Miles de personas se han vuelto a concentrar desde la tarde del viernes en la plaza de Catalunya después de la carga policial que se saldó con 121 heridos leves -37 de ellos policías- y un detenido. La operación sirvió a la policía para desmantelar el campamento pero el movimiento ha resurgido si cabe con más fuerza por la indignación que ha provocado la actuación de los Mossos d’Esquadra y los agentes de la Guardia Urbana. La plaza tiene ahora casi el mismo aspecto que el primer día en que se inició el movimiento: muchos jóvenes están instalando de nuevo sus tiendas de campaña. No cabe ni una aguja en la concentración, a la que por la tarde del viernes también se sumaron los manifestantes en contra de los recortes sanitarios del Gobierno de Artur Mas y los indignados que acudieron a una convocatoria de los organizadores.
El llamamiento a la resistencia pacífica ha sido un éxito. Y la concentración ha vuelto a ser transversal. Familias con niños, ancianos y jóvenes, muchos con flores y las manos pintadas de blanco en protesta contra la carga policial. Las pancartas y las consignas contra la policía pidiendo la dmisión de Felip Puig han sido constantes, informa Dani Sánchez.
El ambiente es ahora distendido y muy diferente a las escenas de tensión vividas la mañana del viernes. Los acampados reconquistaron la plaza de Catalunya sobre las 13.00 horas y los antidisturbios abandonaron el lugar al considerar que ya habían acabado su cometido que, oficialmente, era limpiarla. La operación conjunta entre los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana se inició a las 7.00 en la plaza de Catalunya para que los acampados del movimiento 15-M abandonaran el lugar temporalmente y así asear la zona por «motivos de salubridad». Sin embargo, los indignados rechazaroo en asamblea retirarse para permitir el trabajo de las brigadas de limpieza. »Esto no es limpieza, es un desalojo», gritaban algunos de los acampados.
Las primeras cargas se produjeron pasadas las 9.00 de la mañana. Los mossos rodearon a un grupo de unos 200 acampados en el centro de la plaza, donde permanecieron tranquilos aunque gritando contra la intervención policial. A su alrededor, los operarios de limpieza retiraron el campamento instalado por los indignados en los últimos días. Los incidentes se localizaron en el perímetro de la plaza cuando decenas de jóvenes se sentaron en el suelo tratatando de bloquear el paso de los vehículos policiales y de los servicios de limpieza.
En el lado que da a la Rambla de Catalunya, los mossos abrieron a la fuerza una vía para permitir el paso de los coches de limpieza. Al menos, una treintena de vehículos desfilaron portando todo tipo de objetos: desde tiendas de campaña hasta carpas, carcerolas, pancartas, carteles, sacos de dormir, propaganda, ordenadores y comida. La policía afirma que los indignados podrán recuperar sus pertenencias el lunes en Montjuïc aunque no les resultará fácil: las imágenes de la montaña de objetos parecen más propias de un vertedero.
Las violentas imágenes de la carga policial, trufadas con manifestantes con flores en la mano, dieron paso después a la marcha de los policías. Cientos de personas decieron entonces continuar concentradas en la plaza mientras algunos volvieron a montar nuevas tiendas. Por otra parte, una docena de personas fueron trasladadas a centros sanitarios. La mayoría de los heridos sufren contusiones y heridas por los golpes de porra de los agentes.
El portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, defendió a primera hora de la mañana la actuación policial al asegurar que estaba destinada exclusivamente a que las brigadas de limpieza asearan la zona por «seguridad y orden público». La versión no ha satisfecho a ningún partido de la oposición. El Partit dels Socialistes (PSC) ha considerado que el consejero de Interior de la Generalitat, Felip Puig, «se ha extralimitado» con la acción policial ante su «incapacidad de negociación y de diálogo» con los acampados. Y en parecidos términos se ha expresado Iniciativa per Catalunya (ICV-EUiA). “¿Realmente hacía falta hacer esto? ¿Qué peligrosidad tiene un ordenador, unas firmas y la comida?” se ha preguntado el secretario general de ICV, Joan Herrera, que ha asegurado que con la intervención policial se ha vulnerado el derecho de reunión y la libertad de expresión. El líder ecosocialista ha defendido que la acampada estaba siendo “ejemplar” y el comportamiento de los indignados era “cívico, democrático y participativo”, informa Ivanna Vallespín. Según Herrera, el gobierno de la Generalitat “se moría de ganas” de desalojar la plaza y los ha acusado de “generar un problema donde no lo había”.
Esquerra Republicana (ERC) y Ciutadans han solicitado la comparecencia en el Parlament del consejero al considerar «desproporcionado» el desalojo. La formación independentista Solidaritat (SI) ha ido más allá y ha solicitad la dimisión del consejero. La carga no solo ha recibido las críticas de los partidos. Las secciones sindicales de los Mossos d’Esquadra de CCOO y UGT sostienen que el dispositivo policial se ha visto desbordado y han calificado de «suicida» la decisión de intervenir a primera hora de la mañana en lugar de hacerlo de madrugada. El sindicato Avalot-Jóvenes, de la UGT, también ha pedido la dimisión de Puig.
Los equipos de limpieza han retirado material susceptible de ser utilizado en caso de que se produzcan disturbios tras la final de la Liga de Campeones, entre el Barça y el Manchester. Manel Prat, director general de la Policía, ha justificado el desalojo afirmando que habían localizado objetos contundentes como bombonas de butano o tochos que es mejor que no estén mañana en la plaza en el caso de producirse disturbios tras la final de la Champions. Interior ha recordado que en situaciones de potenciales disturbios callejeros, como el caso de la final, la policía retira habitualmente botellas, los contenedores de basura y de reciclaje y otros objetos en las zonas acotadas. La policía recomienda a los acampados que no se concentren la noche del sábado en la plaza aunque no se les prohibirá regresar el domingo.
El llamamiento a la resistencia pacífica ha sido un éxito. Y la concentración ha vuelto a ser transversal. Familias con niños, ancianos y jóvenes, muchos con flores y las manos pintadas de blanco en protesta contra la carga policial. Las pancartas y las consignas contra la policía pidiendo la dmisión de Felip Puig han sido constantes, informa Dani Sánchez.
El ambiente es ahora distendido y muy diferente a las escenas de tensión vividas la mañana del viernes. Los acampados reconquistaron la plaza de Catalunya sobre las 13.00 horas y los antidisturbios abandonaron el lugar al considerar que ya habían acabado su cometido que, oficialmente, era limpiarla. La operación conjunta entre los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana se inició a las 7.00 en la plaza de Catalunya para que los acampados del movimiento 15-M abandonaran el lugar temporalmente y así asear la zona por «motivos de salubridad». Sin embargo, los indignados rechazaroo en asamblea retirarse para permitir el trabajo de las brigadas de limpieza. »Esto no es limpieza, es un desalojo», gritaban algunos de los acampados.
Las primeras cargas se produjeron pasadas las 9.00 de la mañana. Los mossos rodearon a un grupo de unos 200 acampados en el centro de la plaza, donde permanecieron tranquilos aunque gritando contra la intervención policial. A su alrededor, los operarios de limpieza retiraron el campamento instalado por los indignados en los últimos días. Los incidentes se localizaron en el perímetro de la plaza cuando decenas de jóvenes se sentaron en el suelo tratatando de bloquear el paso de los vehículos policiales y de los servicios de limpieza.
En el lado que da a la Rambla de Catalunya, los mossos abrieron a la fuerza una vía para permitir el paso de los coches de limpieza. Al menos, una treintena de vehículos desfilaron portando todo tipo de objetos: desde tiendas de campaña hasta carpas, carcerolas, pancartas, carteles, sacos de dormir, propaganda, ordenadores y comida. La policía afirma que los indignados podrán recuperar sus pertenencias el lunes en Montjuïc aunque no les resultará fácil: las imágenes de la montaña de objetos parecen más propias de un vertedero.
Las violentas imágenes de la carga policial, trufadas con manifestantes con flores en la mano, dieron paso después a la marcha de los policías. Cientos de personas decieron entonces continuar concentradas en la plaza mientras algunos volvieron a montar nuevas tiendas. Por otra parte, una docena de personas fueron trasladadas a centros sanitarios. La mayoría de los heridos sufren contusiones y heridas por los golpes de porra de los agentes.
El portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, defendió a primera hora de la mañana la actuación policial al asegurar que estaba destinada exclusivamente a que las brigadas de limpieza asearan la zona por «seguridad y orden público». La versión no ha satisfecho a ningún partido de la oposición. El Partit dels Socialistes (PSC) ha considerado que el consejero de Interior de la Generalitat, Felip Puig, «se ha extralimitado» con la acción policial ante su «incapacidad de negociación y de diálogo» con los acampados. Y en parecidos términos se ha expresado Iniciativa per Catalunya (ICV-EUiA). “¿Realmente hacía falta hacer esto? ¿Qué peligrosidad tiene un ordenador, unas firmas y la comida?” se ha preguntado el secretario general de ICV, Joan Herrera, que ha asegurado que con la intervención policial se ha vulnerado el derecho de reunión y la libertad de expresión. El líder ecosocialista ha defendido que la acampada estaba siendo “ejemplar” y el comportamiento de los indignados era “cívico, democrático y participativo”, informa Ivanna Vallespín. Según Herrera, el gobierno de la Generalitat “se moría de ganas” de desalojar la plaza y los ha acusado de “generar un problema donde no lo había”.
Esquerra Republicana (ERC) y Ciutadans han solicitado la comparecencia en el Parlament del consejero al considerar «desproporcionado» el desalojo. La formación independentista Solidaritat (SI) ha ido más allá y ha solicitad la dimisión del consejero. La carga no solo ha recibido las críticas de los partidos. Las secciones sindicales de los Mossos d’Esquadra de CCOO y UGT sostienen que el dispositivo policial se ha visto desbordado y han calificado de «suicida» la decisión de intervenir a primera hora de la mañana en lugar de hacerlo de madrugada. El sindicato Avalot-Jóvenes, de la UGT, también ha pedido la dimisión de Puig.
Los equipos de limpieza han retirado material susceptible de ser utilizado en caso de que se produzcan disturbios tras la final de la Liga de Campeones, entre el Barça y el Manchester. Manel Prat, director general de la Policía, ha justificado el desalojo afirmando que habían localizado objetos contundentes como bombonas de butano o tochos que es mejor que no estén mañana en la plaza en el caso de producirse disturbios tras la final de la Champions. Interior ha recordado que en situaciones de potenciales disturbios callejeros, como el caso de la final, la policía retira habitualmente botellas, los contenedores de basura y de reciclaje y otros objetos en las zonas acotadas. La policía recomienda a los acampados que no se concentren la noche del sábado en la plaza aunque no se les prohibirá regresar el domingo.