El análisis dentro del Gobierno argentino de una posible nacionalización de YPF, cuyo 57% está en manos de Repsol, ha reeditado la discusión de si los países productores de petróleo deben tener o no petroleras estatales. Argentina es uno de los pocos países latinoamericanos que privatizó la suya, YPF. Los Kirchner crearon la pequeña Enarsa, pero sobre todo se concentra en la importación de energía. México tiene a Pemex, que ahora puede celebrar contratos con empresas privadas para explorar y explotar, en un intento por recuperar reservas. Colombia cuenta con Ecopetrol, que ha sido parcialmente privatizada. Ecuador tiene a PetroEcuador y además ha renegociado las concesiones a empresas privadas para que el Estado se quedara con una mayor porción de la renta, motivo por el cual la estatal brasileña Petrobras se marchó del país. También ha renegociado contratos Venezuela, que dispone de PDVSA. En Perú está PerúPetro; en Chile, ENAP y en Uruguay, ANCAP. Brasil cuenta con Petrobras, que cotiza en bolsa, pero cuya mayoría accionaria pertenece al Estado. Además, Petrobras está presente con al menos el 30% de la participación de los yacimientos en el mar de la llamada provincia petrolera de Pre-Sal y otras áreas estratégicas que se rigen a partir de una ley aprobada en 2010. Bolivia reestatalizó YPFB y también renegoció los contratos. Argentina ha impuesto tributos a la exportación de petróleo y ahora sus provincias están quitando concesiones a petroleras que supuestamente incumplieron las exigencias contractuales de mantener las reservas. YPF es la que más yacimientos perdió, pero esta semana también fueron sancionadas Petrobras, la argentina Tecpetrol (grupo Techint, el más grande de capital argentino) y la canadiense Argenta.
Cada país tiene su modelo petrolero. El informe 2011 de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), que integran los propios gobiernos, muestra en qué estado se encuentra cada cual. Venezuela, México y Brasil concentraron en 2009 el 79% de las exportaciones de crudo de Latinoamérica y el Caribe. El país de Hugo Chávez sumó 1,6 millones de barriles diarios, México superó los 1,2 millones y Brasil rondo el medio millón. El 20% proviene de Colombia, Ecuador, Trinidad y Tobago y Argentina, en ese orden.
El 72% de la capacidad de refino de la región se encuentra en México (29%), Brasil (26%) y Venezuela (17%). Argentina figura con el 8% y Colombia, con el 4%. México necesita importar el 27% del combustible que consume, por lo que prevé inaugurar una nueva planta de refino y modernizar otras existentes. Brasil planea sumar cinco en 2014. PDVSA cuenta con refinerías en EE UU, Europa y el Caribe. En Argentina, que importa cada vez más combustible ante el declive en la producción de crudo, no parecen avizorarse “ampliaciones importantes de su parque refinador al menos en el corto plazo”, según la OLADE. Colombia y Ecuador también deben importar combustible, y en particular el país de Rafael Correa estudia levantar una nueva planta de refino.
El 18% de las reservas mundiales de petróleo en 2009 estaba en Latinoamérica y el Caribe: unos 247.491 millones de barriles. De esa cifra, cerca del 86% ha sido certificado por Venezuela. La cantidad de reservas probadas de este país ha evidenciado una “pronunciada tendencia creciente” en los últimos años, según la OLADE. Brasil también ha logrado progresos con los descubrimientos en el mar. Ecuador ha hecho sus avances gracias a la certificación de reservas, como Venezuela. En México, en cambio, las reservas probadas caen desde 1996.
El 5% de las reservas está en Brasil. El 4%, en México; el 3%, en Ecuador y los siguen Argentina, Colombia y Trinidad y Tobago. La OLADE advierte de que Argentina se enfrenta a la maduración de sus pozos y a la necesidad de hallar nuevos.
Venezuela dispone de reservas por 201 años. Ecuador, por 34 y Brasil, por 18. México y Argentina, por 11 y Colombia, por ocho.
La región produce el 12% del crudo en el mundo. Casi el 80% se elabora en Venezuela, México y Brasil. Colombia, Argentina y Ecuador son responsables del 17%. En Venezuela crece la producción, pero no solo por el esfuerzo de PDVSA sino por sus alianzas con la norteamericana Chevron (que se ha ganado la mala fama en Ecuador y Brasil por derrames), la francesa Total, la británica BP y compañías de toda Asia. México, por el contrario, produce cada vez menos.
En cuanto al gas, los principales países exportadores son Trinidad y Tobago, con más de 20.000 millones de metros cúbicos en 2009. Exporta por barco a todo el mundo, en especial a EE UU, pero también a Argentina, Brasil y República Dominicana. Detrás está Bolivia, con algo menos de 10.000 millones. Sus principales destinos de exportación son esos dos países sudamericanos. Mucho más atrás figuraban por lo menos hasta 2009 Colombia (que manda a Venezuela), Argentina (que importa cada vez más, pero tenía compromisos de envío a Chile y Uruguay) y México (que despacha hacia EE UU).
En Latinoamérica y el Caribe se halla el 4% de las reservas mundiales de gas, unos 8.591 millones de metros cúbicos. El 64% está en Venezuela (en ascenso); el 9%, en Bolivia (fueron recalculadas a la baja porque YPFB sospechaba que eran menos de las pensadas hasta la reestatalización) y el 6%, en México (en franco declive). Trinidad y Tobago (en tendencia decreciente) y Argentina (también en caída) tienen cada una 5%. Brasil, el 4%.
Venezuela tiene gas por 182 años. Cuba y Bolivia, por 54. Perú, que acaba de renegociar un contrato para aumentar el abastecimiento interno, en detrimento de la exportación a México, cuenta con gas por 41 años. Chile, por 24 y Brasil, por 18. Colombia, por 11; Trinidad y Tobago, por diez; Argentina, por siete; México, por cinco y Ecuador, por menos de tres.
En 2009, la región produjo el 9% del gas mundial, unos 262.526 millones de metros cúbicos. México, Venezuela y Argentina lideraron en la materia, seguidos por Trinidad y Tobago y Brasil. Entre los cinco concentran casi el 90% de la producción del subcontinente. Bolivia solo representa el 4% y Perú, el 2,5%.
En 2008, la OLADE había publicado un informe llamado Marcos regulatorios: empresas estatales eficientes de hidrocarburos. Lecciones aprendidas. Lo hizo en conjunto con el Gobierno de Canadá y la Universidad de Calgary. Estudiaron en profundidad los casos de Petrobras, ENAP, Recope (Costa Rica), PetroPerú y ANCAP, y sacaron las siguientes conclusiones:
-“No es malo que una empresa estatal tenga múltiples objetivos, pero si la priorización de ellos es confusa entonces el manejo empresarial se hace difícil”;
-“Los indicadores usuales de desempeño empresarial (elevados beneficios, por ejemplo) no debieran ser las únicas medidas tomadas en cuenta, toda vez que las empresas estatales muchas veces deben alcanzar objetivos de equidad”;
-“Un sistema que separe a la empresa de la injerencia directa político-partidaria mejora su desempeño. Un sistema de estímulos para evaluar el desempeño de los gerentes crea los incentivos necesarios para mejorar la eficiencia de la empresa. Una de las formas más efectivas para mejorar el desempeño de una empresa es introducir representantes del sector privado”;
-“El desempeño de una empresa estatal mejora cuando el Estado no cubre las deudas de dicha empresa”;
-“Cuando sea posible, incrementar la competencia en aquellos sectores donde interviene el sector privado”;
-“Muchas veces el gobierno utiliza a las empresas estatales para solucionar problemas que, en principio, no corresponden a dicha empresa. Diseñar otro tipo de soluciones a estos problemas podría ayudar a disminuir el presupuesto de ella. Si bien el concepto de responsabilidad social es importante, tanto en las empresas públicas como privadas, es necesario que éste sea acotado”;
-“El gobierno central puede mejorar el desempeño de la empresa estatal diseñando un marco legal donde permita que parte de las acciones puedan venderse al sector privado, aplique disciplina presupuestarias, evite métodos complejos de monitoreo y establezca criterios empresariales internacionalmente aceptados”;
-“Parece de gran utilidad que el gobierno central participe en la elaboración de los planes y proyectos de la empresa estatal”;
-“La estabilidad laboral genera un ambiente laboral adecuado para que los trabajadores tengan un mejor desempeño y los planes de mediano y largo plazo sí se ejecuten”;
-“Algunas empresas resolvieron los problemas de control promoviendo la participación colectiva de los trabajadores en la negociación de las condiciones de trabajo. De esta forma, después de un proceso de evaluación, se deciden los incrementos salariales o las políticas de capacitación”.