Jóvenes buscan instalar un nuevo partido liberal en Argentina

El titular del PLL, Gonzalo Blousson, aspira a ser candidato en las elecciones legislativas del año próximo. Foto: LA NACION / Guadalupe Aizaga
Nada de saco, corbata y zapatos, la nueva política parece vestir de elegante-sport: camisa a cuadros, campera, jean y zapatillas de tela. «Sólo me pongo un traje cuando voy a un casamiento», admite Gonzalo Blousson, presidente del Partido Liberal Libertario (PLL), que el lunes 29 de junio encabezó una llamativa acción pública para criticar al Gobierno y, de paso, sumar adeptos a su agrupación.
Luego de lanzar una campaña a principios de año para que los usuarios del transporte intercambien sus tarjetas SUBE para evitar el control de los viajes, el lunes pasado vendieron dólares a viva voz en plena peatonal porteña contra el cepo cambiario.
El PLL nació tras la pelea entre la Casa Rosada y el campo en 2008, cuando un grupo de jóvenes de entre 20 y 30 años, que hasta entonces no había tenido ninguna afiliación partidaria, discutían la coyuntura en un grupo de Facebook llamado «Quiero que exista un partido liberal en la Argentina».
Con el tiempo, las ideas se convirtieron en acciones y lo que actualmente hoy es un «partido en formación» -en palabras de su titular-, el PLL aspira a presentarse en las elecciones legislativas del año que viene.
Con 37 años, casado y especialista en informática, en esta entrevista con LA NACION, Blousson se autocalifica como «apolítico», defiende al libre mercado, critica por igual al kirchnerismo y a la oposición, y asegura: «Los liberales tratamos de limitar el poder, no de ganarlo».
-¿Hay espacio para el liberalismo en la Argentina?
-El liberalismo fundó la Argentina con [Juan Bautista] Alberdi, que tenía ideas de libertad política y libertad económica. Eso se abandonó a partir de la primera interrupción política en el año ’30 y no se recuperó nunca más. Acá el liberalismo siempre estuvo muy marcado con el conservadurismo, pero está mal ser liberal en lo político y no en lo económico. O sos libre o no lo sos.
-¿No comparten la idea de que el menemismo fue «neoliberal»?
-Realmente no sé qué significa el «neoliberalismo», porque [Carlos] Menem no era liberal, sino un peronista de derecha. Y también se dicen barbaridades como que [José Alfredo] Martínez de Hoz era liberal, cuando no hay nada más en contra del liberalismo que un proceso autoritario.
-Entonces, ¿quiénes son liberales?
-Los liberales siempre queremos limitar el poder, no ganarlo. Creemos que el presidente es nuestro empleado, no nuestro soberano. Somos bastante apolíticos.
-¿Más afines a la derecha o a la izquierda?
-La izquierda quiere que el Estado sea como tu madre: buena, cariñosa y protectora; y la derecha quiere que el Estado sea como tu padre: fuerte y estricto. Los liberales estamos en el medio diciendo que queremos que el Gobierno nos trate como un adulto.
-¿El «malo de la película» sólo es el Estado? ¿Y el libremercado?
-El libremercado no es el causante de todos los males, pero sí el poder excesivo que tienen los gobiernos. Cuando los gobernantes tienen el poder de otorgar beneficios a pocas personas, nos perjudicamos 40 millones de argentinos.
-¿No es perjudicial para la sociedad un poder excesivo también de las empresas?
-En un libre mercado verdadero las empresas no tienen ningún poder y no existen monopolios. Los monopolios que acá existen lo son porque en algún momento obtuvieron beneficios especiales del Gobierno.
El libremercado no es el causante de todos los males, pero sí el poder excesivo que tienen los gobiernos
-¿Cómo se regula el mercado entonces?
-Se regula solo. Creo que las relaciones voluntarias son virtuosas, pero no así las relaciones coercitivas, que son inmorales. Cada vez que el Estado regula la economía está diciendo, en realidad, es que vos sos un tonto y que tus decisiones son incorrectas. Me da la sensación de que para los políticos somos inteligentes sólo cada dos años, cuando tenemos que votar. Una persona progresa en lo económico porque hace las cosas bien y mejora a la sociedad. Distinto es un sistema corporativista como en el que estamos viviendo.
-¿No es un poco utópico pensar que «el juego» se regula solo?
-Creo que utópico es pensar que nos gobiernan ángeles o pensar que una persona puede dirigir la vida de 40 millones de argentinos mejor que nosotros mismos.
-¿Cómo se termina con la corrupción?
-Sacándoles el poder a los políticos y dándoselo a la gente. La clave es que uno tiene derecho no solo a la libertad, a la vida y al fruto de su trabajo, sino también a elegir vivir su vida como mejor le parezca.
El último lunes de mayo, contra el cepo cambiario impuesto por el Gobierno, militantes liberales vendieron dólares en plena peatonal porteña. Foto: Archivo / Guadalupe Aizaga / LA NACION
-¿No es una contradicción querer quitarle el poder a los políticos intentando entrar en política?
-Entramos en política para desarmar el esquema, para que haya una voz distinta en el Congreso. A la oposición no se les cae una idea. Son opositores de forma pero no de fondo.
-¿Su objetivo es ingresar al Congreso?
-Tengo la ambición de ser candidato a diputado nacional o legislador porteño. Pero sé que nuestro trabajo es a largo plazo y somos un partido en formación. Estamos en plena campaña de afiliación para conseguir los 4 mil miembros que nos exige la Justicia Electoral.
-¿Por qué se presentan como un partido, tendiendo en cuenta que aún están en etapa de afiliación para ser reconocidos por la Justicia Electoral?
-Por un lado porque nuestro estatus legal es de partido «en formación» por lo tanto, lo somos. Y por otro lado, porque desde un principio nos propusimos influir en la política a pesar de las trabas que existieran para poder formar un partido. Que hoy no tengamos el trámite concluido no significa que no formemos parte del mapa político actual.
-¿Qué propuestas de leyes tienen?
-Tenemos propuestas de leyes y bastantes derogaciones, ya que la legislación a mayor cantidad y especificidad, menor libertad le deja al ciudadano. Ejemplos son la desregulación el transporte en la ciudad, eliminación del curso forzoso del peso, derogación del impuesto a las transferencias bancarias, suprimir el poder de veto de la CONEAU sobre las carreras universitarias, eliminación de medidas paternalistas como los horarios para la venta de alcohol, etc.
-Supongamos que les toca votar en el Congreso sobre el aborto, ¿cuál sería la postura del PLL?
-No hay postura partidaria sobre el aborto porque no nos ponemos de acuerdo. Somos un partido de principios y si los interpretas al límite no podes dilucidar una postura.
-¿Y sobre la despenalización de las drogas?
-Abogamos por la despenalización del consumo y la producción de todas las drogas. Mientras una persona no dañe a terceros, que haga en su casa lo que quiera. Si se quiere terminar con el narcotráfico hay que legalizar las drogas.
-¿Cómo se llega de un partido chico a la sociedad?
-Con acciones distintas. Uno de los grandes activos que tenemos es que no hay una solo miembro con participación política previa y la mayoría tiene entre 18 y 30 años. Trabajamos o estudiamos, y nuestro tiempo libre lo dedicamos al partido. El no estar viciado por el sistema nos hace salir con ideas un poco más divertidas y distintas. Esta es la nueva política.
-¿Cómo se puede pensar en un proyecto nacional de «no agresión» si se parte del retiro del Estado?
-El Estado tiene que asegurar sus servicios básicos que hoy está incumpliendo, y que son justicia, seguridad, salud y educación. Toda las demás atribuciones que se toma, no sólo afectan gravemente a todos los ciudadanos, sino que afecta a estos servicios básicos que son descuidados. Es esta nuestra concepción de un estado que cumpla con el principio de no agresión.
-¿Cómo consiguieron los billetes de un dólar que vendieron en el microcentro?
-Donaciones de miembros y simpatizantes del partido que estaban al tanto de la convocatoria para la protesta. Entre todos juntamos el cambio chico que teníamos en nuestras casas.
-¿Qué pensaban hacer si eran detenidos por la AFIP?
-Nuestra apoderada y los abogados del partido ya tenían preparada una defensa en caso de que iniciaran una causa por la protesta. Por suerte no tuvimos que hacer uso de la misma..

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