La palabra proceso tiene dos acepciones. O bien puede significar una sucesión de momentos de algún ente o hecho de cierta complejidad; o bien puede ser un conjunto de operaciones sobre lo dado para lograr su transformación. Parte de lo crítico del proceso político argentino es que puede ser leído de las dos maneras: la intersección entre ambas es la incertidumbre y su proyección se ve en aquella entelequia de las sociedades modernas conocida como opinión pública. Ignacio Ramírez es sociólogo y director del posgrado de Opinión Pública y Comunicación Política de FLACSO. Con la experticia de un agudo observador de ese campo en el que se cruzan comunicación y política, sentencia que Cambiemos, otrora cómodo y dominante, hoy parece groggy y atribulado ante una amenaza para la que no estuvo preparado.
A comienzos de este año dijiste en una entrevista que el escándalo del audio de Jorge Triaca era interesante porque abría una fisura comunicacional y dejaba la duda acerca de cuál era el Cambiemos “real”. Después de estos meses de incremento de la crisis política y económica, ¿creés que esa duda se resolvió? ¿Asistimos hoy a un Cambiemos “desnudo”?
El idioma fundamental con el que se habla esta crisis es obviamente el fracaso económico, pero lo acompaña también un enorme fracaso simbólico. Hoy al gobierno se le rompió el lenguaje. Toda su supuesta eficacia comunicacional empezó a quedar al desnudo y empezamos a ver que en realidad funcionaba únicamente en un contexto. En este contexto, en cambio, tuvo problemas vinculados con la comunicación, con el lenguaje, con la apariencia.
A comienzos de este año dijiste en una entrevista que el escándalo del audio de Jorge Triaca era interesante porque abría una fisura comunicacional y dejaba la duda acerca de cuál era el Cambiemos “real”. Después de estos meses de incremento de la crisis política y económica, ¿creés que esa duda se resolvió? ¿Asistimos hoy a un Cambiemos “desnudo”?
El idioma fundamental con el que se habla esta crisis es obviamente el fracaso económico, pero lo acompaña también un enorme fracaso simbólico. Hoy al gobierno se le rompió el lenguaje. Toda su supuesta eficacia comunicacional empezó a quedar al desnudo y empezamos a ver que en realidad funcionaba únicamente en un contexto. En este contexto, en cambio, tuvo problemas vinculados con la comunicación, con el lenguaje, con la apariencia.