El lunes pasado, Juan Cruz Avila tuvo un ataque de ansiedad. Acababa de recibir el ofrecimiento de Esteban Bullrich para ser secretario de Políticas Universitarias (SPU) y, aunque le sobraban ganas, aún no sabía qué contestar. Lo llamó a su amigo Sergio Provenzano, decano de Medicina de la UBA, y lo invitó a comer a Burger. Justo a un médico. Pero lo convenció. Mientras masticaba la hamburguesa, sus cavilaciones fueron interrumpidas por un llamado de Clarín. ¿Es verdad que vas a ser secretario de Políticas Universitarias? Entonces cayó en la cuenta de lo que se le venía. Fue una semana difícil para el productor de Animales Sueltos. Recién ayer aceptó esta entrevista para decir, entre otras cosas, que no entiende por qué su designación generó tanta controversia.
-Yo no pertenezco ni a los radicales, ni a los peronistas ni a los K. Creo que Esteban me convocó para garantizar la transparencia en el uso de los fondos, sin estar vinculado a un partido político. Es una caja de 4.000 millones de pesos que muchos querían tener.
-Entonces te convocaron más para un rol administrativo que de gestión académica.
-Mi vínculo es con la UBA, a través del Hospital de Clínicas, donde en 2013 entré a realizar una práctica de psicología luego de recibirme en la Universidad de Belgrano. Un día estaba atendiendo a una paciente y el deterioro del lugar era tal que en el techo había crecido una planta. La paciente miró hacia arriba y se distrajo. No daba para más. Entonces me ofrecí a donar una reforma de 400 metros cuadrados, en los consultorios externos. Cambiamos, baños, caños, techos, luces, compré 250 muebles… Hasta ese momento nadie sabía quién era yo, para ellos yo era el licenciado Avila, un psicólogo más. Tiempo después pude tomar el cargo de Jefe de Día y ahora soy uno de los directores. Cuando ganó las elecciones Macri, a quien conozco de toda la vida por mi padre (el empresario Carlos Avila), lo llamé a Esteban Bullrich para pedirle por más fondos para el hospital. Yo tenía buen vínculo con él por el tema periodístico. Y hablando de mi interés por la política surgió el ofrecimiento para la SPU.
-Pero de trabajar dos años en el Clínicas a manejar todo el ámbito universitario hay un abismo.
-Lo mío es la capacidad de gestión. Tengo 44 años y toda mi vida formé equipos. Fundé y vendí compañías. Inventé TyC Sports, traje Fox Sports al país, gané premios en todo el mundo y dirigí a muchos empleados. Sé manejar presupuestos tan grandes como el de esta Secretaría. Y en cuanto a las decisiones en la SPU, no van a depender únicamente de mí. Voy a estar rodeado de gente muy inteligente, importante y preparada. No voy a manejar todo de manera unilateral. Cada decisión tendrá su recorrido dentro del equipo.
-Pero lo que muchos no entienden es que no se haya designado a alguien con mayor experiencia en la gestión universitaria.
-Me parece un reduccionismo que digan que el productor de Fantino va a ser el secretario de Políticas Universitarias. No entiendo bien por qué generó tanta cosa en los medios. Los rectores y los decanos entiendo que puedan tener algunas dudas. Pero contar con alguien que sepa gestionar sin tintes políticos y con transparencia es un beneficio para ellos. Trabajaremos con una mirada clínica.
-¿Y cuáles van a ser las prioridades para la política universitaria?
-Asegurar la calidad docente y la calidad del título, primero. Después, articular la escuela secundaria con la universidad, un tema clave. Los dos son temas centrales. Aunque parezca una frase hecha, la educación es lo que nos va a hacer mejorar como pueblo y como país.
-¿Qué pensás de la gratuidad de la universidad pública?
-Me parece que es lo que nos identifica como país. Eso no se discute.
-Hubo una ley votada recientemente que garantiza la gratuidad y que el PRO no acompañó.
-Pero ahí hubo algo más complejo, que tenía que ver con cuestiones de la norma que afectan la autonomía universitaria.
-¿Qué te parece el CBC?
-(Se ríe) Son cosas que vamos a ir viendo con el tiempo y se van a ir enterando ustedes también con el tiempo.
-¿Puede haber cambios?
-No sé, no sé. No corresponde que lo diga yo.
-¿Te ves haciendo carrera dentro de la política?
-Yo estoy muy contento con mi carrera en mi vida privada, pero tener esta posibilidad de vincularme a la gestión pública nacional me fascina. Poder producir cambios que se vean.
-¿Votaste a Macri?
-En la segunda vuelta, sí. En la primera, a Massa.
-Yo no pertenezco ni a los radicales, ni a los peronistas ni a los K. Creo que Esteban me convocó para garantizar la transparencia en el uso de los fondos, sin estar vinculado a un partido político. Es una caja de 4.000 millones de pesos que muchos querían tener.
-Entonces te convocaron más para un rol administrativo que de gestión académica.
-Mi vínculo es con la UBA, a través del Hospital de Clínicas, donde en 2013 entré a realizar una práctica de psicología luego de recibirme en la Universidad de Belgrano. Un día estaba atendiendo a una paciente y el deterioro del lugar era tal que en el techo había crecido una planta. La paciente miró hacia arriba y se distrajo. No daba para más. Entonces me ofrecí a donar una reforma de 400 metros cuadrados, en los consultorios externos. Cambiamos, baños, caños, techos, luces, compré 250 muebles… Hasta ese momento nadie sabía quién era yo, para ellos yo era el licenciado Avila, un psicólogo más. Tiempo después pude tomar el cargo de Jefe de Día y ahora soy uno de los directores. Cuando ganó las elecciones Macri, a quien conozco de toda la vida por mi padre (el empresario Carlos Avila), lo llamé a Esteban Bullrich para pedirle por más fondos para el hospital. Yo tenía buen vínculo con él por el tema periodístico. Y hablando de mi interés por la política surgió el ofrecimiento para la SPU.
-Pero de trabajar dos años en el Clínicas a manejar todo el ámbito universitario hay un abismo.
-Lo mío es la capacidad de gestión. Tengo 44 años y toda mi vida formé equipos. Fundé y vendí compañías. Inventé TyC Sports, traje Fox Sports al país, gané premios en todo el mundo y dirigí a muchos empleados. Sé manejar presupuestos tan grandes como el de esta Secretaría. Y en cuanto a las decisiones en la SPU, no van a depender únicamente de mí. Voy a estar rodeado de gente muy inteligente, importante y preparada. No voy a manejar todo de manera unilateral. Cada decisión tendrá su recorrido dentro del equipo.
-Pero lo que muchos no entienden es que no se haya designado a alguien con mayor experiencia en la gestión universitaria.
-Me parece un reduccionismo que digan que el productor de Fantino va a ser el secretario de Políticas Universitarias. No entiendo bien por qué generó tanta cosa en los medios. Los rectores y los decanos entiendo que puedan tener algunas dudas. Pero contar con alguien que sepa gestionar sin tintes políticos y con transparencia es un beneficio para ellos. Trabajaremos con una mirada clínica.
-¿Y cuáles van a ser las prioridades para la política universitaria?
-Asegurar la calidad docente y la calidad del título, primero. Después, articular la escuela secundaria con la universidad, un tema clave. Los dos son temas centrales. Aunque parezca una frase hecha, la educación es lo que nos va a hacer mejorar como pueblo y como país.
-¿Qué pensás de la gratuidad de la universidad pública?
-Me parece que es lo que nos identifica como país. Eso no se discute.
-Hubo una ley votada recientemente que garantiza la gratuidad y que el PRO no acompañó.
-Pero ahí hubo algo más complejo, que tenía que ver con cuestiones de la norma que afectan la autonomía universitaria.
-¿Qué te parece el CBC?
-(Se ríe) Son cosas que vamos a ir viendo con el tiempo y se van a ir enterando ustedes también con el tiempo.
-¿Puede haber cambios?
-No sé, no sé. No corresponde que lo diga yo.
-¿Te ves haciendo carrera dentro de la política?
-Yo estoy muy contento con mi carrera en mi vida privada, pero tener esta posibilidad de vincularme a la gestión pública nacional me fascina. Poder producir cambios que se vean.
-¿Votaste a Macri?
-En la segunda vuelta, sí. En la primera, a Massa.
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