Documentos hallados por Tiempo desmienten al gobierno: Fleg Trading, fundada en el paraíso fiscal de Bahamas, se mantiene operativa y ejecutó movimientos financieros. Las transacciones se hicieron a través de Owners Do Brasil, una compañía vinculada a Socma. Cambiemos había dicho que la firma «nunca tuvo» actividad.
Panamá Papers exhibieron su firma estampada en el acta de constitución de la sociedad Fleg Trading LTD, inscripta en el paraíso fiscal de Bahamas, el presidente y varios funcionarios de su gobierno salieron al cruce jurando que la compañía offshore había sido «creada por su padre» para hacer «inversiones en Brasil» que «no se realizaron». Que, por lo tanto, la firma «no tuvo actividad», y que «por eso no correspondía mencionarla en las declaraciones juradas» del primer mandatario.
Los entrecomillados corresponden a declaraciones textuales del propio Macri y sus voceros. Y las explicaciones fueron tomadas por ciertas por los medios que más influyen en la opinión pública. Pero documentos hallados por Tiempo revelan ahora que la explicaciones del Gobierno están lejos de ser verdad.
Según consta en registros públicos del Estado de San Pablo, Fleg Trading tuvo intensa actividad en Brasil. Las operaciones incluyen participación en sociedades y movimientos millonarios. Y, a contramano de lo dicho por el gobierno, para las autoridades brasileñas la firma sigue activa y lista para seguir operando.
Fleg Trading nació el 9 de septiembre de 1998 en Montevideo, pero pronto se radicó en el paraíso fiscal de Bahamas. Tres miembros del clan Macri integraron el directorio: el patriarca Franco, su primogénito Mauricio, y su hermano Mariano, cuarto en la línea de sucesión familiar.
Hija de Socma –Sociedad Macri, la sociedad madre del grupo–, Fleg demoró menos de dos meses en entrar en actividad: el 3 de noviembre ingresó como accionista de Owners Do Brasil Participações Ltda., una sociedad holding que el grupo poseía en San Pablo. El ingreso de Fleg en Owners coincidió con la salida de Socma Americana SA, que se retiró de la firma con los 11.360.010 de reales que correspondían a su participación social. La offshore de Bahamas compensó la pérdida e incrementó la capitalización de la firma aportando 11.715.449 de reales.
El pase de manos aumentó levemente el capital social de Owners, aunque duró poco. El 23 de diciembre –a poco más de un mes del ingreso de Fleg–, la firma informó a las autoridades brasileñas de una nueva redistribución en las participaciones, pero esta vez a la baja: el capital social pasó de 11,7 millones de reales a 1,4 millón, una drástica reducción cercana a los 10,3 millones de reales. ¿Dónde se fue ese dinero?
Un documento interno de Owners da una pista del destino. «Luego de deliberar, los accionistas consideraron que el capital social de la firma resultaba excesivo para sus operaciones», relata el acta de Alteración del Contrato Social elevada por la compañía a la Secretaría de Justicia y a la Junta Comercial del Estado de São Paulo. Y detalla: «(Los accionistas) decidieron entonces reducir el Capital Social en 10.283.885 de reales, devolviendo ese capital en forma proporcional a la participación social.»
De esa manera, los accionistas de Owners –Fleg Trading y Socma SA– se repartieron en reales el equivalente a 8.569.904 de dólares, según el tipo de cambio de la época. Más adelante, el mismo documento revela finalmente que decidieron hacer los socios con esa plata: pagar un convenio firmado con el Hotel Nuraghe Portorotondo S.p.A.
Bañado por las aguas esmeraldas que empalagan las postales de Cerdeña, Portorotondo es el destino top del jet set europeo y global. Dueña de discotecas, restaurantes y hoteles, la familia Nocella es una referencia obligada de la movida local. Giorgio, el padre del clan, se enamoró de ese rincón de Italia y construyó allí un imperio donde se codean príncipes, presidentes, artistas, modelos y playboys.
Íntimo de Franco Macri, Mauricio visitó con frecuencia ese balneario, y conoció el Hotel Nuraghe, propiedad de la familia Nocella. Y beneficiario de los millones que le giró Fleg vía Owners Brasil.
«Mi mejor amigo fue Giorgio Nocella famoso productor de cine y un ser humano único. Cuando murió cambió mi vida. Lo extrañaré por siempre», escribió Franco en su cuenta de Twitter. Giorgio falleció en su estancia de Bariloche, en 2011. Con Franco compartían una larga y profunda relación, que combinaba afecto y negocios. Padrino de bodas de Sandra Macri, Nocella integró el directorio en varias empresas del clan.
En Italia, por caso, en 1993 Giorgio fundó y dirigió Socma Finanziaria, una sociedad de inocultables lazos con la sociedad madre de los Macri. La firma estaba activa en 1998, cuando Owners le transfirió más de 8 millones de dólares al Hotel Nuraghe, otro de los emprendimientos de Nocella. Si bien su verdadera pasión era el cine, donde brilló como productor durante el ciclo de oro de la filmografía italiana, Nocella también cultivó el arte de hacer negocios en sociedad con Franco y otros miembros del clan presidencial (ver recuadro).
Poco después de recibir el pago de la firma brasileña de los Macri, Nocella intentó abrir una sucursal de su productora en Buenos Aires. El 14 de julio de 1999 se inscribió en el Boletín Oficial argentino Iter Productiones SA. El presidente era el propio Giorgio. Su socia era una cara conocida de la tele: Flavia Palmiero.
Novia de Franco, Flavia se inscribió como vicepresidenta de Iter, que sumó como director suplente al abogado José Gerardo Palacios Hardy. Vicepresidente de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia, Palacios Hardy suele llamar «presos políticos» a los genocidas encarcelados por crímenes de lesa humanidad. «El próximo gobierno tendrá una nueva política de Derechos Humanos (…) Esperamos que Argentina se deshaga de los juicios políticos y de los jueces prevaricadores que han ensuciado la Justicia», pronosticó el abogado en noviembre pasado. Por su vieja relación con la familia Macri, no debe descartarse que el vaticinio contenga información.
Además de su ex novia Flavia, varios familiares de Franco integraron directorios con Giorgio. En Sideco Americana SA, por ejemplo, acompañó a Ángel Calcaterra, sobrino de Franco y heredero de los negocios con obra pública. En esa compañía también compartió actas con otro viejo conocido del clan: Néstor Grindetti, ex ministro de Hacienda de Mauricio y actual intendente de Lanús. Como su mentor, Grindetti también quedó envuelto por el escándalo de los Panamá Papers. Los documentos revelaron que Grindetti tuvo un poder legal sobre Mercier International SA, constituida en Panamá en 2010, para gestionar fondos de la compañía depositados en el banco suizo Clariden Leu Limited.
Golpeado por el escándalo, Grindetti, como el gobierno, argumentó que «tener sociedades offshore no es ilegal». Es cierto. Como lo reconoce hasta el FMI, uno de los grandes problemas económicos del planeta es que la ley permite la vigencia de guaridas fiscales aptas para lavar dinero, ocultar patrimonio y eludir impuestos.
La pesquisa, en el caso de los Panamá Papers que involucran a Macri, está en manos del fiscal Federico Delgado. Esta semana, el diputado neuquino Norman Martínez amplió la denuncia contra el presidente y aseguró que se «destruyeron pruebas» sobre las actividades de Fleg Trading en Brasil. Una cosa es segura: los documentos que –por ahora– reposan en São Paulo, encendieron alarmas en el despacho presidencial.
Amistades, negocios, jet set y política en un hotel de Cerdeña
Por G.A.
En la isla italiana de Cerdeña, más precisamente en la lujosa área de Portorotondo, las playas exclusivas del Hotel Nuraghe se abren al mar Mediterráneo. Hasta allí llegaron los largos brazos del grupo Macri a través de un amigo de la familia del presidente y socio de sus empresas, Giorgio Nocella.
Este paraíso para los millonarios veraneantes internacionales es uno de los puntos finales del rastro del dinero que comienza en otra punta del globo, en otro paraíso, pero fiscal: Nassau, Bahamas.
Allí arranca esta historia, con la firma Fleg Trading, de la que el presidente Mauricio Macri fue directivo (como lo filtró Panamá Papers), y continúa con movimientos a través del mundo de millones de dólares que llegaron al famoso Hotel Nuraghe, fundado y explotado por la familia Nocella.
Giorgio, quien murió en Bariloche en 2011, fue un empresario y productor cinematográfico italiano que mantuvo una larga amistad, casi una hermandad, con Franco Macri, padre del presidente y cabeza del poderoso grupo empresario.
La familia del presidente pasó muchos veranos en Cerdeña y el italiano llegó a ser padrino de bodas de Sandra Macri en su casamiento con Daniel Leonardo, más reconocido como el parapsicólogo que denunció a su cuñado Mauricio por espionaje ilegal.
Nocella fue uno de los primeros en desembarcar en Portorotondo en 1967. Por allí veranearon actores como Bruce Willis y Sean Connery hasta el millonario italiano y ex primer ministro Silvio Berlusconi. Las fiestas sexuales de Il Cavaliere en su Villa Certosa, con un parque de 120 hectáreas y un túnel secreto, volvieron a la región tristemente célebre.
En esas playas, uno de los lugares elegidos por el jet set mundial, Giorgio construyó el Hotel Nuraghe, una discoteca y su imponente mansión. Por allí desfilaron y se cruzaron Daniel Scioli y Macri, quienes terminaron años después como competidores en un elección presidencial.
Nocella también se dedicó a la producción de cine, con películas como Adiós al macho de 1978 con Gérard Depardieu y Marcello Mastroianni. En Italia fundó junto a Antonio Macri, hermano menor de Franco, la productora Iter Films. Años después, en 1999, trajo su pasión a la Argentina con Iter Productions. Nuevamente, los caminos con los Macri se volvieron a cruzar: se asoció con la entonces novia de Franco, la actriz Flavia Palmiero.
En la actualidad, las inversiones de Giorgio son comandadas por su hijo, Pïerandrea. Como sus padres, los herederos Pierandrea y Mauricio cultivan una larga amistad. «
Semillero de funcionarios y escándalos
El paso de Mauricio Macri por las empresas de papá Franco le dejó compañeros de ruta y dolores de cabeza legales. Un buen resumen de ambos aspectos se exhibe en la sentencia del Juzgado Comercial 9, del 16 de diciembre de 2003, en la causa que trató el concurso preventivo del Correo Argentino, un emprendimiento fallido del clan Macri que terminó con escándalo.
Si bien a esa altura Mauricio ya no trabajaba con su padre, todavía lo hacían varios ejecutivos que luego integrarían el staff del Gobierno de la Ciudad. Y, ahora, de la Nación. El fallo, por caso, prohíbe la salida del país a Andrés Horacio Ibarra, por entonces director titular del Correo y actual ministro de Modernización del gobierno nacional. En ese rol, tuvo a su cargo el despido de miles de trabajadores estatales.
La sentencia extiende la prohibición a los directores de Sideco SA, controlante del Correo. La medida involucró a Ángel Calcaterra, zar de la obra pública, Néstor Grindetti –actual intendente de Lanús– y Giorgio Nocella, el amigo de Franco, cuyo hotel recibió fondos una sociedad ligada a la offshore presidencial.
Según los Panamá Papers, Fleg Trading fue inscripta en 1998 en Bahamas. Pocos meses después aterrizó en Brasil como accionista de un holding.
Panamá Papers exhibieron su firma estampada en el acta de constitución de la sociedad Fleg Trading LTD, inscripta en el paraíso fiscal de Bahamas, el presidente y varios funcionarios de su gobierno salieron al cruce jurando que la compañía offshore había sido «creada por su padre» para hacer «inversiones en Brasil» que «no se realizaron». Que, por lo tanto, la firma «no tuvo actividad», y que «por eso no correspondía mencionarla en las declaraciones juradas» del primer mandatario.
Los entrecomillados corresponden a declaraciones textuales del propio Macri y sus voceros. Y las explicaciones fueron tomadas por ciertas por los medios que más influyen en la opinión pública. Pero documentos hallados por Tiempo revelan ahora que la explicaciones del Gobierno están lejos de ser verdad.
Según consta en registros públicos del Estado de San Pablo, Fleg Trading tuvo intensa actividad en Brasil. Las operaciones incluyen participación en sociedades y movimientos millonarios. Y, a contramano de lo dicho por el gobierno, para las autoridades brasileñas la firma sigue activa y lista para seguir operando.
Fleg Trading nació el 9 de septiembre de 1998 en Montevideo, pero pronto se radicó en el paraíso fiscal de Bahamas. Tres miembros del clan Macri integraron el directorio: el patriarca Franco, su primogénito Mauricio, y su hermano Mariano, cuarto en la línea de sucesión familiar.
Hija de Socma –Sociedad Macri, la sociedad madre del grupo–, Fleg demoró menos de dos meses en entrar en actividad: el 3 de noviembre ingresó como accionista de Owners Do Brasil Participações Ltda., una sociedad holding que el grupo poseía en San Pablo. El ingreso de Fleg en Owners coincidió con la salida de Socma Americana SA, que se retiró de la firma con los 11.360.010 de reales que correspondían a su participación social. La offshore de Bahamas compensó la pérdida e incrementó la capitalización de la firma aportando 11.715.449 de reales.
El pase de manos aumentó levemente el capital social de Owners, aunque duró poco. El 23 de diciembre –a poco más de un mes del ingreso de Fleg–, la firma informó a las autoridades brasileñas de una nueva redistribución en las participaciones, pero esta vez a la baja: el capital social pasó de 11,7 millones de reales a 1,4 millón, una drástica reducción cercana a los 10,3 millones de reales. ¿Dónde se fue ese dinero?
Un documento interno de Owners da una pista del destino. «Luego de deliberar, los accionistas consideraron que el capital social de la firma resultaba excesivo para sus operaciones», relata el acta de Alteración del Contrato Social elevada por la compañía a la Secretaría de Justicia y a la Junta Comercial del Estado de São Paulo. Y detalla: «(Los accionistas) decidieron entonces reducir el Capital Social en 10.283.885 de reales, devolviendo ese capital en forma proporcional a la participación social.»
De esa manera, los accionistas de Owners –Fleg Trading y Socma SA– se repartieron en reales el equivalente a 8.569.904 de dólares, según el tipo de cambio de la época. Más adelante, el mismo documento revela finalmente que decidieron hacer los socios con esa plata: pagar un convenio firmado con el Hotel Nuraghe Portorotondo S.p.A.
Bañado por las aguas esmeraldas que empalagan las postales de Cerdeña, Portorotondo es el destino top del jet set europeo y global. Dueña de discotecas, restaurantes y hoteles, la familia Nocella es una referencia obligada de la movida local. Giorgio, el padre del clan, se enamoró de ese rincón de Italia y construyó allí un imperio donde se codean príncipes, presidentes, artistas, modelos y playboys.
Íntimo de Franco Macri, Mauricio visitó con frecuencia ese balneario, y conoció el Hotel Nuraghe, propiedad de la familia Nocella. Y beneficiario de los millones que le giró Fleg vía Owners Brasil.
«Mi mejor amigo fue Giorgio Nocella famoso productor de cine y un ser humano único. Cuando murió cambió mi vida. Lo extrañaré por siempre», escribió Franco en su cuenta de Twitter. Giorgio falleció en su estancia de Bariloche, en 2011. Con Franco compartían una larga y profunda relación, que combinaba afecto y negocios. Padrino de bodas de Sandra Macri, Nocella integró el directorio en varias empresas del clan.
En Italia, por caso, en 1993 Giorgio fundó y dirigió Socma Finanziaria, una sociedad de inocultables lazos con la sociedad madre de los Macri. La firma estaba activa en 1998, cuando Owners le transfirió más de 8 millones de dólares al Hotel Nuraghe, otro de los emprendimientos de Nocella. Si bien su verdadera pasión era el cine, donde brilló como productor durante el ciclo de oro de la filmografía italiana, Nocella también cultivó el arte de hacer negocios en sociedad con Franco y otros miembros del clan presidencial (ver recuadro).
Poco después de recibir el pago de la firma brasileña de los Macri, Nocella intentó abrir una sucursal de su productora en Buenos Aires. El 14 de julio de 1999 se inscribió en el Boletín Oficial argentino Iter Productiones SA. El presidente era el propio Giorgio. Su socia era una cara conocida de la tele: Flavia Palmiero.
Novia de Franco, Flavia se inscribió como vicepresidenta de Iter, que sumó como director suplente al abogado José Gerardo Palacios Hardy. Vicepresidente de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia, Palacios Hardy suele llamar «presos políticos» a los genocidas encarcelados por crímenes de lesa humanidad. «El próximo gobierno tendrá una nueva política de Derechos Humanos (…) Esperamos que Argentina se deshaga de los juicios políticos y de los jueces prevaricadores que han ensuciado la Justicia», pronosticó el abogado en noviembre pasado. Por su vieja relación con la familia Macri, no debe descartarse que el vaticinio contenga información.
Además de su ex novia Flavia, varios familiares de Franco integraron directorios con Giorgio. En Sideco Americana SA, por ejemplo, acompañó a Ángel Calcaterra, sobrino de Franco y heredero de los negocios con obra pública. En esa compañía también compartió actas con otro viejo conocido del clan: Néstor Grindetti, ex ministro de Hacienda de Mauricio y actual intendente de Lanús. Como su mentor, Grindetti también quedó envuelto por el escándalo de los Panamá Papers. Los documentos revelaron que Grindetti tuvo un poder legal sobre Mercier International SA, constituida en Panamá en 2010, para gestionar fondos de la compañía depositados en el banco suizo Clariden Leu Limited.
Golpeado por el escándalo, Grindetti, como el gobierno, argumentó que «tener sociedades offshore no es ilegal». Es cierto. Como lo reconoce hasta el FMI, uno de los grandes problemas económicos del planeta es que la ley permite la vigencia de guaridas fiscales aptas para lavar dinero, ocultar patrimonio y eludir impuestos.
La pesquisa, en el caso de los Panamá Papers que involucran a Macri, está en manos del fiscal Federico Delgado. Esta semana, el diputado neuquino Norman Martínez amplió la denuncia contra el presidente y aseguró que se «destruyeron pruebas» sobre las actividades de Fleg Trading en Brasil. Una cosa es segura: los documentos que –por ahora– reposan en São Paulo, encendieron alarmas en el despacho presidencial.
Amistades, negocios, jet set y política en un hotel de Cerdeña
Por G.A.
En la isla italiana de Cerdeña, más precisamente en la lujosa área de Portorotondo, las playas exclusivas del Hotel Nuraghe se abren al mar Mediterráneo. Hasta allí llegaron los largos brazos del grupo Macri a través de un amigo de la familia del presidente y socio de sus empresas, Giorgio Nocella.
Este paraíso para los millonarios veraneantes internacionales es uno de los puntos finales del rastro del dinero que comienza en otra punta del globo, en otro paraíso, pero fiscal: Nassau, Bahamas.
Allí arranca esta historia, con la firma Fleg Trading, de la que el presidente Mauricio Macri fue directivo (como lo filtró Panamá Papers), y continúa con movimientos a través del mundo de millones de dólares que llegaron al famoso Hotel Nuraghe, fundado y explotado por la familia Nocella.
Giorgio, quien murió en Bariloche en 2011, fue un empresario y productor cinematográfico italiano que mantuvo una larga amistad, casi una hermandad, con Franco Macri, padre del presidente y cabeza del poderoso grupo empresario.
La familia del presidente pasó muchos veranos en Cerdeña y el italiano llegó a ser padrino de bodas de Sandra Macri en su casamiento con Daniel Leonardo, más reconocido como el parapsicólogo que denunció a su cuñado Mauricio por espionaje ilegal.
Nocella fue uno de los primeros en desembarcar en Portorotondo en 1967. Por allí veranearon actores como Bruce Willis y Sean Connery hasta el millonario italiano y ex primer ministro Silvio Berlusconi. Las fiestas sexuales de Il Cavaliere en su Villa Certosa, con un parque de 120 hectáreas y un túnel secreto, volvieron a la región tristemente célebre.
En esas playas, uno de los lugares elegidos por el jet set mundial, Giorgio construyó el Hotel Nuraghe, una discoteca y su imponente mansión. Por allí desfilaron y se cruzaron Daniel Scioli y Macri, quienes terminaron años después como competidores en un elección presidencial.
Nocella también se dedicó a la producción de cine, con películas como Adiós al macho de 1978 con Gérard Depardieu y Marcello Mastroianni. En Italia fundó junto a Antonio Macri, hermano menor de Franco, la productora Iter Films. Años después, en 1999, trajo su pasión a la Argentina con Iter Productions. Nuevamente, los caminos con los Macri se volvieron a cruzar: se asoció con la entonces novia de Franco, la actriz Flavia Palmiero.
En la actualidad, las inversiones de Giorgio son comandadas por su hijo, Pïerandrea. Como sus padres, los herederos Pierandrea y Mauricio cultivan una larga amistad. «
Semillero de funcionarios y escándalos
El paso de Mauricio Macri por las empresas de papá Franco le dejó compañeros de ruta y dolores de cabeza legales. Un buen resumen de ambos aspectos se exhibe en la sentencia del Juzgado Comercial 9, del 16 de diciembre de 2003, en la causa que trató el concurso preventivo del Correo Argentino, un emprendimiento fallido del clan Macri que terminó con escándalo.
Si bien a esa altura Mauricio ya no trabajaba con su padre, todavía lo hacían varios ejecutivos que luego integrarían el staff del Gobierno de la Ciudad. Y, ahora, de la Nación. El fallo, por caso, prohíbe la salida del país a Andrés Horacio Ibarra, por entonces director titular del Correo y actual ministro de Modernización del gobierno nacional. En ese rol, tuvo a su cargo el despido de miles de trabajadores estatales.
La sentencia extiende la prohibición a los directores de Sideco SA, controlante del Correo. La medida involucró a Ángel Calcaterra, zar de la obra pública, Néstor Grindetti –actual intendente de Lanús– y Giorgio Nocella, el amigo de Franco, cuyo hotel recibió fondos una sociedad ligada a la offshore presidencial.
Según los Panamá Papers, Fleg Trading fue inscripta en 1998 en Bahamas. Pocos meses después aterrizó en Brasil como accionista de un holding.