Ocupa un lugar de privilegio en la política argentina, ya que está tercero en la línea de sucesión presidencial detrás de Amado Boudou y Beatriz Rojkés. El exministro de Agricultura, que llegará hoy a Salta para participar de una asamblea de la Federación Argentina de Municipios (FAM), recibió ayer aEl Tribunoen un alto del debate sobre el blanqueo de capitales y tocó varios temas durante la entrevista. Sostuvo que hablar de candidaturas ahora es un “absoluto despropósito”, que Daniel Scioli es “un hombre más” del movimiento y que le gustaría que haya “una junta nacional de granos”. Además, señaló que en las denuncias de corrupción contra el Gobierno nacional “hay falta de seriedad en la formulación de las imputaciones”. “La Presidenta nunca planteó una reforma constitucional. Es más, lo desmintió en la Asamblea Legislativa de 2011”, concluyó Julián Domínguez.
El sábado se cumplió una década de kirchnerismo, ¿qué balance hace de esa fecha?
Antes que nada, siento alegría de ser parte de una generación que ve realizada las aspiraciones por las cuales llegó a la política. La política es vocación, y vocación de servicio. La política es un compromiso con una causa y veo que se han hecho realidad los sueños que creíamos que no se podían cumplir desde la democracia. Me refiero a transformar desde el Gobierno la realidad social, haber negociado la deuda externa con soberanía nacional como lo hizo Néstor Kirchner, haber reconstruido el criterio de patria y de revalorización de nuestra identidad nacional.
¿Qué deudas pendientes tiene el Gobierno tras estos diez años?
Las deudas que hay son las cosas que los argentinos no han podido realizar, fundamentalmente con los sectores más vulnerables. Son deudas pendientes de una concepción humanitaria y de una causa por la lucha por la igualdad, la libertad y la justicia social, de la que el Estado tiene que ser garante. La razón de ser de la política son las cosas que faltan por hacer. Los dirigentes somos simples instrumentos que llevan políticas a la práctica. ¿Qué deudas pendientes veo yo? Creo que Argentina debe tener un nuevo diseño estratégico de planificación geográfica. Yo sueño con que cambiemos la Capital de esta ciudad a otra provincia, que podamos construir una visión mucho más federal de la Argentina donde nos vinculemos al Pacífico y al Mercosur. Sueño con un proceso de canalización donde aprovechemos el agua del Paraná y del Uruguay que tiramos al mar. Sueño con una Argentina que materialice el liderazgo en biotecnología, en genética. Sueño con una economía que pueda tener una junta nacional de granos que capitalice la rentabilidad que hoy se va en empresas extranjeras. Sueño con la consolidación definitiva de un capitalismo nacional. Sueño con un país que repiense la distribución de su población. Estos son los sueños de los argentinos bien nacidos y la Presidenta lo ha expresado. Esta es la Argentina por venir.
¿Cómo analiza el proceso de sucesión presidencial dentro del oficialismo?
Los pueblos eligen lo que creen que es más conveniente para la construcción de su propio destino. Nos corresponde a los dirigentes políticos tener la inteligencia de interpretar las aspiraciones por venir. La gente no vota el pasado, vota lo que viene: el 25 de mayo es símbolo del porvenir. Nosotros no celebramos los logros de una década, celebramos la capacidad de la política para seguir transformando luego de diez años. Esa es la plaza donde se hizo el 25 de mayo de 1810, la plaza donde se hizo el 17 de octubre de 1945, la plaza que lo vio a Néstor (Kirchner), la plaza donde celebramos diez años de un proyecto con ideas nacionales. Esa plaza debe ser la plaza del porvenir. Hay una generación de jóvenes muy grande que siente que el porvenir le pertenece y que la política le restituyó a los argentinos la capacidad de decidir sobre nuestro propio destino. Tendremos que encontrarle un formato, no hay una idea única.
El nombre de Amado Boudou se escuchó los últimos días como un eventual sucesor de Cristina, ¿cómo lo ve usted?
Me parece absolutamente un despropósito hablar de candidaturas, aparte antes está 2013. Primero porque está gobernando la Presidenta. Segundo porque quien marca los procesos políticos es ella, y sería casi una impertinencia que dé una opinión sobre candidaturas futuras. Estoy convencido que hay que trabajar para fortalecer el liderazgo institucional y político de la calidad de nuestra Presidenta. Nosotros debemos hacer lo que la Presidenta nos ha encomendado, no hacer pronósticos sobre el futuro.
La oposición busca instalar que si en octubre se vota a favor del oficialismo se vendrá una reforma constitucional, ¿está descartado eso?
La Presidenta nunca planteó eso, es más, lo desmintió en la Asamblea Legislativa de 2011. Por lo tanto, esa pregunta deviene en abstracto porque no existe ninguna razón material que la amerite.
Como hombre de la provincia de Buenos Aires, ¿de qué manera analiza las tensiones entre el kirchnerismo y Daniel Scioli, que ya expresó que quiere ser presidente?
Scioli es un gobernador que fue electo en la boleta con la Presidenta, por lo tanto es un hombre más de nuestro movimiento. El proceso por venir lo tendremos que discutir desde la política. Primero tenemos que discutir cuál es la agenda por venir y en función de eso quiénes son los hombres que interpretan los desafíos de los próximos tiempos. De no ser así, estaríamos poniendo el carro delante del caballo. La política es mucho más que un producto electoral.
¿Qué piensa de las denuncias de corrupción que resurgieron últimamente?
Me parece que hay falta de seriedad en la formulación de las imputaciones. Creo que es absolutamente desmerecido que se agravie a la memoria de quien no está y a la investidura de la figura presidencial. Ojalá que tengamos la misma rigurosidad periodística, política y judicial para exigir que las denuncias tengan la acreditación fehaciente con los documentos que convaliden lo que se está planteando.
¿Cuál es el motivo de su visita a Salta de mañana (por hoy)?
Voy a Salta a una reunión de intendentes. Salta es un símbolo de nuestra identidad nacional y yo voy cada vez que puedo porque es una provincia que me encanta. Voy al Trichaco del “Chaqueño” y tengo un afecto muy grande por el gobernador Juan Manuel Urtubey. Salta es la provincia donde aprendimos a mamar el federalismo, es la provincia del poncho rojo que identifica a quienes nos sentimos identificados con el movimiento nacional.
El sábado se cumplió una década de kirchnerismo, ¿qué balance hace de esa fecha?
Antes que nada, siento alegría de ser parte de una generación que ve realizada las aspiraciones por las cuales llegó a la política. La política es vocación, y vocación de servicio. La política es un compromiso con una causa y veo que se han hecho realidad los sueños que creíamos que no se podían cumplir desde la democracia. Me refiero a transformar desde el Gobierno la realidad social, haber negociado la deuda externa con soberanía nacional como lo hizo Néstor Kirchner, haber reconstruido el criterio de patria y de revalorización de nuestra identidad nacional.
¿Qué deudas pendientes tiene el Gobierno tras estos diez años?
Las deudas que hay son las cosas que los argentinos no han podido realizar, fundamentalmente con los sectores más vulnerables. Son deudas pendientes de una concepción humanitaria y de una causa por la lucha por la igualdad, la libertad y la justicia social, de la que el Estado tiene que ser garante. La razón de ser de la política son las cosas que faltan por hacer. Los dirigentes somos simples instrumentos que llevan políticas a la práctica. ¿Qué deudas pendientes veo yo? Creo que Argentina debe tener un nuevo diseño estratégico de planificación geográfica. Yo sueño con que cambiemos la Capital de esta ciudad a otra provincia, que podamos construir una visión mucho más federal de la Argentina donde nos vinculemos al Pacífico y al Mercosur. Sueño con un proceso de canalización donde aprovechemos el agua del Paraná y del Uruguay que tiramos al mar. Sueño con una Argentina que materialice el liderazgo en biotecnología, en genética. Sueño con una economía que pueda tener una junta nacional de granos que capitalice la rentabilidad que hoy se va en empresas extranjeras. Sueño con la consolidación definitiva de un capitalismo nacional. Sueño con un país que repiense la distribución de su población. Estos son los sueños de los argentinos bien nacidos y la Presidenta lo ha expresado. Esta es la Argentina por venir.
¿Cómo analiza el proceso de sucesión presidencial dentro del oficialismo?
Los pueblos eligen lo que creen que es más conveniente para la construcción de su propio destino. Nos corresponde a los dirigentes políticos tener la inteligencia de interpretar las aspiraciones por venir. La gente no vota el pasado, vota lo que viene: el 25 de mayo es símbolo del porvenir. Nosotros no celebramos los logros de una década, celebramos la capacidad de la política para seguir transformando luego de diez años. Esa es la plaza donde se hizo el 25 de mayo de 1810, la plaza donde se hizo el 17 de octubre de 1945, la plaza que lo vio a Néstor (Kirchner), la plaza donde celebramos diez años de un proyecto con ideas nacionales. Esa plaza debe ser la plaza del porvenir. Hay una generación de jóvenes muy grande que siente que el porvenir le pertenece y que la política le restituyó a los argentinos la capacidad de decidir sobre nuestro propio destino. Tendremos que encontrarle un formato, no hay una idea única.
El nombre de Amado Boudou se escuchó los últimos días como un eventual sucesor de Cristina, ¿cómo lo ve usted?
Me parece absolutamente un despropósito hablar de candidaturas, aparte antes está 2013. Primero porque está gobernando la Presidenta. Segundo porque quien marca los procesos políticos es ella, y sería casi una impertinencia que dé una opinión sobre candidaturas futuras. Estoy convencido que hay que trabajar para fortalecer el liderazgo institucional y político de la calidad de nuestra Presidenta. Nosotros debemos hacer lo que la Presidenta nos ha encomendado, no hacer pronósticos sobre el futuro.
La oposición busca instalar que si en octubre se vota a favor del oficialismo se vendrá una reforma constitucional, ¿está descartado eso?
La Presidenta nunca planteó eso, es más, lo desmintió en la Asamblea Legislativa de 2011. Por lo tanto, esa pregunta deviene en abstracto porque no existe ninguna razón material que la amerite.
Como hombre de la provincia de Buenos Aires, ¿de qué manera analiza las tensiones entre el kirchnerismo y Daniel Scioli, que ya expresó que quiere ser presidente?
Scioli es un gobernador que fue electo en la boleta con la Presidenta, por lo tanto es un hombre más de nuestro movimiento. El proceso por venir lo tendremos que discutir desde la política. Primero tenemos que discutir cuál es la agenda por venir y en función de eso quiénes son los hombres que interpretan los desafíos de los próximos tiempos. De no ser así, estaríamos poniendo el carro delante del caballo. La política es mucho más que un producto electoral.
¿Qué piensa de las denuncias de corrupción que resurgieron últimamente?
Me parece que hay falta de seriedad en la formulación de las imputaciones. Creo que es absolutamente desmerecido que se agravie a la memoria de quien no está y a la investidura de la figura presidencial. Ojalá que tengamos la misma rigurosidad periodística, política y judicial para exigir que las denuncias tengan la acreditación fehaciente con los documentos que convaliden lo que se está planteando.
¿Cuál es el motivo de su visita a Salta de mañana (por hoy)?
Voy a Salta a una reunión de intendentes. Salta es un símbolo de nuestra identidad nacional y yo voy cada vez que puedo porque es una provincia que me encanta. Voy al Trichaco del “Chaqueño” y tengo un afecto muy grande por el gobernador Juan Manuel Urtubey. Salta es la provincia donde aprendimos a mamar el federalismo, es la provincia del poncho rojo que identifica a quienes nos sentimos identificados con el movimiento nacional.