Mientras se espera el levantamiento del secreto de sumario, PáginaI12 reconstruyó la información que hay en los documentos.
Para hoy está anunciado el levantamiento del secreto en el sumario con el que la fiscalía federal de Esquel investiga la desaparición forzada de Santiago Maldonado, pero las novedades podrían provenir de las querellas, con la presentación de nuevos testigos, quienes están dispuestos a declarar sin ocultar su rostro y con sus respectivos documentos de identidad. También sería inminente que la propia comunidad mapuche de Cushamen se presente como querellante. Ante el inicio de una nueva etapa en la investigación, este diario reconstruyó lo que hay en los cuerpos de la causa en base a fuentes con acceso, el relato de los protagonistas y la verificación de los datos.
En medio de la maraña de operaciones que durante un mes buscaron desviar el foco de la Gendarmería, está acreditado, por ejemplo, que el periodista Ricardo Bustos declaró el 11 de agosto: fue quien publicó el 2 de agosto que Santiago había sido detenido por los gendarmes tras el procedimiento en Cushamen y estaba a disposición de la Justicia. Lo que hasta hoy no había trascendido es que el día 7 la fiscalía solicitó al juzgado el audio de la entrevista que le hizo Bustos el 3 al subsecretario de Seguridad, Pablo Nocetti, en FM Del Lago, según consta a fojas 44 del expediente. Es evidente que la presencia del funcionario había despertado la curiosidad de la fiscal, y que también estaba al tanto de la detención de Soraya Maicoño, Andrea Millañaco y Daniel Huala sobre la ruta 40 durante seis horas.
El lunes 31 a mediodía llegaron a la ruta 40 los gendarmes Daniel Gómez, José Coronel, Marcos González, Yanina Saldaño y Manuel Echazu; luego se fueron sumando miembros de otros cuatro escuadrones, y comenzaron a tomar fotos y filmaciones. A las 5 del día siguiente, el gendarme Gómez le comunica al “magistrado interviniente” que la ruta estaba despejada. Pero no se van del lugar. A las 9 ven el auto gris que ingresa a la Pu Lof y cuando una hora más tarde sale lo siguen y lo detienen en la ruta. Maicoño, Millañaco y Huala iban camino a denunciar el inicio del operativo, porque lo que no refleja aún el expediente son los disparos que se produjeron durante la noche a modo intimidatorio. Pero no pudieron hacerlo porque les quitaron los documentos y celulares. A mediodía vieron a Nocetti, que les dijo de mal talante “las podemos retener hasta seis horas por averiguación de antecedentes”. Poco después de que se fue los gendarmes ingresaron al territorio recuperado. Seis horas más tarde el funcionario volvió desde el sur, paró, tendió la mano a los gendarmes y siguió hacia el norte, tal como declaró Maicoño.
Santiago estaba. Una de las primeras maniobras oficiales fue poner en duda la presencia de Maldonado en Cushamen. Casi todo el procedimiento fue filmado, salvo la irrupción de Gendarmería persiguiendo a los mapuches. Tampoco hay constancias de los gendarmes que habrían sido heridos, como denuncia la fuerza. En los últimos días la familia aportó el video donde reconocen por la ropa a Santiago en el corte, poco antes de que escapara de los tiros y fuera apresado mientras se refugiaba bajo unos arbustos, como declararon los testigos ante la Procuvin. Pero mucho antes había declarado la persona que llevó a Maldonado el día anterior a la comunidad, donde pasó la noche en la casilla de guardia. Según relató a las autoridades judiciales, esta persona vio a Maldonado tomar su mochila y correr hacia el río. También vio la camioneta tipo unimog y escuchó “un ruido, como que chocan algo”.
Unimog. Bullrich pasó varios días negando la presencia de una camioneta tipo unimog, que ayer el propio comandante Juan Escola, jefe del escuadrón 36, reconoció estuvo en el operativo. El 15 de agosto se informa oficialmente al juzgado el listado de escuadrones participantes, el personal actuante, los vehículos, pero esos datos no coinciden con lo dicho en la audiencia de apertura de investigación el día 4. Dos semanas se tomaron los gendarmes para admitir que fueron 137 para un corte con “entre ocho y diez personas”, como ellos mismos informaron. Dijeron que usaron 5 vehículos, y finalmente resultaron 17, entre ellos tres tipo unimog. Sus huellas constan en las fotos que la CIDH validó como pruebas, publicadas por PáginaI12.
Lavado y secado. Durante el rastrillaje del día 6 en el cuartel de Gendarmería de El Bolsón las partes comprobaron que “los vehículos revisados estaban brillantes, no tenían fajas de resguardo, uno de los peritados no se correspondía con el número de identificación ordenado por el juez, había otros vehículos no tenidos en cuenta y no participó nadie del juzgado ni la fiscalía, sólo la APDH, el Equipo de Criminalística de la Policía Federal y un perro de Trevelin, con tres integrantes de la policía de Chubut que lo dirigían”. Tras el primer peritaje los vehículos fueron lavados ante la vista de una de las querellas. En el segundo procedimiento, del que sí participó el juez Guido Otranto, los vehículos estaban impecables. Tampoco hay constancia alguna de que se hayan peritado los equipos técnicos usados por los escuadrones. Todo esto quedó registrado en un DVD que el defensor oficial Fernando Machado entregó al juez sin que haya sido ordenada medida alguna. No se interrogó aún a ningún gendarme, policía, empresario o funcionario, sólo a amigos de Santiago, periodistas, defensores de los derechos humanos que viven en la zona y a miembros de la comunidad mapuche. Menos aún a los agentes de la AFI que vienen actuando desde hace dos años. El jefe de todo el operativo, comandante Diego Balari, admitió que recibieron “órdenes precisas” del Ministerio de Seguridad.
Llamada. En el procedimiento a la casa de Maldonado en El Bolsón, encontraron dos teléfonos celulares, y la tercera línea que investigan es del celular que usaba cuando iba a Chile, pero que era de un amigo. Usaba una línea para comunicarse con los suyos y la otra para potenciales clientes de sus tatuajes. No es cierto que la línea chilena se haya activado en ese país cuando su amigo Ariel Garzi lo llamó el día 4.
Los buzos. Dice la fiscal en el escrito dirigido al gobierno que los mapuches no permitieron rastrillar la mano de enfrente del río, algo que hubiera descartado, según ella, si Santiago cruzó o no el cauce, cuando todos los testimonios indican que tenía temor al agua y por eso no se metió. En un video los buzos de la Prefectura explican con claridad que no era necesario esto porque el cuerpo no podría haber avanzado dada la cantidad de ramas y la escasa correntada. También dice la fiscal que la gorra blanca fue aportada por la comunidad, lo cual es falso: la encontró la PSA, en presencia del defensor Machado.
Para hoy está anunciado el levantamiento del secreto en el sumario con el que la fiscalía federal de Esquel investiga la desaparición forzada de Santiago Maldonado, pero las novedades podrían provenir de las querellas, con la presentación de nuevos testigos, quienes están dispuestos a declarar sin ocultar su rostro y con sus respectivos documentos de identidad. También sería inminente que la propia comunidad mapuche de Cushamen se presente como querellante. Ante el inicio de una nueva etapa en la investigación, este diario reconstruyó lo que hay en los cuerpos de la causa en base a fuentes con acceso, el relato de los protagonistas y la verificación de los datos.
En medio de la maraña de operaciones que durante un mes buscaron desviar el foco de la Gendarmería, está acreditado, por ejemplo, que el periodista Ricardo Bustos declaró el 11 de agosto: fue quien publicó el 2 de agosto que Santiago había sido detenido por los gendarmes tras el procedimiento en Cushamen y estaba a disposición de la Justicia. Lo que hasta hoy no había trascendido es que el día 7 la fiscalía solicitó al juzgado el audio de la entrevista que le hizo Bustos el 3 al subsecretario de Seguridad, Pablo Nocetti, en FM Del Lago, según consta a fojas 44 del expediente. Es evidente que la presencia del funcionario había despertado la curiosidad de la fiscal, y que también estaba al tanto de la detención de Soraya Maicoño, Andrea Millañaco y Daniel Huala sobre la ruta 40 durante seis horas.
El lunes 31 a mediodía llegaron a la ruta 40 los gendarmes Daniel Gómez, José Coronel, Marcos González, Yanina Saldaño y Manuel Echazu; luego se fueron sumando miembros de otros cuatro escuadrones, y comenzaron a tomar fotos y filmaciones. A las 5 del día siguiente, el gendarme Gómez le comunica al “magistrado interviniente” que la ruta estaba despejada. Pero no se van del lugar. A las 9 ven el auto gris que ingresa a la Pu Lof y cuando una hora más tarde sale lo siguen y lo detienen en la ruta. Maicoño, Millañaco y Huala iban camino a denunciar el inicio del operativo, porque lo que no refleja aún el expediente son los disparos que se produjeron durante la noche a modo intimidatorio. Pero no pudieron hacerlo porque les quitaron los documentos y celulares. A mediodía vieron a Nocetti, que les dijo de mal talante “las podemos retener hasta seis horas por averiguación de antecedentes”. Poco después de que se fue los gendarmes ingresaron al territorio recuperado. Seis horas más tarde el funcionario volvió desde el sur, paró, tendió la mano a los gendarmes y siguió hacia el norte, tal como declaró Maicoño.
Santiago estaba. Una de las primeras maniobras oficiales fue poner en duda la presencia de Maldonado en Cushamen. Casi todo el procedimiento fue filmado, salvo la irrupción de Gendarmería persiguiendo a los mapuches. Tampoco hay constancias de los gendarmes que habrían sido heridos, como denuncia la fuerza. En los últimos días la familia aportó el video donde reconocen por la ropa a Santiago en el corte, poco antes de que escapara de los tiros y fuera apresado mientras se refugiaba bajo unos arbustos, como declararon los testigos ante la Procuvin. Pero mucho antes había declarado la persona que llevó a Maldonado el día anterior a la comunidad, donde pasó la noche en la casilla de guardia. Según relató a las autoridades judiciales, esta persona vio a Maldonado tomar su mochila y correr hacia el río. También vio la camioneta tipo unimog y escuchó “un ruido, como que chocan algo”.
Unimog. Bullrich pasó varios días negando la presencia de una camioneta tipo unimog, que ayer el propio comandante Juan Escola, jefe del escuadrón 36, reconoció estuvo en el operativo. El 15 de agosto se informa oficialmente al juzgado el listado de escuadrones participantes, el personal actuante, los vehículos, pero esos datos no coinciden con lo dicho en la audiencia de apertura de investigación el día 4. Dos semanas se tomaron los gendarmes para admitir que fueron 137 para un corte con “entre ocho y diez personas”, como ellos mismos informaron. Dijeron que usaron 5 vehículos, y finalmente resultaron 17, entre ellos tres tipo unimog. Sus huellas constan en las fotos que la CIDH validó como pruebas, publicadas por PáginaI12.
Lavado y secado. Durante el rastrillaje del día 6 en el cuartel de Gendarmería de El Bolsón las partes comprobaron que “los vehículos revisados estaban brillantes, no tenían fajas de resguardo, uno de los peritados no se correspondía con el número de identificación ordenado por el juez, había otros vehículos no tenidos en cuenta y no participó nadie del juzgado ni la fiscalía, sólo la APDH, el Equipo de Criminalística de la Policía Federal y un perro de Trevelin, con tres integrantes de la policía de Chubut que lo dirigían”. Tras el primer peritaje los vehículos fueron lavados ante la vista de una de las querellas. En el segundo procedimiento, del que sí participó el juez Guido Otranto, los vehículos estaban impecables. Tampoco hay constancia alguna de que se hayan peritado los equipos técnicos usados por los escuadrones. Todo esto quedó registrado en un DVD que el defensor oficial Fernando Machado entregó al juez sin que haya sido ordenada medida alguna. No se interrogó aún a ningún gendarme, policía, empresario o funcionario, sólo a amigos de Santiago, periodistas, defensores de los derechos humanos que viven en la zona y a miembros de la comunidad mapuche. Menos aún a los agentes de la AFI que vienen actuando desde hace dos años. El jefe de todo el operativo, comandante Diego Balari, admitió que recibieron “órdenes precisas” del Ministerio de Seguridad.
Llamada. En el procedimiento a la casa de Maldonado en El Bolsón, encontraron dos teléfonos celulares, y la tercera línea que investigan es del celular que usaba cuando iba a Chile, pero que era de un amigo. Usaba una línea para comunicarse con los suyos y la otra para potenciales clientes de sus tatuajes. No es cierto que la línea chilena se haya activado en ese país cuando su amigo Ariel Garzi lo llamó el día 4.
Los buzos. Dice la fiscal en el escrito dirigido al gobierno que los mapuches no permitieron rastrillar la mano de enfrente del río, algo que hubiera descartado, según ella, si Santiago cruzó o no el cauce, cuando todos los testimonios indican que tenía temor al agua y por eso no se metió. En un video los buzos de la Prefectura explican con claridad que no era necesario esto porque el cuerpo no podría haber avanzado dada la cantidad de ramas y la escasa correntada. También dice la fiscal que la gorra blanca fue aportada por la comunidad, lo cual es falso: la encontró la PSA, en presencia del defensor Machado.