Fue uno de esos hechos que ocurren muy de vez en cuando y que marcan el rumbo de la historia de un país. La reforma constitucional de 1994 no sólo fue un punto de inflexión para la vida institucional de la Argentina. También resultó una bisagra en la dinámica política, generó la aparición de nuevos partidos, provocó debates de fondo, la cristalización de viejas pugnas de sectores antagónicos y el despunte de figuras que perdurarían en el calendario electoral.
Hoy hace 20 años que terminaban de deliberar los 305 convencionales constituyentes que durante tres meses se instalaron en Santa Fe y en Paraná. Todos habían llegado en medio de un proceso traumático como el Pacto de Olivos, impulsado por Raúl Alfonsín y Carlos Menem , que buscaba imponer a toda costa la reelección presidencial que le daría la llave para continuar en el poder. Este clima quedó reflejado en duros cruces en el viejo Paraninfo de la Universidad de Santa Fe.
Con el correr de los meses y la profundización de los debates quedó en claro que la reforma constitucional iría más allá de la cláusula de la reelección presidencial. Así, se instrumentaron figuras como las de la Auditoría General, del Consejo de la Magistratura, del tercer senador por la minoría, del jefe de Gabinete, del resguardo de la fuente periodística, de mecanismos de democracia semidirecta, de la defensa del medio ambiente, de los derechos indígenas y del acopio de una decena de tratados internacionales, entre otras cosas. También quedarían como deudas pendientes una nueva ley de coparticipación de impuestos y una mayor autonomía para los porteños, entre los ejes más destacados.
Poco después de despuntar la discusión, la reforma casi naufragó. Fue cuando el obispo de Neuquén y convencional del Frepaso, Jaime De Nevares, renunció a su banca por la decisión del PJ de incorporar la reelección presidencial. Al grito de «esta convención está viciada de nulidad absoluta», De Nevares dejó Santa Fe y provocó una hecatombe en el Frepaso y en otras fuerzas. Algunos evaluaron la posibilidad de abandonar en masa el lugar. La UCR y el peronismo temieron lo peor. Fernando «Pino» Solanas (que era convencional del Frepaso) y su fuerza habían deslumbrado en las elecciones de constituyentes, recordó a LA NACION aquel hecho, y se sinceró: «Cometí el error de no retirarme y permitimos que la reforma se convierta en una gran maniobra del menemismo».
No fue el único momento de tensión. También hubo duros debates por las dietas que recibían los convencionales o discusiones más profundas como el control de los recursos naturales, el reparto de impuestos o los derechos del niño y de los indígenas, por mencionar algunos.
A lo largo de los debates sobresalieron figuras que luego marcarían el rumbo de la política argentina. Elisa Carrió fue estrella mediática y de las pocas radicales que se animó a objetar a Alfonsín. Así, demostró tempranamente su rebeldía partidaria. Carlos «Chacho» Álvarez lograría manejar con destreza el variado bloque del Frepaso y se erigió como un firme candidato presidencial, a pesar de que luego tendría que conformarse de por vida con ser segundo. También estallaron en Santa Fe las figuras de Carlos Auyero, Adriana Puiggrós y el actual ministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni , quien encaró un duro debate con la Iglesia por la intención frepasista de incluir en la nueva Carta Magna una cláusula proabortista.
Este debate derivó en la posibilidad de incluir los tratados internacionales de derechos humanos como la Convención del Niño. Eduardo Menem manejó con sutileza la presidencia de la Convención bajo la mirada atenta de su hermano Carlos desde la Casa Rosada. Dos distritos de peso electoral quedarían marcados por la reforma: la ciudad y la provincia de Buenos Aires. La nueva Carta Magna dio pie a la autonomía porteña, que luego no sería plena. A su vez, en medio de la Convención el entonces gobernador bonaerense y convencional por el PJ, Eduardo Duhalde , logró sellar un polémico pacto con Aldo Rico. Éste era estatuyente del Modín y habilitó una reforma constitucional bonaerense que le daría la reelección a Duhalde.
Néstor y Cristina Kirchner se plantaron como los «rebeldes» del PJ. La actual Presidenta mostró una fuerte defensa de la coparticipación federal y de los recursos naturales en manos de las provincias, dos temas que muchos años después no llevarían a la práctica desde la Casa Rosada.
En la sesión del 4 de agosto, Cristina se preguntó: «¿Cómo no va a haber provincias inviables si nos están federalizando los gastos y centralizando los recursos?». Fue un discurso premonitorio de lo que ocurre hoy con los gobernadores petroleros que se rebelan a la Presidenta por la ley de hidrocarburos. El ahora macrista Oscar Moscarielo era asesor del convencional santafecino Alberto Natale y recordó que el malestar del PJ con Cristina Kirchner era tan fuerte en esos días que la convencional santacruceña se refugió por un tiempo en las oficinas del Partido Demócrata, situado en sus antípodas ideológicas.
Enrique Paixao, junto con Jesús Rodríguez y César Jaroslavsky acompañaban cada paso de Alfonsín en la Comisión de Núcleo de Coincidencias Básicas, una caja de resonancia del Pacto de Olivos donde se discutía el corazón de la reforma. Allí, el PJ mantenía un aceitado diálogo con Alfonsín, de la mano de Augusto Alasino, Carlos Corach y Antonio Cafiero. Éstos se acercaban cada mañana al despacho de Alfonsín para coordinar los trazos finos que le darían a la nueva Constitución. «Allí descubrimos al Alfonsín aguerrido que siempre admiramos», recordó Oraldo Britos.
Varios convencionales volverán a reunirse hoy en Santa Fe. Quizá coincidan en que más allá del corsé que impuso el Pacto de Olivos, en toda la Convención se vio un debate con la mirada en el largo plazo y una dirigencia dispuesta a discutir sin ataduras más allá de las diferencias. Quizás haya que esperar otros 50 años para recobrar esa instantánea.
Momento histórico
El 24 de agosto de 1994, el presidente Carlos Menem y el convencional radical Raúl Alfonsín firmaron la nueva Constitución en el Palacio de Urquiza, en Entre Ríos. Se cumplían así tres meses de Convención Constituyente en Santa Fe que dieron lugar a una histórica reforma. Así, un total de 305 convencionales suscribieron la nueva Carta Magna de los argentinos.
Los principales cambios
Las reformas que se introdujeron en 1994
1)Derechos y garantías
Se estableció el derecho al medio ambiente sano, los derechos para los consumidores, la protección de los datos personales, el secreto de la fuente periodística y la utilización racional de los recursos naturales, entre otras cosas
2) El Congreso
Incorporó el tercer senador por la minoría, obligó a reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentino, les otorgó jerarquía superior a las leyes a más de diez tratados internacionales
3) La Auditoría General
Este organismo de control externo del sector público nacional es una atribución propia del Congreso
4) Defensor del Pueblo
Tiene la misión de defensa y protección de los derechos humanos y demás derechos, garantías e intereses de la Constitución
5) El Poder Ejecutivo
Habilitó la reelección presidencial, creó la figura del jefe de Gabinete, que debe concurrir al Congreso a informar sobre la gestión del Gobierno
6) El Poder Judicial
Creó el Consejo de la Magistratura para la selección de jueces. Y el Ministerio Público, que tiene por función promover la actuación de la Justicia en defensa de la legalidad
7) Las provincias
Estableció la autonomía de la ciudad de Buenos Aires, dio a las provincias el dominio de recursos naturales e instó aprobar una ley de coparticipación de impuestos que no se cumplió.
Hoy hace 20 años que terminaban de deliberar los 305 convencionales constituyentes que durante tres meses se instalaron en Santa Fe y en Paraná. Todos habían llegado en medio de un proceso traumático como el Pacto de Olivos, impulsado por Raúl Alfonsín y Carlos Menem , que buscaba imponer a toda costa la reelección presidencial que le daría la llave para continuar en el poder. Este clima quedó reflejado en duros cruces en el viejo Paraninfo de la Universidad de Santa Fe.
Con el correr de los meses y la profundización de los debates quedó en claro que la reforma constitucional iría más allá de la cláusula de la reelección presidencial. Así, se instrumentaron figuras como las de la Auditoría General, del Consejo de la Magistratura, del tercer senador por la minoría, del jefe de Gabinete, del resguardo de la fuente periodística, de mecanismos de democracia semidirecta, de la defensa del medio ambiente, de los derechos indígenas y del acopio de una decena de tratados internacionales, entre otras cosas. También quedarían como deudas pendientes una nueva ley de coparticipación de impuestos y una mayor autonomía para los porteños, entre los ejes más destacados.
Poco después de despuntar la discusión, la reforma casi naufragó. Fue cuando el obispo de Neuquén y convencional del Frepaso, Jaime De Nevares, renunció a su banca por la decisión del PJ de incorporar la reelección presidencial. Al grito de «esta convención está viciada de nulidad absoluta», De Nevares dejó Santa Fe y provocó una hecatombe en el Frepaso y en otras fuerzas. Algunos evaluaron la posibilidad de abandonar en masa el lugar. La UCR y el peronismo temieron lo peor. Fernando «Pino» Solanas (que era convencional del Frepaso) y su fuerza habían deslumbrado en las elecciones de constituyentes, recordó a LA NACION aquel hecho, y se sinceró: «Cometí el error de no retirarme y permitimos que la reforma se convierta en una gran maniobra del menemismo».
No fue el único momento de tensión. También hubo duros debates por las dietas que recibían los convencionales o discusiones más profundas como el control de los recursos naturales, el reparto de impuestos o los derechos del niño y de los indígenas, por mencionar algunos.
A lo largo de los debates sobresalieron figuras que luego marcarían el rumbo de la política argentina. Elisa Carrió fue estrella mediática y de las pocas radicales que se animó a objetar a Alfonsín. Así, demostró tempranamente su rebeldía partidaria. Carlos «Chacho» Álvarez lograría manejar con destreza el variado bloque del Frepaso y se erigió como un firme candidato presidencial, a pesar de que luego tendría que conformarse de por vida con ser segundo. También estallaron en Santa Fe las figuras de Carlos Auyero, Adriana Puiggrós y el actual ministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni , quien encaró un duro debate con la Iglesia por la intención frepasista de incluir en la nueva Carta Magna una cláusula proabortista.
Este debate derivó en la posibilidad de incluir los tratados internacionales de derechos humanos como la Convención del Niño. Eduardo Menem manejó con sutileza la presidencia de la Convención bajo la mirada atenta de su hermano Carlos desde la Casa Rosada. Dos distritos de peso electoral quedarían marcados por la reforma: la ciudad y la provincia de Buenos Aires. La nueva Carta Magna dio pie a la autonomía porteña, que luego no sería plena. A su vez, en medio de la Convención el entonces gobernador bonaerense y convencional por el PJ, Eduardo Duhalde , logró sellar un polémico pacto con Aldo Rico. Éste era estatuyente del Modín y habilitó una reforma constitucional bonaerense que le daría la reelección a Duhalde.
Néstor y Cristina Kirchner se plantaron como los «rebeldes» del PJ. La actual Presidenta mostró una fuerte defensa de la coparticipación federal y de los recursos naturales en manos de las provincias, dos temas que muchos años después no llevarían a la práctica desde la Casa Rosada.
En la sesión del 4 de agosto, Cristina se preguntó: «¿Cómo no va a haber provincias inviables si nos están federalizando los gastos y centralizando los recursos?». Fue un discurso premonitorio de lo que ocurre hoy con los gobernadores petroleros que se rebelan a la Presidenta por la ley de hidrocarburos. El ahora macrista Oscar Moscarielo era asesor del convencional santafecino Alberto Natale y recordó que el malestar del PJ con Cristina Kirchner era tan fuerte en esos días que la convencional santacruceña se refugió por un tiempo en las oficinas del Partido Demócrata, situado en sus antípodas ideológicas.
Enrique Paixao, junto con Jesús Rodríguez y César Jaroslavsky acompañaban cada paso de Alfonsín en la Comisión de Núcleo de Coincidencias Básicas, una caja de resonancia del Pacto de Olivos donde se discutía el corazón de la reforma. Allí, el PJ mantenía un aceitado diálogo con Alfonsín, de la mano de Augusto Alasino, Carlos Corach y Antonio Cafiero. Éstos se acercaban cada mañana al despacho de Alfonsín para coordinar los trazos finos que le darían a la nueva Constitución. «Allí descubrimos al Alfonsín aguerrido que siempre admiramos», recordó Oraldo Britos.
Varios convencionales volverán a reunirse hoy en Santa Fe. Quizá coincidan en que más allá del corsé que impuso el Pacto de Olivos, en toda la Convención se vio un debate con la mirada en el largo plazo y una dirigencia dispuesta a discutir sin ataduras más allá de las diferencias. Quizás haya que esperar otros 50 años para recobrar esa instantánea.
Momento histórico
El 24 de agosto de 1994, el presidente Carlos Menem y el convencional radical Raúl Alfonsín firmaron la nueva Constitución en el Palacio de Urquiza, en Entre Ríos. Se cumplían así tres meses de Convención Constituyente en Santa Fe que dieron lugar a una histórica reforma. Así, un total de 305 convencionales suscribieron la nueva Carta Magna de los argentinos.
Los principales cambios
Las reformas que se introdujeron en 1994
1)Derechos y garantías
Se estableció el derecho al medio ambiente sano, los derechos para los consumidores, la protección de los datos personales, el secreto de la fuente periodística y la utilización racional de los recursos naturales, entre otras cosas
2) El Congreso
Incorporó el tercer senador por la minoría, obligó a reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentino, les otorgó jerarquía superior a las leyes a más de diez tratados internacionales
3) La Auditoría General
Este organismo de control externo del sector público nacional es una atribución propia del Congreso
4) Defensor del Pueblo
Tiene la misión de defensa y protección de los derechos humanos y demás derechos, garantías e intereses de la Constitución
5) El Poder Ejecutivo
Habilitó la reelección presidencial, creó la figura del jefe de Gabinete, que debe concurrir al Congreso a informar sobre la gestión del Gobierno
6) El Poder Judicial
Creó el Consejo de la Magistratura para la selección de jueces. Y el Ministerio Público, que tiene por función promover la actuación de la Justicia en defensa de la legalidad
7) Las provincias
Estableció la autonomía de la ciudad de Buenos Aires, dio a las provincias el dominio de recursos naturales e instó aprobar una ley de coparticipación de impuestos que no se cumplió.