Don Julio, cuando era presidente de la Bolsa.
Con 95 años, el domingo murió Julio Werthein. Con gran carisma y un don para las relaciones interpersonales destacado por sus amigos y colegas, el empresario y banquero fue durante décadas el responsable de las relaciones públicas del grupo conocido como «Los W», que hoy comanda Telecom, La Caja, y que tiene una sólida presencia en el mundo de los agronegocios.
Su padre, León, fue un inmigrante ruso que vino a la Argentina a comienzos del siglo pasado, junto a su mujer, Raquel, y se instaló en La Pampa, donde con la ayuda de sus hijos mayores Gregorio, Numo y Noel creó El Hebreo, el almacén de ramos generales que forjaría los cimientos de lo que hace ya décadas es uno de los grupos nacionales de más peso en el mundo de los negocios en el país. «La vida tiene muchos entretelones, digamos. Y todo eso contribuyó a que uno fuera horadando en el país, para saber dónde poner todos sus elementos», diría Werthein en una entrevista.
Nacido el 7 de abril de 1918, Julio, el más joven de los hijos de León, abandonó sus estudios de derecho para dedicarse a Hoteles Werthein. Tendría, más tarde, un rol preponderante en el desarrollo del grupo en el sector financiero. Fue como vicepresidente del Banco Mercantil Argentino (1964-2002), la entidad que adquirió la familia y que en los 90 fusionó con el negocio de seguros para crear el Banco Caja de Ahorro. Los W se desprenderían del banco en 2000, con su venta al Sudameris (hoy Patagonia).
Apasionado por el trabajo, Don Julio, como lo llamaban sus colegas, no sólo fue banquero, sino que en el sector financiero aceptó la presidencia de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires en plena crisis financiera, en 2002.
Werthein, que de joven vivió en Europa y los Estados Unidos, se destacó por su habilidad para tejer nexos diplomáticos. Fue presidente de la Cámara Argentino-China de Comercio, Industria y Producción y de la Cámara Argentina de Comercio para el Sudeste Asiático, y vicepresidente de la Fundación Cultural Suizo-Argentina. Más allá del signo político de turno, Don Julio se preocupó por abrirle a la Argentina las puertas en el mundo, participando siempre de delegaciones y viajes oficiales, o de anfitrión de grandes figuras internacionales.
A lo largo de su vida, recibió varios premios, como la Medaille de Vermeil de la Ville de París y el Golden International Wizo como presidente de la Fundación Ciudades Hermanas. También fue nombrado por la Unesco embajador de Buena Voluntad y condecorado Caballero de Gracia y Devoción por la Soberana Orden Militar y del Hospital de San Juan de Jerusalem, Ecuménica, Caballeros de Malta.
En 2006 publicó un libro de memorias: Años, lugares y gente en mi vida , en el que incluyó con sentido del humor y espontaneidad relatos de su infancia y de su vida como empresario, además de bon vivant . El ex embajador norteamericano Terence Todman fue el encargado del prólogo, en el que lo describió como «un capitán siempre joven».
«Tenía una intensa vida profesional; los años de la Bolsa los tomó con tremenda responsabilidad, lo mismo que la Academia de la Empresa [de la cual era miembro], aunque él decía que no tenía perfil académico, porque era un self made man «, recuerda Daniel Funes de Rioja, su compañero en el Cicyp, organización que Don Julio presidió. «Se movió siempre con esa mezcla de señorío y de carisma», resumió.
Sus restos descansan en el Cementerio Israelita de Liniers. .
Con 95 años, el domingo murió Julio Werthein. Con gran carisma y un don para las relaciones interpersonales destacado por sus amigos y colegas, el empresario y banquero fue durante décadas el responsable de las relaciones públicas del grupo conocido como «Los W», que hoy comanda Telecom, La Caja, y que tiene una sólida presencia en el mundo de los agronegocios.
Su padre, León, fue un inmigrante ruso que vino a la Argentina a comienzos del siglo pasado, junto a su mujer, Raquel, y se instaló en La Pampa, donde con la ayuda de sus hijos mayores Gregorio, Numo y Noel creó El Hebreo, el almacén de ramos generales que forjaría los cimientos de lo que hace ya décadas es uno de los grupos nacionales de más peso en el mundo de los negocios en el país. «La vida tiene muchos entretelones, digamos. Y todo eso contribuyó a que uno fuera horadando en el país, para saber dónde poner todos sus elementos», diría Werthein en una entrevista.
Nacido el 7 de abril de 1918, Julio, el más joven de los hijos de León, abandonó sus estudios de derecho para dedicarse a Hoteles Werthein. Tendría, más tarde, un rol preponderante en el desarrollo del grupo en el sector financiero. Fue como vicepresidente del Banco Mercantil Argentino (1964-2002), la entidad que adquirió la familia y que en los 90 fusionó con el negocio de seguros para crear el Banco Caja de Ahorro. Los W se desprenderían del banco en 2000, con su venta al Sudameris (hoy Patagonia).
Apasionado por el trabajo, Don Julio, como lo llamaban sus colegas, no sólo fue banquero, sino que en el sector financiero aceptó la presidencia de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires en plena crisis financiera, en 2002.
Werthein, que de joven vivió en Europa y los Estados Unidos, se destacó por su habilidad para tejer nexos diplomáticos. Fue presidente de la Cámara Argentino-China de Comercio, Industria y Producción y de la Cámara Argentina de Comercio para el Sudeste Asiático, y vicepresidente de la Fundación Cultural Suizo-Argentina. Más allá del signo político de turno, Don Julio se preocupó por abrirle a la Argentina las puertas en el mundo, participando siempre de delegaciones y viajes oficiales, o de anfitrión de grandes figuras internacionales.
A lo largo de su vida, recibió varios premios, como la Medaille de Vermeil de la Ville de París y el Golden International Wizo como presidente de la Fundación Ciudades Hermanas. También fue nombrado por la Unesco embajador de Buena Voluntad y condecorado Caballero de Gracia y Devoción por la Soberana Orden Militar y del Hospital de San Juan de Jerusalem, Ecuménica, Caballeros de Malta.
En 2006 publicó un libro de memorias: Años, lugares y gente en mi vida , en el que incluyó con sentido del humor y espontaneidad relatos de su infancia y de su vida como empresario, además de bon vivant . El ex embajador norteamericano Terence Todman fue el encargado del prólogo, en el que lo describió como «un capitán siempre joven».
«Tenía una intensa vida profesional; los años de la Bolsa los tomó con tremenda responsabilidad, lo mismo que la Academia de la Empresa [de la cual era miembro], aunque él decía que no tenía perfil académico, porque era un self made man «, recuerda Daniel Funes de Rioja, su compañero en el Cicyp, organización que Don Julio presidió. «Se movió siempre con esa mezcla de señorío y de carisma», resumió.
Sus restos descansan en el Cementerio Israelita de Liniers. .