HUMOR POLÍTICO
Alejandro Borensztein
Ser un Encarajinador Político profesional del Club de los Malos no es para cualquiera. Requiere destreza, imaginación y una gran capacidad de manipulación. No es fácil infiltrarse en un gobierno o en un partido político y transformar a un funcionario o a un dirigente que viene con la ingenua intención de hacer el bien, en un brazo ejecutor de nuestros operativos.
Pero un Encarajinador, por genial que sea, también debe entender que forma parte de un conjunto y que no es más que un simple instrumento dentro de la gran orquesta que ejecuta la partitura del mal.
Si bien la mayoría son graduados de la Alta Casa de Estudios del CDLM, debemos reconocer que no necesitamos invertir demasiados recursos en la formación de estos verdaderos arietes del averno, ya que la calle nos provee de una suficiente cantidad de hijos de puta como para prácticamente abastecer todo el mercado interno.
Son poseedores de un talento infinito. De otro modo no podría explicarse que, en una acción coordinada por un puñado de estos héroes anónimos, en sólo un ratito, en simultáneo y televisado para todo el país, se haya logrado devaluar a los tres principales candidatos presidenciales en los que la mayoría de los Corderitos de Dios vienen depositando sus esperanzas: Macri, Scioli y Massa.
Los tres fueron empujados por nuestros equipos de Encarajinadores infiltrados en sus filas para prestarse a un paso de comedia en ShowMatch, justo en el momento en que la sociedad necesita, ahora más que nunca, dirigentes que aporten solidez y seriedad. En lugar de eso, los hicimos payasear en HD.
El episodio tuvo también como protagonista al diputado Insaurralde quien había sido el principal candidato del kirchnerismo en las últimas elecciones. Una fuga bachiana. Corta y precisa. Un solo tiro, tres patos y un conejo.
Este pequeño papelón no le va a destruir la carrera a nadie, pero deja un claro mensaje: el Club de los Malos tiene buitres para todos.
La operación no hubiera sido completa sin el trabajo que realizó el Jefe de los Encarajinadores Políticos apostados entre las fuerzas de UNEN quien logró que un par de días después, el Senador Morales acusara en el Congreso a Amado Boudou de “andar de joda por ahí tocando la guitarra con La Mancha de Rolando” , como si ése fuese el pecado de este diamante en bruto que el CDLM convirtió en Vicepresidente.
Cuando el CDLM hizo a ascender a Boudou dentro del kirchnerismo para arruinar al Gobierno, programó un encadenamiento de eventos con una estrategia bien clara: extender el bochorno en el tiempo para lograr una mejor erosión. A diferencia de otros casos que organizamos como los de Jaime, Shocklender, Milani, Moreno o Antonini Wilson, en esta oportunidad se buscó darle más patetismo y mayor durabilidad. Un verdadero cachivache sustentable. Primero, deschavando el escándalo de Ciccone. Luego, con la patética falsificación de los papeles de un auto. Próximamente liberaremos las imágenes de la cámara de seguridad de un local en Mar del Plata donde se ve a los amigos de Boudou tratando de distraer al empleado del negocio, mientras el Vicepresidente se guarda un conito de dulce de leche en el bolsillo. Más importante que el tamaño del escándalo, es el tiempo en que éste se mantiene calentito.
Más allá de esto, el emputecimiento económico en el que metimos al Gobierno para devastarlo, nos obligó a agilizar el operativo de demolición opositora. La consigna es no permitir que crezca alternativa alguna. Que nada genere la menor ilusión entre los Corderitos de Dios. Minar toda esperanza y garantizar la continuidad de sus penurias, es la tarea.
Lo mismo vale para los equipos de Perturbadores Urbanos, dedicados a complicarle la vida cotidiana al soberano con pequeñas acciones terroristas. Es curioso que todavía se llame soberano a los pueblos sometidos por nuestra institución.
Casualmente, en el acto de inicio de clases del segundo semestre de la Alta Casa de Estudios del CDLM, se otorgó el título de Doctor Honoris Causa a los concesionarios del sistema de acarreos de autos mal estacionados, popularmente conocidos con el temerario término de “la grúa”.
Un sistema perverso por el cual se llevan los autos que están cerca de los playones para que el traslado sea lo más rápido posible y de ese modo acarrear la mayor cantidad de autos y recaudar la mayor cantidad de comisiones.
Allá van esos carruajes del demonio a toda velocidad, violando las leyes de tránsito, con los autos flameando colgados de las cadenas que los dañan al engancharlos, y contaminando con sus caños de escape verticales que van dejando a su paso ese verdadero Chernobyl, denso, negro y maloliente que emana de esos motores que rugen su inconfundible allegro vivace y prestísimo, inspirando a su paso el terror de vehículos y peatones. Merecido reconocimiento para este talentoso grupo de turros que además han batido el récord de tiempo en el que enganchan al infractor superando en dos segundos el tiempo en que las escuderías de la Fórmula Uno cambian los cuatro neumáticos de un bólido.
Fueron ovacionados por los otros Perturbadores Urbanos que asistieron a la ceremonia, todos reconocidos y de similar calaña, como los responsables de los call center que llaman a los domicilios en los peores horarios, o los fabricantes de billeteras cuyo tamaño hace imposible poner o sacar tarjetas de crédito y documentos de identidad porque las diseñan dos o tres milímetros más chicas que los plásticos.
Se hallaba también presente una delegación de Perturbadores Urbanos Europeos, famosos mundialmente por haber sido los responsables de decidir el tamaño de los euros de alta denominación y dejar, de ese modo, fuera de uso a todas las billeteras del Viejo Continente.
Da gusto verlos a todos juntos. Ninguno sería nada sin el otro y todos forman parte de una gran orquesta que suena armoniosa bajo la batuta de los Grandes Maestros del Mal. Un crescendo de oboes pulveriza paciencias en los supermercados con cajas sin cajeras, mientras un nervioso pizzicato de violines vacía las reservas del Banco Central. Timbales que se abalanzan desde el fondo del escenario preanuncian el vuelo del Buitre y los graves a veces imperceptibles de los contrabajos, sostienen el mal humor social.
Encarajinadores Políticos y Perturbadores Urbanos se combinan en una melodía sublime. Entre todos interpretan la Gran Sinfonía del Mal.