Tecnópolis fue el corazón artificial del modelo kirchnerista, el epicentro arquitectónico del “relato” que componía una ficción para borrar la realidad. Era un espacio de propaganda masiva, lleno de tenderetes que exaltaban la gestión oficial de la “Década Ganada”.
Es curioso que ahora, ayer en Tecnópolis, se instituyera otro espacio de difusión oficial para propagar el mensaje del gobierno sin intermediarios: como antes la intención fue dejar a los periodistas afuera.
El presidente Mauricio Macri se reunió con aproximadamente dos mil intendentes de todo el país. Es un acto público que interesa a la opinión pública. Se les prohibió a los reporteros gráficos tomar fotos del encuentro mientras éste transcurría. Los confinaron a una carpa distante del evento real.
Durante las ponencias del presidente Mauricio Macri y el ministro Rogelio Frigerio sólo se permitirá el ingreso a los fotógrafos oficiales de Presidencia y el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda”, rezaba la misiva institucional que envió el Ministerio del Interior para acreditarse.
Entonces las fotografías que circularon son meramente propagandísticas.
El periodismo trata de interceptar precisamente los momentos, las instancias y la información que los gobiernos pretenden encubrir.
Los gobiernos, pero no sólo ellos, ponderan quizás sin saberlo el imperio de la Noticia Deseada, aquella que se propaga soslayando los hechos e imponiendo en su lugar los deseos de quienes diseminan solamente lo que quieren sobre sí mismos.
Es una pretensión vana y banal. Los hechos finalmente trascienden.
El tutelaje de la tarea periodística desde la Casa Rosada recuerda en algo al pasado inmediato. Ahora no hay agresiones contra la prensa, es verdad.
Pero subyace según se vio ayer esa idea de control, esa vigilancia, esa concepción de que los periodistas deben someterse.
Es una idea antigua que jamás funciona.
Es curioso que ahora, ayer en Tecnópolis, se instituyera otro espacio de difusión oficial para propagar el mensaje del gobierno sin intermediarios: como antes la intención fue dejar a los periodistas afuera.
El presidente Mauricio Macri se reunió con aproximadamente dos mil intendentes de todo el país. Es un acto público que interesa a la opinión pública. Se les prohibió a los reporteros gráficos tomar fotos del encuentro mientras éste transcurría. Los confinaron a una carpa distante del evento real.
Durante las ponencias del presidente Mauricio Macri y el ministro Rogelio Frigerio sólo se permitirá el ingreso a los fotógrafos oficiales de Presidencia y el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda”, rezaba la misiva institucional que envió el Ministerio del Interior para acreditarse.
Entonces las fotografías que circularon son meramente propagandísticas.
El periodismo trata de interceptar precisamente los momentos, las instancias y la información que los gobiernos pretenden encubrir.
Los gobiernos, pero no sólo ellos, ponderan quizás sin saberlo el imperio de la Noticia Deseada, aquella que se propaga soslayando los hechos e imponiendo en su lugar los deseos de quienes diseminan solamente lo que quieren sobre sí mismos.
Es una pretensión vana y banal. Los hechos finalmente trascienden.
El tutelaje de la tarea periodística desde la Casa Rosada recuerda en algo al pasado inmediato. Ahora no hay agresiones contra la prensa, es verdad.
Pero subyace según se vio ayer esa idea de control, esa vigilancia, esa concepción de que los periodistas deben someterse.
Es una idea antigua que jamás funciona.