Kicillof, durante su alocución en el senado, esta semana. Foto: Archivo
El viceministro de Economía y flamante de interventor de YPF, Axel Kicillof, eligió a los bancos para empezar a transmitir en el mercado un mensaje de tranquilidad. «YPF seguirá operando normalmente», aseveró Kicillof, que el jueves comenzó con una serie de reuniones con las representantes de los principales entidades financieras del país, muchas de las cuales operan con la petrolera.
Según pudo recopilar La Nacion, en estos encuentros, de los que participaron además ejecutivos de línea de la petrolera (pero no el otro interventor, el ministro de Planificación, Julio De Vido), Kicillof se mostró mucho más apaciguado que en su presentación días atrás en el Congreso, en la que defendió el proyecto de estatización frente a los legisladores. De hecho, hasta los banqueros se sorprendieron al encontrarlo con un discurso «pro mercado», según las palabras que utilizó para describirlo uno de los asistentes.
«Fue una reunión muy tranquila y amable», dijo otro banquero, que pidió no ser identificado. «[Kicillof] pidió que los bancos siguieran apoyando a YPF como lo han venido haciendo hasta ahora», detalló la fuente, que sin embargo dijo que por ahora no se habló de la necesidad de financiamiento de la petrolera ni se les pidió a las entidades colaboración para las nuevas inversiones.
Según confiaron desde varios bancos, Kicillof les transmitió además que «no había razones para que la empresa no siguiera operando habitualmente».
En los bancos, el mensaje pareciera haber surtido efecto, al menos por ahora. Ocurre que en el sistema financiero existía gran preocupación, sobre todo, porque varios grandes bancos tienen exposición en la petrolera, ya sea como tenedores de bonos o por haber financiado directamente la compra de acciones por parte del Grupo Petersen, de la familia Eskenazi, entre 2008 y 2011.
«El discurso [de Kicillof] fue absolutamente pro mercado. Todos quedaron muy bien sorprendidos», relató a LA NACION otra fuente. «El convencimiento de los banqueros es que en algún punto Bulgheroni o algún otro jugador se compre la participación de los Eskenazi, por lo que no tienen que vender [los préstamos] o ejecutar nada ahora. Los nervios, de todas formas, están a flor de piel, porque en algunos casos la exposición Petersen es del 40% de la cartera», subrayó.
En 2008, para comprar el 14,9% de YPF, la familia Eskenazi desembolsó apenas US$ 100 millones y se valió de un préstamo bancario y otro de Repsol para adquirir la participación, que en ese entonces estaba valuada en US$ 2235 millones. En rigor, US$ 1018 millones surgieron de un pool de bancos conformado por Crédit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas y Banco Itaú Europa. En 2011, cuando el Grupo Petersen se hizo del otro 10% de la compañía, el esquema fue similar: US$ 670 millones fueron aportados por un consorcio (Banco Itaú, Santander, Standard Bank, Crédit Suisse y Citi), y otro tanto vino de Repsol.
Hasta ahora, los vencimientos de los préstamos se fueron cubriendo siempre con los dividendos que Eskenazi cobraba como accionista de YPF. De hecho, desde 2008 que la petrolera venía distribuyendo utilidades por más del 100% de sus ganancias.
Pero la decisión del Gobierno de frenar el reparto de dividendos y de reinvertir las ganancias de la petrolera le pusieron un freno a este esquema de pagos. Si Eskenazi llegara a no cubrir los vencimientos (el próximo fuerte es en mayo), una posibilidad que tendrían los bancos sería en ejecutar las accciones de YPF que se pusieron como garantía de los préstamos. Sin embargo, a raíz de la caída que registraron las acciones de YPF en el mercado (sólo esta semana perdieron 30% de su valor en la Bolsa), para los bancos ejecutarlas y quedarse como socios del Estado en la petrolera no parece tan buen negocio.
Según la agencia Bloomberg, que cita a abogados relacionados con el proceso (aunque sin identificarlos), en el acuerdo entre Repsol y Eskenazi en 2008 se había establecido que si Repsol perdía en algún momento la mayoría en la petrolera, luego tendría la obligación de comprarle al Grupo Petersen sus acciones. «Son cláusulas de ?cambio de control’ que son usuales en los bonos, pero no tanto en operaciones de este tipo. Probablemente en su momento la hayan pedido los bancos que daban el financiamiento», especuló un abogado con mucha experiencia en el mundo corporativo..
El viceministro de Economía y flamante de interventor de YPF, Axel Kicillof, eligió a los bancos para empezar a transmitir en el mercado un mensaje de tranquilidad. «YPF seguirá operando normalmente», aseveró Kicillof, que el jueves comenzó con una serie de reuniones con las representantes de los principales entidades financieras del país, muchas de las cuales operan con la petrolera.
Según pudo recopilar La Nacion, en estos encuentros, de los que participaron además ejecutivos de línea de la petrolera (pero no el otro interventor, el ministro de Planificación, Julio De Vido), Kicillof se mostró mucho más apaciguado que en su presentación días atrás en el Congreso, en la que defendió el proyecto de estatización frente a los legisladores. De hecho, hasta los banqueros se sorprendieron al encontrarlo con un discurso «pro mercado», según las palabras que utilizó para describirlo uno de los asistentes.
«Fue una reunión muy tranquila y amable», dijo otro banquero, que pidió no ser identificado. «[Kicillof] pidió que los bancos siguieran apoyando a YPF como lo han venido haciendo hasta ahora», detalló la fuente, que sin embargo dijo que por ahora no se habló de la necesidad de financiamiento de la petrolera ni se les pidió a las entidades colaboración para las nuevas inversiones.
Según confiaron desde varios bancos, Kicillof les transmitió además que «no había razones para que la empresa no siguiera operando habitualmente».
En los bancos, el mensaje pareciera haber surtido efecto, al menos por ahora. Ocurre que en el sistema financiero existía gran preocupación, sobre todo, porque varios grandes bancos tienen exposición en la petrolera, ya sea como tenedores de bonos o por haber financiado directamente la compra de acciones por parte del Grupo Petersen, de la familia Eskenazi, entre 2008 y 2011.
«El discurso [de Kicillof] fue absolutamente pro mercado. Todos quedaron muy bien sorprendidos», relató a LA NACION otra fuente. «El convencimiento de los banqueros es que en algún punto Bulgheroni o algún otro jugador se compre la participación de los Eskenazi, por lo que no tienen que vender [los préstamos] o ejecutar nada ahora. Los nervios, de todas formas, están a flor de piel, porque en algunos casos la exposición Petersen es del 40% de la cartera», subrayó.
En 2008, para comprar el 14,9% de YPF, la familia Eskenazi desembolsó apenas US$ 100 millones y se valió de un préstamo bancario y otro de Repsol para adquirir la participación, que en ese entonces estaba valuada en US$ 2235 millones. En rigor, US$ 1018 millones surgieron de un pool de bancos conformado por Crédit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas y Banco Itaú Europa. En 2011, cuando el Grupo Petersen se hizo del otro 10% de la compañía, el esquema fue similar: US$ 670 millones fueron aportados por un consorcio (Banco Itaú, Santander, Standard Bank, Crédit Suisse y Citi), y otro tanto vino de Repsol.
Hasta ahora, los vencimientos de los préstamos se fueron cubriendo siempre con los dividendos que Eskenazi cobraba como accionista de YPF. De hecho, desde 2008 que la petrolera venía distribuyendo utilidades por más del 100% de sus ganancias.
Pero la decisión del Gobierno de frenar el reparto de dividendos y de reinvertir las ganancias de la petrolera le pusieron un freno a este esquema de pagos. Si Eskenazi llegara a no cubrir los vencimientos (el próximo fuerte es en mayo), una posibilidad que tendrían los bancos sería en ejecutar las accciones de YPF que se pusieron como garantía de los préstamos. Sin embargo, a raíz de la caída que registraron las acciones de YPF en el mercado (sólo esta semana perdieron 30% de su valor en la Bolsa), para los bancos ejecutarlas y quedarse como socios del Estado en la petrolera no parece tan buen negocio.
Según la agencia Bloomberg, que cita a abogados relacionados con el proceso (aunque sin identificarlos), en el acuerdo entre Repsol y Eskenazi en 2008 se había establecido que si Repsol perdía en algún momento la mayoría en la petrolera, luego tendría la obligación de comprarle al Grupo Petersen sus acciones. «Son cláusulas de ?cambio de control’ que son usuales en los bonos, pero no tanto en operaciones de este tipo. Probablemente en su momento la hayan pedido los bancos que daban el financiamiento», especuló un abogado con mucha experiencia en el mundo corporativo..