París. Corresponsal – 08/10/13
“Me quiero ir” , suplicó el actual ministro de economía Kirchnerista Hernán Lorenzino, cuando la periodista griega Eleni Varvitsioti lo interrogaba sobre la inflación. Ahora su pública aspiración podría cumplirse , pero probablemente tenga que aprender francés. En fuentes diplomáticas sospechan que podría aterrizar en París como reemplazante de Aldo Ferrer y nuevo embajador en Francia. Un dorado destino para un ministro virtual. Al menos, si la idea continúa después de la enfermedad presidencial.
Este platense, graduado en la universidad de su ciudad y con un Master en Economía de la Torcuato Di Tella, vino algunas veces a Francia para intentar una negociación con el Club de París como secretario de Finanzas. Manejó la segunda fase de la renegociación de la deuda argentina. Antes sirvió como representante financiero de Argentina en Washington. También acompañó a su amigo, el vicepresidente Amado Boudou, en sus visitas a París y se alojó en el minimalista hotel Bel Ami, un spa frente al Café Flore, que le encanta al vicepresidente.
Si aterriza, tendrá un inconveniente . Antes deberá conseguir el “desalojo” de su elegante residencia en la 41 avenue Foch. Está “ocupada” por el “homeless” embajador argentino ante la UNESCO, el pianista y ex exilado tucumano Miguel Angel Estrella, que se quedó sin casa cuando el embajador francés en Grecia se la reclamó para resolver sus problemas familiares.
Estrella vivía en una casa con jardín cercana a la Porte d’Orleans, con aire bohemio, cocina americana, pintada de blanco y con un enorme piano, donde practicaba al menos 4 horas por día.
Con su inesperado desalojo, la Cancillería argentina le recomendó ir a un hotel en París, hasta que encontrara una nueva residencia pero Estrella se negó .
“¿Y el piano? ¿A dónde lo llevo?” se preguntó. ”No puedo. Yo debo tocar todos los días”. Y se mudó a la avenue Foch, con piano y todo.
Allí vive, en el mismo edificio que el embajador de Israel y el de España ante la OECD, muy custodiado con una garita de la policía francesa por temor a un atentado contra los israelíes. Un cuarto piso con balcón, fantástica recepción, un escritorio, comedor con vitraux, dos dormitorios, por el que Argentina pagaba 11.000 euros por mes de alquiler, con vista a la avenida más cara de París. Había un piano Steinway que había comprado el ex embajador Archibaldo Lanús, pero que el embajador Ferrer finalmente decidió mudar al primer piso de la embajada en la rue Cimarosa porque nadie lo tocaba.
“Me quiero ir” , suplicó el actual ministro de economía Kirchnerista Hernán Lorenzino, cuando la periodista griega Eleni Varvitsioti lo interrogaba sobre la inflación. Ahora su pública aspiración podría cumplirse , pero probablemente tenga que aprender francés. En fuentes diplomáticas sospechan que podría aterrizar en París como reemplazante de Aldo Ferrer y nuevo embajador en Francia. Un dorado destino para un ministro virtual. Al menos, si la idea continúa después de la enfermedad presidencial.
Este platense, graduado en la universidad de su ciudad y con un Master en Economía de la Torcuato Di Tella, vino algunas veces a Francia para intentar una negociación con el Club de París como secretario de Finanzas. Manejó la segunda fase de la renegociación de la deuda argentina. Antes sirvió como representante financiero de Argentina en Washington. También acompañó a su amigo, el vicepresidente Amado Boudou, en sus visitas a París y se alojó en el minimalista hotel Bel Ami, un spa frente al Café Flore, que le encanta al vicepresidente.
Si aterriza, tendrá un inconveniente . Antes deberá conseguir el “desalojo” de su elegante residencia en la 41 avenue Foch. Está “ocupada” por el “homeless” embajador argentino ante la UNESCO, el pianista y ex exilado tucumano Miguel Angel Estrella, que se quedó sin casa cuando el embajador francés en Grecia se la reclamó para resolver sus problemas familiares.
Estrella vivía en una casa con jardín cercana a la Porte d’Orleans, con aire bohemio, cocina americana, pintada de blanco y con un enorme piano, donde practicaba al menos 4 horas por día.
Con su inesperado desalojo, la Cancillería argentina le recomendó ir a un hotel en París, hasta que encontrara una nueva residencia pero Estrella se negó .
“¿Y el piano? ¿A dónde lo llevo?” se preguntó. ”No puedo. Yo debo tocar todos los días”. Y se mudó a la avenue Foch, con piano y todo.
Allí vive, en el mismo edificio que el embajador de Israel y el de España ante la OECD, muy custodiado con una garita de la policía francesa por temor a un atentado contra los israelíes. Un cuarto piso con balcón, fantástica recepción, un escritorio, comedor con vitraux, dos dormitorios, por el que Argentina pagaba 11.000 euros por mes de alquiler, con vista a la avenida más cara de París. Había un piano Steinway que había comprado el ex embajador Archibaldo Lanús, pero que el embajador Ferrer finalmente decidió mudar al primer piso de la embajada en la rue Cimarosa porque nadie lo tocaba.