genere debates necesarios para saber como solucionar este flagelo que hoy sabemos afecta a 168 mil niños menores de 17 años. Muy fuerte.
Ciudadanos invisibles o ciudadanos incompletos, ya que al no poseer un DNI llevan una vida limitada en materia de derechos.
La presentación de “Los indocumentados en Argentina: la cara invisible de la pobreza”, elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) con el asesoramiento del Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas (Iadepp), constituye el primer informe estadístico sobre la situación y permite saber que en nuestro país existen 168 mil niños/as indocumentados.
Hasta aquí sólo existían presunciones o cálculos de algunas ONG especializadas sobre la cantidad de niños indocumentados y poca o ninguna información sobre las regiones del país donde se encontraba la mayor cantidad de ciudadanos invisibles. Este informe sólo contempla a los menores de 17 años que viven en ciudades, no contempla la situación de la población rural. Pese a ello, es un salto cualitativo y cuantitativo muy importante ya que nos permite conocer con mucha precisión las características de esta problemática aún desconocida por la mayoría de la población.
Contra los discursos optimistas que manifiestan una mejoría en los indicadores de pobreza, el informe permite conocer que la situación más crítica la registran los niños y niñas argentinos entre sus primeros meses de vida y los 4 años, poniendo bajo sospecha los buenos augurios de las políticas sociales que llevan adelante desde el Gobierno Nacional.
En dicha franja etaria se duplica al resto de los menores de 17 años, siendo del 2,3% mientras que los niños mayores de cinco años representan el 1%. La cifra es llamativa, ya a la digitalización documentaria y a la Asignación Universal por Hijo (de más está decir que los niños/as indocumentados no pueden cobrarla) hay que agregar que desde 2009 el Estado nacional ha conformado un sistema de excepción para la inscripción de niños menores de 12 años que al día de hoy se mantiene. Algo no se ha hecho bien ya que con todo ello se han duplicado la cantidad de partos no registrados.
A su vez, referido a la información demográfica, se observa que quiénes viven “en el Gran Buenos Aires registran 3 veces más chances de no tener documento que quienes residen en las ciudades urbanas del interior”. Un dato que muestra que los indocumentados son fruto de la pobreza estructural, consolidada en las periferias de las grandes ciudades, que tira por la borda la presunción que las condiciones de pobreza extrema solo podía asociarse a las zonas rurales donde aún no había llegado los beneficios del estado benefactor.
Guardamos la expectativa que en un año electoral la situación de los ciudadanos invisibles pueda incorporarse en las agendas programáticas y genere debates necesarios para saber como solucionar este flagelo que hoy sabemos afecta a 168 mil niños menores de 17 años. Muy fuerte.