Algunas de las mayores firmas del país tuvieron en el primer semestre rentas menores que la inflación o pérdidas; los problemas llegaron a los bancos
Las peculiaridades del fin del ciclo político imprimieron su dinámica a los números de algunas de las mayores empresas de la Argentina. Aunque «la juntaron en pala durante todos estos años», según la definición canónica que dio la presidenta Cristina Kirchner en mayo de 2012, el estancamiento de la economía, la nueva regulación del Gobierno para la plaza financiera y la caída de precios internacionales les quitaron brillo a sus resultados.
Las mermas en las ganancias afectan a sectores muy variados, desde bancos y siderúrgicas hasta petroquímicas, alimentarias, compañías de servicios públicos, generadoras eléctricas, fabricantes de electrodomésticos y petroleras, según se desprende de los números que las empresas envían a la Comisión Nacional de Valores (CNV) para informar a los inversores.
Los bancos quizá dieron la nota que más llamó la atención. Ganadores crónicos del modelo, que cuenta entre sus pilares el crédito para el consumo, acusaron en el primer semestre el golpe de distintas regulaciones. El Banco Hipotecario, una sociedad entre el empresario inmobiliario Eduardo Elsztain y el Estado, ganó en los primeros seis meses $ 345,6 millones. Ese número, un 3,5% menos que los $ 358,4 millones del mismo período de 2014, es menor aún en términos reales si se le descuenta la inflación.
Algo similar les ocurrió al Galicia, de la familia Escasany, al Macro, del empresario Jorge Brito, y al español Santander. En los tres casos anotaron ganancias por encima del primer semestre del año pasado, pero menores en términos reales. Hay dos grandes explicaciones para esos resultados. A tono con la marcha de la economía, disminuyeron los pedidos de crédito y, al mismo tiempo, se redujo la diferencia entre la tasa pasiva (que pagan los bancos por los depósitos) y la activa (que cobran por los préstamos otorgados) por nuevas normas. En mayo del año pasado el Gobierno dispuso un techo a las tasas por créditos personales, prendarios y comerciales. Y también estableció un piso para las pasivas. Además, se redujeron las comisiones.
El primer semestre fue malo incluso para empresas afines al Gobierno, como Newsan, fabricante fueguina de electrodomésticos (dueña de Noblex. de Rubén Cherñajovsky) obtuvo casi $ 204 millones, 61% menos que en el mismo período del año anterior. Su expectativa para el futuro inmediato: «Un crecimiento en nuestras ventas […] producto de una leve baja en las unidades compensada por un aumento en precios», informó en sus balances. Y agregó: «Se espera una devaluación y una inflación levemente superiores a las del año que paso, por lo que nos centraremos en seguir acompañando dichas variaciones con nuestra política de precios con el fin de no disminuir nuestros márgenes».
Otro segmento que encierra a grandes nombres que atraviesan un mal momento es el de alimentos. Mastellone, dueña de La Serenísima, anotó en los primeros seis meses de 2015 pérdidas por $ 190,44 millones y profundizó su rojo en 16 por ciento. Y SanCor registró en el primer trimestre (aún no presentó números más actualizados) pérdidas por $ 367,23 millones, casi cuatro veces más que en 2014.
En el caso de las lácteas, su mala performance se debe a la caída de los precios internacionales. La dueña de La Serenísima destacó que logró cerrar exportaciones de leche en polvo a precios superiores «a los bajos valores registrados en el mercado internacional».
«Éste es un año definitivamente de menor rentabilidad para las empresas, si bien es difícil notarlo debido a que los balances no se ajustan por inflación. Factores internos y externos han ido mermando las ganancias. Esto es muy claro para los sectores exportadores como el agrícola, por la retracción de precios. Ni qué hablar de las economías regionales», explicó Ricardo De Lellis, socio principal de KPMG.
Molinos Río de la Plata, de los Perez Companc, redujo en más de 50% sus ganancias. Entre las grandes, sólo Arcor mostró una mejora sustancial, por encima del 60 por ciento. Pero ese número puede ser engañoso: la empresa mostró en sus balances el cobro de seguros por incendios.
Para Fausto Spotorno, director de la consultora Orlando J. Ferreres, la fortuna de las empresas en el primer semestre se debe a que «la economía argentina se volvió muy poco competitiva. Y dio como ejemplo a las alimentarias, que «pierden exportaciones. Esto pasa cuando hay estanflación. Suben los costos en pesos y en dólares y es difícil trasladarlos al consumidor porque la economía no está creciendo».
El sector industrial muestra a gigantes en problemas. Siderar, del grupo Techint, ganó $ 1102,6 millones, 37% menos que en el mismo período del año pasado por los aumentos de costos. Es algo por lo que Paolo Rocca había reclamado en septiembre de 2012 y despertó la furia de Cristina Kirchner.
También cayó el resultado de Tenaris, que está internacionalizada, pero nació en Campana: ganó US$ 326 millones, 61% menos que en el mismo período del año anterior.
El sector petrolero también fue víctima del derrumbe internacional de precios. YPF, bajo la conducción estatal, tuvo una utilidad neta de $ 4407 millones, apenas 1,77% por encima del primer semestre del año pasado, y PAE redujo sustancialmente sus ingresos.
Una curiosidad: pese a la pelea con el Gobierno, una de las compañías que más se destacó fue Cablevisión, que multiplicó por 2,4 sus utilidades.
Las peculiaridades del fin del ciclo político imprimieron su dinámica a los números de algunas de las mayores empresas de la Argentina. Aunque «la juntaron en pala durante todos estos años», según la definición canónica que dio la presidenta Cristina Kirchner en mayo de 2012, el estancamiento de la economía, la nueva regulación del Gobierno para la plaza financiera y la caída de precios internacionales les quitaron brillo a sus resultados.
Las mermas en las ganancias afectan a sectores muy variados, desde bancos y siderúrgicas hasta petroquímicas, alimentarias, compañías de servicios públicos, generadoras eléctricas, fabricantes de electrodomésticos y petroleras, según se desprende de los números que las empresas envían a la Comisión Nacional de Valores (CNV) para informar a los inversores.
Los bancos quizá dieron la nota que más llamó la atención. Ganadores crónicos del modelo, que cuenta entre sus pilares el crédito para el consumo, acusaron en el primer semestre el golpe de distintas regulaciones. El Banco Hipotecario, una sociedad entre el empresario inmobiliario Eduardo Elsztain y el Estado, ganó en los primeros seis meses $ 345,6 millones. Ese número, un 3,5% menos que los $ 358,4 millones del mismo período de 2014, es menor aún en términos reales si se le descuenta la inflación.
Algo similar les ocurrió al Galicia, de la familia Escasany, al Macro, del empresario Jorge Brito, y al español Santander. En los tres casos anotaron ganancias por encima del primer semestre del año pasado, pero menores en términos reales. Hay dos grandes explicaciones para esos resultados. A tono con la marcha de la economía, disminuyeron los pedidos de crédito y, al mismo tiempo, se redujo la diferencia entre la tasa pasiva (que pagan los bancos por los depósitos) y la activa (que cobran por los préstamos otorgados) por nuevas normas. En mayo del año pasado el Gobierno dispuso un techo a las tasas por créditos personales, prendarios y comerciales. Y también estableció un piso para las pasivas. Además, se redujeron las comisiones.
El primer semestre fue malo incluso para empresas afines al Gobierno, como Newsan, fabricante fueguina de electrodomésticos (dueña de Noblex. de Rubén Cherñajovsky) obtuvo casi $ 204 millones, 61% menos que en el mismo período del año anterior. Su expectativa para el futuro inmediato: «Un crecimiento en nuestras ventas […] producto de una leve baja en las unidades compensada por un aumento en precios», informó en sus balances. Y agregó: «Se espera una devaluación y una inflación levemente superiores a las del año que paso, por lo que nos centraremos en seguir acompañando dichas variaciones con nuestra política de precios con el fin de no disminuir nuestros márgenes».
Otro segmento que encierra a grandes nombres que atraviesan un mal momento es el de alimentos. Mastellone, dueña de La Serenísima, anotó en los primeros seis meses de 2015 pérdidas por $ 190,44 millones y profundizó su rojo en 16 por ciento. Y SanCor registró en el primer trimestre (aún no presentó números más actualizados) pérdidas por $ 367,23 millones, casi cuatro veces más que en 2014.
En el caso de las lácteas, su mala performance se debe a la caída de los precios internacionales. La dueña de La Serenísima destacó que logró cerrar exportaciones de leche en polvo a precios superiores «a los bajos valores registrados en el mercado internacional».
«Éste es un año definitivamente de menor rentabilidad para las empresas, si bien es difícil notarlo debido a que los balances no se ajustan por inflación. Factores internos y externos han ido mermando las ganancias. Esto es muy claro para los sectores exportadores como el agrícola, por la retracción de precios. Ni qué hablar de las economías regionales», explicó Ricardo De Lellis, socio principal de KPMG.
Molinos Río de la Plata, de los Perez Companc, redujo en más de 50% sus ganancias. Entre las grandes, sólo Arcor mostró una mejora sustancial, por encima del 60 por ciento. Pero ese número puede ser engañoso: la empresa mostró en sus balances el cobro de seguros por incendios.
Para Fausto Spotorno, director de la consultora Orlando J. Ferreres, la fortuna de las empresas en el primer semestre se debe a que «la economía argentina se volvió muy poco competitiva. Y dio como ejemplo a las alimentarias, que «pierden exportaciones. Esto pasa cuando hay estanflación. Suben los costos en pesos y en dólares y es difícil trasladarlos al consumidor porque la economía no está creciendo».
El sector industrial muestra a gigantes en problemas. Siderar, del grupo Techint, ganó $ 1102,6 millones, 37% menos que en el mismo período del año pasado por los aumentos de costos. Es algo por lo que Paolo Rocca había reclamado en septiembre de 2012 y despertó la furia de Cristina Kirchner.
También cayó el resultado de Tenaris, que está internacionalizada, pero nació en Campana: ganó US$ 326 millones, 61% menos que en el mismo período del año anterior.
El sector petrolero también fue víctima del derrumbe internacional de precios. YPF, bajo la conducción estatal, tuvo una utilidad neta de $ 4407 millones, apenas 1,77% por encima del primer semestre del año pasado, y PAE redujo sustancialmente sus ingresos.
Una curiosidad: pese a la pelea con el Gobierno, una de las compañías que más se destacó fue Cablevisión, que multiplicó por 2,4 sus utilidades.