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21.03.2013 | OPINIÓN
El gobierno necesita entender que una brecha del 70% entre el dólar regulado por el Banco Central y el marginal o «blue» tendrá repercusiones sobre la economía de los próximos meses. Llegó el tiempo de que deje de mirar al costado y empiece a actuar.
Por:
Ricardo Delgado
Aun cuando se trate de un mercado pequeño, marginal para las operaciones diarias en divisas, con la dinámica explosiva de los últimos días ha pasado a tener una influencia creciente sobre las expectativas de los que toman decisiones económicas todos los días: familias, empresarios e inversores. Y las expectativas son definitorias en economía. Los costos de este nivel de brecha cambiaria son múltiples. Veamos. La apuesta al dólar «blue» fue altamente rentable en el último año; en dos semanas, rindió lo mismo que un depósito en pesos a 12 meses. Difícil pensar, ante esta evidencia y con inflación alta, en pesificar la economía, por ejemplo. Quien tenga un dólar, no tendrá incentivos a venderlo. Los que lo demanden, ya no pensarán que es caro, como hace unos meses, validando así cualquier precio. El cuadro de oferta escasa y demanda en aumento está instalado. No debería asombrar, si el fenómeno persistiera, que los depósitos en pesos primero desaceleren su crecimiento y después, finalmente, caigan. Es un escenario peligroso, porque lo que sostiene al sistema financiero es precisamente la voluntad de la sociedad de mantener pesos en sus cuentas.
La brecha también ya tiene efectos reales. La inversión, en estas condiciones, no se recuperará. Ninguna empresa ingresará dólares a 5,10 para financiar nuevos proyectos. La construcción puede verse aun más afectada. La escalada llega además en un mal momento, cuando faltan semanas para que comiencen a ingresar los dólares de la mayor cosecha de soja. De nuevo, salvo aquellos que tengan la venta comprometida de antemano con los grandes jugadores del mercado (aceiteras, cerealeras, proveedoras de insumos), los otros esperarán una devaluación del tipo de cambio regulado, afectando la acumulación de reservas del Central. Los números estructurales de deuda pública y privada, importaciones y reservas indican que la Argentina tiene dólares suficientes para atender sus compromisos. Sin embargo, el canal de las expectativas está afectado. Con esta brecha, se encarecerá el crédito informal, al que acceden por ejemplo muchas pymes que no son atendidas por los bancos. Comienza a consolidarse así una peligrosa especulación financiera, en detrimento de la inversión real y la creación de empleo. En este contexto, las nuevas medidas de la AFIP para desalentar el turismo al exterior quedaron obsoletas, y el resultado del balance turístico seguirá siendo deficitario, como en 2012. Más aun, servicios que han sido muy dinámicos en estos años y generadores de divisas, como call centers, software, asesoramiento profesional, consultorías en el exterior, buscarán mecanismos para evitar liquidar sus dólares en el mercado oficial, por ejemplo, instalándose en Uruguay. Los problemas están a la vista. El peligro es que el ajuste lo haga el mercado. El gobierno puede y debe actuar.
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21.03.2013 | OPINIÓN
El gobierno necesita entender que una brecha del 70% entre el dólar regulado por el Banco Central y el marginal o «blue» tendrá repercusiones sobre la economía de los próximos meses. Llegó el tiempo de que deje de mirar al costado y empiece a actuar.
Por:
Ricardo Delgado
Aun cuando se trate de un mercado pequeño, marginal para las operaciones diarias en divisas, con la dinámica explosiva de los últimos días ha pasado a tener una influencia creciente sobre las expectativas de los que toman decisiones económicas todos los días: familias, empresarios e inversores. Y las expectativas son definitorias en economía. Los costos de este nivel de brecha cambiaria son múltiples. Veamos. La apuesta al dólar «blue» fue altamente rentable en el último año; en dos semanas, rindió lo mismo que un depósito en pesos a 12 meses. Difícil pensar, ante esta evidencia y con inflación alta, en pesificar la economía, por ejemplo. Quien tenga un dólar, no tendrá incentivos a venderlo. Los que lo demanden, ya no pensarán que es caro, como hace unos meses, validando así cualquier precio. El cuadro de oferta escasa y demanda en aumento está instalado. No debería asombrar, si el fenómeno persistiera, que los depósitos en pesos primero desaceleren su crecimiento y después, finalmente, caigan. Es un escenario peligroso, porque lo que sostiene al sistema financiero es precisamente la voluntad de la sociedad de mantener pesos en sus cuentas.
La brecha también ya tiene efectos reales. La inversión, en estas condiciones, no se recuperará. Ninguna empresa ingresará dólares a 5,10 para financiar nuevos proyectos. La construcción puede verse aun más afectada. La escalada llega además en un mal momento, cuando faltan semanas para que comiencen a ingresar los dólares de la mayor cosecha de soja. De nuevo, salvo aquellos que tengan la venta comprometida de antemano con los grandes jugadores del mercado (aceiteras, cerealeras, proveedoras de insumos), los otros esperarán una devaluación del tipo de cambio regulado, afectando la acumulación de reservas del Central. Los números estructurales de deuda pública y privada, importaciones y reservas indican que la Argentina tiene dólares suficientes para atender sus compromisos. Sin embargo, el canal de las expectativas está afectado. Con esta brecha, se encarecerá el crédito informal, al que acceden por ejemplo muchas pymes que no son atendidas por los bancos. Comienza a consolidarse así una peligrosa especulación financiera, en detrimento de la inversión real y la creación de empleo. En este contexto, las nuevas medidas de la AFIP para desalentar el turismo al exterior quedaron obsoletas, y el resultado del balance turístico seguirá siendo deficitario, como en 2012. Más aun, servicios que han sido muy dinámicos en estos años y generadores de divisas, como call centers, software, asesoramiento profesional, consultorías en el exterior, buscarán mecanismos para evitar liquidar sus dólares en el mercado oficial, por ejemplo, instalándose en Uruguay. Los problemas están a la vista. El peligro es que el ajuste lo haga el mercado. El gobierno puede y debe actuar.
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Excelente nota.