El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, anunció un paquete de medidas económicas que apuntan a reducir el inflado aparato estatal del país y a promover la actividad privada. Con este plan muestra otro alejamiento de sus raíces socialistas.
Durante un discurso televisado el lunes a la noche, Moreno aseguró que su gobierno iniciará un programa de asociaciones público-privadas para los sectores de infraestructura, petróleo, energía, minería y telecomunicaciones y que éstas generarán inversiones por u$s 7000 millones en 2021 y una recaudación de u$s 1600 millones para las arcas estatales.
Siete de las 22 empresas estatales serán liquidadas y las otras se abrirán a la inversión privada, indicó. «Se mantendrán únicamente las que sean rentables, económica y socialmente, con participación de inversiones privadas, de ser necesario, mediante la figura de empresas mixtas». «Es momento de que el sector privado invierta».
También prometió recortes significativos en el gobierno central. Dijo que ordenó a todas las instituciones prescindir de la mitad de su personal de mayor jerarquía. «Nos vamos a desprender de ministros, secretarios, viceministros y subsecretarios», prometió afirmando que con eso se ahorrarán u$s 100 millones anuales en los próximos cuatro años. Con la venta de edificios, vehículos y otros activos del gobierno se recaudará una suma similar, agregó.
El presidente de 65 años ha frustrado las expectativas que estaban puestas en él desde que asumió el poder hace casi un año.
Discípulo fiel del revoltoso ex presidente izquierdista Rafael Correa durante gran parte de la última década, definitivamente rompió con su mentor desde que tomó el mando del gobierno. Los dos hombres se distanciaron fuertemente; Correa lo describe a Moreno como un traidor y «un lobo disfrazado de oveja».
En febrero, Moreno ganó un plebiscito popular clave que impidió a Correa volver a la presidencia. Empezó a deshacer el legado socialista de su predecesor, haciendo propuestas a la comunidad empresaria y miembros de la oposición derechista.
Sin embargo, el presidente aún enfrenta desafíos económicos enormes. La deuda total de Ecuador es equivalente al 67% del PBI, y gran parte de ella vence pronto. Un gran porcentaje fue otorgado por instituciones financieras chinas.
La nación andina también tiene uno de los déficits fiscales más altos de América latina; el año pasado era equivalente a casi 6% del PBI. Moreno prometió reducirlo del 5,6% proyectado para este año a 2,5% en 2021.
Dijo que su gobierno no subirá los impuestos pero que recibirá un adicional de u$s 810 millones en los próximos cuatro años simplificando el régimen tributario y haciéndolo más eficiente. Además señaló que recaudará más subiendo los aranceles aduaneros y buscará renegociar los términos de la deuda que tiene Ecuador con los acreedores extranjeros.
Después de contraerse 1,5% en 2016, la economía ecuatoriana se recuperó en 2017 ya que se habría expandido más de 3%. El país, que es miembro de la OPEP, se benefició con la suba de los precios del petróleo registrados desde que Moreno asumió el poder.
Durante un discurso televisado el lunes a la noche, Moreno aseguró que su gobierno iniciará un programa de asociaciones público-privadas para los sectores de infraestructura, petróleo, energía, minería y telecomunicaciones y que éstas generarán inversiones por u$s 7000 millones en 2021 y una recaudación de u$s 1600 millones para las arcas estatales.
Siete de las 22 empresas estatales serán liquidadas y las otras se abrirán a la inversión privada, indicó. «Se mantendrán únicamente las que sean rentables, económica y socialmente, con participación de inversiones privadas, de ser necesario, mediante la figura de empresas mixtas». «Es momento de que el sector privado invierta».
También prometió recortes significativos en el gobierno central. Dijo que ordenó a todas las instituciones prescindir de la mitad de su personal de mayor jerarquía. «Nos vamos a desprender de ministros, secretarios, viceministros y subsecretarios», prometió afirmando que con eso se ahorrarán u$s 100 millones anuales en los próximos cuatro años. Con la venta de edificios, vehículos y otros activos del gobierno se recaudará una suma similar, agregó.
El presidente de 65 años ha frustrado las expectativas que estaban puestas en él desde que asumió el poder hace casi un año.
Discípulo fiel del revoltoso ex presidente izquierdista Rafael Correa durante gran parte de la última década, definitivamente rompió con su mentor desde que tomó el mando del gobierno. Los dos hombres se distanciaron fuertemente; Correa lo describe a Moreno como un traidor y «un lobo disfrazado de oveja».
En febrero, Moreno ganó un plebiscito popular clave que impidió a Correa volver a la presidencia. Empezó a deshacer el legado socialista de su predecesor, haciendo propuestas a la comunidad empresaria y miembros de la oposición derechista.
Sin embargo, el presidente aún enfrenta desafíos económicos enormes. La deuda total de Ecuador es equivalente al 67% del PBI, y gran parte de ella vence pronto. Un gran porcentaje fue otorgado por instituciones financieras chinas.
La nación andina también tiene uno de los déficits fiscales más altos de América latina; el año pasado era equivalente a casi 6% del PBI. Moreno prometió reducirlo del 5,6% proyectado para este año a 2,5% en 2021.
Dijo que su gobierno no subirá los impuestos pero que recibirá un adicional de u$s 810 millones en los próximos cuatro años simplificando el régimen tributario y haciéndolo más eficiente. Además señaló que recaudará más subiendo los aranceles aduaneros y buscará renegociar los términos de la deuda que tiene Ecuador con los acreedores extranjeros.
Después de contraerse 1,5% en 2016, la economía ecuatoriana se recuperó en 2017 ya que se habría expandido más de 3%. El país, que es miembro de la OPEP, se benefició con la suba de los precios del petróleo registrados desde que Moreno asumió el poder.