A partir de la reciente promulgación de la llamada «Ley de Autos Artesanales», la automotriz italiana Lamborghini se prepara para instalarse a producir en la Argentina «en el plazo de entre tres y seis meses» con el objetivo de exportar al mundo el 95% de su fabricación de autos de lujo. Según explicó Tiempo Argentino, el proyecto podría generar entre 5000 y 8000 puestos de empleo.
La firma quiere montar para eso un polo productivo exclusivo para la industria artesanal, por lo que mantiene fluidas conversaciones con distintas autoridades políticas del país. La sede reuniría en un mismo lugar a la propia Lamborghini y a fabricantes particulares de autos, creadores de conceptos propios o desarrolladores de modelos consagrados, autopartistas, pequeñas y medianas metalúrgicas, y otros abastecedores locales, según consignó a Tiempo Argentino el titular de la filial latinoamericana de la empresa, Jorge Antonio Fernández García.
Lamborghini volvería a producir en el país. La historia local de la empresa comenzó en el año 2000, pero fue breve por la crisis de 2001.
La Ley 26.938 que se publicó en el Boletín Oficial el pasado 25 de junio es, en rigor, un pedido histórico de los fabricantes artesanales del país. Con la entrada en vigencia del instrumento legal, los emprendedores podrán patentar sus productos, una potestad que hoy es exclusiva de la fabricación en serie, es decir, de las terminales multinacionales que dominan la industria automotriz. El proyecto de Lamborghini apunta a que el polo industrial gane un espacio en el concierto de las fábricas locales y que se convierta en la primera terminal artesanal, explicaron desde la empresa.
La puesta en marcha del proyecto depende todavía de la reglamentación de la ley, un proceso que los artesanos automotrices siguen con especial celo como conocedores del poder de lobby de las terminales. Con la salida de la ley, la industria artesanal podría crear «entre 5000 y 8000 puestos de trabajo», señalaron a Tiempo. En Lamborghini contaron que la intención es que en el futuro polo se puedan fabricar autos de esa firma pero también Porche, Ferrari y otras marcas de élite.
EN PLENA NEGOCIACIÓN. Mientras esperan la reglamentación de la ley, los empresarios escuchan las condiciones que ofrecen las ciudades que se disputan la posibilidad de alojar el emprendimiento. Los temas que se negocian, señalan los ejecutivos de la compañía, son «exenciones impositivas, apoyo para la adquisición de terrenos, convenios con universidades locales, desarrollo de tecnología, soporte para exportar», entre otros puntos. El objetivo de exportar hace que la locación más probable sea la zona metropolitana. Uno de los destinos posibles es la localidad bonaerense de Pilar y la propia Ciudad de Buenos Aires: «También se conversó algo con (el jefe de gobierno porteño, Mauricio) Macri. El monto de la inversión global dependerá de las empresas que ingresen al proyecto.»
Con la concreción del proyecto, Lamborghini volvería a producir en el país. La historia local de la empresa comenzó en el año 2000, pero fue breve. Con la crisis de 2001 se retiró para volver en 2003. Entonces se fundó el Grupo Lamborghini S.A. y Lamborghini Motor Company S.A., empresas con las que se desarrolló el Lamborghini Alar, auto con diseño y componentes 100% locales. Aquel impulso sufrió las contradicciones con las terminales transnacionales, señaló Fernández García. La empresa impulsó proyectos para convertirse en una fábrica más, pero las iniciativas no consiguieron el quórum que finalmente sí logró la 26.938, un proyecto de los diputados Paula Bertol (PRO) y Eduardo Amadeo (Frente Peronista) aprobado por unanimidad en las dos cámaras del Parlamento. En este nuevo escenario, el objetivo de ser una terminal más renació y tomó nuevo envión.
La automotriz plantea una relación alternativa con los proveedores. En ese sentido, destaca haber construido un vínculo estrecho con cooperativas del sector a las que capacita para la construcción de autopartes. La idea es que esa capacitación habilitará a las cooperativas para abastecer también a las otras terminales. En paralelo, la firma tiene convenios con la UTN para el desarrollo de tecnología con la mira puesta en la generación de divisas vía exportaciones.
En concreto, Lamborghini prevé ceder lugar en el Polo Industrial a pequeñas y medianas empresas proveedoras a quienes brindaría servicios de investigación y desarrollo. La idea, aseguran, es achicar la distancia entre los eslabones productivos: «Si alguien está haciendo un motor en el grupo, no pensar en traer uno desde el extranjero sino apoyar al pequeño fabricante.»