Una de las principales críticas a la gestión de Cambiemos es que, tras salir del cepo, el traspaso de la devaluación a precios junto a las alzas de tarifas rápidamente licuaron la ganancia de competitividad ganada con el tipo de cambio. En el Ministerio de Hacienda aseguran que no es así, que de hecho el impacto del fin de las retenciones y el salto del dólar fueron de los más bajos de la historia. Los economistas Javier González Fraga, del radicalismo, Marina Dal Poggetto de Estudio Bein, Camilo Tiscornia, de C&T, y Luciano Cohan, de Elypsis, aportaron su mirada al debate.
—¿Cuánto se perdió ya de la competitividad ganada por la devaluación?
GonzAlez Fraga: La apreciación está en el orden del 20%, pero también hay que considerar que Brasil apreció mucho más su moneda, y con otros países que devaluaron, nuestra pérdida fue aún mayor.
Dal Poggetto: En el tipo de cambio bilateral con el dólar, la mejora de 19% ya está lejos del 50% que llegó a alcanzar en febrero. Las ganancias de competitividad fueron mayores gracias a la política fiscal y al contexto internacional. Contra Brasil, la mejora es del 41%.
Tiscornia: Creo que con un dólar a $ 15 y un real de $ 3,20 en las últimas semanas hemos recuperado bastante. Parece un tipo de cambio razonable.
Cohan: La competitividad de un dólar a $ 15 es equivalente a los $ 13 de diciembre y un 45% superior a la de noviembre. También amortiguó la apreciación de las monedas de nuestros socios comerciales.
—A seis meses del fin del cepo, cree que ¿el traslado a precios de la devaluación fue alto, moderado o bajo?
GF: Algunos precios ya habían ajustado a un dólar a $ 15, y muchos no, especialmente en alimentos. El traslado fue moderado, menor que en enero de 2014. Es difícil ser categóricos por el impacto de las tarifas y la brutal expansión monetaria del gobierno anterior.
DP: Claramente fue un error de diagnóstico. No se tuvo en cuenta ni el cierre de la economía ni la existencia de la puja distributiva.
T: Pensar que los precios estaban calculados al blue antes de la devaluación era un error. Pero el traslado a precios fue menor que en 2014, y no fue tan grande como algunos dicen.
C: El traslado fue moderado, sobre todo si se lo compara con 2014.
—¿Cuánto de la inflación acumulada hasta ahora es inercia del kirchnerismo, cuánto se debe a la devaluación y cuánto a las tarifas porteñas?
GF: No hice ese estudio, pero estimo que fue un 50%, 30% y 20% respectivamente. El kirchnerismo es responsable por la expansión monetaria y el levantamiento de precios cuidados de septiembre 2015.
DP: Se puede dividir en un tercio tarifas, un tercio por dólar y un tercio la inercia, esta última exacerbada por la segunda ronda de las tarifas y el dólar.
T: El aumento de tarifas tiene una influencia de seis puntos y parte de la herencia porque es algo que no se hizo. También hay un efecto importante del tipo de cambio que es resultado del cepo cambiario de la gestión anterior.
C: La inflación de un rango de 42% a 45% se descompone en 22% a 25% de inercia, 10% devaluación y 10% de tarifas.
—El aumento de la pobreza, medido por ingresos, ¿era un costo inevitable de la política tras la salida del kirchnerismo? ¿O es producto de la mala gestión actual?
GF: Había un costo inevitable por la devaluación, la reducción de las retenciones y el aumento de las tarifas. Se podría haber minimizado en los sectores de menores ingresos con medidas paliativas.
DP: La contracara de la corrección de precios relativos, para dar señales a la inversión, era un cambio en la distribución del ingreso. Y el salto en la inflación inmediato necesariamente iba a empeorar en el margen las estadísticas de pobreza por ingresos.
T: Era evidente que iba a caer el poder adquisitivo. Lo crítico era atenuar el impacto en los sectores de menores recursos, algo que se logró en parte con la tarifa social.
C: Todas las alternativas del Gobierno tenían un costo. Buscaron un punto medio entre shock y gradualismo.
—¿La caída de la inflación hacia fin de año puede reducir el atraso del tipo de cambio o hay que esperar otra devaluación?
GF: El control de la inflación por debajo del 1,5% mensual en el segundo semestre va a disminuir el ritmo de apreciación, sumado a una eventual corrección moderada del precio nominal, si es que se reducen las tasas de interés.
DP: De cara a 2017, el Gobierno va a usar el dólar como semi-ancla de los precios, por lo que, más allá de movimientos tácticos en el medio, no es esperable una mejora en el tipo de cambio real contra el dólar; más bien al contrario.
T: Si el tipo de cambio queda quieto, por más que baje la inflación hay atraso igual. Si baja la inflación, el deterioro será menor
C: No llamaría a la situación actual “atraso cambiario”, pero hay que estar atentos.
Bein ve un ‘dibujito’ de Prat-Gay
“Delicias de las estadísticas”, dice el último informe del Estudio Bein sobre el impacto que la corrección en las cuentas nacionales recientes en el Indec tiene sobre la meta de déficit fiscal del Ministerio de Hacienda para este año. “En la nueva foto, el aumento del tamaño estadístico de la economía (PIB a precios corrientes) se refleja en una caída de 0,4 pp en el déficit fiscal; es decir, con todo lo demás estable, el 4,8% original ahora es 4,4% luego de la suba del denominador”, indica el último reporte del economista Miguel Bein, que en la última campaña presidencial asesoró a Daniel Scioli, del Frente para la Victoria. Desde otro ángulo, mirando 2017, el cambio “asegura ya una tercera parte de la reducción anunciada para el próximo año”, cuando el Gobierno dice que deberá pasar del 4,8% de este año a un ambicioso 3,3% de rojo en las cuentas públicas.
—¿Cuánto se perdió ya de la competitividad ganada por la devaluación?
GonzAlez Fraga: La apreciación está en el orden del 20%, pero también hay que considerar que Brasil apreció mucho más su moneda, y con otros países que devaluaron, nuestra pérdida fue aún mayor.
Dal Poggetto: En el tipo de cambio bilateral con el dólar, la mejora de 19% ya está lejos del 50% que llegó a alcanzar en febrero. Las ganancias de competitividad fueron mayores gracias a la política fiscal y al contexto internacional. Contra Brasil, la mejora es del 41%.
Tiscornia: Creo que con un dólar a $ 15 y un real de $ 3,20 en las últimas semanas hemos recuperado bastante. Parece un tipo de cambio razonable.
Cohan: La competitividad de un dólar a $ 15 es equivalente a los $ 13 de diciembre y un 45% superior a la de noviembre. También amortiguó la apreciación de las monedas de nuestros socios comerciales.
—A seis meses del fin del cepo, cree que ¿el traslado a precios de la devaluación fue alto, moderado o bajo?
GF: Algunos precios ya habían ajustado a un dólar a $ 15, y muchos no, especialmente en alimentos. El traslado fue moderado, menor que en enero de 2014. Es difícil ser categóricos por el impacto de las tarifas y la brutal expansión monetaria del gobierno anterior.
DP: Claramente fue un error de diagnóstico. No se tuvo en cuenta ni el cierre de la economía ni la existencia de la puja distributiva.
T: Pensar que los precios estaban calculados al blue antes de la devaluación era un error. Pero el traslado a precios fue menor que en 2014, y no fue tan grande como algunos dicen.
C: El traslado fue moderado, sobre todo si se lo compara con 2014.
—¿Cuánto de la inflación acumulada hasta ahora es inercia del kirchnerismo, cuánto se debe a la devaluación y cuánto a las tarifas porteñas?
GF: No hice ese estudio, pero estimo que fue un 50%, 30% y 20% respectivamente. El kirchnerismo es responsable por la expansión monetaria y el levantamiento de precios cuidados de septiembre 2015.
DP: Se puede dividir en un tercio tarifas, un tercio por dólar y un tercio la inercia, esta última exacerbada por la segunda ronda de las tarifas y el dólar.
T: El aumento de tarifas tiene una influencia de seis puntos y parte de la herencia porque es algo que no se hizo. También hay un efecto importante del tipo de cambio que es resultado del cepo cambiario de la gestión anterior.
C: La inflación de un rango de 42% a 45% se descompone en 22% a 25% de inercia, 10% devaluación y 10% de tarifas.
—El aumento de la pobreza, medido por ingresos, ¿era un costo inevitable de la política tras la salida del kirchnerismo? ¿O es producto de la mala gestión actual?
GF: Había un costo inevitable por la devaluación, la reducción de las retenciones y el aumento de las tarifas. Se podría haber minimizado en los sectores de menores ingresos con medidas paliativas.
DP: La contracara de la corrección de precios relativos, para dar señales a la inversión, era un cambio en la distribución del ingreso. Y el salto en la inflación inmediato necesariamente iba a empeorar en el margen las estadísticas de pobreza por ingresos.
T: Era evidente que iba a caer el poder adquisitivo. Lo crítico era atenuar el impacto en los sectores de menores recursos, algo que se logró en parte con la tarifa social.
C: Todas las alternativas del Gobierno tenían un costo. Buscaron un punto medio entre shock y gradualismo.
—¿La caída de la inflación hacia fin de año puede reducir el atraso del tipo de cambio o hay que esperar otra devaluación?
GF: El control de la inflación por debajo del 1,5% mensual en el segundo semestre va a disminuir el ritmo de apreciación, sumado a una eventual corrección moderada del precio nominal, si es que se reducen las tasas de interés.
DP: De cara a 2017, el Gobierno va a usar el dólar como semi-ancla de los precios, por lo que, más allá de movimientos tácticos en el medio, no es esperable una mejora en el tipo de cambio real contra el dólar; más bien al contrario.
T: Si el tipo de cambio queda quieto, por más que baje la inflación hay atraso igual. Si baja la inflación, el deterioro será menor
C: No llamaría a la situación actual “atraso cambiario”, pero hay que estar atentos.
Bein ve un ‘dibujito’ de Prat-Gay
“Delicias de las estadísticas”, dice el último informe del Estudio Bein sobre el impacto que la corrección en las cuentas nacionales recientes en el Indec tiene sobre la meta de déficit fiscal del Ministerio de Hacienda para este año. “En la nueva foto, el aumento del tamaño estadístico de la economía (PIB a precios corrientes) se refleja en una caída de 0,4 pp en el déficit fiscal; es decir, con todo lo demás estable, el 4,8% original ahora es 4,4% luego de la suba del denominador”, indica el último reporte del economista Miguel Bein, que en la última campaña presidencial asesoró a Daniel Scioli, del Frente para la Victoria. Desde otro ángulo, mirando 2017, el cambio “asegura ya una tercera parte de la reducción anunciada para el próximo año”, cuando el Gobierno dice que deberá pasar del 4,8% de este año a un ambicioso 3,3% de rojo en las cuentas públicas.