Al igual que la industria, las importaciones y las exportaciones, el sector de la construcción experimentó una caída en abril. Las principales causas son una baja en las obras para sectores de ingresos altos y un descenso de la inversión pública.
La construcción cayó en abril 3,8 por ciento en forma anual y 5,9 por ciento en relación con marzo, informó ayer el Indec, mientras que en el primer cuatrimestre el avance fue de sólo 0,6 por ciento. El control a la compra de dólares que se instaló desde noviembre no explica esos resultados, si bien pudo haber tenido una cuota de incidencia. Analistas del sector indicaron a este diario que la propia lógica con la que creció la actividad en los últimos años impone un particular límite: se construye para un segmento muy exclusivo en un espacio urbano reducido. Eso implica que la especulación alrededor del valor de la tierra junto al aumento en los gastos operativos haga subir los costos, mientras que la demanda se restringe a los sectores más privilegiados, ahora con mayor incertidumbre por la crisis internacional y la desaceleración económica local.
En 2011 el crecimiento de la actividad fue de 8,7 por ciento; en 2010, 12,4 y en 2009, 5,7 por ciento. El avance desde la salida de la crisis de 2001 fue muy fuerte. Los despachos de cemento crecieron desde 2003 un 130 por ciento, de 1.500.000 a 3.500.000 toneladas, y los puestos registrados pasaron de 193 mil en 2004 a 437 mil en el último trimestre de 2011. A comienzos de 2012 la plantilla pasó a 424 mil trabajadores, una baja trimestral de 3,1.
Un elemento que se suele ponderar para explicar el desempeño del sector es el control a la compra de divisas. Sin embargo, el nuevo esquema cambiario afecta especialmente al sector inmobiliario, pero no a los nuevos desarrollos. La compraventa de inmuebles usados registra un impacto porque esas operaciones se encuentran por lo general encadenadas, de modo que resulta difícil vender en pesos si luego otro propietario exige dólares. No sucede lo mismo con los proyectos de nuevas obras. La cuestión del dólar influye más sobre el usado. Los nuevos desarrollos se están vendiendo en pesos, porque todos los costos, salvo el terreno, están nominados en moneda local. Las ventas a través de los fideicomisos siguen firmes, explicó a este diario Gustavo Ortolá, tesorero de la Asociación Empresarios de la Vivienda. Sí puede haber impactado la situación en el mercado de cambios al aumentar el nivel de incertidumbre general y hacer que la demanda postergue adquisiciones, advierte.
El desagregado que ofrece el Indec muestra que la caída anual en la construcción de edificios destinados a viviendas fue del 6 por ciento, mientras que para otros destinos, de 10,4. Las construcciones petroleras crecieron, pero las obras viales bajaron 11,2 por ciento. El análisis a nivel de los insumos refleja una baja anual en cemento (-16,7 por ciento), asfalto (-28,5), pinturas para construcción (-10,9), pisos y revestimientos cerámicos (-8,4) y hierro redondo (-4 por ciento). Sólo crecieron un 2,7 por ciento las ventas de ladrillos huecos.
La construcción de viviendas ha crecido en los últimos años a través de la ampliación de la oferta para el segmento de altos ingresos, que la utilizó como inversión. Ese desarrollo se produjo en una extensión del suelo urbano muy limitada, donde el precio de la tierra creció en forma especulativa. En 2003 o 2004 la incidencia del terreno en el costo total era del 10 por ciento. Ahora llega al 40 por ciento. En España, aunque con otro tipo de mercado, antes del estallido de la crisis la tierra tenía una incidencia de ese nivel, agregó Ortolá. El crecimiento del valor del suelo urbano se alimenta del propio boom de la construcción en las zonas de mayor poder adquisitivo, de modo que el círculo, siempre que exista suficiente demanda, se retroalimenta.
Pero la incertidumbre por la crisis internacional y la desaceleración de la actividad en la economía local restringe la demanda, cóctel que achica los márgenes empresarios. Hay 341 mil viviendas deshabitadas en la Ciudad de Buenos Aires, la tipología de crecimiento del mercado es insostenible, indicó a este diario Miguel Pato, analista del sector. Reflejo de las perspectivas a corto plazo, los permisos para edificar bajaron en abril un 7,3 por ciento anual.
La construcción cayó en abril 3,8 por ciento en forma anual y 5,9 por ciento en relación con marzo, informó ayer el Indec, mientras que en el primer cuatrimestre el avance fue de sólo 0,6 por ciento. El control a la compra de dólares que se instaló desde noviembre no explica esos resultados, si bien pudo haber tenido una cuota de incidencia. Analistas del sector indicaron a este diario que la propia lógica con la que creció la actividad en los últimos años impone un particular límite: se construye para un segmento muy exclusivo en un espacio urbano reducido. Eso implica que la especulación alrededor del valor de la tierra junto al aumento en los gastos operativos haga subir los costos, mientras que la demanda se restringe a los sectores más privilegiados, ahora con mayor incertidumbre por la crisis internacional y la desaceleración económica local.
En 2011 el crecimiento de la actividad fue de 8,7 por ciento; en 2010, 12,4 y en 2009, 5,7 por ciento. El avance desde la salida de la crisis de 2001 fue muy fuerte. Los despachos de cemento crecieron desde 2003 un 130 por ciento, de 1.500.000 a 3.500.000 toneladas, y los puestos registrados pasaron de 193 mil en 2004 a 437 mil en el último trimestre de 2011. A comienzos de 2012 la plantilla pasó a 424 mil trabajadores, una baja trimestral de 3,1.
Un elemento que se suele ponderar para explicar el desempeño del sector es el control a la compra de divisas. Sin embargo, el nuevo esquema cambiario afecta especialmente al sector inmobiliario, pero no a los nuevos desarrollos. La compraventa de inmuebles usados registra un impacto porque esas operaciones se encuentran por lo general encadenadas, de modo que resulta difícil vender en pesos si luego otro propietario exige dólares. No sucede lo mismo con los proyectos de nuevas obras. La cuestión del dólar influye más sobre el usado. Los nuevos desarrollos se están vendiendo en pesos, porque todos los costos, salvo el terreno, están nominados en moneda local. Las ventas a través de los fideicomisos siguen firmes, explicó a este diario Gustavo Ortolá, tesorero de la Asociación Empresarios de la Vivienda. Sí puede haber impactado la situación en el mercado de cambios al aumentar el nivel de incertidumbre general y hacer que la demanda postergue adquisiciones, advierte.
El desagregado que ofrece el Indec muestra que la caída anual en la construcción de edificios destinados a viviendas fue del 6 por ciento, mientras que para otros destinos, de 10,4. Las construcciones petroleras crecieron, pero las obras viales bajaron 11,2 por ciento. El análisis a nivel de los insumos refleja una baja anual en cemento (-16,7 por ciento), asfalto (-28,5), pinturas para construcción (-10,9), pisos y revestimientos cerámicos (-8,4) y hierro redondo (-4 por ciento). Sólo crecieron un 2,7 por ciento las ventas de ladrillos huecos.
La construcción de viviendas ha crecido en los últimos años a través de la ampliación de la oferta para el segmento de altos ingresos, que la utilizó como inversión. Ese desarrollo se produjo en una extensión del suelo urbano muy limitada, donde el precio de la tierra creció en forma especulativa. En 2003 o 2004 la incidencia del terreno en el costo total era del 10 por ciento. Ahora llega al 40 por ciento. En España, aunque con otro tipo de mercado, antes del estallido de la crisis la tierra tenía una incidencia de ese nivel, agregó Ortolá. El crecimiento del valor del suelo urbano se alimenta del propio boom de la construcción en las zonas de mayor poder adquisitivo, de modo que el círculo, siempre que exista suficiente demanda, se retroalimenta.
Pero la incertidumbre por la crisis internacional y la desaceleración de la actividad en la economía local restringe la demanda, cóctel que achica los márgenes empresarios. Hay 341 mil viviendas deshabitadas en la Ciudad de Buenos Aires, la tipología de crecimiento del mercado es insostenible, indicó a este diario Miguel Pato, analista del sector. Reflejo de las perspectivas a corto plazo, los permisos para edificar bajaron en abril un 7,3 por ciento anual.