Sus banderas se destacaron en cada ruta cortada. Sus bombos, en las plazas y fábricas tomadas. Pero fueron mucho más que eso.
Por la cantidad de militantes movilizados y la visibilidad de sus banderas, los grupos piqueteros y las organizaciones de izquierda tuvieron un rol clave en los bloqueos que ayer se extendieron por todo el país. En algunos casos, de hecho, opacaron la convocatoria de los gremios de la CGT y la CTA.
Sin embargo, las organizaciones de izquierda cumplieron otra tarea igualmente significativa, aunque menos visible: en las últimas semanas, desplegaron su red de militantes y delegados obreros para difundir los fundamentos del 20-N en las barriadas y, sobre todo, en las fábricas y oficinas dominadas por los sindicatos kirchneristas.
«Hace un mes que venimos trabajando en los gremios no adheridos», explicó Néstor Pitrola, del Polo Obrero, mientras repasaba una extensa lista de huelgas en empresas metalúrgicas, constructoras y de transporte. «Lo más contundente fue el apoyo de los docentes bonaerenses, que hicieron fracasar el boicot de Hugo Yasky», celebró, en alusión al líder de la CTA oficialista.
«Hace semanas que venimos organizando asambleas paralelas en las fábricas, un trabajo mucho más importante que los cortes», sostuvo Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa, una organización que integra y dirige comisiones internas en gremios de las cinco centrales obreras.
Un planteo similar realizaron Daniel Menéndez, de Barrios de Pie, y Gustavo Giménez, del MST Teresa Vive, las otras dos organizaciones piqueteras con mayor presencia en los cortes de ayer. El PTS, por su parte, fue determinante en el paro de la línea B de subtes (ver aparte).
La relevancia de los grupos piqueteros en los bloqueos fue innegable. No debería sorprender: se trata de organizaciones que se especializaron durante años en lograr contundencia y visibilidad para sus reclamos, con recursos siempre escasos y en contextos mucho más hostiles que el de ayer.
Los dirigentes que dialogaron con LA NACION negaron que los bloqueos de ayer fueran la causa principal de las calles y fábricas desiertas, como sugirió el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, cuando habló de un «piquetazo».
«El apoyo de la gente fue increíble. Más allá de los bloqueos, muchos decidieron quedarse en sus hogares», sostuvo Menéndez. «Antes de que empezaran los cortes, había un 30% del tráfico habitual. El apoyo espontáneo que tuvo el paro nos da una idea del malestar de la gente», completó Giménez.
Ese malestar, dicen, se vuelve más profundo en las barriadas, donde la inflación cala hondo. Por eso, los piqueteros se preparan para volver a las calles: pedirán un plus para los planes sociales, antes de que lleguen las Fiestas..
Por la cantidad de militantes movilizados y la visibilidad de sus banderas, los grupos piqueteros y las organizaciones de izquierda tuvieron un rol clave en los bloqueos que ayer se extendieron por todo el país. En algunos casos, de hecho, opacaron la convocatoria de los gremios de la CGT y la CTA.
Sin embargo, las organizaciones de izquierda cumplieron otra tarea igualmente significativa, aunque menos visible: en las últimas semanas, desplegaron su red de militantes y delegados obreros para difundir los fundamentos del 20-N en las barriadas y, sobre todo, en las fábricas y oficinas dominadas por los sindicatos kirchneristas.
«Hace un mes que venimos trabajando en los gremios no adheridos», explicó Néstor Pitrola, del Polo Obrero, mientras repasaba una extensa lista de huelgas en empresas metalúrgicas, constructoras y de transporte. «Lo más contundente fue el apoyo de los docentes bonaerenses, que hicieron fracasar el boicot de Hugo Yasky», celebró, en alusión al líder de la CTA oficialista.
«Hace semanas que venimos organizando asambleas paralelas en las fábricas, un trabajo mucho más importante que los cortes», sostuvo Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa, una organización que integra y dirige comisiones internas en gremios de las cinco centrales obreras.
Un planteo similar realizaron Daniel Menéndez, de Barrios de Pie, y Gustavo Giménez, del MST Teresa Vive, las otras dos organizaciones piqueteras con mayor presencia en los cortes de ayer. El PTS, por su parte, fue determinante en el paro de la línea B de subtes (ver aparte).
La relevancia de los grupos piqueteros en los bloqueos fue innegable. No debería sorprender: se trata de organizaciones que se especializaron durante años en lograr contundencia y visibilidad para sus reclamos, con recursos siempre escasos y en contextos mucho más hostiles que el de ayer.
Los dirigentes que dialogaron con LA NACION negaron que los bloqueos de ayer fueran la causa principal de las calles y fábricas desiertas, como sugirió el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, cuando habló de un «piquetazo».
«El apoyo de la gente fue increíble. Más allá de los bloqueos, muchos decidieron quedarse en sus hogares», sostuvo Menéndez. «Antes de que empezaran los cortes, había un 30% del tráfico habitual. El apoyo espontáneo que tuvo el paro nos da una idea del malestar de la gente», completó Giménez.
Ese malestar, dicen, se vuelve más profundo en las barriadas, donde la inflación cala hondo. Por eso, los piqueteros se preparan para volver a las calles: pedirán un plus para los planes sociales, antes de que lleguen las Fiestas..
si,la movida de ayer,por los participantes y las consignas,fue»por izquierda».Ahora,si los indicalistas disidentes,sobre todo Moyano Hugo,es de izquierda,yo soy Greta Garbo.
Bueno, hasta hace poco acompañaba/n el movimiento. Cuando enrolaba/n en otras filas no los indignaba para donde pateaba/n.