Un cartel de Felipa Huanca, candidata del MAS en La Paz. / aizar raldes (afp)
Después de un proceso empañado por las impugnaciones a los candidatos y la suspensión de un partido opositor, Bolivia concurrirá el domingo a unas elecciones regionales y municipales en las que las previsiones indican que no se reproducirá la amplia ventaja lograda por el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) en las presidenciales de octubre pasado (61%).
De acuerdo a las encuestas previas, el MAS obtendrá cinco de las nueve gobernaciones en disputa, pero perderá en las dos principales regiones del país, La Paz y Santa Cruz, así como en Tarija, que es pequeña pero importante, pues en ella reside la industria gasífera, la principal del país. En una cuarta región, la del Beni, la oposición era la favorita hasta que su principal candidato, Ernesto Suárez, y otros 227 postulantes a cargos legislativos y municipales quedaran fuera de competencia por una polémica decisión del Tribunal Electoral, que canceló la entidad jurídica de su partido por haber difundido una encuesta sin autorización. En respuesta, Suárez se alió con una agrupación local a la que pretende aupar a la Gobernación con la fuerza del rechazo que su inhabilitación ha despertado.
Esta sanción está establecida en una ley electoral que aprobó la mayoría legislativa oficialista hace cinco años, pero que no había sido aplicada hasta ahora. La oposición la considera exagerada e inconstitucional. Esta ley, además, no cierra el plazo para impugnar a los candidatos hasta cuatro días antes de las elecciones, lo que ha generado una inusitada cantidad de ataques legales de unos grupos contra otros. También entorpece las campañas electorales por las numerosas prohibiciones que contiene. Por ejemplo, no están permitidos los anuncios televisivos cuando hacen alusión a los candidatos adversarios, contienen los colores de la bandera nacional, pueden causar inquietud pública, entre otras restricciones. A ello se suma la desconfianza que despierta en los grupos contrarios al MAS el Tribunal Electoral, al que no consideran independiente del Ejecutivo, una actitud que se exacerbó con la sanción contra Suárez.
El partido del presidente Evo Morales también sufriría reveses en las cuatro principales ciudades del país
El partido del presidente Evo Morales también sufriría reveses en las cuatro principales ciudades del país, Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba, La Paz y, sorprendentemente, El Alto, bastión histórico del oficialismo. Aunque el MAS, que es un partido de origen campesino, siempre tuvo más dificultades en las grandes ciudades, esto parecía haber sido superado en las elecciones del año pasado, en las que Morales ganó incluso en Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más próspera y con más clase media y menos indígenas del país.
Los analistas explican este fenómeno por la diferencia entre el atractivo del presidente y el de los candidatos locales, a quienes, además, el MAS habría elegido con exceso de confianza, es decir, suponiendo que los electores votarían por ellos sobre todo por la sigla que representan.
Las elecciones de este domingo volverán a definir el mapa político de Bolivia y el poder de Evo
Morales ha respondido a estos desafíos entrando de lleno a la campaña electoral, con la esperanza de transferir su popularidad a sus candidatos peor perfilados y buscando que el “voto duro” del MAS, que es muy alto, salve la situación. “Tal vez en algunos municipios en Bolivia se ha equivocado en elegir candidato, pero por encima de ese candidato está nuestro proceso, nuestra revolución democrática y cultural”, dijo en uno de los cierres de campaña. Además, hace dos semanas declaró: “No trabajaré con la derecha”, sugiriendo que su Gobierno daría la espalda a los municipios y gobernaciones en los que ganase la oposición. Esta afirmación levantó una ola de críticas y al parecer no logró su propósito estratégico, pues los candidatos problemáticos del MAS, sobre todo los que más le preocupan al presidente, que son los que tercian por la Gobernación de La Paz y el municipio de El Alto, continuaron cayendo en las encuestas.
El mandatario explicó posteriormente que solo se había referido a este último municipio, porque la candidata que las encuestas dan por ganadora en él, Soledad Chapetón, pertenece al partido del principal retador del presidente en las elecciones de 2014, Samuel Doria Medina, quien según Morales habría llamado a “colgar al presidente” y además se opondría a su programa de apoyo a los municipios Bolivia Cambia. Evo Cumple. Doria Medina ha desmentido varias veces que hubiera hecho este llamamiento, que según él fue inventado por el periódico gubernamental Cambio. También dijo que su partido tiene derecho a criticar los programas gubernamentales sin ser sancionado por ello y que por tanto la posición del presidente es autoritaria.
El otro líder opositor, Rubén Costas, espera ser reelegido como gobernador de Santa Cruz por una amplísima diferencia. Costas calificó la sanción contra su compañero de partido Suárez como “un golpe de Estado” a la institucionalidad democrática y llamó al “voto castigo”. Las elecciones de este domingo volverán a definir el mapa político de Bolivia y el poder de Evo.
Después de un proceso empañado por las impugnaciones a los candidatos y la suspensión de un partido opositor, Bolivia concurrirá el domingo a unas elecciones regionales y municipales en las que las previsiones indican que no se reproducirá la amplia ventaja lograda por el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) en las presidenciales de octubre pasado (61%).
De acuerdo a las encuestas previas, el MAS obtendrá cinco de las nueve gobernaciones en disputa, pero perderá en las dos principales regiones del país, La Paz y Santa Cruz, así como en Tarija, que es pequeña pero importante, pues en ella reside la industria gasífera, la principal del país. En una cuarta región, la del Beni, la oposición era la favorita hasta que su principal candidato, Ernesto Suárez, y otros 227 postulantes a cargos legislativos y municipales quedaran fuera de competencia por una polémica decisión del Tribunal Electoral, que canceló la entidad jurídica de su partido por haber difundido una encuesta sin autorización. En respuesta, Suárez se alió con una agrupación local a la que pretende aupar a la Gobernación con la fuerza del rechazo que su inhabilitación ha despertado.
Esta sanción está establecida en una ley electoral que aprobó la mayoría legislativa oficialista hace cinco años, pero que no había sido aplicada hasta ahora. La oposición la considera exagerada e inconstitucional. Esta ley, además, no cierra el plazo para impugnar a los candidatos hasta cuatro días antes de las elecciones, lo que ha generado una inusitada cantidad de ataques legales de unos grupos contra otros. También entorpece las campañas electorales por las numerosas prohibiciones que contiene. Por ejemplo, no están permitidos los anuncios televisivos cuando hacen alusión a los candidatos adversarios, contienen los colores de la bandera nacional, pueden causar inquietud pública, entre otras restricciones. A ello se suma la desconfianza que despierta en los grupos contrarios al MAS el Tribunal Electoral, al que no consideran independiente del Ejecutivo, una actitud que se exacerbó con la sanción contra Suárez.
El partido del presidente Evo Morales también sufriría reveses en las cuatro principales ciudades del país
El partido del presidente Evo Morales también sufriría reveses en las cuatro principales ciudades del país, Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba, La Paz y, sorprendentemente, El Alto, bastión histórico del oficialismo. Aunque el MAS, que es un partido de origen campesino, siempre tuvo más dificultades en las grandes ciudades, esto parecía haber sido superado en las elecciones del año pasado, en las que Morales ganó incluso en Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más próspera y con más clase media y menos indígenas del país.
Los analistas explican este fenómeno por la diferencia entre el atractivo del presidente y el de los candidatos locales, a quienes, además, el MAS habría elegido con exceso de confianza, es decir, suponiendo que los electores votarían por ellos sobre todo por la sigla que representan.
Las elecciones de este domingo volverán a definir el mapa político de Bolivia y el poder de Evo
Morales ha respondido a estos desafíos entrando de lleno a la campaña electoral, con la esperanza de transferir su popularidad a sus candidatos peor perfilados y buscando que el “voto duro” del MAS, que es muy alto, salve la situación. “Tal vez en algunos municipios en Bolivia se ha equivocado en elegir candidato, pero por encima de ese candidato está nuestro proceso, nuestra revolución democrática y cultural”, dijo en uno de los cierres de campaña. Además, hace dos semanas declaró: “No trabajaré con la derecha”, sugiriendo que su Gobierno daría la espalda a los municipios y gobernaciones en los que ganase la oposición. Esta afirmación levantó una ola de críticas y al parecer no logró su propósito estratégico, pues los candidatos problemáticos del MAS, sobre todo los que más le preocupan al presidente, que son los que tercian por la Gobernación de La Paz y el municipio de El Alto, continuaron cayendo en las encuestas.
El mandatario explicó posteriormente que solo se había referido a este último municipio, porque la candidata que las encuestas dan por ganadora en él, Soledad Chapetón, pertenece al partido del principal retador del presidente en las elecciones de 2014, Samuel Doria Medina, quien según Morales habría llamado a “colgar al presidente” y además se opondría a su programa de apoyo a los municipios Bolivia Cambia. Evo Cumple. Doria Medina ha desmentido varias veces que hubiera hecho este llamamiento, que según él fue inventado por el periódico gubernamental Cambio. También dijo que su partido tiene derecho a criticar los programas gubernamentales sin ser sancionado por ello y que por tanto la posición del presidente es autoritaria.
El otro líder opositor, Rubén Costas, espera ser reelegido como gobernador de Santa Cruz por una amplísima diferencia. Costas calificó la sanción contra su compañero de partido Suárez como “un golpe de Estado” a la institucionalidad democrática y llamó al “voto castigo”. Las elecciones de este domingo volverán a definir el mapa político de Bolivia y el poder de Evo.