Por Alejandro Bercovich
La cita la armó Luis Betnaza, sherpa de Techint en el mundo de la política y el lobby. A la mesa en el piso 22 sobre la avenida Madero se sentaron su jefe Paolo Rocca, el mandamás de Clarín, Héctor Magnetto, el magnate aeroportuario Eduardo Eurnekian, el titular de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), Jaime Campos, el jefe de la UIA, Héctor Méndez, el de la Asociación de Bancos, Claudio Cesario, el de la Cámara de la Construcción, Gustavo Weiss, el de la Rural, Miguel Etchevehere y una docena de empresarios más, todos de primera línea. Fue un mes antes del coloquio de IDEA y aunque faltaban varios domingos para el último, la derrota oficialista en las urnas ya estaba cantada. ¿El objetivo? Marcar los límites de la cancha en la que se dirimirá durante los próximos dos años la sucesión presidencial. Según revelaron a BAE Negocios dos de los presentes, allí se acordó reactivar un espacio multisectorial del establishment, al estilo del G-7 del primer cristinismo o de la propia AEA cuando nació, en plena crisis de 2001.
La reunión se repitió en el mismo salón con vista al río a principios de octubre. Los presentes acordaron verse nuevamente antes de fin de año. A diferencia de lo que ocurría dos años atrás, cuando Cristina Kirchner les hablaba desde la cima de una montaña de casi 12 millones de votos, a nadie pareció incomodar la presencia de Magnetto. El jefe de Clarín evitó ser tajante pero se mostró confiado en que la Corte fallaría después de los comicios contra la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, o al menos de alguno de los artículos que cuestionaba el holding de la trompetita.
El pronóstico se demostró menos fiable que las encuestas bonaerenses que tuiteaba un optimista Luis D’Elía en las horas previas al 27-O. El fallo cayó finalmente como un sablazo sobre el principal grupo de medios del país, que extrae el 90% de sus ganancias de Fibertel y Cablevisión y que ahora deberá vender parte de ese negocio a terceros.
Peor que el golpe mismo fue recibirlo en la soledad más amarga que haya enfrentado un grupo económico de su dimensión. Magnetto no atinó siquiera a pedir ayuda a los miembros de la nueva AEA, todavía sin bautizar. Enfrentado al resto de los grandes jugadores de la TV privada, que ahora se frotan las manos pensando en alzarse con retazos de su competidor a precio de remate, Clarín sólo contó con los oficios de Elisa Carrió a la hora de descalificar el fallo de 392 páginas que la Corte guardaba hasta el martes bajo siete llaves. Hasta los españoles de Repsol sintieron más solidaridad de clase del empresariado argentino el año pasado, cuando el Gobierno decidió expropiar sus acciones en YPF.
“Nosotros no podemos decir nada. Siempre hablamos de defender la institucionalidad. No podemos salir contra la Corte Suprema. Pero ojo: que la Corte haya sacado este fallo no quiere decir que puedan entrar en la casa de Magnetto y prendérsela fuego. Si el Gobierno cree que con este fallo puede seguir avanzando sobre la propiedad privada, está equivocado”. El que habla con BAE Negocios es uno de los empresarios que estuvo las dos veces en aquel piso 22. Según confiesa, refugiado en el off the record, el grupo controlante de Clarín no tiene amigos sino apenas aliados circunstanciales en el mundo de los negocios. Y en la política tampoco viene de hacer las apuestas más ganadoras. La noche del último domingo, por caso, el victorioso Sergio Massa no recibió los resultados junto a Magnetto sino con José Luis Manzano, dueño junto a Daniel Vila del paquete mayoritario de América TV.
Derretidos y racionados
Si bien el fallo de la Corte funcionó como un bálsamo sobre las heridas que dejó la derrota del domingo en el oficialismo, la interna en el equipo económico sigue al rojo vivo. Los acuerdos de precios y el congelamiento de 500 productos en los supermercados se fueron derritiendo paulatinamente en el mes previo a las elecciones, más allá de que formalmente vaya a anunciarse su continuidad hasta fin de año. Durante toda la semana previa a los comicios y la que se cierra hoy, Guillermo Moreno recibió a representantes de las 30 compañías que fabrican los 300 productos comestibles, de limpieza y aseo personal más vendidos del país y los autorizó a subir sus precios entre el 3 y el 10% a partir del 15 de noviembre. Algunos ya habían remarcado sus listas antes de ir a verlo.
Durante octubre, la consultora Elypsis midió un aumento del 1,9% promedio en 140 mil productos que los súper ofrecen online. Exactamente lo mismo que estimó la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas de Miguel Calvete. En el rubro alimentos, Calvete asegura que la inflación fue del 2,9% en el mes y cerrará el año arriba del 30%. El Índice Conurbano que elabora Barrios de Pie marcó un pico del 5,7%, impulsado por las subas estacionales en verduras y la disparada del pan por la crisis del trigo.
Hasta la Navidad al menos, según revelaron distribuidores mayoristas, se mantendrá la venta racionada al público de azúcar, yerba, aceites y harinas. En los panificados, lo único que puede frenar nuevos incrementos es la venia de Moreno para importar al menos un millón de toneladas de trigo, que los molineros esperan de un momento a otro.
Aunque sigue hiperactivo, Moreno ya no asusta como antes y lo único que lo protege es que el Frente Renovador pida su renuncia públicamente casi a diario. En la City se habla insistentemente de su migración al Nación, en reemplazo de un Juan Fábrega que mira a su vez de reojo la silla de Mercedes Marcó del Pont. La presidenta del Banco Central sobreactuó un festejo por los resultados del domingo en el sombrío búnker oficialista, pero sus colegas del gabinete se burlaron de la reivindicación que hizo de la “estabilidad económica”, jaqueada por la sangría de reservas y una brecha cambiaria creciente a pesar de la aceleración de la “deva” oficial. Una estabilidad que en los pisos altos de Economía ayer comparaban entre risas con la de la moto del ministro Hernán Lorenzino.
La cita la armó Luis Betnaza, sherpa de Techint en el mundo de la política y el lobby. A la mesa en el piso 22 sobre la avenida Madero se sentaron su jefe Paolo Rocca, el mandamás de Clarín, Héctor Magnetto, el magnate aeroportuario Eduardo Eurnekian, el titular de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), Jaime Campos, el jefe de la UIA, Héctor Méndez, el de la Asociación de Bancos, Claudio Cesario, el de la Cámara de la Construcción, Gustavo Weiss, el de la Rural, Miguel Etchevehere y una docena de empresarios más, todos de primera línea. Fue un mes antes del coloquio de IDEA y aunque faltaban varios domingos para el último, la derrota oficialista en las urnas ya estaba cantada. ¿El objetivo? Marcar los límites de la cancha en la que se dirimirá durante los próximos dos años la sucesión presidencial. Según revelaron a BAE Negocios dos de los presentes, allí se acordó reactivar un espacio multisectorial del establishment, al estilo del G-7 del primer cristinismo o de la propia AEA cuando nació, en plena crisis de 2001.
La reunión se repitió en el mismo salón con vista al río a principios de octubre. Los presentes acordaron verse nuevamente antes de fin de año. A diferencia de lo que ocurría dos años atrás, cuando Cristina Kirchner les hablaba desde la cima de una montaña de casi 12 millones de votos, a nadie pareció incomodar la presencia de Magnetto. El jefe de Clarín evitó ser tajante pero se mostró confiado en que la Corte fallaría después de los comicios contra la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, o al menos de alguno de los artículos que cuestionaba el holding de la trompetita.
El pronóstico se demostró menos fiable que las encuestas bonaerenses que tuiteaba un optimista Luis D’Elía en las horas previas al 27-O. El fallo cayó finalmente como un sablazo sobre el principal grupo de medios del país, que extrae el 90% de sus ganancias de Fibertel y Cablevisión y que ahora deberá vender parte de ese negocio a terceros.
Peor que el golpe mismo fue recibirlo en la soledad más amarga que haya enfrentado un grupo económico de su dimensión. Magnetto no atinó siquiera a pedir ayuda a los miembros de la nueva AEA, todavía sin bautizar. Enfrentado al resto de los grandes jugadores de la TV privada, que ahora se frotan las manos pensando en alzarse con retazos de su competidor a precio de remate, Clarín sólo contó con los oficios de Elisa Carrió a la hora de descalificar el fallo de 392 páginas que la Corte guardaba hasta el martes bajo siete llaves. Hasta los españoles de Repsol sintieron más solidaridad de clase del empresariado argentino el año pasado, cuando el Gobierno decidió expropiar sus acciones en YPF.
“Nosotros no podemos decir nada. Siempre hablamos de defender la institucionalidad. No podemos salir contra la Corte Suprema. Pero ojo: que la Corte haya sacado este fallo no quiere decir que puedan entrar en la casa de Magnetto y prendérsela fuego. Si el Gobierno cree que con este fallo puede seguir avanzando sobre la propiedad privada, está equivocado”. El que habla con BAE Negocios es uno de los empresarios que estuvo las dos veces en aquel piso 22. Según confiesa, refugiado en el off the record, el grupo controlante de Clarín no tiene amigos sino apenas aliados circunstanciales en el mundo de los negocios. Y en la política tampoco viene de hacer las apuestas más ganadoras. La noche del último domingo, por caso, el victorioso Sergio Massa no recibió los resultados junto a Magnetto sino con José Luis Manzano, dueño junto a Daniel Vila del paquete mayoritario de América TV.
Derretidos y racionados
Si bien el fallo de la Corte funcionó como un bálsamo sobre las heridas que dejó la derrota del domingo en el oficialismo, la interna en el equipo económico sigue al rojo vivo. Los acuerdos de precios y el congelamiento de 500 productos en los supermercados se fueron derritiendo paulatinamente en el mes previo a las elecciones, más allá de que formalmente vaya a anunciarse su continuidad hasta fin de año. Durante toda la semana previa a los comicios y la que se cierra hoy, Guillermo Moreno recibió a representantes de las 30 compañías que fabrican los 300 productos comestibles, de limpieza y aseo personal más vendidos del país y los autorizó a subir sus precios entre el 3 y el 10% a partir del 15 de noviembre. Algunos ya habían remarcado sus listas antes de ir a verlo.
Durante octubre, la consultora Elypsis midió un aumento del 1,9% promedio en 140 mil productos que los súper ofrecen online. Exactamente lo mismo que estimó la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas de Miguel Calvete. En el rubro alimentos, Calvete asegura que la inflación fue del 2,9% en el mes y cerrará el año arriba del 30%. El Índice Conurbano que elabora Barrios de Pie marcó un pico del 5,7%, impulsado por las subas estacionales en verduras y la disparada del pan por la crisis del trigo.
Hasta la Navidad al menos, según revelaron distribuidores mayoristas, se mantendrá la venta racionada al público de azúcar, yerba, aceites y harinas. En los panificados, lo único que puede frenar nuevos incrementos es la venia de Moreno para importar al menos un millón de toneladas de trigo, que los molineros esperan de un momento a otro.
Aunque sigue hiperactivo, Moreno ya no asusta como antes y lo único que lo protege es que el Frente Renovador pida su renuncia públicamente casi a diario. En la City se habla insistentemente de su migración al Nación, en reemplazo de un Juan Fábrega que mira a su vez de reojo la silla de Mercedes Marcó del Pont. La presidenta del Banco Central sobreactuó un festejo por los resultados del domingo en el sombrío búnker oficialista, pero sus colegas del gabinete se burlaron de la reivindicación que hizo de la “estabilidad económica”, jaqueada por la sangría de reservas y una brecha cambiaria creciente a pesar de la aceleración de la “deva” oficial. Una estabilidad que en los pisos altos de Economía ayer comparaban entre risas con la de la moto del ministro Hernán Lorenzino.