Por Pierfrancesco Frere.
ROMA, 26 (ANSA)- Al día siguiente de un voto que fue un shock, los principales líderes de Italia comienzan a reposicionarse en el complicado tablero de la política nacional, con la certeza de que, al menos por el momento, es imposible encontrar una mayoría parlamentaria.
El país está en un callejón que por ahora no tiene salida, razón por la cual todos tratan de ganar tiempo, a la espera que el sacudón electoral decante y los escenarios comiencen a ser menos confusos.
La situación es crítica, como demuestra el derrumbe de la Bolsa de Milán y la señales de inestabilidad que vienen de los mercados internacionales.
En Roma y en otras capitales de Europa existe el temor que el ciclón Beppe Grillo, y no sólo, pueda convertirse incluso en el puntapié inicial de una crisis financiera regional.
Lo que dejó en claro el voto italiano fue que la política tradicional ya no logra contener el impacto de una crisis económica larga y devastadora, que ha empobrecido a la clase media nacional y aumentado los bolsones de pobreza, sobre todo en el sur de la Península.
El ex premier Silvio Berlusconi fue el primero en hablar por la mañana, durante una entrevista a una radio en la que descartó la posibilidad de un «governissimo» (gran alianza) entre su coalición, la centroderecha, y la centroizquierda de Pier Luigi Bersani.
La situación es tan complicada que el ex premier frenó su ya conocida impetuosidad y pidió tiempo «para reflexionar». En silencio desde ayer, cuando los datos electorales se convirtieron rápidamente en un balde de agua fría para la centroizquierda, Bersani habló poco después. Tanto por las cosas que dijo como por su evidente agotamiento, el secretario político del Partido Democrático apareció muy golpeado por una victoria en los números -su coalición fue la más votada- que políticamente es sin embargo una derrota. Ni lejanamente Bersani puede pensar en armar un gobierno.
Tras precisar que no renunciará («yo no abandono el barco», dijo), el líder de la «centro-sinistra» excluyó la posibilidad de un pacto con Belusconi.
En una de las pocas indicaciones operativas del día, Bersani dejó la puerta entreabierta para dialogar con Grillo, al proponer que el Parlamento vote algunas reformas en áreas altamente sensibles, como la reducción del número de los parlamentarios y de sus sueldos, normas que permitan aumentar los empleos y el apoyo a programas sociales anti-crisis.
Sus palabras confirmaron que todas las miradas apuntan hacia Grillo, incluso porque destacó que uno de los dirigentes «grillini» debe ser el próximo presidente de la Cámara de diputados, tercer cargo institucional del país.
Con un cuarto del electorado (unos diez millones de votos) en el bolsillo, el cómico genovés está, en otras palabras, marcando el ritmo de la política nacional.
Grillo y su Movimiento tienen un programa radical que difícilmente sea digerible para una fuerza como el PD de Bersani. El mismo cómico aclaró hoy que no quiere hacer alianzas con nadie, pero avisó que «no está contra el mundo» y que estaría dispuesto a evaluar la aprobación de algunos temas, «reforma por reforma, ley por ley». Algo, en el fondo, no muy lejos de lo que dijo Bersani.
(ANSA). RIG-ADG/MRZ
26/02/2013 22:21
© Copyright 1999 ANSA
ROMA, 26 (ANSA)- Al día siguiente de un voto que fue un shock, los principales líderes de Italia comienzan a reposicionarse en el complicado tablero de la política nacional, con la certeza de que, al menos por el momento, es imposible encontrar una mayoría parlamentaria.
El país está en un callejón que por ahora no tiene salida, razón por la cual todos tratan de ganar tiempo, a la espera que el sacudón electoral decante y los escenarios comiencen a ser menos confusos.
La situación es crítica, como demuestra el derrumbe de la Bolsa de Milán y la señales de inestabilidad que vienen de los mercados internacionales.
En Roma y en otras capitales de Europa existe el temor que el ciclón Beppe Grillo, y no sólo, pueda convertirse incluso en el puntapié inicial de una crisis financiera regional.
Lo que dejó en claro el voto italiano fue que la política tradicional ya no logra contener el impacto de una crisis económica larga y devastadora, que ha empobrecido a la clase media nacional y aumentado los bolsones de pobreza, sobre todo en el sur de la Península.
El ex premier Silvio Berlusconi fue el primero en hablar por la mañana, durante una entrevista a una radio en la que descartó la posibilidad de un «governissimo» (gran alianza) entre su coalición, la centroderecha, y la centroizquierda de Pier Luigi Bersani.
La situación es tan complicada que el ex premier frenó su ya conocida impetuosidad y pidió tiempo «para reflexionar». En silencio desde ayer, cuando los datos electorales se convirtieron rápidamente en un balde de agua fría para la centroizquierda, Bersani habló poco después. Tanto por las cosas que dijo como por su evidente agotamiento, el secretario político del Partido Democrático apareció muy golpeado por una victoria en los números -su coalición fue la más votada- que políticamente es sin embargo una derrota. Ni lejanamente Bersani puede pensar en armar un gobierno.
Tras precisar que no renunciará («yo no abandono el barco», dijo), el líder de la «centro-sinistra» excluyó la posibilidad de un pacto con Belusconi.
En una de las pocas indicaciones operativas del día, Bersani dejó la puerta entreabierta para dialogar con Grillo, al proponer que el Parlamento vote algunas reformas en áreas altamente sensibles, como la reducción del número de los parlamentarios y de sus sueldos, normas que permitan aumentar los empleos y el apoyo a programas sociales anti-crisis.
Sus palabras confirmaron que todas las miradas apuntan hacia Grillo, incluso porque destacó que uno de los dirigentes «grillini» debe ser el próximo presidente de la Cámara de diputados, tercer cargo institucional del país.
Con un cuarto del electorado (unos diez millones de votos) en el bolsillo, el cómico genovés está, en otras palabras, marcando el ritmo de la política nacional.
Grillo y su Movimiento tienen un programa radical que difícilmente sea digerible para una fuerza como el PD de Bersani. El mismo cómico aclaró hoy que no quiere hacer alianzas con nadie, pero avisó que «no está contra el mundo» y que estaría dispuesto a evaluar la aprobación de algunos temas, «reforma por reforma, ley por ley». Algo, en el fondo, no muy lejos de lo que dijo Bersani.
(ANSA). RIG-ADG/MRZ
26/02/2013 22:21
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