En Rocinha viven alrededor de 120.000 personas
La toma policial de la favela de Rocinha, una de las mayores de Río de Janeiro, pasó a ser este domingo una prueba de fuego para la capacidad del Estado brasileño de lograr mejoras en lugares donde los narcotraficantes han impuesto su ley.
El operativo en Rocinha, con cientos de policías movilizados apoyados por militares, vehículos blindados y helicópteros, se completó en la madrugada sin disparos de armas ni mayores incidentes, afirmaron portavoces policiales.
Fue parte de un plan de las autoridades estatales para recuperar el control de favelas antes de que Río reciba el Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.
Sin embargo, Rocinha tiene un significado especial dentro de ese cronograma.
Enclavada en medio de una de las áreas más ricas de la ciudad, esta favela es un ejemplo monumental de las grandes desigualdades sociales que existen en Río y en todo Brasil.
«Espero que después de la ocupación mejore el saneamiento básico y la calidad de vida de las personas, que el poder público pueda llegar donde nunca llegó»
William de Oliveira, presidente del Movimiento Popular de Favelas y habitante de Rocinha
Sus casas precarias de bloques rojos y cemento se alzan sobre un morro vecino de algunos de los barrios y centros de compras más exclusivos de la turística zona sur de Río.
Entre las grandes favelas de la ciudad, Rocinha es considerada la más necesitada de servicios públicos, a pesar de ser menos pobre que otras.
Esto y el gran poder local que desarrollaron los vendedores de drogas en las últimas décadas han hecho de Rocinha una suerte de símbolo de las limitaciones del Estado para actuar en su propio territorio.
«Rocinha es un poco la imagen de la favela carioca en Brasil y fuera de él», dijo Marcelo Neri, economista jefe del centro de políticas sociales de la Fundación Getúlio Vargas, a BBC Mundo.
Cuánto podría cambiar este panorama con la implantación de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP) en Rocinha es una interrogante de respuesta aún incierta.
clic Vea la galería de imágenes de la operación
«Situación inhumana»
Las UPPs comenzaron a funcionar en 2008 y fueron instaladas de forma permanente en 18 favelas antes del operativo para implantar la siguiente en Rocinha.
Eso permitió mejorar la seguridad en lugares de la ciudad donde los tiroteos eran frecuentes y los traficantes mostraban impunes sus armas a plena luz del día.
También se ha buscado mejorar las políticas sociales y los servicios públicos en esas zonas «pacificadas», donde los bandidos solían proveer desde agua hasta conexiones a Internet.
La Rocinha se ha convertido en un bastión del narcotráfico.
En general, los pobladores de favelas con UPPs han recibido de buena forma el cambio, aunque han surgido quejas de abusos policiales y de la permanencia del narcotráfico, aunque menos ostensible que antes.
También hubo protestas sobre la lentitud del Estado para llenar el vacío de servicios públicos e inversiones que hay en las favelas ocupadas.
A esta necesidad aludió William de Oliveira, presidente del Movimiento Popular de Favelas y habitante de Rocinha, donde afirma que hay «gente que vive en situación inhumana».
«Espero que después de la ocupación mejore el saneamiento básico y la calidad de vida de las personas, que el poder público pueda llegar donde nunca llegó», dijo De Oliveira a BBC Mundo antes de la toma de la favela.
«La expectativa es que no haya violencia ni ningún tipo de muerte y la comunidad sea respetada por las autoridades», sostuvo.
Una ubicación clave
Se estima que en Rocinha viven cerca de 120 mil personas y el promedio de edad de las mismas es 10 años menor que en el resto de Río.
Nem fue detenido el jueves, acusado de dirigir la venta ilegal de estupefacientes.
De acuerdo a un estudio de la Fundación Getúlio Vargas el nivel de ocupación (42%), formalidad y renta entre los pobladores de Rocinha es superior a otras favelas.
Según Neri, que coordinó el estudio, eso está relacionado con la ubicación de Rocinha, cercana a barrios que demandan mano de obra (dos de cada cinco mujeres que trabajan lo hacen como empleadas domésticas).
Pero el lugar estratégico que ocupa esta favela también ha sido un factor importante para transformarla en un bastión del narcotráfico de Río.
«Está situada en un área noble de la ciudad, entonces está el consumo de drogas conviviendo con la oferta que hay en las favelas», dijo Neri.
Ese poder del narcotráfico local quedó en evidencia con la captura el jueves de Francisco Bonfim Lopes, alias Nem, acusado de dirigir durante una década la venta ilegal de estupefacientes en Rocinha.
Nem declaró a las autoridades que recaudaba el equivalente a US$ 570 mil por mes y que cerca de la mitad del dinero la destinaba a pagar sobornos de policías, según la prensa brasileña.
El reto social
El estudio comparativo de Rocinha reveló también que es la favela de Río con mayor ausencia del Estado.
Tiene la menor tasa de escolaridad de todas regiones de la ciudad: el promedio de años de estudio de sus habitantes es de sólo 5,08, mientras que en el conjunto de favelas cariocas la media es de 5,5.
Los programas sociales que en los últimos años ayudaron a sacar a millones de brasileños de la pobreza alcanzan un porcentaje más pequeño de población en Rocinha que en otras favelas.
«Acciones como esta de Rocinha, si vienen acompañadas de acciones sociales efectivas del Estado, significan una gran revolución»
Marcelo Neri, economista jefe del centro de políticas sociales de la Fundación Getúlio Vargas
Apenas 27% de los habitantes de Rocinha cree que la recolección de residuos es al menos buena, contra 59% en Complexo do Alemao, un conjunto de favelas más pobres donde se instaló una UPP hace casi un año tras un enfrentamiento armado entre narcos y policías.
Neri opinó que la toma policial de Rocinha «puede generar impactos muy rápidos no sólo sobre la violencia sino sobre la vida de la población local y en el entorno de la favela».
Como ejemplo citó datos de mejoras en la calidad de vida e incluso de valorización del mercado inmobiliario en otras favelas que han tenido UPPs instaladas desde hace un tiempo.
Sin embargo, la reducción de la desigualdad en esas favelas ha sido menos rápida, lo que demuestra el desafío de establecer políticas sociales sustentables a mediano y largo plazo.
«Acciones como esta de Rocinha, si vienen acompañadas de acciones sociales efectivas del Estado, significan una gran revolución», opinó Neri.
«Son un cambio instantáneo y permanente en la vida de las personas».
La toma policial de la favela de Rocinha, una de las mayores de Río de Janeiro, pasó a ser este domingo una prueba de fuego para la capacidad del Estado brasileño de lograr mejoras en lugares donde los narcotraficantes han impuesto su ley.
El operativo en Rocinha, con cientos de policías movilizados apoyados por militares, vehículos blindados y helicópteros, se completó en la madrugada sin disparos de armas ni mayores incidentes, afirmaron portavoces policiales.
Fue parte de un plan de las autoridades estatales para recuperar el control de favelas antes de que Río reciba el Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.
Sin embargo, Rocinha tiene un significado especial dentro de ese cronograma.
Enclavada en medio de una de las áreas más ricas de la ciudad, esta favela es un ejemplo monumental de las grandes desigualdades sociales que existen en Río y en todo Brasil.
«Espero que después de la ocupación mejore el saneamiento básico y la calidad de vida de las personas, que el poder público pueda llegar donde nunca llegó»
William de Oliveira, presidente del Movimiento Popular de Favelas y habitante de Rocinha
Sus casas precarias de bloques rojos y cemento se alzan sobre un morro vecino de algunos de los barrios y centros de compras más exclusivos de la turística zona sur de Río.
Entre las grandes favelas de la ciudad, Rocinha es considerada la más necesitada de servicios públicos, a pesar de ser menos pobre que otras.
Esto y el gran poder local que desarrollaron los vendedores de drogas en las últimas décadas han hecho de Rocinha una suerte de símbolo de las limitaciones del Estado para actuar en su propio territorio.
«Rocinha es un poco la imagen de la favela carioca en Brasil y fuera de él», dijo Marcelo Neri, economista jefe del centro de políticas sociales de la Fundación Getúlio Vargas, a BBC Mundo.
Cuánto podría cambiar este panorama con la implantación de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP) en Rocinha es una interrogante de respuesta aún incierta.
clic Vea la galería de imágenes de la operación
«Situación inhumana»
Las UPPs comenzaron a funcionar en 2008 y fueron instaladas de forma permanente en 18 favelas antes del operativo para implantar la siguiente en Rocinha.
Eso permitió mejorar la seguridad en lugares de la ciudad donde los tiroteos eran frecuentes y los traficantes mostraban impunes sus armas a plena luz del día.
También se ha buscado mejorar las políticas sociales y los servicios públicos en esas zonas «pacificadas», donde los bandidos solían proveer desde agua hasta conexiones a Internet.
La Rocinha se ha convertido en un bastión del narcotráfico.
En general, los pobladores de favelas con UPPs han recibido de buena forma el cambio, aunque han surgido quejas de abusos policiales y de la permanencia del narcotráfico, aunque menos ostensible que antes.
También hubo protestas sobre la lentitud del Estado para llenar el vacío de servicios públicos e inversiones que hay en las favelas ocupadas.
A esta necesidad aludió William de Oliveira, presidente del Movimiento Popular de Favelas y habitante de Rocinha, donde afirma que hay «gente que vive en situación inhumana».
«Espero que después de la ocupación mejore el saneamiento básico y la calidad de vida de las personas, que el poder público pueda llegar donde nunca llegó», dijo De Oliveira a BBC Mundo antes de la toma de la favela.
«La expectativa es que no haya violencia ni ningún tipo de muerte y la comunidad sea respetada por las autoridades», sostuvo.
Una ubicación clave
Se estima que en Rocinha viven cerca de 120 mil personas y el promedio de edad de las mismas es 10 años menor que en el resto de Río.
Nem fue detenido el jueves, acusado de dirigir la venta ilegal de estupefacientes.
De acuerdo a un estudio de la Fundación Getúlio Vargas el nivel de ocupación (42%), formalidad y renta entre los pobladores de Rocinha es superior a otras favelas.
Según Neri, que coordinó el estudio, eso está relacionado con la ubicación de Rocinha, cercana a barrios que demandan mano de obra (dos de cada cinco mujeres que trabajan lo hacen como empleadas domésticas).
Pero el lugar estratégico que ocupa esta favela también ha sido un factor importante para transformarla en un bastión del narcotráfico de Río.
«Está situada en un área noble de la ciudad, entonces está el consumo de drogas conviviendo con la oferta que hay en las favelas», dijo Neri.
Ese poder del narcotráfico local quedó en evidencia con la captura el jueves de Francisco Bonfim Lopes, alias Nem, acusado de dirigir durante una década la venta ilegal de estupefacientes en Rocinha.
Nem declaró a las autoridades que recaudaba el equivalente a US$ 570 mil por mes y que cerca de la mitad del dinero la destinaba a pagar sobornos de policías, según la prensa brasileña.
El reto social
El estudio comparativo de Rocinha reveló también que es la favela de Río con mayor ausencia del Estado.
Tiene la menor tasa de escolaridad de todas regiones de la ciudad: el promedio de años de estudio de sus habitantes es de sólo 5,08, mientras que en el conjunto de favelas cariocas la media es de 5,5.
Los programas sociales que en los últimos años ayudaron a sacar a millones de brasileños de la pobreza alcanzan un porcentaje más pequeño de población en Rocinha que en otras favelas.
«Acciones como esta de Rocinha, si vienen acompañadas de acciones sociales efectivas del Estado, significan una gran revolución»
Marcelo Neri, economista jefe del centro de políticas sociales de la Fundación Getúlio Vargas
Apenas 27% de los habitantes de Rocinha cree que la recolección de residuos es al menos buena, contra 59% en Complexo do Alemao, un conjunto de favelas más pobres donde se instaló una UPP hace casi un año tras un enfrentamiento armado entre narcos y policías.
Neri opinó que la toma policial de Rocinha «puede generar impactos muy rápidos no sólo sobre la violencia sino sobre la vida de la población local y en el entorno de la favela».
Como ejemplo citó datos de mejoras en la calidad de vida e incluso de valorización del mercado inmobiliario en otras favelas que han tenido UPPs instaladas desde hace un tiempo.
Sin embargo, la reducción de la desigualdad en esas favelas ha sido menos rápida, lo que demuestra el desafío de establecer políticas sociales sustentables a mediano y largo plazo.
«Acciones como esta de Rocinha, si vienen acompañadas de acciones sociales efectivas del Estado, significan una gran revolución», opinó Neri.
«Son un cambio instantáneo y permanente en la vida de las personas».