NUEVA YORK.- Alfonso Prat-Gay terminó su exposición en la sala Simón Bolívar del Consejo de las Américas, atestada de inversores, empresarios y analistas de Wall Street, y en el mismo tono calmo con el que había explicado el presente de la Argentina, los instó a aprovechar la oportunidad: «Apúrense, porque el tren ya salió de la estación», les dijo.
Los empresarios mostraron entusiasmo por el giro que ha dado el país, pero varios de ellos, a la vez, ajenos a la arenga oficial, aclararon que invertir toma su tiempo.
«Todavía estamos entrando en calor, y no a la velocidad que le gustaría al Gobierno», fue la frase que soltó el director de un fondo de inversión, off the record. «Los tiempos políticos son distintos a los empresariales», definió, por su parte, un hombre de negocios con inversiones en el país, y que también pidió resguardar su nombre. «Hay. Están viniendo, y va a haber más en los próximos meses», matizó un abogado.
La conferencia sobre inversiones en la Argentina, organizada por el Consejo de las Américas y el fondo BlackRock, el más grande del mundo, generó mucho interés, al punto que un grupo de asistentes tuvo que acomodarse en una segunda sala y seguir las exposiciones por televisión.
El Gobierno ha hecho una fuerte apuesta a la inversión como puntapié de la reactivación de la economía. En el Ministerio de Hacienda han registrado ya proyectos nuevos de empresas por unos US$ 25.000 millones.
Además, han apurado el arranque de obras públicas. Esta semana, por ejemplo, se difundió en el Boletín Oficial un cronograma de proyectos que suman casi $ 100.000 millones en toda la gestión de Mauricio Macri.
Como ya hizo en Madrid y París, Prat-Gay buscó ayer seducir al capital extranjero. Además de su presentación en el Consejo de las Américas, tuvo un almuerzo con unos 50 ejecutivos organizado por el Partnership for New York City. Anoche voló de regreso al país.
En medio del caos desatado por la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, Prat-Gay presentó a la Argentina como un oasis. Dijo que se lo podía ver como un «faro de estabilidad», y que «el trabajo sucio» de acomodar la herencia, tarea central de los primeros seis meses de la gestión macrista, estaba casi terminado. Habló de una «nueva era», y dijo que el país estaba en un punto de inflexión.
«Hay sectores de la economía que están muy bien, y sectores que están muy mal, típico de una economía que está en un punto de quiebre», definió.
Laurance Fink, CEO de BlackRock, elogió ese «trabajo sucio»: «Lo que el gobierno de Macri ha hecho en sólo seis meses ha demostrado realmente lo que un gobierno puede hacer si está enfocado en cambiar el futuro de un país y su gente», dijo, sentado al lado de Prat-Gay.
No fue el único que dejó elogios. Mariano Bosch, CEO de Adecoagro, dijo que había un «excelente equipo» al comando del país y que «estaba todo listo» para empezar a invertir. Una asistente le preguntó si los empresarios estaban esperando el resultado de las elecciones, el año próximo. Bosch le dijo que no sabía, y no tenía para comentar al respecto.
Marcelo Midlin, dueño de Pampa Energía, una de las empresas que ya anunciaron nuevas inversiones, fue otro que elogió el trabajo que había hecho el Gobierno, y que también dijo que ahora había llegado la hora de que los hombres de negocios dieran un paso al frente: sólo eso atraería al capital extranjero, advirtió.
«Los empresarios locales tienen que tomar la iniciativa e invertir. No vamos a tener un tsunami de inversiones extranjeras si no tenemos un tsunami de inversiones locales», dijo.
Emilio Ilac, CEO de Puente, graficó el mayor apetito por el país con un dato: antes recibían a inversores para discutir sobre oportunidades de negocios cada dos meses, y ahora lo hacían cada 20 días. Pero reconoció que las inversiones en la economía real se están tomando su tiempo.
«Ya se empezaron a concretar muchas inversiones», dijo Ilac a LA NACION. Luego, volvió, como otros hombres de negocios, al tema de los tiempos: «Las inversiones en la economía real están tardando más tiempo. Es un tema de tiempos. Creo que los inversores a nivel internacional ven el país con buenos ojos, les gusta mucho lo que está pasando, les gustan las políticas, hay mucha más confianza que antes, pero necesitan un poco más de tiempo, que las cosas se vayan encarando de la misma manera que se vienen encarando para hacer los desembolsos».
Los empresarios mostraron entusiasmo por el giro que ha dado el país, pero varios de ellos, a la vez, ajenos a la arenga oficial, aclararon que invertir toma su tiempo.
«Todavía estamos entrando en calor, y no a la velocidad que le gustaría al Gobierno», fue la frase que soltó el director de un fondo de inversión, off the record. «Los tiempos políticos son distintos a los empresariales», definió, por su parte, un hombre de negocios con inversiones en el país, y que también pidió resguardar su nombre. «Hay. Están viniendo, y va a haber más en los próximos meses», matizó un abogado.
La conferencia sobre inversiones en la Argentina, organizada por el Consejo de las Américas y el fondo BlackRock, el más grande del mundo, generó mucho interés, al punto que un grupo de asistentes tuvo que acomodarse en una segunda sala y seguir las exposiciones por televisión.
El Gobierno ha hecho una fuerte apuesta a la inversión como puntapié de la reactivación de la economía. En el Ministerio de Hacienda han registrado ya proyectos nuevos de empresas por unos US$ 25.000 millones.
Además, han apurado el arranque de obras públicas. Esta semana, por ejemplo, se difundió en el Boletín Oficial un cronograma de proyectos que suman casi $ 100.000 millones en toda la gestión de Mauricio Macri.
Como ya hizo en Madrid y París, Prat-Gay buscó ayer seducir al capital extranjero. Además de su presentación en el Consejo de las Américas, tuvo un almuerzo con unos 50 ejecutivos organizado por el Partnership for New York City. Anoche voló de regreso al país.
En medio del caos desatado por la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, Prat-Gay presentó a la Argentina como un oasis. Dijo que se lo podía ver como un «faro de estabilidad», y que «el trabajo sucio» de acomodar la herencia, tarea central de los primeros seis meses de la gestión macrista, estaba casi terminado. Habló de una «nueva era», y dijo que el país estaba en un punto de inflexión.
«Hay sectores de la economía que están muy bien, y sectores que están muy mal, típico de una economía que está en un punto de quiebre», definió.
Laurance Fink, CEO de BlackRock, elogió ese «trabajo sucio»: «Lo que el gobierno de Macri ha hecho en sólo seis meses ha demostrado realmente lo que un gobierno puede hacer si está enfocado en cambiar el futuro de un país y su gente», dijo, sentado al lado de Prat-Gay.
No fue el único que dejó elogios. Mariano Bosch, CEO de Adecoagro, dijo que había un «excelente equipo» al comando del país y que «estaba todo listo» para empezar a invertir. Una asistente le preguntó si los empresarios estaban esperando el resultado de las elecciones, el año próximo. Bosch le dijo que no sabía, y no tenía para comentar al respecto.
Marcelo Midlin, dueño de Pampa Energía, una de las empresas que ya anunciaron nuevas inversiones, fue otro que elogió el trabajo que había hecho el Gobierno, y que también dijo que ahora había llegado la hora de que los hombres de negocios dieran un paso al frente: sólo eso atraería al capital extranjero, advirtió.
«Los empresarios locales tienen que tomar la iniciativa e invertir. No vamos a tener un tsunami de inversiones extranjeras si no tenemos un tsunami de inversiones locales», dijo.
Emilio Ilac, CEO de Puente, graficó el mayor apetito por el país con un dato: antes recibían a inversores para discutir sobre oportunidades de negocios cada dos meses, y ahora lo hacían cada 20 días. Pero reconoció que las inversiones en la economía real se están tomando su tiempo.
«Ya se empezaron a concretar muchas inversiones», dijo Ilac a LA NACION. Luego, volvió, como otros hombres de negocios, al tema de los tiempos: «Las inversiones en la economía real están tardando más tiempo. Es un tema de tiempos. Creo que los inversores a nivel internacional ven el país con buenos ojos, les gusta mucho lo que está pasando, les gustan las políticas, hay mucha más confianza que antes, pero necesitan un poco más de tiempo, que las cosas se vayan encarando de la misma manera que se vienen encarando para hacer los desembolsos».