La política “fresca” que acecha al Frente Amplio

ELECCIONES PRESIDENCIALES EN URUGUAY
Un candidato joven, impensado hasta hace poco. Fundador de un espacio con nombre de bebida light. Promete “mantener lo bueno” pero “gastar mejor” y, sobre todo, dialogar. Luis Lacalle Pou, bisnieto de caudillo e hijo de presidente, cabalga en nombre del fin de la politiquería. El 26 de octubre, día en que Marina Silva podría ser electa presidenta de Brasil, el postulante de Aire Fresco tiene chances de sufrir una dulce derrota que lo deje bien parado para ganar el balotaje. Cambia, todo cambia.
Por: Manuel Barrientos
Las encuestas presentan un escenario impensado hasta hace pocos meses atrás en la República Oriental del Uruguay. El crecimiento del candidato del Partido Nacional (PN), Luis Lacalle Pou, junto a cierto estancamiento o, incluso, leve retroceso de la fórmula del Frente Amplio (FA), permite entrever un final reñido en las elecciones que se celebrarán el próximo 26 de octubre y abren las puertas a un posible balotaje. Algunos sondeos marcan una ventaja del expresidente Tabaré Vázquez cercana a los diez puntos en primera vuelta, lo que podría ser insuficiente para que el frente que agrupa desde partidos de izquierda hasta centristas obtenga su tercer mandato en la segunda vuelta del 30 de noviembre. Todo indica que, en un eventual segundo turno, los votantes del tercer competidor principal, Pedro Bordaberry, del Partido Colorado, se trasladarían en bloque hacia el hijo del exmandatario Luis Lacalle Herrera. Ocurre que desde que el frente que agrupa a diferentes corrientes de izquierda y centristas se transformó en una boleta electoral competitiva, las diferencias entre los históricos partidos Nacional y Colorado parecen haberse diluido. Los matices son, más que nada, de estilo, en un panorama político de por sí homogéneo.
Son 2.563.397 los uruguayos que están habilitados para votar a su presidente y vice, a 30 senadores y 99 representantes nacionales o diputados. Para acceder a la presidencia se necesita obtener más del 50% de los votos emitidos. Es decir, los válidos más los sufragios en blanco y los anulados, lo que habilita a un sistema de doble vuelta más probable que el argentino, en el que el candidato debe lograr el 45% de los votos u obtener más del 40% y una distancia de diez puntos sobre el segundo postulante. En cambio, para determinar las bancas en el Parlamento sólo se toman en cuenta los votos válidos; esto es, aquellos que expresan una preferencia partidaria.
Desde el PN se muestran exultantes por la performance de su postulante y sostienen que la progresión se da, en especial, entre los jóvenes y en la clase media, porque Lacalle Pou representa la «expectativa de cambio con alegría». Álvaro Delgado es diputado por el sector Aire Fresco (nombre que da toda una definición del espacio fundado por Lacalle Pou) y uno de los coordinadores de la campaña blanca. En diálogo con Viernes, asevera que el principal dato que arrojará la elección de octubre será que ninguna fuerza tendrá mayoría parlamentaria: «Y nos parece muy bien para la democracia uruguaya, porque implica negociar, abrir la cabeza e incorporar ideas de los demás». De forma similar a la de ciertos candidatos de la oposición en la Argentina, Lacalle Pou pregona los valores de la eficiencia, del diálogo y el consenso, eludiendo los conflictos y presentando una visión edulcorada de la política. «Hicimos una campaña centrada en gobernar ahora y gobernar bien, como dice nuestro slogan», sintetiza Delgado.
Esas consignas parecen estar sintonizando con sectores importantes de la población uruguaya. Uno de los influyentes politólogos de ese país, Jorge Lanzaro, explica que las encuestas, en realidad, dan cuenta de una tendencia sostenida: de la elección inicial de octubre de 2004 a la de 2009 hubo una inflexión en el ciclo de crecimiento electoral que la izquierda había experimentado desde 1989; el Frente no sólo dejó de crecer, sino que perdió dos puntos y medio. «Se puede presumir que perdió votos en franjas ideológicas de centro y en sectores sociales de clase media y clase media alta. No de votantes frenteamplistas fieles, sino de electores móviles. Pero ahora se ha erosionado la fidelidad de electores de izquierda, que podrían votar en blanco o votar a otros partidos, sea hacia el centro-centroizquierda (Partido Independiente), sea hacia la izquierda del FA», indica el presidente de la Asociación Uruguaya de Ciencia Política (AUCiP). Lanzaro estima un repunte del FA en la recta final de la campaña, pero considera que será difícil que logre la mayoría absoluta en el Parlamento. Según una encuesta de Cifra, el 57% de la población prefiere que el FA no tenga mayoría.
Diputada y vicepresidenta del FA, Ivonne Passada matiza el crecimiento de Lacalle. Anticipa que, en el tramo final de la campaña, una recorrida por todo el país de la dirigencia de la alianza de centroizquierda servirá para demostrar diversidad. «Somos una fuerza política de izquierda que tiene una base del 40% de los votos, y se trata de un núcleo duro que se mantiene pese a los diez años de Gobierno», manifiesta. También garantiza que los sondeos variarán en los próximos días y que el porcentaje que obtiene la fórmula de centroizquierda no es muy diferente al que tenía el actual mandatario José Mujica para esta misma época en 2010.
¿Quién es ese chico?
«Luis Lacalle Pou es estudioso y metódico y simboliza liderazgo y autenticidad», subraya Delgado. Bisnieto del caudillo nacionalista Luis Alberto de Herrera, el candidato blanco tiene 41 años y es uno de los tres hijos del expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera (1990-1995) y la exsenadora Julia Pou. Su hermano Juan José reveló que, mientras su padre estaba en el poder, un día pegó un portazo en la residencia presidencial y prometió que nunca iba a ser político ni abogado. En 1998 se graduó en Derecho en la Universidad Católica y dos años más tarde asumió como diputado por Canelones, en reemplazo de su madre (quien, a su vez, ocupó una banca como senadora). En 2010, presentó en el Parlamento uno de los primeros proyectos para despenalizar el cultivo de cannabis para uso personal (aunque luego se opuso a ley impulsada por Mujica). Después de presidir la Cámara de Representantes (diputados), entre marzo de 2011 y febrero de 2012, en las primarias de junio de este año dio el gran salto, derrotando al veterano competidor por la Presidencia Jorge Larrañaga, «el guapo» (a quien luego eligió como compañero de fórmula).
«Lacalle Pou es una figura en franco ascenso a quien todos los analistas coincidían en verlo claramente como candidato en 2019. Dado que su padre y líder del herrerismo optó por no competir luego de la derrota en 2009, se abrió un período en que se manejaron nombres que poco puntuaban en las encuestas. Lacalle Pou llevaba tiempo consolidando un espacio propio (Aire Fresco) y siguió acumulando fuerzas, a la vez que su juventud lo hacía atractivo para algunos sectores con un discurso que hace referencia más a una forma de hacer política que a contenidos», recuenta Antonio Cardarello, profesor de la Universidad de la República y fundador de la AUCiP. Pero también destaca la capacidad de Lacalle para hacer acuerdos y atraer a otros precandidatos, como Jorge Saravia (ex FA y bisnieto del caudillo blanco) y el excanciller Sergio Abreu, que moderan el perfil más liberal del herrerismo.
Doctor en Ciencia Política e investigador del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República, Daniel Chasquetti reconoce que Lacalle Pou es la revelación de estas elecciones: «Su campaña ha sido impecable desde el punto de vista comunicacional, con una estética muy bien cuidada y un discurso poco programático». Además, explica que quien crea que es un político de derecha estará simplificando las cosas: «No porque su pensamiento no lo sea, sino porque la gente no lo ve así». Bajo esa perspectiva, asegura que se trata de un posicionamiento novedoso en la política uruguaya, similar al de Nicolas Sarkozy en Francia, Sebastián Piñera en Chile o Mauricio Macri en la Argentina. «Y yo diría que ha tomado por sorpresa al Frente Amplio», agrega. Chasquetti entiende que el candidato colorado Pedro Bordaberry (hijo del dictador Juan María, presidente constitucional entre 1972 y 1973, y de facto entre 1973 y 1976) es similar a Lacalle, porque diluye la ideología y hace más hincapié en el gerencialismo, la tecnocracia y la buena voluntad de las personas. Con esa estrategia, Bordaberry duplicó los niveles de votación del Partido Colorado en 2009. Pero ahora sufre la candidatura de Lacalle «porque se superpone en prácticamente todos los atributos que Bordaberry mostraba como diferencial». También integrante del Instituto de Ciencia Política, Daniel Buquet coincide en que la postulación de Bordaberry está mostrando una clara limitación en sus posibilidades de crecimiento electoral. No sólo porque Lacalle Pou compite desde un perfil similar, sino también porque el Partido Colorado aparece hegemonizado por su sector, con escaso espacio para los adversarios internos que ni siquiera pudieron quedar representados en la fórmula presidencial.
Frente a la emergencia de Lacalle, la centroizquierda apuesta a la figura de Raúl Fernando Sendic, el compañero de fórmula de Tabaré Vázquez. De 51 años, es hijo del líder histórico del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros, Raúl Sendic. La política uruguaya está liderada por dirigentes que pugnan en décadas por el espacio público (Vázquez, Danilo Astori, José Mujica, Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle, Jorge Larrañaga, etcétera) o sus hijos.
Sendic es licenciado en Genética Humana en la Universidad de La Habana, fue periodista hasta que asumió como diputado en el año 2000. Ministro de Industria, Energía y Minería durante la primera presidencia del FA, ocupó la presidencia de la petrolera estatal Ancap en 2010, hasta que renunció en 2013, para dedicarse a la campaña electoral. Mantiene una gran relación tanto con Mujica como con Tabaré. Según Chasquetti, aporta juventud a la fórmula encabezada por Vázquez -algo muy necesario dado que sus rivales son 20 o 30 años más jóvenes-, pero también «el respaldo del electorado mujiquista, que está algo distante de Vázquez». Si gana el FA este año, Sendic, Lacalle Pou y Bordaberry partirían con ventaja para las presidenciales de 2019.
Un mundo cierto
Más allá del leve retroceso en las encuestas recientes, Vázquez es el político con mejor imagen entre el electorado. De acuerdo con un sondeo de Equipos, el 53% tiene una opinión positiva del expresidente, seguido por Lacalle Pou (46%), Bordaberry (37%) y Pablo Mieres, del Partido Independiente (18%).
La década frenteamplista muestra una mejora general de la economía uruguaya. Desde la izquierda enumeran un 45,4% de aumento de salario real, descenso de la desocupación, boleto gratuito para los estudiantes, aumentos de jubilaciones, la reforma de la salud, 50.000 operaciones de ojos, una moderna matriz energética y parques eólicos de vanguardia a nivel mundial, la Universidad Tecnológica, el Plan Ceibal de entrega de notebooks para los estudiantes secundarios y la ley de matrimonio igualitario. En 2004, un 39,9% de los uruguayos vivía en condiciones de pobreza y el 4,7% en la pobreza extrema; en 2012, los números revelan un notorio descenso de la población pobre: 12,4% de las personas y un mínimo del 0,5% en situación de indigencia.
«El balance muestra una fuerza política con sensibilidad para estar cerca de la gente. Asumimos con un 17% de desocupación y hoy es del 6%. También combatimos la indigencia, implementamos el Plan Ceibal, que es modelo mundial para la ONU, pusimos en marcha múltiples leyes sociales y laborales», enumera Passada, quien responde al Movimiento de Participación Popular (MPP) liderado por Mujica. La diputada refuerza su pedido: «Por eso es importante que el proyecto sea acompañado por la mayoría parlamentaria».
Por lo visto, el escenario tiene similitudes con la realidad de otros países de la región, lo que no garantiza éxitos electorales de los respectivos gobiernos. Es que también se presenta análogo el panorama uruguayo en cuanto a pronósticos que establecen años menos explosivos por venir, mientras algunos problemas estructurales no han sido resueltos. «El Gobierno que viene tendrá que enfrentar problemas grandes que no encaró o no pudo resolver, con márgenes de maniobra más estrechos. Esto es clave en cuestiones nacionales fundamentales, como es el caso de la educación, de la seguridad pública y de la infraestructura. Con esas limitaciones, el FA tendrá que moverse con más dificultad de cara a la coalición ´redistributivista´ -procíclica- que representa y a la que responde», dice Lanzaro y observa en el futuro posibles cimbronazos en la alianza con la central obrera PIT-CNT.
También indica que Vázquez ya no tendrá algunas de las ventajas políticas que gozó en su primer mandato, en el que protagonizó un liderazgo presidencial fuerte, ya que reunía la doble condición de jefe del Gobierno y del partido. «Ese empalme virtuoso está en jaque. El liderazgo de Vázquez en el seno del FA parece menos rotundo, hubo acciones desafiantes y probablemente las seguirá habiendo. En esto ha de influir el corrimiento hacia la izquierda, con varios grupos frenteamplistas que se han alineado en un bloque y han ganado terreno de cara a los sectores de centro izquierda», expresa Lanzaro. En este escenario, el papel de Mujica -que será candidato a senador en octubre- puede ser decisivo como intermediario y como negociador, para moderar posiciones en las filas de izquierda del FA.
A esos escollos partidarios se añade la posibilidad de no tener mayoría parlamentaria, con la consiguiente necesidad de negociar con otros partidos. «Es una ambición proclamada por la oposición y es, en particular, la ilusión del Partido Independiente, que sueña con convertirse en minoría decisiva, como gozne entre los bloques partidarios», manifiesta el titular de Aucip.
«Mantener lo bueno»
«Lacalle Pou es renovador, pero no refundacional», asegura Álvaro Delgado. El diputado afirma que un eventual gobierno blanco mantendrá líneas de la gestión frenteamplista, como el Plan Ceibal, las escuelas de tiempo completo, el Plan Juntos de vivienda y el programa de operaciones de ojos y el plan de salud bucal desarrollado por María Auxiliadora Delgado, la esposa de Vázquez. Si esos son los ejes de continuidad, desde el PN disparan contra el Gobierno de Mujica por la creciente inseguridad, las deficiencias del sistema integral de salud y la inflación. Cuando se le piden medidas concretas para combatir el alza de precios, Delgado hace referencia al déficit del gasto público y pone el foco en los «55 mil funcionarios públicos» nombrados en los últimos años. «Hay que lograr una mayor eficiencia en el gasto público, y transferir esos ingresos a los sectores más vulnerables», repite.
Coordinador del Área de Gobierno, Partidos y Elecciones de la Universidad de la República, Chasquetti considera que Uruguay necesita debatir sobre cuatro ejes centrales: seguridad pública, educación, déficit fiscal e inflación e infraestructura. Sin embargo, se muestra pesimista con la campaña. Por un lado, porque el FA tiene como estrategia mostrar los logros de esta década y contraponerlos con 2002. Por otro, porque los partidos tradicionales «no tienen programas muy diferentes al del Gobierno (no se plantean revertir ninguna política importante del FA) y por esa razón no están muy dispuestos a discutir rumbos sobre esos problemas sino simplemente señalarlos como indicadores de ineficiencia del Gobierno».
¿Cuáles son los retos centrales que deberá enfrentar el próximo gobierno?, pregunta Viernes. El politólogo Buquet responde que el principal, en el corto plazo, pasa por «ordenar las cuentas públicas que muestran un déficit mayor al deseable y controlar la inflación que está encima del rango-meta que ha establecido el Gobierno». También incluye la normalización de la relación con Argentina, a la que califica como «crecientemente conflictiva».
Por su parte, la vicepresidenta del Frente Amplio considera que hay que poner el foco en el empleo, la mejora de los salarios y las condiciones laborales y en la puesta en marcha de un sistema nacional de cuidados, que apunta a garantizar la atención primaria de la salud para niños, mujeres y la tercera edad. Passada también reconoce que hay que amplificar las políticas educativas: «El 6% de desocupación actual es un resabio de la crisis de 2002. Son los gurises con poca formación a los que tenemos que capacitar».
Con respecto a la política exterior y, en especial, al vínculo con la Argentina, Álvaro Delgado expresa que hace falta «menos ideologismo y más pragmatismo» y considera que debe minimizarse la «diplomacia presidencial» y profesionalizarla. El diputado lacallista del PN ratifica que la Argentina es un socio estratégico clave, pero remarca que se debe mejorar el balance comercial. Y adelanta que el foco diplomático ante un eventual gobierno de Lacalle Pou pasará por la firma de un acuerdo de libre comercio desde el Mercosur con la Unión Europea. En el caso de un triunfo de Vázquez, quien tuvo un apoyo decisivo del kirchnerismo en las presidenciales de 2005 pero luego terminó enfrentado por la instalación de la pastera Botnia, sería esperable una repetición de su primer gobierno, «con una postura más firme y menos proclive a la búsqueda permanente de diálogo que ostenta Mujica, más allá de los inconvenientes que se han producido», explica Cardarello desde Montevideo.
@mbarrientos77

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