La vaca muerta

Kirchnerismo y chavismo eran regímenes malos de origen, pero sus continuadores consiguen empeorar el modelo. Ni Cristina K ni Maduro hacen progresar sus economías con las fórmulas del marido o del comandante. Tal vez porque el modelo inicial era defectuoso y la incapacidad de los sucesores sólo va a agravar más la ruina que dejaron incubada Néstor y Chávez.
Cristina lleva delantera en esta carrera hacia el fracaso. De hecho su régimen se ha desprestigiado dentro y fuera de Argentina para desgracia inmerecida de los argentinos. Lo que pase dentro no es objeto de esta columna. Los desaguisados exteriores de la viuda Kirchner sí.
Su gobierno sembró la inseguridad jurídica entre los inversores de medio mundo (el que puede invertir). En el Centro Internacional de Arbitraje de diferencias relativas a Inversiones, dependiente del Banco Mundial, se ve la demanda interpuesta por Repsol ante la confiscación de YPF el pasado año, Argentina se consolida como el líder mundial absoluto en denuncias ante ese tribunal internacional. La Unión Europea respalda absolutamente a España en esta demanda.
Vaca Muerta, la joya de la corona de YPF, es posiblemente el mayor yacimiento petrolífero del continente latinoamericano. Después del latrocinio ejecutado a Repsol y festejado como logro nacional, ninguna empresa petrolífera internacional quiere aportar la financiación necesaria para poner el yacimiento a producir. Ni siquiera rusos o chinos. Al fin y al cabo, la posibilidad de que Cristina K los expropie otra vez es muy elevada.
En Venezuela, Maduro se ha aupado a la presidencia tras un proceso electoral muy controvertido. Un país dividido políticamente en dos mitades irreconciliables con un nuevo gobierno muy militante y hostil ante las opiniones contrarias.
Venezuela también está demandada por Canadá por expropiación sin justa indemnización (confiscación). Malas noticias para un país amenazado por la hiperinflación y el colapso económico a pesar de nadar en petróleo. La inversión exterior en Venezuela ha caído en picado ante la falta de seguridad jurídica. Acosado, Maduro busca enemigos exteriores sin enfrentar sus problemas reales.
Ambos gobiernos, además del boliviano, representan la cara B del continente latinoamericano, donde países como Brasil, Chile, Colombia, Perú o ahora Ecuador son la cara A, economías emergentes con gobiernos respetuosos de la seguridad jurídica que atraen inversión extranjera creadora de desarrollo, empleo y riqueza. La coartada del «España nos roba» tiene las piernas cortas y las Vacas Muertas no resucitan con discursos patrióticos…

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