Para muchos porteños, comprar una vivienda suena a utopía. Pero para otros sudamericanos hasta puede ser accesible. Los departamentos están más baratos en Buenos Aires que en otras grandes ciudades de Latinoamérica, donde pueden llegar a pedir hasta 8.000 dólares por metro cuadrado.
Los datos surgen de un informe realizado por el Colegio Unico de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires (CUCICBA). Compararon precios de departamentos de dos y tres ambientes de la Capital Federal y de las ciudades de Lima, Río de Janeiro, San Pablo, Montevideo, Bogotá y Santiago de Chile. Siempre se eligieron propiedades en buen estado de no mucha antigüedad, de entre 40 y 70 metros cuadrados y sin cochera ni otras instalaciones o amenities.
Se analizaron inmuebles de dos rangos de precios. Tomaron el valor promedio de un departamento en Almagro y en Recoleta, para tener referencias de barrios de clase media y media-alta respectivamente, y los compararon con barrios de características similares de las otras ciudades: la zona céntrica e Ipanema para el caso de Río de Janeiro, por ejemplo. El precio promedio en Almagro fue de 1.950 dólares, muy debajo de los 3.650 de Río de Janeiro, mientras que el de Recoleta fue de 2.700 dólares, lejísimos de los 7.900 del Barrio Jardín de San Pablo.
Esta situación se dio incluso pese a que en los últimos años los precios de los inmuebles en Buenos Aires se dispararon por el boom inmobiliario, que se frenó desde la instalación del cepo cambiario. De acuerdo a un informe de la consultora Reporte Inmobiliario, en 2005 el valor promedio del m2 en la Capital Federal era de 734 dólares, llegó al techo de 1.919 en 2013 y hoy está en 1.718, es decir que aumentó un 134% en la última década.
Ahora, ¿por qué Buenos Aires es más barata que otras ciudades de la región? Una primera explicación puede venir por el lado de la población. En todas las otras ciudades analizadas vive más gente que en Buenos Aires (2,9 millones), lo cual hace que haya más demanda en el mercado inmobiliario y los precios suban. La excepción es Montevideo, que tiene 1,3 millones pero concentra casi la mitad de la población de Uruguay. Ni hablar de San Pablo, que tiene 11,8 millones de personas. A esto se le suman características particulares de cada ciudad, como el indudable atractivo turístico de Río de Janeiro o la pujanza económica de San Pablo, entre otras.
Otras cuestiones ya tienen que ver con lo económico. Martín Boquete, vicepresidente del CUCICBA, aseguró que «los precios no son más altos porque el país no deja venir a los inversores extranjeros. Estamos aislados, no hay igualdad de oportunidades con otras ciudades por el cepo cambiario y las restricciones para retirar divisas. Así, los capitales no fluyen, como sí pasaba en otras épocas». Esto fue particularmente notable en Puerto Madero, donde en los últimos años se construyeron miles de metros cuadrados, hoy en su mayoría deshabitados, como inversión inmobiliaria.
El cepo cambiario no sólo bloqueó el posible ingreso al mercado de extranjeros que quisieran invertir en Buenos Aires, sino que también complicó a los propios argentinos. Por algo desde que se reguló el mercado cambiario se cayeron estrepitosamente las compraventas de inmuebles, lo que está tirando los precios hacia abajo.
La situación económica también provocó otro efecto que contribuye a que los precios de los departamentos bajen o al menos no sigan subiendo: la renta de un inmueble está hoy en el 3% anual aproximadamente, cuando históricamente rondaba el 6%. Así, muchos posibles inversores perdieron el interés en comprar departamentos y volcarlos al mercado de los alquileres.
La demanda también es baja por un motivo ya crónico. «En todas las ciudades comparadas se cuenta con crédito hipotecario a largo plazo al alcance de asalariados de clase media, cuestión que alienta a la demanda y posibilita el sostenimiento e incremento incluso de los valores. No es el caso de Buenos Aires», explicó José Rozados, de Reporte Inmobiliario.
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Se analizaron inmuebles de dos rangos de precios. Tomaron el valor promedio de un departamento en Almagro y en Recoleta, para tener referencias de barrios de clase media y media-alta respectivamente, y los compararon con barrios de características similares de las otras ciudades: la zona céntrica e Ipanema para el caso de Río de Janeiro, por ejemplo. El precio promedio en Almagro fue de 1.950 dólares, muy debajo de los 3.650 de Río de Janeiro, mientras que el de Recoleta fue de 2.700 dólares, lejísimos de los 7.900 del Barrio Jardín de San Pablo.
Esta situación se dio incluso pese a que en los últimos años los precios de los inmuebles en Buenos Aires se dispararon por el boom inmobiliario, que se frenó desde la instalación del cepo cambiario. De acuerdo a un informe de la consultora Reporte Inmobiliario, en 2005 el valor promedio del m2 en la Capital Federal era de 734 dólares, llegó al techo de 1.919 en 2013 y hoy está en 1.718, es decir que aumentó un 134% en la última década.
Ahora, ¿por qué Buenos Aires es más barata que otras ciudades de la región? Una primera explicación puede venir por el lado de la población. En todas las otras ciudades analizadas vive más gente que en Buenos Aires (2,9 millones), lo cual hace que haya más demanda en el mercado inmobiliario y los precios suban. La excepción es Montevideo, que tiene 1,3 millones pero concentra casi la mitad de la población de Uruguay. Ni hablar de San Pablo, que tiene 11,8 millones de personas. A esto se le suman características particulares de cada ciudad, como el indudable atractivo turístico de Río de Janeiro o la pujanza económica de San Pablo, entre otras.
Otras cuestiones ya tienen que ver con lo económico. Martín Boquete, vicepresidente del CUCICBA, aseguró que «los precios no son más altos porque el país no deja venir a los inversores extranjeros. Estamos aislados, no hay igualdad de oportunidades con otras ciudades por el cepo cambiario y las restricciones para retirar divisas. Así, los capitales no fluyen, como sí pasaba en otras épocas». Esto fue particularmente notable en Puerto Madero, donde en los últimos años se construyeron miles de metros cuadrados, hoy en su mayoría deshabitados, como inversión inmobiliaria.
El cepo cambiario no sólo bloqueó el posible ingreso al mercado de extranjeros que quisieran invertir en Buenos Aires, sino que también complicó a los propios argentinos. Por algo desde que se reguló el mercado cambiario se cayeron estrepitosamente las compraventas de inmuebles, lo que está tirando los precios hacia abajo.
La situación económica también provocó otro efecto que contribuye a que los precios de los departamentos bajen o al menos no sigan subiendo: la renta de un inmueble está hoy en el 3% anual aproximadamente, cuando históricamente rondaba el 6%. Así, muchos posibles inversores perdieron el interés en comprar departamentos y volcarlos al mercado de los alquileres.
La demanda también es baja por un motivo ya crónico. «En todas las ciudades comparadas se cuenta con crédito hipotecario a largo plazo al alcance de asalariados de clase media, cuestión que alienta a la demanda y posibilita el sostenimiento e incremento incluso de los valores. No es el caso de Buenos Aires», explicó José Rozados, de Reporte Inmobiliario.
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