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Giselle Rumeau Subeditora de Política grumeau@cronista.com
El festejo y la apropiación del triunfo de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de Venezuela por parte de la Casa Rosada tiene como contracara al desconsuelo de la comitiva opositora que viajó a Caracas para respaldar al postulante de la Mesa de la Unidad Democrática, Henrique Capriles. Dirigentes del PRO, del Peronismo Federal y la UCR terminaron comprando una derrota ajena. Con la idea de capitalizar una eventual victoria del rival antichavista para golpear por elevación al kirchnerismo, le subieron el precio al comicio bolivariano y quedaron pedaleando en el aire. Ni siquiera pudieron objetar el proceso electoral, que resultó transparente, en su calidad de observadores.
Durante toda la jornada del domingo, y desde el búnker de campaña de Capriles, el grupo integrado por los diputados Federico Pinedo y Gabriela Michetti (PRO), Patricia Bullrich (Unión por Todos), Eduardo Amadeo (Peronismo Federal) y Oscar Aguad (UCR) hicieron declaraciones a favor de un cambio de modelo en el país caribeño, como si estuviera en juego el futuro político de la Argentina. Incluso, protagonizaron algunos papelones en las redes sociales al publicar y festejar los datos de boca de urna que adjudicaba la victoria al opositor.
El Gobierno que envió a Venezuela a militantes de La Cámpora pero a ningún integrante del Gabinete no perdió un segundo en recoger el guante y reaccionó como si efectivamente se hubiera plebiscitado su gestión. Hugo, tu victoria también es la nuestra, twitteó la presidenta Cristina Kirchner apenas se conocieron los primeros resultados oficiales, con una brecha de diez puntos a favor de Chávez. Un poco de aire fresco, tras el cacerolazo, el traspié en Harvard y el conflicto con las fuerzas de seguridad.
El PRO aparece como el más afectado. El propio Mauricio Macri se pronunció abiertamente durante la campaña en apoyo a Capriles y envió a su comitiva para copiar el modelo opositor venezolano. Ninguno de los integrantes del grupo ocultaba estos días su sueño de crear una gran alianza anti K para los comicios presidenciales. La idea que se fogonea en el macrismo, ante la falta de estructura propia, es ir a las primarias abiertas y obligatorias de agosto de 2015 con un gran frente opositor en donde compitan los postulantes presidenciales mejor posicionados de las distintos fuerzas. Por ahora, deberá esperar.
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Giselle Rumeau Subeditora de Política grumeau@cronista.com
El festejo y la apropiación del triunfo de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de Venezuela por parte de la Casa Rosada tiene como contracara al desconsuelo de la comitiva opositora que viajó a Caracas para respaldar al postulante de la Mesa de la Unidad Democrática, Henrique Capriles. Dirigentes del PRO, del Peronismo Federal y la UCR terminaron comprando una derrota ajena. Con la idea de capitalizar una eventual victoria del rival antichavista para golpear por elevación al kirchnerismo, le subieron el precio al comicio bolivariano y quedaron pedaleando en el aire. Ni siquiera pudieron objetar el proceso electoral, que resultó transparente, en su calidad de observadores.
Durante toda la jornada del domingo, y desde el búnker de campaña de Capriles, el grupo integrado por los diputados Federico Pinedo y Gabriela Michetti (PRO), Patricia Bullrich (Unión por Todos), Eduardo Amadeo (Peronismo Federal) y Oscar Aguad (UCR) hicieron declaraciones a favor de un cambio de modelo en el país caribeño, como si estuviera en juego el futuro político de la Argentina. Incluso, protagonizaron algunos papelones en las redes sociales al publicar y festejar los datos de boca de urna que adjudicaba la victoria al opositor.
El Gobierno que envió a Venezuela a militantes de La Cámpora pero a ningún integrante del Gabinete no perdió un segundo en recoger el guante y reaccionó como si efectivamente se hubiera plebiscitado su gestión. Hugo, tu victoria también es la nuestra, twitteó la presidenta Cristina Kirchner apenas se conocieron los primeros resultados oficiales, con una brecha de diez puntos a favor de Chávez. Un poco de aire fresco, tras el cacerolazo, el traspié en Harvard y el conflicto con las fuerzas de seguridad.
El PRO aparece como el más afectado. El propio Mauricio Macri se pronunció abiertamente durante la campaña en apoyo a Capriles y envió a su comitiva para copiar el modelo opositor venezolano. Ninguno de los integrantes del grupo ocultaba estos días su sueño de crear una gran alianza anti K para los comicios presidenciales. La idea que se fogonea en el macrismo, ante la falta de estructura propia, es ir a las primarias abiertas y obligatorias de agosto de 2015 con un gran frente opositor en donde compitan los postulantes presidenciales mejor posicionados de las distintos fuerzas. Por ahora, deberá esperar.
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