«Resignación» ante lo inexorable, este fue el ánimo que se observó en la mayoría de los empresarios que se dieron cita en el 48° Coloquio de IDEA. Con los brazos bajos, la boca cerrada, las empresas en la Argentina se acostumbraron al nuevo status quo de «pedir» permiso para importar, exportar, comprar divisas, viajar. Sin saber cuál es el rumbo del Gobierno, qué tipo de capitalismo imperará, el «vamos por todo» de lo Presidente, Cristina de Kirchner, los paraliza. ¿Cómo?: invirtiendo lo menos posible. La inversión interna bruta al segundo trimestre del este año cayó un 15% con respecto al mismo trimestre de 2011, según informó el INDEC.
La impotencia ante lo inevitable es lo que los lleva a aceptar la mayor intervención estatal. Admiten que tiene pocas esperanzas de que esto cambie. Muy pocos son los que creen que si la economía el año que viene mejora, el Gobierno aflojará la presión. La gran mayoría se inclinan a que las regulaciones no solo vinieron para quedarse sino que irán en aumento.
Recuerdan que aún resta conocer cuáles serán las medidas que impondrá a cada empresa el Gobierno a medida que vaya concluyendo el equipo comandado por el vice ministro de Economía, Axel Kiciloff al cual lo secunda los economistas Augusto Costa y Cristian Girard.
Esta comisión comenzó a requerir a las empresas las estructuras de costos y bajo la lupa del gobierno desfilan todos los sectores de la economía. En particular se concentran en aquellos sectores donde existan pocos actores, como por ejemplo, el rubro del cemento, aluminio, petroquímico, alimentos, perfumería y limpieza, telefonía, entre otros. La instrucción precisa de la jefa de Estado es «limitar la concentración de la economía».
En este contexto, se comprende por ejemplo, las acciones del secretario de Comercio, Guillermo Moreno quien impulsa viajes a nuevos mercados acompañado de un grupo de hombres de negocios donde la mayoría no son muy conocidos por su trayectoria de negocios.
Asimismo, el Gobierno busca quitar protagonismo a entidades empresarias como, por ejemplo, la Unión Industrial que este año tuvo que aceptar el convite de festejar el «Día de la Industria» sentado con Osvaldo Cornide, empresarios de La Salada, entre otros.
Por lo tanto, a los directivos de IDEA ya no les sorprende que ni siquiera funcionarios de línea no concurran a los encuentros. Un dato, este año la presencia de CEO o números 1 de las compañías en el Coloquio de IDEA alcanzó el 40% cuando el año pasado fue de 32%. Se pudo ver a Gustavo Grobocopatel, Enrique Pescarmona, Cristiano Ratazzi, Arturo Acevedo entre otros. Sin embargo, ya van quedando pocas caras conocidas que solían frecuentar este encuentro empresario. «Hay un recambio generacional», confesaba un «experimentado» dirigente empresario y agregó otro dato bastante triste por cierto «también cada vez son menos las empresas argentinas».
«La falta de diálogo con el gobierno no se da solo en IDEA», confiesa un importante empresario y explica con desazón. «Si uno tiene un problema ya no se sabe a quién recurrir».
Cuando se les pregunta que piensan que hará el gobierno el 7D (en relación con la aplicación de la Ley de Medios al Grupo Clarín) aquí se muestran más prudentes, prefieren no opinar.
Temen que, independientemente de la interpretación jurídica, el Gobierno intervendrá al Grupo. La acción la asocian con el desembarco estatal en Repsol aunque no defiende al grupo español. Un ejemplo, más reciente que los inquieta, es el proyecto de ley de la provincia de Buenos Aires que obligará a los countries a ceder un porcentaje de tierras para la construcción de barrios humildes. La iniciativa establece que «todos los desarrollos inmobiliarios de la Provincia van a tener que ceder un 10% de sus tierras al municipio que pertenecen» o abonar una compensación monetaria para la construcción de barrios sociales.
Con ansiedad suelen preguntar «¿Crees que irán por los derechos de propiedad?». Esta eventualidad les preocupa más que la posible re elección de Cristina que aún la ven lejana «Primero están las elecciones legislativas del 2013», recuerdan con cierta esperanza que la oposición gane bancas o mejor dicho que el oficialismo le vaya mal en la elección.
Aunque no pueden evitar de manifestar su pesimismo respecto a la falta de líderes de partidos opositores. Esperan que «mágicamente» la sociedad se incline por algún candidato opositor. También apuestan a que el gobernador bonaerense, Daniel Scioli se decida a enfrentarse con el «cristinismo» y se postule para el 2015. Apoyan también la pelea solitaria del gobernador de Córdoba, Juan Manuel de la Sota y miran con interés como crece la popularidad de Sergio Massa, intendente de Tigre.
Lo que sí está claro es que los empresarios, ante los avances del gobierno en regular y controlar cada vez más las empresas, tienen una actitud pasiva. Pasividad que los lleva a confesar -solo en off the record- que el Gobierno no tiene rumbo económico; que la inflación les resta competitividad y cada vez es más difícil exportar; que les cuesta convencer a sus casas matrices que es importante seguir estando en la Argentina, entre otros inconvenientes.
Pasividad que se advierte también en que sus cámaras sectoriales son muy cautas en manifestar inconvenientes por regulaciones oficiales. «Tenemos miedo a las represalias», admiten. El temor no es por las «inspecciones de la AFIP» sino por provocar «el enojo público» de la Jefa de Estado.
Ante este escenario no pueden evitar mirar con envida a los empresarios brasileños y la buena imagen que tienen sus empresas en el pueblo.
«Mira lo que me pasó en San Pablo», grafica con entusiasmo un importante ejecutivo de una empresa multinacional. «Me estaba lustrando los zapatos en la calle y el que lo hacía elogió mi calzado» y continuó relatando: «Nosotros también estamos fabricando buenos zapatos», dijo el chico lustrabotas con orgullo. ¿Y, saben lo más increíble?, el chico estaba descalzo», concluyó.
La diferencia entre el empresariado de Brasil y Argentina, explicaban los escasos representantes políticos de la oposición que asistieron al encuentro de IDEA es que «se involucran, se juegan» y con dureza remató «nuestros hombres de negocios se esconden detrás de la oposición de turno».
Públicamente es muy difícil escuchar una autocrítica empresaria. Quizás lo más aproximado fue lo dicho por el titular de IDEA, Miguel Blanco, quién instó a «defender y ampliar» los coloquios, al tiempo que hizo un llamado a difundir «el rol del empresario en la sociedad argentina». Asimismo, el abogado y exsecretario de Cultura, José Nun fue calurosamente aplaudido cuando reprochó que «nadie se queje de que avance el populismo si defendemos un individualismo extremo».
Al término de esta conferencia se podía esperar que más de un empresario abandonara la «seguridad» del off the record y salieran a cara descubierta a decir, por ejemplo, que la inflación es del 25%; que la creciente intervención estatal afecta a las inversiones; el debilitamiento de las instituciones; etc.
No fue así. La respuesta la sintetizó un importante ejecutivo quién haciendo gala de su lectura de Voltaire y conocimiento del idioma francés le respondió a ámbito.com «Il est dangereux d’avoir raison quand le gouvernement a tort» que en español significa «Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado».
La impotencia ante lo inevitable es lo que los lleva a aceptar la mayor intervención estatal. Admiten que tiene pocas esperanzas de que esto cambie. Muy pocos son los que creen que si la economía el año que viene mejora, el Gobierno aflojará la presión. La gran mayoría se inclinan a que las regulaciones no solo vinieron para quedarse sino que irán en aumento.
Recuerdan que aún resta conocer cuáles serán las medidas que impondrá a cada empresa el Gobierno a medida que vaya concluyendo el equipo comandado por el vice ministro de Economía, Axel Kiciloff al cual lo secunda los economistas Augusto Costa y Cristian Girard.
Esta comisión comenzó a requerir a las empresas las estructuras de costos y bajo la lupa del gobierno desfilan todos los sectores de la economía. En particular se concentran en aquellos sectores donde existan pocos actores, como por ejemplo, el rubro del cemento, aluminio, petroquímico, alimentos, perfumería y limpieza, telefonía, entre otros. La instrucción precisa de la jefa de Estado es «limitar la concentración de la economía».
En este contexto, se comprende por ejemplo, las acciones del secretario de Comercio, Guillermo Moreno quien impulsa viajes a nuevos mercados acompañado de un grupo de hombres de negocios donde la mayoría no son muy conocidos por su trayectoria de negocios.
Asimismo, el Gobierno busca quitar protagonismo a entidades empresarias como, por ejemplo, la Unión Industrial que este año tuvo que aceptar el convite de festejar el «Día de la Industria» sentado con Osvaldo Cornide, empresarios de La Salada, entre otros.
Por lo tanto, a los directivos de IDEA ya no les sorprende que ni siquiera funcionarios de línea no concurran a los encuentros. Un dato, este año la presencia de CEO o números 1 de las compañías en el Coloquio de IDEA alcanzó el 40% cuando el año pasado fue de 32%. Se pudo ver a Gustavo Grobocopatel, Enrique Pescarmona, Cristiano Ratazzi, Arturo Acevedo entre otros. Sin embargo, ya van quedando pocas caras conocidas que solían frecuentar este encuentro empresario. «Hay un recambio generacional», confesaba un «experimentado» dirigente empresario y agregó otro dato bastante triste por cierto «también cada vez son menos las empresas argentinas».
«La falta de diálogo con el gobierno no se da solo en IDEA», confiesa un importante empresario y explica con desazón. «Si uno tiene un problema ya no se sabe a quién recurrir».
Cuando se les pregunta que piensan que hará el gobierno el 7D (en relación con la aplicación de la Ley de Medios al Grupo Clarín) aquí se muestran más prudentes, prefieren no opinar.
Temen que, independientemente de la interpretación jurídica, el Gobierno intervendrá al Grupo. La acción la asocian con el desembarco estatal en Repsol aunque no defiende al grupo español. Un ejemplo, más reciente que los inquieta, es el proyecto de ley de la provincia de Buenos Aires que obligará a los countries a ceder un porcentaje de tierras para la construcción de barrios humildes. La iniciativa establece que «todos los desarrollos inmobiliarios de la Provincia van a tener que ceder un 10% de sus tierras al municipio que pertenecen» o abonar una compensación monetaria para la construcción de barrios sociales.
Con ansiedad suelen preguntar «¿Crees que irán por los derechos de propiedad?». Esta eventualidad les preocupa más que la posible re elección de Cristina que aún la ven lejana «Primero están las elecciones legislativas del 2013», recuerdan con cierta esperanza que la oposición gane bancas o mejor dicho que el oficialismo le vaya mal en la elección.
Aunque no pueden evitar de manifestar su pesimismo respecto a la falta de líderes de partidos opositores. Esperan que «mágicamente» la sociedad se incline por algún candidato opositor. También apuestan a que el gobernador bonaerense, Daniel Scioli se decida a enfrentarse con el «cristinismo» y se postule para el 2015. Apoyan también la pelea solitaria del gobernador de Córdoba, Juan Manuel de la Sota y miran con interés como crece la popularidad de Sergio Massa, intendente de Tigre.
Lo que sí está claro es que los empresarios, ante los avances del gobierno en regular y controlar cada vez más las empresas, tienen una actitud pasiva. Pasividad que los lleva a confesar -solo en off the record- que el Gobierno no tiene rumbo económico; que la inflación les resta competitividad y cada vez es más difícil exportar; que les cuesta convencer a sus casas matrices que es importante seguir estando en la Argentina, entre otros inconvenientes.
Pasividad que se advierte también en que sus cámaras sectoriales son muy cautas en manifestar inconvenientes por regulaciones oficiales. «Tenemos miedo a las represalias», admiten. El temor no es por las «inspecciones de la AFIP» sino por provocar «el enojo público» de la Jefa de Estado.
Ante este escenario no pueden evitar mirar con envida a los empresarios brasileños y la buena imagen que tienen sus empresas en el pueblo.
«Mira lo que me pasó en San Pablo», grafica con entusiasmo un importante ejecutivo de una empresa multinacional. «Me estaba lustrando los zapatos en la calle y el que lo hacía elogió mi calzado» y continuó relatando: «Nosotros también estamos fabricando buenos zapatos», dijo el chico lustrabotas con orgullo. ¿Y, saben lo más increíble?, el chico estaba descalzo», concluyó.
La diferencia entre el empresariado de Brasil y Argentina, explicaban los escasos representantes políticos de la oposición que asistieron al encuentro de IDEA es que «se involucran, se juegan» y con dureza remató «nuestros hombres de negocios se esconden detrás de la oposición de turno».
Públicamente es muy difícil escuchar una autocrítica empresaria. Quizás lo más aproximado fue lo dicho por el titular de IDEA, Miguel Blanco, quién instó a «defender y ampliar» los coloquios, al tiempo que hizo un llamado a difundir «el rol del empresario en la sociedad argentina». Asimismo, el abogado y exsecretario de Cultura, José Nun fue calurosamente aplaudido cuando reprochó que «nadie se queje de que avance el populismo si defendemos un individualismo extremo».
Al término de esta conferencia se podía esperar que más de un empresario abandonara la «seguridad» del off the record y salieran a cara descubierta a decir, por ejemplo, que la inflación es del 25%; que la creciente intervención estatal afecta a las inversiones; el debilitamiento de las instituciones; etc.
No fue así. La respuesta la sintetizó un importante ejecutivo quién haciendo gala de su lectura de Voltaire y conocimiento del idioma francés le respondió a ámbito.com «Il est dangereux d’avoir raison quand le gouvernement a tort» que en español significa «Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado».