Foto: LA NACION / Silvana Colombo
La entrevista con el asesor de Pro tuvo lugar en el departamento que alquila cuando viene a Buenos Aires, en Recoleta.
Hay un dato suyo poco conocido. Si uno toma una foto de aquella vuelta de Perón en Ezeiza en el 73 y pone una lupa sobre la muchedumbre, tal vez un puntito ahí sería, para sorpresa de muchos, Jaime Durán Barba. ¿Qué fue a hacer a Ezeiza?
No, yo intenté llegar, pero no pudimos. Veníamos un montón de jóvenes de la JP de Mendoza.
-¿Usted integraba la JP?
-¡Claro! Yo fui siempre un tipo de izquierda. La cosa es así: toda mi vida tuve mucha relación con tres países: Ecuador, México y Argentina. Yo viví dos años en Mendoza. A principios de los 70 había ahí una escuela de filosofía estupenda, estaba el filósofo Arturo Andrés Roig, que fue mi gran maestro, un tipo increíble. Mi familia es una familia tradicional de las sierras ecuatorianas, muy rica, aristocrática, dentro de las tradiciones más reaccionarias.
-¿Quiso ser la oveja roja de la familia?
-(se ríe) Yo empecé actuando en teatro a los 11 años y me dediqué a él buena parte de mi vida, cosa que a mi padre, que era un gran empresario, le parecía una estupidez. Cuando entré a la universidad siempre estuve vinculado a la literatura. Para mi, el impacto de la revolución del 68 fue una cosa brutal. Entonces fundamos con otros muchachos, todos de las mejores familias, una cosa que se llamó «El Antipartido», cuyo lema era «el que cumple 20 años es traidor». Al poco tiempo tuvimos que subir la edad (risas)
-¿Y cuándo es que viaja a Mendoza y se hace de la JP?
-Yo quise hacer una tesis doctoral en filosofía comparando a Aníbal Ponce con Mariátegui, un peruano. Entonces me informé de que en Mendoza había un epistolario, habían intercambiado muchas cartas pensando sobre América Latina, el psicoanálisis, el indigenismo, Ponce y Mariátegui. Me voy a Mendoza, a la Universidad Nacional de Cuyo. Llegué cuando iba a ser elegido Cámpora, en el último tiempo de Lanusse.
-Y ahí descubre el peronismo…
-A ver, ¡me pareció algo increíble! Siendo izquierdista y proletario, por primera vez había un partido con obreros. El peronismo me pareció genial. Había sindicatos.
-Y un poco más allá de la JP, estaba Montoneros. ¿Fantaseó con sumarse a la lucha armada?
-No. Yo vengo de la izquierda del norte de América Latina, la izquierda mexicana, la izquierda colombiana de ese tiempo, en el que las FARC no eran una pandilla de narcotraficantes ahora, sino que tenían el apoyo de un amplio sector de la intelectualidad colombiana, que era muy sofisticado. A mí me encanta la poesía, hay una escuela de poesía nadaísta, que era pro-FARC y producía una poesía maravillosa. Margaret Randall fue una trotskista norteamericana que sacó 35 números de una revista absolutamente maravillosa que se llamaba «El Corno Emplumado». Ahí escribían los poetas nadaístas colombianos y toda la izquierda norteamericana. La idea era que el imperialismo y la CIA te estaban impidiendo ver un mundo que es más amplio y al que podías llegar con la poesía, la literatura, con las drogas, con la música, el rock.
-¿Usted experimentó con drogas?
-No. Probé una vez cocaína y me pareció una cosa totalmente estúpida. Yo pensé que mi imaginación era bastante más suelta que la cocaína. Me pareció tonto.
-Así que la suya era una revolución más de las ideas que de las armas…
-Absolutamente.
-Usted exhibe una profusa formación teórica. ¿Cómo es que todas sus lecturas terminaron en un globo amarillo, que muchos asocian con un vacío ideológico?
-¡Porque el globo tiene mucha profundidad! El partido más sofisticado intelectualmente de América es el PRO. De lejos. No tiene nada que ver con los demás. Están en otra etapa. Yo me jubilé hace tres años. No trabajo para nadie, no recibo más que mi acuerdo de jubilación que hice con las empresas en las que trabajé toda mi vida, y hago lo que me divierte y me da la gana. Esa es mi situación actual.
-Espere. ¿Usted trabaja gratis para Macri?
-Sí. Para tener la libertad de hacer lo que me da la gana.
-¿No tiene contrato con PRO?
-No, ninguno. Y nunca tuve con la Ciudad, por cierto.
-Pero cuando asesoraba a Macri.
-Hace años sí hubo algunos, pero hace años.
-¿Y ahí quién le pagaba? ¿Macri, la Ciudad, el Pro?
-No, alguna gente.
-¿Empresarios?
-Alguien. Pero hace años que no. Yo estoy dedicado absolutamente a pensar, a escribir. Yo tuve una vida muy agitada, así que estoy dedicado a mí mismo.
-Volvamos: ¿Por qué un globo con aire sería lo más sofisticado de América Latina?
-Porque, en general, el 90% de los políticos latinoamericanos están obsoletos. Son arcaicos. Lo que hay ahora es la comunicación con ese 80% de gente que odia la política, que odia la ideología. Pero en Argentina venimos de una década muy ideologizada…
-¿Con qué ideología?
-Se discute el rol del estado, se habla de militancia… La misma presidenta conserva índices de aprobación altos…
Una cosa es Cristina y otra es la ideología. Hay una serie de mitos anticuados que acá están en boga, como el estatismo, el nacionalismo. Son cosas que en ningún otro lado funcionan. Pero salgamos a caminar por Buenos Aires. ¿Cuántos de esos cantan la marcha peronista? ¿Cuántos de esos cantan la marcha radical? ¿Cuántos de esos están pensando en el estatismo? ¿Cuántos oyen los discursos de Cristina? Hemos preguntado durante 10 años, «¿Usted se interesa mucho, algo o no le interesa nada la política? La última se dio hace 15 días: se interesa mucho por la política, 18%. Se interesa algo 30%. Y a los demás no les interesa para nada la política.
-¿Cuánto de psicólogo tiene un asesor político?
-Muchísimo. Una aclaración: yo de publicista no tengo nada, no tengo idea, no me interesa la publicidad. Me hace gracia que me presenten como publicista. Nunca en mi vida hice un spot.
-Hablemos de la psicología de Macri. ¿Qué notó en él cuando lo conoció?
-Uno: una persona muy inteligente. Dos: una persona sin formación política. Eso es estupendo.
-¿Y qué le faltaba?
-Le faltaba acercarse a la gente. Al principio, él era muy duro. En 2005 empezamos la campaña para diputado y veíamos que cuando se le acercaba gente extraña, él siempre daba un pasito para atrás. «¿Qué será esto?», nos preguntábamos. Era una secuela de su secuestro.
-En psicología existen las creencias que operan como vigas maestras del pensamiento, ¿Cuáles fueron las creencias que hubo que transformar en Macri para mejorarlo?
-No tenía creencias políticas muy consolidadas. Había que lograr que vea la realidad. Él, una persona rica, ha vivido en una campana de cristal buena parte de su vida. A Macri le decían: «la gente es peligrosa, habla de política, de Cristina». Entonces lo mandamos a timbrear. Macri ha timbreado 10 mil casas y se ha dado cuenta de que la gente habla de los problemas comunes. Nadie habla de «el modelo».
-Cuando arrancó, con lo del «Fino» Palacios, las pistolas Taser, Pro parecía un partido de…
-La vieja derecha argentina…
-¿Reconoce que parecía eso?
-Sí.
-Y ahora se habla de la ciclovía y del Metrobus, como si se quisiera mostrar una «centroderecha amigable». ¿Cómo define hoy a Pro?
-Yo creo que es un partido de la nueva izquierda.
-¿Quién?
-¡Pro! Pro es el único partido de izquierda que hay en la Argentina. A ver, es un partido totalmente inclusivo, respetuoso. Hay armenios, judíos, islámicos en las listas. Hay todo.
-¿Cómo sería eso?
-¿Vos creés que la derecha argentina habría hecho eso? ¿Habría hecho eso Alsogaray? Hay respeto total a los homosexuales. Hay una apertura total al matrimonio igualitario que nos llevó a la pelea con Bergoglio.
-Pero en este partido que usted dice que es moderno sobrevive una práctica antigua: el dedo.
-¿Por qué? ¿En qué?
-Macri instrumentó una interna, pero después lo señaló como su favorito a Rodríguez Larreta.
-Él es un militante que puede opinar. ¿O no puede?
-¿Es un militante o el líder del partido?
-¿Y pierde el derecho a la libertad de expresión? ¿Los líderes demócratas opinan o no opinan en Estados Unidos cuando se elige un candidato?
-¿Pero no la coloca en desventaja a Gabriela?
-No sé si la coloca en ventaja o desventaja. La democracia significa libertad de expresión para todos, y significa al mismo tiempo no decirle a Gabriela «vos no podés participar». Eso no es democrático. Que participe.
-Muchos piensan que Gabriela fue vital en la construcción de Pro. Y que fue ella quien ayudó a «humanizar» a Mauricio.
-Gabriela ha sido una buena militante. No mucho más que eso. No es que Mauricio cambió por ella. Yo estoy en el corazón de Pro hace diez años. He estudiado todo, he investigado todo, y yo creo que, probablemente, Horacio tuvo más que ver con eso. La gran obra de Mauricio tiene mucho que ver con Horacio, eso es real.
-¿Por qué dice que «es buena militante y no mucho más que eso»?
-Porque no es cierto que ella creó Pro, que armó el gabinete. Ella ha dicho algunas cosas que no son exactas.
-¿Cuáles?
-Que ella es la autora de Pro con Mauricio. Es una persona más como Pinedo, como Santilli o Peña. Te diría que Peña ha influido más en Pro que ella.
-Se dice que «si gana Horacio, gana Mauricio». Y si llegara a perder Horacio la interna, ¿no sería perjudicial para la carrera presidencial de Macri?
-¿Vos creés que esos millones de argentinos a los que hemos llegado, a los que estudiamos con focus, con encuestas, que tienen una gran ilusión de que la Argentina cambie y están hartos de un «modelo» que los hundió, van a decir «puede salir la Argentina, pero como Macri apoyó a este pelado, yo me banco a la Argentina podrida y abandono a Mauricio»? ¡Son idioteces, no sirven para nada!
-¿Usted tuvo algo que ver en que Mauricio apoye a Horacio?
-No. La idea de que yo manejo a Mauricio es absurda. Y creo que para que avance más la transformación que hizo Macri, el trabajo de Rodríguez Larreta puede ser espectacular. El tipo ese estuvo en todo.
-¿Y qué piensa de que Gabriela no haya querido aceptar la candidatura a vice?
-Fue una equivocación. Era una candidata ideal. Ella en el Congreso, donde ha estado trabajando tantos años, ya tiene experiencia. Ella está preparada para eso. Rodríguez Larreta no.
-¿Y por qué no habrá aceptado ella?
-Para mí fue una sorpresa. Nunca pensé que tendría esa actitud. Yo creo que es una persona íntegra, con muchos méritos, y que su vicepresidencia habría sido un gran aporte para la Argentina.
-¿Usted asesora a Horacio?
-No. Tengo mucha relación con él. Yo he estado viniendo a la Argentina en los últimos 10 años todos los meses. A veces tres días, a veces diez.
-Federico Pinedo dijo que usted era empleado de Horacio.
-¿Dijo eso Pinedo?
-Si, cuando usted dio su apoyo a Rodríguez Larreta…
-Me da pena. Está muy viejito Pinedo. Y como viejito le ha agarrado el alzhéimer. Si eso ha dicho, tiene alzhéimer. Nunca fui empleado de Horacio ni de nadie. Yo soy un tipo absolutamente independiente de todo. Y hablo lo que me viene gana, digo lo que quiero, tengo mi forma de ver el mundo. ¡Ni siquiera cuando fui Jefe de Gabinete del presidente (Jamil) Mahuad opiné de acuerdo al Presidente!
-Suponga que Rodríguez Larreta fuera elegido jefe de gobierno. ¿Dónde imagina a Gabriela?
-Es muy valiosa, puede ser cien cosas. No sé, canciller. Es una mujer muy competente. Si Pro gana, van a faltar cargos importantes que cubrir. Y ella es una de las personas más valiosas de Pro. O ministra de Bienestar Social.
-Siempre se dice que usted alienta el «amarillo puro»…
-No soy puro de nada. Ni cuando era anarquista, era puro anarquista.
-¿Y para la fórmula presidencial le gusta todo amarillo?
-¡Eso sí! La ilusión de la gente que vota por Mauricio dice: «Es distinto y va a cambiar la Argentina».
-El vice podría ser de Pro…
-Claro.
-¿Y quién de vice?
-Ojalá sea una mujer. No me preguntes quién. Si supiera el nombre, te lo diría. La percepción femenina del mundo es importante en un proyecto político.
-¿Se imagina a un Ernesto Sanz jefe de Gabinete?
-Supongo que sí. Sanz me parece un tipo honesto, inteligente. Entre los radicales hay bastante gente interesante, gente que puede captar esta nueva forma de hacer política. También entre los peronistas.
-¿Usted es casado?
-Nunca creí en el matrimonio.
-Pero ¿está en pareja?
-A veces sí, a veces no. No creo en la institución del matrimonio. Me parece otra idea arcaica. Igual que el estatismo [se ríe].
-¿Tiene hijos y nietos?
-Un hijo y dos nietos. Ellos son los que me permiten comprender la política: los dos nietos.
-¿Cómo es eso?
-En la izquierda intelectual que viví, tuve un ídolo: Javier Heraud, un chico de una familia poderosa de Lima que se hizo guerrillero. Era un poeta maravilloso y murió a los 18 años. Escribió un poema que decía: «No temo morir entre árboles y pájaros». Tenía yo un retrato y este verso de él. Mi nieto mayor, de 16 años, dijo: «Qué estúpido, ¿cómo pudo hacer una cosa así». Sentí que mi héroe de la adolescencia, para mi nieto, era un estúpido. Y mi nieto, de 7 años, dijo: «Me parece muy mal. El tipo éste se fue a disparar a donde había árboles y pudo haber matado muchos pajaritos».
-Y eso a usted le hizo ver el mundo de otro modo…
-Sí. Es parte de lo que vengo viendo hace rato.
-O sea que, en definitiva, a Macri lo asesora un niño de 7 años…
-[Se ríe] Mucho de lo que he hecho es por el diálogo con mis nietos.
-Dejamos acá.
Historia clínica
Jaime R. Durán Barba
Edad: 67 años
Ocupación
Asesor político
Observaciones
Buenas habilidades sociales. Muy cordial. Dispuesto a hablar de todo.
La entrevista con el asesor de Pro tuvo lugar en el departamento que alquila cuando viene a Buenos Aires, en Recoleta.
Hay un dato suyo poco conocido. Si uno toma una foto de aquella vuelta de Perón en Ezeiza en el 73 y pone una lupa sobre la muchedumbre, tal vez un puntito ahí sería, para sorpresa de muchos, Jaime Durán Barba. ¿Qué fue a hacer a Ezeiza?
No, yo intenté llegar, pero no pudimos. Veníamos un montón de jóvenes de la JP de Mendoza.
-¿Usted integraba la JP?
-¡Claro! Yo fui siempre un tipo de izquierda. La cosa es así: toda mi vida tuve mucha relación con tres países: Ecuador, México y Argentina. Yo viví dos años en Mendoza. A principios de los 70 había ahí una escuela de filosofía estupenda, estaba el filósofo Arturo Andrés Roig, que fue mi gran maestro, un tipo increíble. Mi familia es una familia tradicional de las sierras ecuatorianas, muy rica, aristocrática, dentro de las tradiciones más reaccionarias.
-¿Quiso ser la oveja roja de la familia?
-(se ríe) Yo empecé actuando en teatro a los 11 años y me dediqué a él buena parte de mi vida, cosa que a mi padre, que era un gran empresario, le parecía una estupidez. Cuando entré a la universidad siempre estuve vinculado a la literatura. Para mi, el impacto de la revolución del 68 fue una cosa brutal. Entonces fundamos con otros muchachos, todos de las mejores familias, una cosa que se llamó «El Antipartido», cuyo lema era «el que cumple 20 años es traidor». Al poco tiempo tuvimos que subir la edad (risas)
-¿Y cuándo es que viaja a Mendoza y se hace de la JP?
-Yo quise hacer una tesis doctoral en filosofía comparando a Aníbal Ponce con Mariátegui, un peruano. Entonces me informé de que en Mendoza había un epistolario, habían intercambiado muchas cartas pensando sobre América Latina, el psicoanálisis, el indigenismo, Ponce y Mariátegui. Me voy a Mendoza, a la Universidad Nacional de Cuyo. Llegué cuando iba a ser elegido Cámpora, en el último tiempo de Lanusse.
-Y ahí descubre el peronismo…
-A ver, ¡me pareció algo increíble! Siendo izquierdista y proletario, por primera vez había un partido con obreros. El peronismo me pareció genial. Había sindicatos.
-Y un poco más allá de la JP, estaba Montoneros. ¿Fantaseó con sumarse a la lucha armada?
-No. Yo vengo de la izquierda del norte de América Latina, la izquierda mexicana, la izquierda colombiana de ese tiempo, en el que las FARC no eran una pandilla de narcotraficantes ahora, sino que tenían el apoyo de un amplio sector de la intelectualidad colombiana, que era muy sofisticado. A mí me encanta la poesía, hay una escuela de poesía nadaísta, que era pro-FARC y producía una poesía maravillosa. Margaret Randall fue una trotskista norteamericana que sacó 35 números de una revista absolutamente maravillosa que se llamaba «El Corno Emplumado». Ahí escribían los poetas nadaístas colombianos y toda la izquierda norteamericana. La idea era que el imperialismo y la CIA te estaban impidiendo ver un mundo que es más amplio y al que podías llegar con la poesía, la literatura, con las drogas, con la música, el rock.
-¿Usted experimentó con drogas?
-No. Probé una vez cocaína y me pareció una cosa totalmente estúpida. Yo pensé que mi imaginación era bastante más suelta que la cocaína. Me pareció tonto.
-Así que la suya era una revolución más de las ideas que de las armas…
-Absolutamente.
-Usted exhibe una profusa formación teórica. ¿Cómo es que todas sus lecturas terminaron en un globo amarillo, que muchos asocian con un vacío ideológico?
-¡Porque el globo tiene mucha profundidad! El partido más sofisticado intelectualmente de América es el PRO. De lejos. No tiene nada que ver con los demás. Están en otra etapa. Yo me jubilé hace tres años. No trabajo para nadie, no recibo más que mi acuerdo de jubilación que hice con las empresas en las que trabajé toda mi vida, y hago lo que me divierte y me da la gana. Esa es mi situación actual.
-Espere. ¿Usted trabaja gratis para Macri?
-Sí. Para tener la libertad de hacer lo que me da la gana.
-¿No tiene contrato con PRO?
-No, ninguno. Y nunca tuve con la Ciudad, por cierto.
-Pero cuando asesoraba a Macri.
-Hace años sí hubo algunos, pero hace años.
-¿Y ahí quién le pagaba? ¿Macri, la Ciudad, el Pro?
-No, alguna gente.
-¿Empresarios?
-Alguien. Pero hace años que no. Yo estoy dedicado absolutamente a pensar, a escribir. Yo tuve una vida muy agitada, así que estoy dedicado a mí mismo.
-Volvamos: ¿Por qué un globo con aire sería lo más sofisticado de América Latina?
-Porque, en general, el 90% de los políticos latinoamericanos están obsoletos. Son arcaicos. Lo que hay ahora es la comunicación con ese 80% de gente que odia la política, que odia la ideología. Pero en Argentina venimos de una década muy ideologizada…
-¿Con qué ideología?
-Se discute el rol del estado, se habla de militancia… La misma presidenta conserva índices de aprobación altos…
Una cosa es Cristina y otra es la ideología. Hay una serie de mitos anticuados que acá están en boga, como el estatismo, el nacionalismo. Son cosas que en ningún otro lado funcionan. Pero salgamos a caminar por Buenos Aires. ¿Cuántos de esos cantan la marcha peronista? ¿Cuántos de esos cantan la marcha radical? ¿Cuántos de esos están pensando en el estatismo? ¿Cuántos oyen los discursos de Cristina? Hemos preguntado durante 10 años, «¿Usted se interesa mucho, algo o no le interesa nada la política? La última se dio hace 15 días: se interesa mucho por la política, 18%. Se interesa algo 30%. Y a los demás no les interesa para nada la política.
-¿Cuánto de psicólogo tiene un asesor político?
-Muchísimo. Una aclaración: yo de publicista no tengo nada, no tengo idea, no me interesa la publicidad. Me hace gracia que me presenten como publicista. Nunca en mi vida hice un spot.
-Hablemos de la psicología de Macri. ¿Qué notó en él cuando lo conoció?
-Uno: una persona muy inteligente. Dos: una persona sin formación política. Eso es estupendo.
-¿Y qué le faltaba?
-Le faltaba acercarse a la gente. Al principio, él era muy duro. En 2005 empezamos la campaña para diputado y veíamos que cuando se le acercaba gente extraña, él siempre daba un pasito para atrás. «¿Qué será esto?», nos preguntábamos. Era una secuela de su secuestro.
-En psicología existen las creencias que operan como vigas maestras del pensamiento, ¿Cuáles fueron las creencias que hubo que transformar en Macri para mejorarlo?
-No tenía creencias políticas muy consolidadas. Había que lograr que vea la realidad. Él, una persona rica, ha vivido en una campana de cristal buena parte de su vida. A Macri le decían: «la gente es peligrosa, habla de política, de Cristina». Entonces lo mandamos a timbrear. Macri ha timbreado 10 mil casas y se ha dado cuenta de que la gente habla de los problemas comunes. Nadie habla de «el modelo».
-Cuando arrancó, con lo del «Fino» Palacios, las pistolas Taser, Pro parecía un partido de…
-La vieja derecha argentina…
-¿Reconoce que parecía eso?
-Sí.
-Y ahora se habla de la ciclovía y del Metrobus, como si se quisiera mostrar una «centroderecha amigable». ¿Cómo define hoy a Pro?
-Yo creo que es un partido de la nueva izquierda.
-¿Quién?
-¡Pro! Pro es el único partido de izquierda que hay en la Argentina. A ver, es un partido totalmente inclusivo, respetuoso. Hay armenios, judíos, islámicos en las listas. Hay todo.
-¿Cómo sería eso?
-¿Vos creés que la derecha argentina habría hecho eso? ¿Habría hecho eso Alsogaray? Hay respeto total a los homosexuales. Hay una apertura total al matrimonio igualitario que nos llevó a la pelea con Bergoglio.
-Pero en este partido que usted dice que es moderno sobrevive una práctica antigua: el dedo.
-¿Por qué? ¿En qué?
-Macri instrumentó una interna, pero después lo señaló como su favorito a Rodríguez Larreta.
-Él es un militante que puede opinar. ¿O no puede?
-¿Es un militante o el líder del partido?
-¿Y pierde el derecho a la libertad de expresión? ¿Los líderes demócratas opinan o no opinan en Estados Unidos cuando se elige un candidato?
-¿Pero no la coloca en desventaja a Gabriela?
-No sé si la coloca en ventaja o desventaja. La democracia significa libertad de expresión para todos, y significa al mismo tiempo no decirle a Gabriela «vos no podés participar». Eso no es democrático. Que participe.
-Muchos piensan que Gabriela fue vital en la construcción de Pro. Y que fue ella quien ayudó a «humanizar» a Mauricio.
-Gabriela ha sido una buena militante. No mucho más que eso. No es que Mauricio cambió por ella. Yo estoy en el corazón de Pro hace diez años. He estudiado todo, he investigado todo, y yo creo que, probablemente, Horacio tuvo más que ver con eso. La gran obra de Mauricio tiene mucho que ver con Horacio, eso es real.
-¿Por qué dice que «es buena militante y no mucho más que eso»?
-Porque no es cierto que ella creó Pro, que armó el gabinete. Ella ha dicho algunas cosas que no son exactas.
-¿Cuáles?
-Que ella es la autora de Pro con Mauricio. Es una persona más como Pinedo, como Santilli o Peña. Te diría que Peña ha influido más en Pro que ella.
-Se dice que «si gana Horacio, gana Mauricio». Y si llegara a perder Horacio la interna, ¿no sería perjudicial para la carrera presidencial de Macri?
-¿Vos creés que esos millones de argentinos a los que hemos llegado, a los que estudiamos con focus, con encuestas, que tienen una gran ilusión de que la Argentina cambie y están hartos de un «modelo» que los hundió, van a decir «puede salir la Argentina, pero como Macri apoyó a este pelado, yo me banco a la Argentina podrida y abandono a Mauricio»? ¡Son idioteces, no sirven para nada!
-¿Usted tuvo algo que ver en que Mauricio apoye a Horacio?
-No. La idea de que yo manejo a Mauricio es absurda. Y creo que para que avance más la transformación que hizo Macri, el trabajo de Rodríguez Larreta puede ser espectacular. El tipo ese estuvo en todo.
-¿Y qué piensa de que Gabriela no haya querido aceptar la candidatura a vice?
-Fue una equivocación. Era una candidata ideal. Ella en el Congreso, donde ha estado trabajando tantos años, ya tiene experiencia. Ella está preparada para eso. Rodríguez Larreta no.
-¿Y por qué no habrá aceptado ella?
-Para mí fue una sorpresa. Nunca pensé que tendría esa actitud. Yo creo que es una persona íntegra, con muchos méritos, y que su vicepresidencia habría sido un gran aporte para la Argentina.
-¿Usted asesora a Horacio?
-No. Tengo mucha relación con él. Yo he estado viniendo a la Argentina en los últimos 10 años todos los meses. A veces tres días, a veces diez.
-Federico Pinedo dijo que usted era empleado de Horacio.
-¿Dijo eso Pinedo?
-Si, cuando usted dio su apoyo a Rodríguez Larreta…
-Me da pena. Está muy viejito Pinedo. Y como viejito le ha agarrado el alzhéimer. Si eso ha dicho, tiene alzhéimer. Nunca fui empleado de Horacio ni de nadie. Yo soy un tipo absolutamente independiente de todo. Y hablo lo que me viene gana, digo lo que quiero, tengo mi forma de ver el mundo. ¡Ni siquiera cuando fui Jefe de Gabinete del presidente (Jamil) Mahuad opiné de acuerdo al Presidente!
-Suponga que Rodríguez Larreta fuera elegido jefe de gobierno. ¿Dónde imagina a Gabriela?
-Es muy valiosa, puede ser cien cosas. No sé, canciller. Es una mujer muy competente. Si Pro gana, van a faltar cargos importantes que cubrir. Y ella es una de las personas más valiosas de Pro. O ministra de Bienestar Social.
-Siempre se dice que usted alienta el «amarillo puro»…
-No soy puro de nada. Ni cuando era anarquista, era puro anarquista.
-¿Y para la fórmula presidencial le gusta todo amarillo?
-¡Eso sí! La ilusión de la gente que vota por Mauricio dice: «Es distinto y va a cambiar la Argentina».
-El vice podría ser de Pro…
-Claro.
-¿Y quién de vice?
-Ojalá sea una mujer. No me preguntes quién. Si supiera el nombre, te lo diría. La percepción femenina del mundo es importante en un proyecto político.
-¿Se imagina a un Ernesto Sanz jefe de Gabinete?
-Supongo que sí. Sanz me parece un tipo honesto, inteligente. Entre los radicales hay bastante gente interesante, gente que puede captar esta nueva forma de hacer política. También entre los peronistas.
-¿Usted es casado?
-Nunca creí en el matrimonio.
-Pero ¿está en pareja?
-A veces sí, a veces no. No creo en la institución del matrimonio. Me parece otra idea arcaica. Igual que el estatismo [se ríe].
-¿Tiene hijos y nietos?
-Un hijo y dos nietos. Ellos son los que me permiten comprender la política: los dos nietos.
-¿Cómo es eso?
-En la izquierda intelectual que viví, tuve un ídolo: Javier Heraud, un chico de una familia poderosa de Lima que se hizo guerrillero. Era un poeta maravilloso y murió a los 18 años. Escribió un poema que decía: «No temo morir entre árboles y pájaros». Tenía yo un retrato y este verso de él. Mi nieto mayor, de 16 años, dijo: «Qué estúpido, ¿cómo pudo hacer una cosa así». Sentí que mi héroe de la adolescencia, para mi nieto, era un estúpido. Y mi nieto, de 7 años, dijo: «Me parece muy mal. El tipo éste se fue a disparar a donde había árboles y pudo haber matado muchos pajaritos».
-Y eso a usted le hizo ver el mundo de otro modo…
-Sí. Es parte de lo que vengo viendo hace rato.
-O sea que, en definitiva, a Macri lo asesora un niño de 7 años…
-[Se ríe] Mucho de lo que he hecho es por el diálogo con mis nietos.
-Dejamos acá.
Historia clínica
Jaime R. Durán Barba
Edad: 67 años
Ocupación
Asesor político
Observaciones
Buenas habilidades sociales. Muy cordial. Dispuesto a hablar de todo.
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