Me dirán que los periodistas tenemos vemos la realidad en alto contraste. Pero respecto de algunas noticias es difícil exagerar. Una de ellas se produjo esta semana, cuando se iniciaron las actividades académicas del Instituto de Biomedicina de Buenos Aires, el primero que integra la red de la Sociedad Max Planck en América latina, que atrajo a Buenos Aires a 30 directores de institutos y dos premios Nobel de la organización científica alemana que se encuentra segunda entre las más citadas en el mundo.
Que el consejo de esta entidad dedicada a la investigación «en el umbral de lo desconocido» (y que publica la friolera de más de 13.000 trabajos científicos por año) haya decidido crear su primer «instituto partner » de la región en la Argentina ya es todo un privilegio. Pero lo inédito de la apuesta no termina ahí: según se anunció durante la jornada de apertura del taller Fronteras en Biociencia, la organización además decidió otorgar el estatus de «laboratorio asociado» al hasta ahora Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), dedicado a la investigación de las enfermedades neurodegenerativas con resonancia magnética nuclear. De aquí en más, el IBR pasará a ser el Laboratorio de Biología Estructural, Química y Biofísica. Es decir que en este momento los únicos dos «enclaves» latinoamericanos de la Sociedad Max Planck están en el país.
Según cuenta el director del flamante centro, Claudio Fernández, esta designación no sólo transformará totalmente las actividades del grupo, que integran nueve personas. También obligará a reformular el edificio que los alberga, y en el que pasarán a trabajar tres o cuatro grupos de investigación interdisciplinaria, con lo que se sumarán entre treinta y cuarenta personas, e incidirá en la universidad y en la ciudad misma.
«Habrá un intenso intercambio de recursos humanos -subraya el científico-, ya que existen planes de desarrollar proyectos conjuntos y hasta una carrera conjunta de doctorado entre las universidades de Göttingen y de Rosario. Y mantendremos una fluida comunicación con el instituto del Polo Científico porteño. Con esto, Rosario termina de situarse en un nivel de excelencia internacional.» Claro que, con el respaldo y los recursos, vendrá también las exigencias de trabajar en el máximo nivel: como el resto de los integrantes de la Sociedad Max Planck, los científicos argentinos podrán elegir sus temas de investigación y sus equipos, pero deberán someterse a la evaluación de expertos externos cada dos años.
También en los últimos días el Foro Estratégico para el Desarrollo Nacional, un grupo de más de 300 científicos, funcionarios, profesionales y empresarios, que funciona como unidad de vinculación tecnológica del Conicet y trabaja en conjunto con distintos municipios del país, presentó su agenda 2012.
El Foro ya suma esfuerzos en Almirante Brown, Florencio Varela, Necochea, Pilar, Río Grande y Olavarría buscando soluciones que mejoren la gestión sanitaria, los programas de gobierno, la provisión de agua y cloacas, el uso de datos satelitales, el análisis de las cadenas productivas, la aplicación de la biotecnología y la educación científica en las escuelas.
En medio del sonido y la furia que nos rodean, a veces es difícil advertir estas semillas que germinan en la Argentina subterránea y florecerán cuando lo demás sea un recuerdo….
Que el consejo de esta entidad dedicada a la investigación «en el umbral de lo desconocido» (y que publica la friolera de más de 13.000 trabajos científicos por año) haya decidido crear su primer «instituto partner » de la región en la Argentina ya es todo un privilegio. Pero lo inédito de la apuesta no termina ahí: según se anunció durante la jornada de apertura del taller Fronteras en Biociencia, la organización además decidió otorgar el estatus de «laboratorio asociado» al hasta ahora Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), dedicado a la investigación de las enfermedades neurodegenerativas con resonancia magnética nuclear. De aquí en más, el IBR pasará a ser el Laboratorio de Biología Estructural, Química y Biofísica. Es decir que en este momento los únicos dos «enclaves» latinoamericanos de la Sociedad Max Planck están en el país.
Según cuenta el director del flamante centro, Claudio Fernández, esta designación no sólo transformará totalmente las actividades del grupo, que integran nueve personas. También obligará a reformular el edificio que los alberga, y en el que pasarán a trabajar tres o cuatro grupos de investigación interdisciplinaria, con lo que se sumarán entre treinta y cuarenta personas, e incidirá en la universidad y en la ciudad misma.
«Habrá un intenso intercambio de recursos humanos -subraya el científico-, ya que existen planes de desarrollar proyectos conjuntos y hasta una carrera conjunta de doctorado entre las universidades de Göttingen y de Rosario. Y mantendremos una fluida comunicación con el instituto del Polo Científico porteño. Con esto, Rosario termina de situarse en un nivel de excelencia internacional.» Claro que, con el respaldo y los recursos, vendrá también las exigencias de trabajar en el máximo nivel: como el resto de los integrantes de la Sociedad Max Planck, los científicos argentinos podrán elegir sus temas de investigación y sus equipos, pero deberán someterse a la evaluación de expertos externos cada dos años.
También en los últimos días el Foro Estratégico para el Desarrollo Nacional, un grupo de más de 300 científicos, funcionarios, profesionales y empresarios, que funciona como unidad de vinculación tecnológica del Conicet y trabaja en conjunto con distintos municipios del país, presentó su agenda 2012.
El Foro ya suma esfuerzos en Almirante Brown, Florencio Varela, Necochea, Pilar, Río Grande y Olavarría buscando soluciones que mejoren la gestión sanitaria, los programas de gobierno, la provisión de agua y cloacas, el uso de datos satelitales, el análisis de las cadenas productivas, la aplicación de la biotecnología y la educación científica en las escuelas.
En medio del sonido y la furia que nos rodean, a veces es difícil advertir estas semillas que germinan en la Argentina subterránea y florecerán cuando lo demás sea un recuerdo….