Jueves 28 de Febrero de 2013
Busca ganar 2 a 1 la votación Por: Carlos Burgueño La Argentina apeló ayer a una estrategia clara: ganar 2 a 1 la votación en la Cámara de Apelaciones de Nueva York. Según la información que manejaba el equipo económico y los abogados que representan al país en el juicio contra los fondos buitre, una jueza tenía inclinaciones previas hacia la posición argentina. Es la demócrata Rosemary Pooler, que ayer confirmó esta tendencia. Por otro lado, se descartaba que la otra jueza, la republicana Reena Raggi votaría a favor de Paul Singer y su fondo Elliott; lo que también se confirmó ayer. De hecho, fue la única que en todo momento se refirió a los holdouts como «victims». Ante este panorama, Jonathan Blackman y Carmine Boccuzzi, los abogados que designó el estudio que representa al país, plantearon desde dos meses la estrategia de enfocar los esfuerzos en convencer al tercer juez: el también republicano Daniels Barrington Parker, que por ahora no dio muestras de a dónde irá su voto, pero siempre se mantuvo preocupado por las consecuencias que el fallo final puede traer sobre la ciudad de Nueva York.
Blackman y Boccuzzi terminaron el martes de elaborar en el estudio Cleary, Gotlieb, Steen & Hamilton esta estrategia junto con el vicepresidente Amado Boudou, el ministro de Economía Hernán Lorenzino, el secretario de Finanzas Adrián Cosentino y la embajadora Cecilia Nahon, y recibieron sobre la noche de ese día el aval final de Cristina de Kirchner. Con esta línea llegaron ayer hasta la Cámara de Apelaciones.
Los dos abogados estuvieron buceando durante semanas en los archivos y la jurisprudencia de fallos anteriores de Parker; y elaboraron a partir de su historial la forma de encarar la argumentación de la presentación ante la Cámara. Así, hubo una catarata de datos planteados por la defensa de la Argentina sobre las consecuencias de sostener el fallo de primera instancia de Thomas Griesa, sobre el default técnico y la crisis económica en la que caería el país y sobre la imposibilidad de torcer el rumbo de una «decisión soberana de un país soberano como la Argentina», según las palabras de Blackman, el abogado que habló ayer representando al país. «¿Cómo piensa ejecutar una sentencia de pago al contado? ¿Enviará usted los Marshall a Buenos Aires?», lanzó el profesional, ante las chicanas de Raggi.
La estrategia argentina se completó con la decisión de partir la defensa en tres; sumando a los representantes de los bonistas que aceptaron ingresar al canje y al abogado del Bank of New York (BONY). Cada uno de estos dos «amicus curiae», llevaron sus propios argumentos durante los siete minutos en los que les tocaron hablar, lo que le permitió al país monopolizar la audiencia planteando todos los argumentos a favor de la posición argentina, ya que el 80% del tiempo hablaron abogados que defendían la situación del país. Especialmente importante fue la intervención de la entidad financiera, ya que planteó que sostener el fallo de Griesa, y ante la seguridad que la Argentina no pagaría al contado el 100% de la deuda con los fondos buitre, también le deberían hacer un juicio al BONY y abrir una nueva y larga instancia judicial para resolver esta cuestión puntual. Esto, planteó el banco, destruiría «al estado de Nueva York como plaza para restructuraciones de deudas», un argumento que según la jurisprudencia debería conmover a Parker. Según mencionó el BONY, la obligación de pagarles la totalidad de la deuda a los fondos buitre «destruiría 80 años de negocios de fideicomisos de Wall Street».
Las tres partes le dejaron además en claro a Raggi, pero mirando de reojo a Parker, que una situación similar al fallo de Thomas Griesa, llevaría todo «a una situación de comienzo de todo, volvería todo a cero y comenzarían juicios cruzados de consecuencias impensadas para Nueva York», una frase diseñada especialmente para la conciencia de Parker.
En el equipo económico argentino y Black-man y Boccuzzi había optimismo ayer. Sin embargo, por prudencia, ya se piensa en una eventual próxima etapa ante la alternativa de un resultado negativo en la Cámara de Apelaciones. Esto es, apelar ante la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Además se buscarán fortalecer los contactos con el BONY, donde estará la clave para que el máximo tribunal de ese país acepte el caso argentino. El país podrá recurrir a esta instancia, explicaron los abogados, según se determine la responsabilidad de la entidad como agente financiero que ejecuta los pagos de la deuda argentina. Si éste es encontrado por la Corte responsable directo de garantizar que el dinero que se deposite para pagar la deuda corriente argentina se comparta con los holdouts (tal como había ordenado en su fallo de primera instancia Thomas Griesa), paradójicamente sería una garantía para la Argentina. Sucede que si esto ocurre, estarían afectados los derechos federales de esta entidad financiera al convertirse en corresponsable penal del cumplimiento de un pago que el país ya sabe que no hará. Lo convertiría en culpable de un delito federal. Ante esta circunstancia, el banco tendría derecho a recurrir a la Corte, y la Argentina llevaría así el caso hasta el máximo tribunal. Sucede que en esa instancia sólo se aceptan no más de 25 o 30 casos anuales, y el juicio contra los fondos buitre debería ser uno de ellos.
La buena noticia es que hay antecedentes positivos, tanto para la aceptación como para obtener un resultado favorable. El 25 de junio del año pasado, la Corte de los Estados Unidos rechazó un pedido de 2005 de los fondos buitre NML Elliott de Paul Singer y el EM de Keneth Dart (los más activos contra el país), para ejecutar depósitos en el Bank of New York provenientes del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Eran por un total de u$s 106 millones, que habían sido reclamados como garantía de pagos por parte de los fondos buitre, con un primer fallo favorable a éstos de parte de Griesa. Luego, la misma Cámara que ayer escuchó a la Argentina decidió negar el embargo, los fondos buitre apelaron y finalmente la causa llegó a la Corte bajo el argumento de estar afectada la ley federal que otorga inmunidad al dinero que los bancos centrales de todo el mundo depositan en ese país. Según la Corte, este dinero es «ni embargable ni ejecutable». La Argentina contaba en este caso con un aval importantísimo: el del propio Gobierno del norteamericano Barack Obama que había actuado como «amicus curiae» del país en ese caso.
Busca ganar 2 a 1 la votación Por: Carlos Burgueño La Argentina apeló ayer a una estrategia clara: ganar 2 a 1 la votación en la Cámara de Apelaciones de Nueva York. Según la información que manejaba el equipo económico y los abogados que representan al país en el juicio contra los fondos buitre, una jueza tenía inclinaciones previas hacia la posición argentina. Es la demócrata Rosemary Pooler, que ayer confirmó esta tendencia. Por otro lado, se descartaba que la otra jueza, la republicana Reena Raggi votaría a favor de Paul Singer y su fondo Elliott; lo que también se confirmó ayer. De hecho, fue la única que en todo momento se refirió a los holdouts como «victims». Ante este panorama, Jonathan Blackman y Carmine Boccuzzi, los abogados que designó el estudio que representa al país, plantearon desde dos meses la estrategia de enfocar los esfuerzos en convencer al tercer juez: el también republicano Daniels Barrington Parker, que por ahora no dio muestras de a dónde irá su voto, pero siempre se mantuvo preocupado por las consecuencias que el fallo final puede traer sobre la ciudad de Nueva York.
Blackman y Boccuzzi terminaron el martes de elaborar en el estudio Cleary, Gotlieb, Steen & Hamilton esta estrategia junto con el vicepresidente Amado Boudou, el ministro de Economía Hernán Lorenzino, el secretario de Finanzas Adrián Cosentino y la embajadora Cecilia Nahon, y recibieron sobre la noche de ese día el aval final de Cristina de Kirchner. Con esta línea llegaron ayer hasta la Cámara de Apelaciones.
Los dos abogados estuvieron buceando durante semanas en los archivos y la jurisprudencia de fallos anteriores de Parker; y elaboraron a partir de su historial la forma de encarar la argumentación de la presentación ante la Cámara. Así, hubo una catarata de datos planteados por la defensa de la Argentina sobre las consecuencias de sostener el fallo de primera instancia de Thomas Griesa, sobre el default técnico y la crisis económica en la que caería el país y sobre la imposibilidad de torcer el rumbo de una «decisión soberana de un país soberano como la Argentina», según las palabras de Blackman, el abogado que habló ayer representando al país. «¿Cómo piensa ejecutar una sentencia de pago al contado? ¿Enviará usted los Marshall a Buenos Aires?», lanzó el profesional, ante las chicanas de Raggi.
La estrategia argentina se completó con la decisión de partir la defensa en tres; sumando a los representantes de los bonistas que aceptaron ingresar al canje y al abogado del Bank of New York (BONY). Cada uno de estos dos «amicus curiae», llevaron sus propios argumentos durante los siete minutos en los que les tocaron hablar, lo que le permitió al país monopolizar la audiencia planteando todos los argumentos a favor de la posición argentina, ya que el 80% del tiempo hablaron abogados que defendían la situación del país. Especialmente importante fue la intervención de la entidad financiera, ya que planteó que sostener el fallo de Griesa, y ante la seguridad que la Argentina no pagaría al contado el 100% de la deuda con los fondos buitre, también le deberían hacer un juicio al BONY y abrir una nueva y larga instancia judicial para resolver esta cuestión puntual. Esto, planteó el banco, destruiría «al estado de Nueva York como plaza para restructuraciones de deudas», un argumento que según la jurisprudencia debería conmover a Parker. Según mencionó el BONY, la obligación de pagarles la totalidad de la deuda a los fondos buitre «destruiría 80 años de negocios de fideicomisos de Wall Street».
Las tres partes le dejaron además en claro a Raggi, pero mirando de reojo a Parker, que una situación similar al fallo de Thomas Griesa, llevaría todo «a una situación de comienzo de todo, volvería todo a cero y comenzarían juicios cruzados de consecuencias impensadas para Nueva York», una frase diseñada especialmente para la conciencia de Parker.
En el equipo económico argentino y Black-man y Boccuzzi había optimismo ayer. Sin embargo, por prudencia, ya se piensa en una eventual próxima etapa ante la alternativa de un resultado negativo en la Cámara de Apelaciones. Esto es, apelar ante la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Además se buscarán fortalecer los contactos con el BONY, donde estará la clave para que el máximo tribunal de ese país acepte el caso argentino. El país podrá recurrir a esta instancia, explicaron los abogados, según se determine la responsabilidad de la entidad como agente financiero que ejecuta los pagos de la deuda argentina. Si éste es encontrado por la Corte responsable directo de garantizar que el dinero que se deposite para pagar la deuda corriente argentina se comparta con los holdouts (tal como había ordenado en su fallo de primera instancia Thomas Griesa), paradójicamente sería una garantía para la Argentina. Sucede que si esto ocurre, estarían afectados los derechos federales de esta entidad financiera al convertirse en corresponsable penal del cumplimiento de un pago que el país ya sabe que no hará. Lo convertiría en culpable de un delito federal. Ante esta circunstancia, el banco tendría derecho a recurrir a la Corte, y la Argentina llevaría así el caso hasta el máximo tribunal. Sucede que en esa instancia sólo se aceptan no más de 25 o 30 casos anuales, y el juicio contra los fondos buitre debería ser uno de ellos.
La buena noticia es que hay antecedentes positivos, tanto para la aceptación como para obtener un resultado favorable. El 25 de junio del año pasado, la Corte de los Estados Unidos rechazó un pedido de 2005 de los fondos buitre NML Elliott de Paul Singer y el EM de Keneth Dart (los más activos contra el país), para ejecutar depósitos en el Bank of New York provenientes del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Eran por un total de u$s 106 millones, que habían sido reclamados como garantía de pagos por parte de los fondos buitre, con un primer fallo favorable a éstos de parte de Griesa. Luego, la misma Cámara que ayer escuchó a la Argentina decidió negar el embargo, los fondos buitre apelaron y finalmente la causa llegó a la Corte bajo el argumento de estar afectada la ley federal que otorga inmunidad al dinero que los bancos centrales de todo el mundo depositan en ese país. Según la Corte, este dinero es «ni embargable ni ejecutable». La Argentina contaba en este caso con un aval importantísimo: el del propio Gobierno del norteamericano Barack Obama que había actuado como «amicus curiae» del país en ese caso.