Ricardo López Murphy *
Esta compleja situación económica que enfrenta el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner va a restringir el acceso financiero tanto al sector público como privado. El sector público ya lo tenía casi vedado, ahora lo va a tener más cercado; y el sector privado va a estar sujeto a restricciones cada vez más severas por parte de los bancos en el mundo.
En esas condiciones vamos a tener un cuello de botella muy duro en el sector externo, vamos a perder más reservas, vamos a tener un tipo de cambio marginal más elevado, vamos a tener menores cotizaciones de todos nuestros papeles, va a haber una caída de valor de las propiedades en la Argentina.
Todo eso lleva a menor consumo, menor inversión, menor compra de bienes durables y agudiza la recesión. El problema es que el año que viene eso se empeora por los menores precios de las cosechas, así que el escenario es muy delicado.
El default va ir devaluando los valores de las propiedades, de las empresas, de las inversiones en la Argentina, va a ir limitando las oportunidades y va a ir aislando más al país de lo que ya estaba aislado. La Argentina, producto de que nadie le quería prestar, tenía como ventaja la poca deuda. Ningún país con poca deuda declara el default, eso lo hacen países con mucha deuda y que no pueden hacer frente a la deuda. Declarar el default, por la razón que fuera, cuando se tiene poca deuda y la tiene estructurada a largo plazo es casi imposible de entender desde el punto de vista de los intereses del país.
La única forma de eludir la RUFO era ir y pagar directamente, o que alguien se hiciera cargo del juicio y que se estableciera el stay para poder seguir negociando. Eso siempre tenía el riesgo de que hubiera una interpretación de que se violaba la RUFO.
Desde mi punto de vista, lo mejor era pagar al contado esa sentencia para lograr tres objetivos simultáneos: cumplir la sentencia, sortear default, y evitar que se dispare la cláusula RUFO. Eso obligaba al Gobierno argentino a un esfuerzo de obtención de reservas muy grande, lo que probablemente requiriera un tipo de cambio de referencia, y con las reservas que tenemos no alcanza. Entonces, hay que buscar reservas con procedimientos reales. Ese mecanismo en mi interpretación no daba lugar a ningún riesgo, pero en la medida en que se quiera pagar con bonos, conseguir plazos, ahí empiezan todos los problemas de las famosas cláusulas.
Acá no hay victorias morales que empardan las derrotas financieras, no existe tal cosa. En todas las crisis las personas buscan evasivas, buscan sacarse de encima, negar la realidad, y eso es lo que está haciendo este gobierno.
* Economista y ex funcionario
Esta compleja situación económica que enfrenta el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner va a restringir el acceso financiero tanto al sector público como privado. El sector público ya lo tenía casi vedado, ahora lo va a tener más cercado; y el sector privado va a estar sujeto a restricciones cada vez más severas por parte de los bancos en el mundo.
En esas condiciones vamos a tener un cuello de botella muy duro en el sector externo, vamos a perder más reservas, vamos a tener un tipo de cambio marginal más elevado, vamos a tener menores cotizaciones de todos nuestros papeles, va a haber una caída de valor de las propiedades en la Argentina.
Todo eso lleva a menor consumo, menor inversión, menor compra de bienes durables y agudiza la recesión. El problema es que el año que viene eso se empeora por los menores precios de las cosechas, así que el escenario es muy delicado.
El default va ir devaluando los valores de las propiedades, de las empresas, de las inversiones en la Argentina, va a ir limitando las oportunidades y va a ir aislando más al país de lo que ya estaba aislado. La Argentina, producto de que nadie le quería prestar, tenía como ventaja la poca deuda. Ningún país con poca deuda declara el default, eso lo hacen países con mucha deuda y que no pueden hacer frente a la deuda. Declarar el default, por la razón que fuera, cuando se tiene poca deuda y la tiene estructurada a largo plazo es casi imposible de entender desde el punto de vista de los intereses del país.
La única forma de eludir la RUFO era ir y pagar directamente, o que alguien se hiciera cargo del juicio y que se estableciera el stay para poder seguir negociando. Eso siempre tenía el riesgo de que hubiera una interpretación de que se violaba la RUFO.
Desde mi punto de vista, lo mejor era pagar al contado esa sentencia para lograr tres objetivos simultáneos: cumplir la sentencia, sortear default, y evitar que se dispare la cláusula RUFO. Eso obligaba al Gobierno argentino a un esfuerzo de obtención de reservas muy grande, lo que probablemente requiriera un tipo de cambio de referencia, y con las reservas que tenemos no alcanza. Entonces, hay que buscar reservas con procedimientos reales. Ese mecanismo en mi interpretación no daba lugar a ningún riesgo, pero en la medida en que se quiera pagar con bonos, conseguir plazos, ahí empiezan todos los problemas de las famosas cláusulas.
Acá no hay victorias morales que empardan las derrotas financieras, no existe tal cosa. En todas las crisis las personas buscan evasivas, buscan sacarse de encima, negar la realidad, y eso es lo que está haciendo este gobierno.
* Economista y ex funcionario