12/12/13
En un país ensombrecido por los saqueos, la Mesa de Enlace intentó ayer abrir una ventanita de optimismo. Frente a una platea integrada por los principales políticos de la oposición y buena parte del arco empresario , las organizaciones del campo aseguraron que de aquí a 2020 la Argentina podría incrementar su producción si se rompe la lógica actual de “confrontación y de hostigamiento” con el sector y se establecen reglas previsibles.
El de ayer, quizás como fruto del difícil contexto que se vive en las calles, fue el regreso de los dirigentes rurales a la primera división de la política luego de un par de años de jugar en el ascenso. En un hotel porteño lograron reunir a dirigentes políticos como Mauricio Macri, Eduardo Duhalde, Hermes Binner, Ricardo Alfonsín, Julio Cobos y Fernando “Pino” Solanas. También a representantes empresarios como Luis Betnaza y Cristiano Rattazzi (UIA), Jaime Campos (AEA), Jorge Britos (Adeba) y Claudio Cesario (ABA). Había además dirigentes sociales como Juan Carr. Y sindicalistas como Gerónimo “Momo” Venegas.
Ante semejante concurrencia, Eduardo Buzzi (FAA), Carlos Garetto (Coninagro), Luis Miguel Etchevehere (Sociedad Rural) y Rubén Ferrero (CRA) lucían con el pecho inflado. Tanto que repitieron muchas veces que el sector que representan, lejos de representar un problema para el gobierno, podía resultar una “solución” para la Argentina.
La excusa del encuentro fue presentar un informe elaborado por técnicos de AACREA, en el que se muestran diversas proyecciones de crecimiento de la producción agropecuaria para 2020, en el marco de una mayor demanda planetaria de alimentos. El economista Ricky Negri, que presentó el estudio, parecía de a tramos un evangelizador. “El mercado está, el potencial lo tenemos, el desafío es nuestro”, arengaba. De todos modos, mantenía bien plantados los pies sobre la tierra: lejos de la visión arcaica que presentaba al campo como “motor de la economía”, Negri aseguró que “somos la chispa que puede encender el motor”.
En ese sentido, el trabajo de la Mesa de Enlace resumió diversos pronósticos existentes sobre el crecimiento potencial del agro para 2020, incluidos los del Ministerio de Agricultura. En el escenario más pesimista, el valor bruto de la producción podría crecer de los actuales US$ 71.364 millones a 87.464 millones. Y en el más optimista (el oficial), llegaría a 100.359 millones. La Argentina, que produce ahora alimentos para 441 millones de personas, podría atender las necesidades de hasta 745 millones, unas 18 veces su propia población). Claro que, según los dirigentes rurales, será necesario antes modificar algunas cosas.
“ Además de cambiar las caras hay que cambiar la política de la soberbia y el autoritarismo”, definió Buzzi, mostrando el recelo que persiste en el sector a pesar de la designación de Jorge Capitanich como jefe de Gabinete y de Carlos Casamiquela como ministro de Agricultura. Por cierto, ambos funcionarios habían sido invitados al acto, pero decidieron no ir . Ahora la Mesa de Enlace aguarda una convocatoria del gobierno.
Ferrero, por su lado, dijo que para lograr las metas “serán necesarios cambios en la macro con planes para enfrentar la inflación, el déficit fiscal, la inseguridad y, en especial, para mejorar la educación”. Etchevehere instó a imitar el ejemplo de países vecinos, como Uruguay o Brasil. “Independientemente de gobiernos de izquierda o derecha, supieron detectar qué le convenía a sus sociedades”, afirmó. El cooperativista Garetto metió el dedo en las heridas del gobierno. “La mejor forma de distribuir la riqueza no es a través de Bienestar Social sino a través del empleo con salario digno”, apuntó.
En un país ensombrecido por los saqueos, la Mesa de Enlace intentó ayer abrir una ventanita de optimismo. Frente a una platea integrada por los principales políticos de la oposición y buena parte del arco empresario , las organizaciones del campo aseguraron que de aquí a 2020 la Argentina podría incrementar su producción si se rompe la lógica actual de “confrontación y de hostigamiento” con el sector y se establecen reglas previsibles.
El de ayer, quizás como fruto del difícil contexto que se vive en las calles, fue el regreso de los dirigentes rurales a la primera división de la política luego de un par de años de jugar en el ascenso. En un hotel porteño lograron reunir a dirigentes políticos como Mauricio Macri, Eduardo Duhalde, Hermes Binner, Ricardo Alfonsín, Julio Cobos y Fernando “Pino” Solanas. También a representantes empresarios como Luis Betnaza y Cristiano Rattazzi (UIA), Jaime Campos (AEA), Jorge Britos (Adeba) y Claudio Cesario (ABA). Había además dirigentes sociales como Juan Carr. Y sindicalistas como Gerónimo “Momo” Venegas.
Ante semejante concurrencia, Eduardo Buzzi (FAA), Carlos Garetto (Coninagro), Luis Miguel Etchevehere (Sociedad Rural) y Rubén Ferrero (CRA) lucían con el pecho inflado. Tanto que repitieron muchas veces que el sector que representan, lejos de representar un problema para el gobierno, podía resultar una “solución” para la Argentina.
La excusa del encuentro fue presentar un informe elaborado por técnicos de AACREA, en el que se muestran diversas proyecciones de crecimiento de la producción agropecuaria para 2020, en el marco de una mayor demanda planetaria de alimentos. El economista Ricky Negri, que presentó el estudio, parecía de a tramos un evangelizador. “El mercado está, el potencial lo tenemos, el desafío es nuestro”, arengaba. De todos modos, mantenía bien plantados los pies sobre la tierra: lejos de la visión arcaica que presentaba al campo como “motor de la economía”, Negri aseguró que “somos la chispa que puede encender el motor”.
En ese sentido, el trabajo de la Mesa de Enlace resumió diversos pronósticos existentes sobre el crecimiento potencial del agro para 2020, incluidos los del Ministerio de Agricultura. En el escenario más pesimista, el valor bruto de la producción podría crecer de los actuales US$ 71.364 millones a 87.464 millones. Y en el más optimista (el oficial), llegaría a 100.359 millones. La Argentina, que produce ahora alimentos para 441 millones de personas, podría atender las necesidades de hasta 745 millones, unas 18 veces su propia población). Claro que, según los dirigentes rurales, será necesario antes modificar algunas cosas.
“ Además de cambiar las caras hay que cambiar la política de la soberbia y el autoritarismo”, definió Buzzi, mostrando el recelo que persiste en el sector a pesar de la designación de Jorge Capitanich como jefe de Gabinete y de Carlos Casamiquela como ministro de Agricultura. Por cierto, ambos funcionarios habían sido invitados al acto, pero decidieron no ir . Ahora la Mesa de Enlace aguarda una convocatoria del gobierno.
Ferrero, por su lado, dijo que para lograr las metas “serán necesarios cambios en la macro con planes para enfrentar la inflación, el déficit fiscal, la inseguridad y, en especial, para mejorar la educación”. Etchevehere instó a imitar el ejemplo de países vecinos, como Uruguay o Brasil. “Independientemente de gobiernos de izquierda o derecha, supieron detectar qué le convenía a sus sociedades”, afirmó. El cooperativista Garetto metió el dedo en las heridas del gobierno. “La mejor forma de distribuir la riqueza no es a través de Bienestar Social sino a través del empleo con salario digno”, apuntó.