«Lo dejaron morir como a un perro» (caso Gustavo González)

Martes 07 de junio de 2011 | Publicado en edición impresa
Evangelina Himitian
LA NACION
«Sos un hipócrita [Hugo] Moyano. Me la vas a pagar. Yo te pido que me hables a la cara. ¿Cuánto sale una camilla? ¿Cuánto aportan los trabajadores? Espero que me expliques por qué mi hijo de tres años ya no tiene a su papá. Explicame, si podés», gritaba desconsolada Romina Pereyra, la esposa de Gustavo González, el chofer de la empresa Cliba que el jueves último murió tras sufrir un accidente cerebro vascular (ACV) y que tuvo que esperar 36 horas a que le hicieran una tomografía computada.
Romina llora, grita, se toma la cabeza con las manos y muestra la foto de su compañero, aquel con el que vivió por nueve años y con el que tuvo dos hijos. La imagen sacude: muestra a Gustavo con la cabeza destrozada, sin la tapa de los sesos, tal como se lo entregaron el jueves por la tarde con la noticia de que estaba muerto.
Stella, una de las hermanas del chofer fallecido, coloca la foto junto a otra que hasta ahora la familia guardaba como un tesoro: una en la que se ve a Gustavo junto a Hugo Moyano, durante una protesta.
«Mi hermano amaba a Moyano. Era su ídolo. Para él era lo máximo. Dejaba todo por ir a las movilizaciones de Camioneros y justo Moyano le vino a fallar. Lo dejaron morir como a un perro», lamenta Stella entre lágrimas.
El miércoles pasado, unos minutos antes de descomponerse, Gustavo llamó por celular a su papá y le contó que estaba feliz. «Por fin me sale una», le dijo. Acababa de hacerle el motor al auto y se sentía desbordante de alegría porque esa vez arrancó. Allí estaba, en la vereda de su casa, en José C. Paz, cuando Romina lo vio desvanecerse. Llamó a su suegro y enseguida pidió una ambulancia al servicio municipal. Tardó pocos minutos en llegar, según Stella. Lo llevaron al hospital de José C. Paz. «Enseguida se pidió el traslado por la obra social para hacerle una tomografía computada. Tuvimos que esperar 16 horas hasta que lo llevaron al hospital de Laferrère y cuando llegó, pese a que habíamos averiguado, allí no había un tomógrafo abierto y Gustavo no entraba», explica la hermana.
Gustavo pesaba 170 kilos, pero no se había resignado. Desde hacía seis meses se atendía en los consultorios del doctor Cormillot en Pablo Nogués. Quería bajar de peso para poder jugar con sus tres hijos: Eliana, de diez años, hija de su anterior pareja, y Gustavo, de 7, y Luis, de tres. Hasta había pensado en operarse y ponerse un cinturón gástrico. Dice la hermana que en seis meses había adelgazado varios kilos y que seguía en la lucha. Nunca imaginó que su peso fuera a ser la razón por la cual la obra social demoraría en darle la atención que necesitaba.
«Es mentira, como dicen, que se rompieron las camillas. En ninguno de los traslados ocurrió eso», dice Stella.
Cuando llegaron al hospital de Laferrère y descubrieron que no había tomógrafos abiertos, la familia González debió esperar otras 16 horas a un nuevo traslado. Recién entonces pudieron llevarlo a la clínica Maipú, en Vicente López. Después, lo regresaron a Laferrère. A las 15 del jueves lo operaron y a las 15.30 les informaron que había muerto.
La familia le sacó fotos al cuerpo, azorada por las condiciones en las que se lo entregaron.
«Mi padres están muertos en vida. Si a Moyano le entregan a Facundo o a Pablo con los sesos afuera, te para el país. Nosotros vamos a hacer lo mismo», desafía Stella, desde la protesta que ayer encabezó en las avenidas Figueroa Alcorta y Libertador.
Eliana, la hija mayor del chofer fallecido, está destrozada. Gustavo, el del medio, dice que no va a llorar. «Pero no me gusta que los papás se mueran», le dijo a Romina, intentando ser fuerte ante tanto dolor.
«No somos sindicalistas ni políticos, no tenemos ni una pancarta. ¡Cómo te cambió la plata, Moyano! No sos gente de palabra, mirás para el costado. Tenés miedo. Pero nosotros no vamos a parar hasta hacer justicia», desafió Jésica, la otra hermana de Gustavo.
Anoche, los familiares de González se reunieron con Moyano en la sede de Camioneros para intentar encontrar una explicación.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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