La madrugada del 17 de julio de 2008, cuando emitió su famoso voto «no-positivo» al proyecto oficialista de retenciones, el nombre de Julio Cobos quedó para la historia como un sinónimo del enfrentamiento entre un presidente y su vice. Por eso, cuando el mandatario paraguayo Fernando Lugo comenzó a cruzarse con su segundo, Federico Franco, se decía que le había llegado «su Cobos».
Ahora es el turno del uruguayo José «Pepe» Mujica, enemistado con su vicepresidente Danilo Astori. El mandatario propuso anular la amnistía para los crímenes cometidos por la última dictadura militar charrúa, pero el proyecto en la Cámara de Diputados no tuvo el apoyo de todo su partido, el Frente Amplio.
El fracaso llevó a Mujica a sugerir, en plena reunión con sus ministros, que había una conspiración en su contra. «Me enteré de que ha habido reuniones, de que hay gente por ahí que está haciendo creer que hay una situación de desgobierno en el país, para que yo me vaya», dijo a la prensa uruguaya. Astori, por supuesto, lo desmintió.
El enfrentamiento entre ambos recrudeció con el proyecto para cobrar un impuesto a los campos mayores a 2.000 hectáreas. Mujica es un férreo impulsor de la idea, y llegó a proponer «picanear al que tiene mucho y produce poco». Astori, en cambio, dice que la iniciativa «no es capaz de frenar la concentración de la tierra» y genera incertidumbre.
La interna alcanzó a los legisladores del Frente Amplio, divididos entre el Movimiento de Participación Popular (MPP), que apoya a Mujica, y el Frente Líber Seregni (FLS), liderado por Astori. Si bien evitaron hablar de «quiebres», en la bancada oficialista reconocieron que podría llegar a haber dos proyectos distintos, según publicó el diario uruguayo El País.
Ahora es el turno del uruguayo José «Pepe» Mujica, enemistado con su vicepresidente Danilo Astori. El mandatario propuso anular la amnistía para los crímenes cometidos por la última dictadura militar charrúa, pero el proyecto en la Cámara de Diputados no tuvo el apoyo de todo su partido, el Frente Amplio.
El fracaso llevó a Mujica a sugerir, en plena reunión con sus ministros, que había una conspiración en su contra. «Me enteré de que ha habido reuniones, de que hay gente por ahí que está haciendo creer que hay una situación de desgobierno en el país, para que yo me vaya», dijo a la prensa uruguaya. Astori, por supuesto, lo desmintió.
El enfrentamiento entre ambos recrudeció con el proyecto para cobrar un impuesto a los campos mayores a 2.000 hectáreas. Mujica es un férreo impulsor de la idea, y llegó a proponer «picanear al que tiene mucho y produce poco». Astori, en cambio, dice que la iniciativa «no es capaz de frenar la concentración de la tierra» y genera incertidumbre.
La interna alcanzó a los legisladores del Frente Amplio, divididos entre el Movimiento de Participación Popular (MPP), que apoya a Mujica, y el Frente Líber Seregni (FLS), liderado por Astori. Si bien evitaron hablar de «quiebres», en la bancada oficialista reconocieron que podría llegar a haber dos proyectos distintos, según publicó el diario uruguayo El País.