El economista Jorge Gaggero afirmó que el sistema impositivo produce un vaciamiento de capital empresario porque incentiva a los dueños de las empresas a sacar dinero de las compañías para especular en inversiones financieras o inmobiliarias que están desgravadas, en lugar de invertir en agrandar negocios que pagan altos impuestos. Propone gravar las rentas de capital, bajar la tasa de Ganancias para empresas al 25% y subir la alícuota máxima del impuesto para las personas a 42%, en línea con los tratados para evitar la doble imposición.
El siguiente es el diálogo de Gaggero con El Cronista:
¿El sistema impositivo argentino es antiempresa?
El sistema pena la actividad real y beneficia la financiera o especulativa. No existen desde hace largos años los impuestos a lo que se llama la ganancia de capital, a los plusvalores financieros, inmobiliarios, las típicas ganancias en las que acumulan las personas más ricas. En cabeza de personas, este tipo de ganancias está desgravada. Se terminó de desgravar en 1991, cuando se eliminó el impuesto a las ganancias eventuales.
¿Qué era el impuesto a las ganancias eventuales?
Fue un impuesto que se adoptó durante el segundo peronismo para complementar al tradicional impuesto a la renta, precisamente para alcanzar a ganancias distintas del trabajo personal, la acumulación empresaria…, alcanzan todo lo ocasional y especulativo, desde un billete de lotería, hasta acciones, plazos fijos o cuando se verifica la venta de una propiedad. A nivel mundial oscila entre el 10%, 15% a lo sumo 20%. Es una anomalía muy grande que en la Argentina no exista este impuesto.
¿Qué consecuencias tiene que no se grave la renta financiera?
Los individuos hacen una cantidad de operaciones que debían hacer sus empresas, o sacan dinero de sus empresas para poder operar en negocios especulativos en los que no pagan los impuestos que sí pagaría la empresa. Produce un vaciamiento de capital empresario, sobre todo con una alícuota de Impuesto a las Ganancias para las empresas de 35% que es muy alta.
¿Cuál debería ser la alícuota de Ganancias de empresa?
En una reforma estratégica, Argentina tendría que bajarla a 25%. Esto no puede ser instantáneo ni en corto plazo y debería haber una diferencia administrable entre el impuesto a la gran empresa y a la pequeña empresa, con mecanismos tales que desalienten el fraccionamiento de grandes en chicas.
¿Y el Impuesto a las Ganancias de las personas?
Es muy débil en la Argentina. Es el caso opuesto a las empresas. Ya hablamos de las bases que están desgravadas. Además, la eficacia tan fácil del control de la cuarta categoría, los trabajadores en relación de dependencia vs. la ineficacia en alcanzar a los ricos en serio ha devenido en una situación muy injusta.
¿A cuánto llevaría la alícuota para las familias de mayores ingresos?
Debe llegar al 42%, que es una tasa que aparece habilitada por los tratados para evitar la doble imposición. Cuando se reparten utilidades, se retiene el 35% y resulta que esos accionistas del exterior pagan en sus países del 42% para arriba. Los 7 puntos de diferencia son un regalo que hace Argentina al país de origen del capital que no tiene efecto económico para el accionista, en la medida que no pase por un paraíso fiscal.
¿Qué propone para el IVA?
En mercados poco competitivos, una reducción general del IVA no va en beneficio del consumidor. La vía que queda abierta es la aplicación de IVAs personalizados. Se trata de que los más pobres tengan todos una tarjeta oficial por la cual reciban algún beneficio. Sería una devolución de IVA a quienes tengan ingresos familiares por debajo de X. De todos modos, en un país serio el IVA debería ir a una alícuota general del 18%, desde el 21% en que está ahora.
El siguiente es el diálogo de Gaggero con El Cronista:
¿El sistema impositivo argentino es antiempresa?
El sistema pena la actividad real y beneficia la financiera o especulativa. No existen desde hace largos años los impuestos a lo que se llama la ganancia de capital, a los plusvalores financieros, inmobiliarios, las típicas ganancias en las que acumulan las personas más ricas. En cabeza de personas, este tipo de ganancias está desgravada. Se terminó de desgravar en 1991, cuando se eliminó el impuesto a las ganancias eventuales.
¿Qué era el impuesto a las ganancias eventuales?
Fue un impuesto que se adoptó durante el segundo peronismo para complementar al tradicional impuesto a la renta, precisamente para alcanzar a ganancias distintas del trabajo personal, la acumulación empresaria…, alcanzan todo lo ocasional y especulativo, desde un billete de lotería, hasta acciones, plazos fijos o cuando se verifica la venta de una propiedad. A nivel mundial oscila entre el 10%, 15% a lo sumo 20%. Es una anomalía muy grande que en la Argentina no exista este impuesto.
¿Qué consecuencias tiene que no se grave la renta financiera?
Los individuos hacen una cantidad de operaciones que debían hacer sus empresas, o sacan dinero de sus empresas para poder operar en negocios especulativos en los que no pagan los impuestos que sí pagaría la empresa. Produce un vaciamiento de capital empresario, sobre todo con una alícuota de Impuesto a las Ganancias para las empresas de 35% que es muy alta.
¿Cuál debería ser la alícuota de Ganancias de empresa?
En una reforma estratégica, Argentina tendría que bajarla a 25%. Esto no puede ser instantáneo ni en corto plazo y debería haber una diferencia administrable entre el impuesto a la gran empresa y a la pequeña empresa, con mecanismos tales que desalienten el fraccionamiento de grandes en chicas.
¿Y el Impuesto a las Ganancias de las personas?
Es muy débil en la Argentina. Es el caso opuesto a las empresas. Ya hablamos de las bases que están desgravadas. Además, la eficacia tan fácil del control de la cuarta categoría, los trabajadores en relación de dependencia vs. la ineficacia en alcanzar a los ricos en serio ha devenido en una situación muy injusta.
¿A cuánto llevaría la alícuota para las familias de mayores ingresos?
Debe llegar al 42%, que es una tasa que aparece habilitada por los tratados para evitar la doble imposición. Cuando se reparten utilidades, se retiene el 35% y resulta que esos accionistas del exterior pagan en sus países del 42% para arriba. Los 7 puntos de diferencia son un regalo que hace Argentina al país de origen del capital que no tiene efecto económico para el accionista, en la medida que no pase por un paraíso fiscal.
¿Qué propone para el IVA?
En mercados poco competitivos, una reducción general del IVA no va en beneficio del consumidor. La vía que queda abierta es la aplicación de IVAs personalizados. Se trata de que los más pobres tengan todos una tarjeta oficial por la cual reciban algún beneficio. Sería una devolución de IVA a quienes tengan ingresos familiares por debajo de X. De todos modos, en un país serio el IVA debería ir a una alícuota general del 18%, desde el 21% en que está ahora.