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El cierre del primer semestre dejó roces entre los representantes de la industria y la gestión de Mauricio Macri que deberá limar el eventual repunte en la segunda mitad del año. Desde la Unión Industrial Argentina advierten que se están disparando las importaciones en rubros sensibles y –según un informe que están terminando de preparar para presentarle al Gobierno– podría poner en riesgo entre 100 mil y 150 mil puestos de trabajo directos, de acuerdo con estimaciones preliminares. El Ministerio de Producción acusó recibo de la situación y, según confirmó PERFIL, como respuesta ampliaría en principio en unas sesenta categorías el número de rubros protegidos de la competencia externa por el mecanismo conocido como licencias no automáticas.
El martes pasado, en la tradicional reunión de Junta Directiva de la central fabril, donde pesan fuerte coporaciones como Techint, Arcor, Fiat, los laboratorios nucleados en Cilfa o empresas como Ledesma o Fiat, se terminó de cristalizar el malestar generalizado en un sector ultrasensible a la apertura comercial. Allí se expuso que sólo entre enero y abril las importaciones industriales, pese al estancamiento de la economía crecieron 9%, con suba de cantidades compradas en el exterior de bienes de consumo (16%, específicamente de bienes textiles, alimentos elaborados, línea blanca, entre otros), combustibles (15%) y partes y piezas de bienes de capital (13%)”, según detalló un trabajo presentado en ese ámbito. También se registran, según los industriales, alzas en compras externas de juguetes y muebles. “En el primer semestre creció 40% la importación de neumáticos y eso que el mercado se achicó 20%”, explicó por su parte un referente de esa industria. Además, pusieron el grito en el cielo los productores de pollos y carne porcina, que también denuncian ingresos masivos desde la región, aunque en ese caso dependen de Agroindustria.
Ante ese escenario, los directivos de la UIA encargaron un reporte detallado del posible impacto en el empleo de todos los sectores con mano de obra intensiva que quedan, según dicen, a merced de la importación, en un contexto de caída del consumo doméstico, aumento de costos (con las tarifas a la cabeza) y un mercado externo (Brasil primero) que no tracciona. Están en juego, en un primer racconto, al menos 100 a 150 mil puestos directos. “Hay muchas cadenas de valor que están compitiendo en forma desleal con lo que es extra-zona, o en forma desigual, con los países desarrollados”, asegura José Urtubey, vicepresidente de la UIA.
Respuesta. Ante esa situación, desde el Ministerio de Producción se anunciaría en los próximos días que sumarán unas sesenta nuevas posiciones arancelarias a las más de 1.500 ya existentes, con productos que en caso de querer ser importados deberán atravesar el requisito de las licencias no automáticas, la herramienta de freno de compras al exterior que quedó después del fin de las Declaraciones Juradas de Importación (DJAI), de la época de Guillermo Moreno. “Cuando llegamos sólo encontramos un pendrive, y para no frenar la economía aprobamos todo”, dicen hoy, para explicar que hay una suba abrupta de las importaciones producto de aquella medida. Además, sostienen que en su conjunto las importaciones cayeron 7%. Los industriales dudan: “Hacen falta muchas más posiciones arancelarias”. “La preocupación sabemos que existe y nos estamos ocupando”, aseguran cerca de Francisco Cabrera, el hombre que tiene a su cargo la administración del comercio. “Con el mercado parado, hace falta más control del comercio, no una liberalización”, apuntan desde la UIA.
De fondo. Hay dos debates en marcha. Uno, cuánta apertura comercial quiere el Gobierno. “El Presidente nos pidió cuidar el empleo”, dicen quienes trabajan con Cabrera. El otro, ¿el Gobierno usará la importación para bajar precios? “No, salvo que algunos con posición dominante se hagan los locos”, les gusta decir cerca del secretario de Comercio, Miguel Braun. “En el primer semestre en la mayoría de los sectores productivos entraron más importaciones. Sacadas las DJAI de la ecuación, hay que ver cuál es la verdera vocación del Gobierno”, dijo Jorge Sorabilla, de la Fundación Protejer, en el marco de un encuentro industrial que se realizó ayer en La Rioja.
Oficial: 42 mil asalariados menos que hace un año
El Gobierno admitió ayer que en abril de este año hubo casi 42 mil trabajadores en blanco menos que contra el mismo mes del año anterior. Así lo reconoció un informe publicado por el Ministerio de Trabajo que contabilizó 6,2 millones de empleados formales en el cuarto mes del año. En la comparación contra diciembre de 2015, cuando asumió Cambiemos, hay 62 mil trabajadores menos.
La caída interanual de abril de 0,7% es la primera caída interanual del actual Gobierno después de marcar estancamiento en los cuatro meses anteriores de gestión, y es la baja mensual más alta. El dato está impulsado por una baja interanual del 10% en el sector de la construcción, lo que implica 48 mil trabajadores menos que en el mismo mes del año anterior.
De esta forma, las cifras oficiales se acercan al número estimado por la CTA Autónoma. Trabajo toma el SIPA –el sistema de altas y bajas de AFIP– para la elaboración del informe.
En la comparación contra el mes anterior, abril marca una caída de 48 mil trabajadores registrados del sector privado. En términos porcentuales, el total del trabajo asalariado registrado en empresas se redujo un 0,8%. Cuando se desestacionalizan los datos, la caída de trabajadores pasa a ser de 9.900.
El cierre del primer semestre dejó roces entre los representantes de la industria y la gestión de Mauricio Macri que deberá limar el eventual repunte en la segunda mitad del año. Desde la Unión Industrial Argentina advierten que se están disparando las importaciones en rubros sensibles y –según un informe que están terminando de preparar para presentarle al Gobierno– podría poner en riesgo entre 100 mil y 150 mil puestos de trabajo directos, de acuerdo con estimaciones preliminares. El Ministerio de Producción acusó recibo de la situación y, según confirmó PERFIL, como respuesta ampliaría en principio en unas sesenta categorías el número de rubros protegidos de la competencia externa por el mecanismo conocido como licencias no automáticas.
El martes pasado, en la tradicional reunión de Junta Directiva de la central fabril, donde pesan fuerte coporaciones como Techint, Arcor, Fiat, los laboratorios nucleados en Cilfa o empresas como Ledesma o Fiat, se terminó de cristalizar el malestar generalizado en un sector ultrasensible a la apertura comercial. Allí se expuso que sólo entre enero y abril las importaciones industriales, pese al estancamiento de la economía crecieron 9%, con suba de cantidades compradas en el exterior de bienes de consumo (16%, específicamente de bienes textiles, alimentos elaborados, línea blanca, entre otros), combustibles (15%) y partes y piezas de bienes de capital (13%)”, según detalló un trabajo presentado en ese ámbito. También se registran, según los industriales, alzas en compras externas de juguetes y muebles. “En el primer semestre creció 40% la importación de neumáticos y eso que el mercado se achicó 20%”, explicó por su parte un referente de esa industria. Además, pusieron el grito en el cielo los productores de pollos y carne porcina, que también denuncian ingresos masivos desde la región, aunque en ese caso dependen de Agroindustria.
Ante ese escenario, los directivos de la UIA encargaron un reporte detallado del posible impacto en el empleo de todos los sectores con mano de obra intensiva que quedan, según dicen, a merced de la importación, en un contexto de caída del consumo doméstico, aumento de costos (con las tarifas a la cabeza) y un mercado externo (Brasil primero) que no tracciona. Están en juego, en un primer racconto, al menos 100 a 150 mil puestos directos. “Hay muchas cadenas de valor que están compitiendo en forma desleal con lo que es extra-zona, o en forma desigual, con los países desarrollados”, asegura José Urtubey, vicepresidente de la UIA.
Respuesta. Ante esa situación, desde el Ministerio de Producción se anunciaría en los próximos días que sumarán unas sesenta nuevas posiciones arancelarias a las más de 1.500 ya existentes, con productos que en caso de querer ser importados deberán atravesar el requisito de las licencias no automáticas, la herramienta de freno de compras al exterior que quedó después del fin de las Declaraciones Juradas de Importación (DJAI), de la época de Guillermo Moreno. “Cuando llegamos sólo encontramos un pendrive, y para no frenar la economía aprobamos todo”, dicen hoy, para explicar que hay una suba abrupta de las importaciones producto de aquella medida. Además, sostienen que en su conjunto las importaciones cayeron 7%. Los industriales dudan: “Hacen falta muchas más posiciones arancelarias”. “La preocupación sabemos que existe y nos estamos ocupando”, aseguran cerca de Francisco Cabrera, el hombre que tiene a su cargo la administración del comercio. “Con el mercado parado, hace falta más control del comercio, no una liberalización”, apuntan desde la UIA.
De fondo. Hay dos debates en marcha. Uno, cuánta apertura comercial quiere el Gobierno. “El Presidente nos pidió cuidar el empleo”, dicen quienes trabajan con Cabrera. El otro, ¿el Gobierno usará la importación para bajar precios? “No, salvo que algunos con posición dominante se hagan los locos”, les gusta decir cerca del secretario de Comercio, Miguel Braun. “En el primer semestre en la mayoría de los sectores productivos entraron más importaciones. Sacadas las DJAI de la ecuación, hay que ver cuál es la verdera vocación del Gobierno”, dijo Jorge Sorabilla, de la Fundación Protejer, en el marco de un encuentro industrial que se realizó ayer en La Rioja.
Oficial: 42 mil asalariados menos que hace un año
El Gobierno admitió ayer que en abril de este año hubo casi 42 mil trabajadores en blanco menos que contra el mismo mes del año anterior. Así lo reconoció un informe publicado por el Ministerio de Trabajo que contabilizó 6,2 millones de empleados formales en el cuarto mes del año. En la comparación contra diciembre de 2015, cuando asumió Cambiemos, hay 62 mil trabajadores menos.
La caída interanual de abril de 0,7% es la primera caída interanual del actual Gobierno después de marcar estancamiento en los cuatro meses anteriores de gestión, y es la baja mensual más alta. El dato está impulsado por una baja interanual del 10% en el sector de la construcción, lo que implica 48 mil trabajadores menos que en el mismo mes del año anterior.
De esta forma, las cifras oficiales se acercan al número estimado por la CTA Autónoma. Trabajo toma el SIPA –el sistema de altas y bajas de AFIP– para la elaboración del informe.
En la comparación contra el mes anterior, abril marca una caída de 48 mil trabajadores registrados del sector privado. En términos porcentuales, el total del trabajo asalariado registrado en empresas se redujo un 0,8%. Cuando se desestacionalizan los datos, la caída de trabajadores pasa a ser de 9.900.