«La Cámpora no existe más.» La frase dejó con la boca abierta a los periodistas en ronda que escuchaban a José Ottavis, flamante secretario general del Partido Justicialista y miembro de la mesa chica de la agrupación de jóvenes kirchneristas. No por su sentido literal, ya que el colectivo existe y existirá, sino por lo que realmente quiso decir Ottavis y lo que sus pares remarcaron en cada gesto, ayer, durante la cumbre peronista de Parque Norte: que La Cámpora está cambiando.
Lo notaron los periodistas que durante años persiguieron por los pasillos a los referentes de ese espacio sin obtener ni un eco y en los últimos meses empezaron a conseguir respuestas. Y ayer quedó en evidencia, cuando los dirigentes de la agrupación referenciada en Máximo Kirchner se acercaron bien dispuestos a los micrófonos de los «medios hegemónicos».
Esa película se complementa con la foto que dejó la lista de autoridades del partido: La Cámpora se quedó ayer con la vicepresidencia cuarta del PJ, en manos del diputado Eduardo «Wado» De Pedro, además de siete secretarías: Ottavis (General), Mayra Mendoza (Mujer), Luz Alonso (Juventud), Juan Cabandié (Derechos Humanos), Gervasio Bozzano (Adoctrinamiento), Santiago Carreras (Prensa) y Mariano Sánchez (Inclusión).
Por afinidad, podrían sumarse las secretarías del diputado Martín Gill (Educación) y de Pablo Ayala (Diversidad), aunque el fundador de la agrupación Putos Peronistas está más vinculado con el Movimiento Evita.
Desde La Cámpora proponían otra forma de interpretar los espacios conseguidos: cuatro de los seis miembros de la mesa nacional de la organización (De Pedro, Ottavis, Mendoza y Cabandié) se convirtieron ayer en autoridades del PJ. El quinto, el presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, fue nombrado vocal. Sólo quedó afuera el secretario general La Cámpora, el diputado Andrés Larroque.
Ayer, De Pedro y Ottavis acompañaron al flamante presidente del PJ, Eduardo Fellner (gobernador de Jujuy), y su vicepresidente primero, Jorge Capitanich (jefe de Gabinete), cuando se trasladaron a la sala de periodistas para dar una conferencia de prensa.
No fue sólo un gesto. Tomaron la palabra para rechazar que el país esté «enfermo de violencia», como sostuvo un documento de la Conferencia Episcopal. También, para dejar en claro que La Cámpora no censura la candidatura presidencial del gobernador bonaerense Daniel Scioli y que la aceptará si resulta el elegido de la Presidenta o de las primarias.
Hacia esa idea de «integración» apuntaba Ottavis con la frase que da inicio a esta nota: la idea de que La Cámpora deje de ser vista como un núcleo hermético dentro del kirchnerismo y la fuente de todos los males.
«No existe esa Cámpora que pintan ustedes. No somos un cuerpo extraño, nocivo», indicó a LA NACION un referente nacional del espacio, para precisar el sentido de las palabras de Ottavis. «Hoy llegamos de manera masiva al PJ y no lo hicimos a los empujones. Hoy, el PJ es un partido de síntesis», ejemplificó la fuente.
Integración con el resto de las fuerzas del oficialismo, apertura hacia la prensa. «Un cambio que refleja los roles de mayor importancia a los que vamos accediendo y no otra cosa», agregaban. Hasta el guiño presidencial para que se publique un libro de La Cámpora forma parte de ese mismo impulso.
La última barrera, la etárea, también se diluye. «Ya no podemos seguir presentándonos sólo como una agrupación juvenil», comentaba ayer, resignado, un flamante secretario del PJ..
Lo notaron los periodistas que durante años persiguieron por los pasillos a los referentes de ese espacio sin obtener ni un eco y en los últimos meses empezaron a conseguir respuestas. Y ayer quedó en evidencia, cuando los dirigentes de la agrupación referenciada en Máximo Kirchner se acercaron bien dispuestos a los micrófonos de los «medios hegemónicos».
Esa película se complementa con la foto que dejó la lista de autoridades del partido: La Cámpora se quedó ayer con la vicepresidencia cuarta del PJ, en manos del diputado Eduardo «Wado» De Pedro, además de siete secretarías: Ottavis (General), Mayra Mendoza (Mujer), Luz Alonso (Juventud), Juan Cabandié (Derechos Humanos), Gervasio Bozzano (Adoctrinamiento), Santiago Carreras (Prensa) y Mariano Sánchez (Inclusión).
Por afinidad, podrían sumarse las secretarías del diputado Martín Gill (Educación) y de Pablo Ayala (Diversidad), aunque el fundador de la agrupación Putos Peronistas está más vinculado con el Movimiento Evita.
Desde La Cámpora proponían otra forma de interpretar los espacios conseguidos: cuatro de los seis miembros de la mesa nacional de la organización (De Pedro, Ottavis, Mendoza y Cabandié) se convirtieron ayer en autoridades del PJ. El quinto, el presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, fue nombrado vocal. Sólo quedó afuera el secretario general La Cámpora, el diputado Andrés Larroque.
Ayer, De Pedro y Ottavis acompañaron al flamante presidente del PJ, Eduardo Fellner (gobernador de Jujuy), y su vicepresidente primero, Jorge Capitanich (jefe de Gabinete), cuando se trasladaron a la sala de periodistas para dar una conferencia de prensa.
No fue sólo un gesto. Tomaron la palabra para rechazar que el país esté «enfermo de violencia», como sostuvo un documento de la Conferencia Episcopal. También, para dejar en claro que La Cámpora no censura la candidatura presidencial del gobernador bonaerense Daniel Scioli y que la aceptará si resulta el elegido de la Presidenta o de las primarias.
Hacia esa idea de «integración» apuntaba Ottavis con la frase que da inicio a esta nota: la idea de que La Cámpora deje de ser vista como un núcleo hermético dentro del kirchnerismo y la fuente de todos los males.
«No existe esa Cámpora que pintan ustedes. No somos un cuerpo extraño, nocivo», indicó a LA NACION un referente nacional del espacio, para precisar el sentido de las palabras de Ottavis. «Hoy llegamos de manera masiva al PJ y no lo hicimos a los empujones. Hoy, el PJ es un partido de síntesis», ejemplificó la fuente.
Integración con el resto de las fuerzas del oficialismo, apertura hacia la prensa. «Un cambio que refleja los roles de mayor importancia a los que vamos accediendo y no otra cosa», agregaban. Hasta el guiño presidencial para que se publique un libro de La Cámpora forma parte de ese mismo impulso.
La última barrera, la etárea, también se diluye. «Ya no podemos seguir presentándonos sólo como una agrupación juvenil», comentaba ayer, resignado, un flamante secretario del PJ..
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El resultado sera el mismo que obtuvo La Coordinadora despues de cooptar al partido radical.
Adelante mucchachos que la historia ya esta escrita hace tiempo.