Los funcionarios siguen dando la batalla. Indignados por los recortes que el miércoles anunció el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, los empleados públicos han vuelto a salir a la calle hoy para protestar contra lo que consideran un “atraco” y una «agresión» del Gobierno: la pérdida de la paga de Navidad y de algunos de sus días de libre disposición, los llamados moscosos. Los trabajadores se han manifestado frente a las sedes de las Administraciones y han cortado el tráfico en muchas zonas de Madrid, como el paseo de la Castellana –solo unos minutos– , la calle Alcalá o la plaza del Cristo Rey –en torno a media hora–. En la Puerta del Sol, varios cientos de empleados públicos, la mayoría liberados sindicales, se han concentrado durante algo más de media hora al tiempo que pedían la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
Los funcionarios de La Moncloa se han concentrado a las puertas del palacio y han abucheado al Gobierno
En pleno kilómetro cero, los funcionarios han gritado y coreado proclamas contra sus recortes salariales y laborales. En medio de turistas y representantes de medios de comunicación extranjeros, han recordado a los policías que han mantenido a raya todo el tiempo a los manifestantes que ellos también van a sufrir los recortes. Las pancartas llevaban la firma de CC OO, UGT y CSI-F (Central Sindical Independiente y de Funcionarios), cuyos representantes han empezado a trabajar para conformar una plataforma sindical de los representantes de la función pública de toda España y de todos los sectores.
«No vamos a quedarnos con los brazos cruzados mientras nos privan de nuestros derechos», decía una funcionaria de la CSI-F. A su lado, un representante de CC OO aseguraba que mientras a un ordenanza el recorte le supondrá un 8% de su sueldo, a los cargos superiores solo les restarán un 2%. Todos los representantes sindicales coinciden en que los escalones más bajos de la Administración serán los más perjudicados.
También en la capital, unos 250 funcionarios de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, con camisetas amarillas, se han concentrado frente a la sede del PP en la calle de Génova, donde han coreado consignas como «Ahí está la cueva de Alí Babá», «Hunden al obrero, rescatan al banquero» o «Rajoy, si no tienes soluciones, convoca elecciones». La protesta ha terminado sin incidentes. Los empleados de la Administración central que trabajan en la zona de Nuevos Ministerios, donde hay mayor concentración de áreas de Gobierno, han decidido por su parte no hacer públicas las horas de sus protestas, para esquivar a los antidisturbios. La policía ha acordonado los alrededores del Congreso de los Diputados y ha cortado el tránsito de la zona.
«El problema es que nosotros no somos el problema. Cuando se pone a la gente contra la pared, es el momento de decir ya basta». José Miguel Zapatero, economista y funcionario del Ministerio de Agricultura, se muestra indignado con lo que considera «un insulto a la inteligencia». Zapatero piensa que, con las medidas relativas a los funcionarios, no es que se toque el bolsillo: van a afectar al «pan de la gente». Este empleado público lleva 27 años trabajando en la Administración, y gana 940 euros mensuales. Hace falta recordar, insiste, que en este colectivo están «el médico que te cura; el bombero que te apaga el fuego» y «el profesor que da clase a tus hijos».
Hoy, muchos de los funcionarios de Nuevos Ministerios, y sus vecinos de la Consejería de Educación y de Empleo de la Comunidad de Madrid han vestido de negro «como señal de luto». Para describir el ambiente que desde el anuncio de Rajoy se vive en sus oficinas, los trabajadores repiten los calificativos de «triste», «desagradable», «tenso», «deprimido», y, sobre todo, de «cabreado».
La protesta en Madrid ha sido la más numerosa, porque la capital concentra la mayoría de las Administraciones y porque los empleados acumulan los recortes del Gobierno central y del de Esperanza Aguirre. Las concentraciones han llegado incluso al Palacio de La Moncloa, donde el Gobierno está reunido en Consejo de Ministros. Los trabajadores de La Moncloa se han manifestado a las puertas del palacio y han abucheado a los miembros del Ejecutivo a su llegada.
Mientras, en Valencia, otros dos centenares de trabajadores públicos de justicia se han concentrado frente a la sede de la Ciudad de la Justicia al grito de «Manos arriba, esto es un atraco». «Una vez más se demuestra que los políticos, sean de un bando o de otro, cuando les aprietan el cinturón siempre nos aprietan a nosotros», ha criticado el presidente autonómico de CSI-F sector justicia, Francisco José Cervera, quien ha lamentado que de un día para otro, quienes decían que no iban a «tocar los sueldos» de los funcionarios, acometan «una bajada de sueldo superior a la que hubo en 2010» con el Gobierno de Zapatero.
También han tomado las calles en Cataluña. Los trabajadores de los diferentes organismos públicos se han concentrado durante unos quince minutos en sus centros de trabajo, como departamentos de la Generalitat, hospitales y delegaciones del Estado, como muestra de rechazo al «nuevo ataque» del Ejecutivo a la función pública.
La protesta funcionarial tiene visos de enquistarse: en la red social Facebook circula la convocatoria de una acampada la noche del domingo frente al Congreso de los Diputados. «Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra». Aunque no parecen referirse solo a los funcionarios, los indignados también están llamando a nuevas protestas hoy a partir de las ocho de la tarde en Madrid. Democracia Real Ya lo ha difundido en su cuenta de Twitter.
Los empleados públicos tienen claro contra quién arremeter. La sede nacional del PP en la calle Génova de Madrid también fue ayer el lugar elegido por unos 200 y otro centenar por la tarde. “Rajoy te quiero, Rajoy, te adoro, y tengo tu foto en el inodoro” o “el Gobierno da nuestro dinero a los banqueros” fueron algunos de los lemas que coreaban los manifestantes.
En la Cámara baja se vivieron momentos de tensión. Los concentrados rodearon el paso de dos vehículos oficiales que salieron del Congreso, aunque no llegaron a producirse incidentes. Enseguida, llegaron agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), que no tuvieron que actuar. Los asistentes decidieron de manera espontánea marchar hasta la calle de Génova provocando cortes y problemas de tráfico en algunas arterias importantes de la capital.
Frente al Ayuntamiento, un grupo de policías municipales protegió el edificio mientras los manifestantes hacían una sentada. Hacia las siete y media de la tarde concluía la protesta después de que el jefe de la UIP dijera a los responsables de la marcha que tenía órdenes de disolver la concentración. “Si nos vamos es por vosotros” y “esa UIP qué grande es”, corearon a gritos los funcionarios mientras se marchaban de la zona sin que se produjeran incidentes. Al poco el tráfico quedó restablecido.
“Los funcionarios somos personas como otras cualquiera”, que comen y que tienen familias y gastos, protestaban. La pérdida de la paga extra ha sido “la gota que colma el vaso”. “Mi paga de Navidad es para pagar el seguro del coche y la hipoteca de mi hija, que aún siendo médico con dos especialidades no para de hacer guardias para llegar a fin de mes”, contaba María H., gestora procesal en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. “Van a ahorrar de nuestro dinero en lugar de meterse con el IBI de la Iglesia”, afirmaba indignada. “Que empiecen a recortar desde arriba”, insistía otro funcionario, mientras intentaba que los vehículos no avanzaran por el Paseo del Prado.
Los empleados públicos van a dar guerra. O así lo garantizan muchos. CSIF negocia un calendario de movilizaciones con UGT y CC OO, y estará, previsiblemente, en a la gran manifestación del 19 de julio.
Los funcionarios de La Moncloa se han concentrado a las puertas del palacio y han abucheado al Gobierno
En pleno kilómetro cero, los funcionarios han gritado y coreado proclamas contra sus recortes salariales y laborales. En medio de turistas y representantes de medios de comunicación extranjeros, han recordado a los policías que han mantenido a raya todo el tiempo a los manifestantes que ellos también van a sufrir los recortes. Las pancartas llevaban la firma de CC OO, UGT y CSI-F (Central Sindical Independiente y de Funcionarios), cuyos representantes han empezado a trabajar para conformar una plataforma sindical de los representantes de la función pública de toda España y de todos los sectores.
«No vamos a quedarnos con los brazos cruzados mientras nos privan de nuestros derechos», decía una funcionaria de la CSI-F. A su lado, un representante de CC OO aseguraba que mientras a un ordenanza el recorte le supondrá un 8% de su sueldo, a los cargos superiores solo les restarán un 2%. Todos los representantes sindicales coinciden en que los escalones más bajos de la Administración serán los más perjudicados.
También en la capital, unos 250 funcionarios de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, con camisetas amarillas, se han concentrado frente a la sede del PP en la calle de Génova, donde han coreado consignas como «Ahí está la cueva de Alí Babá», «Hunden al obrero, rescatan al banquero» o «Rajoy, si no tienes soluciones, convoca elecciones». La protesta ha terminado sin incidentes. Los empleados de la Administración central que trabajan en la zona de Nuevos Ministerios, donde hay mayor concentración de áreas de Gobierno, han decidido por su parte no hacer públicas las horas de sus protestas, para esquivar a los antidisturbios. La policía ha acordonado los alrededores del Congreso de los Diputados y ha cortado el tránsito de la zona.
«El problema es que nosotros no somos el problema. Cuando se pone a la gente contra la pared, es el momento de decir ya basta». José Miguel Zapatero, economista y funcionario del Ministerio de Agricultura, se muestra indignado con lo que considera «un insulto a la inteligencia». Zapatero piensa que, con las medidas relativas a los funcionarios, no es que se toque el bolsillo: van a afectar al «pan de la gente». Este empleado público lleva 27 años trabajando en la Administración, y gana 940 euros mensuales. Hace falta recordar, insiste, que en este colectivo están «el médico que te cura; el bombero que te apaga el fuego» y «el profesor que da clase a tus hijos».
Hoy, muchos de los funcionarios de Nuevos Ministerios, y sus vecinos de la Consejería de Educación y de Empleo de la Comunidad de Madrid han vestido de negro «como señal de luto». Para describir el ambiente que desde el anuncio de Rajoy se vive en sus oficinas, los trabajadores repiten los calificativos de «triste», «desagradable», «tenso», «deprimido», y, sobre todo, de «cabreado».
La protesta en Madrid ha sido la más numerosa, porque la capital concentra la mayoría de las Administraciones y porque los empleados acumulan los recortes del Gobierno central y del de Esperanza Aguirre. Las concentraciones han llegado incluso al Palacio de La Moncloa, donde el Gobierno está reunido en Consejo de Ministros. Los trabajadores de La Moncloa se han manifestado a las puertas del palacio y han abucheado a los miembros del Ejecutivo a su llegada.
Mientras, en Valencia, otros dos centenares de trabajadores públicos de justicia se han concentrado frente a la sede de la Ciudad de la Justicia al grito de «Manos arriba, esto es un atraco». «Una vez más se demuestra que los políticos, sean de un bando o de otro, cuando les aprietan el cinturón siempre nos aprietan a nosotros», ha criticado el presidente autonómico de CSI-F sector justicia, Francisco José Cervera, quien ha lamentado que de un día para otro, quienes decían que no iban a «tocar los sueldos» de los funcionarios, acometan «una bajada de sueldo superior a la que hubo en 2010» con el Gobierno de Zapatero.
También han tomado las calles en Cataluña. Los trabajadores de los diferentes organismos públicos se han concentrado durante unos quince minutos en sus centros de trabajo, como departamentos de la Generalitat, hospitales y delegaciones del Estado, como muestra de rechazo al «nuevo ataque» del Ejecutivo a la función pública.
La protesta funcionarial tiene visos de enquistarse: en la red social Facebook circula la convocatoria de una acampada la noche del domingo frente al Congreso de los Diputados. «Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra». Aunque no parecen referirse solo a los funcionarios, los indignados también están llamando a nuevas protestas hoy a partir de las ocho de la tarde en Madrid. Democracia Real Ya lo ha difundido en su cuenta de Twitter.
Los empleados públicos tienen claro contra quién arremeter. La sede nacional del PP en la calle Génova de Madrid también fue ayer el lugar elegido por unos 200 y otro centenar por la tarde. “Rajoy te quiero, Rajoy, te adoro, y tengo tu foto en el inodoro” o “el Gobierno da nuestro dinero a los banqueros” fueron algunos de los lemas que coreaban los manifestantes.
En la Cámara baja se vivieron momentos de tensión. Los concentrados rodearon el paso de dos vehículos oficiales que salieron del Congreso, aunque no llegaron a producirse incidentes. Enseguida, llegaron agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), que no tuvieron que actuar. Los asistentes decidieron de manera espontánea marchar hasta la calle de Génova provocando cortes y problemas de tráfico en algunas arterias importantes de la capital.
Frente al Ayuntamiento, un grupo de policías municipales protegió el edificio mientras los manifestantes hacían una sentada. Hacia las siete y media de la tarde concluía la protesta después de que el jefe de la UIP dijera a los responsables de la marcha que tenía órdenes de disolver la concentración. “Si nos vamos es por vosotros” y “esa UIP qué grande es”, corearon a gritos los funcionarios mientras se marchaban de la zona sin que se produjeran incidentes. Al poco el tráfico quedó restablecido.
“Los funcionarios somos personas como otras cualquiera”, que comen y que tienen familias y gastos, protestaban. La pérdida de la paga extra ha sido “la gota que colma el vaso”. “Mi paga de Navidad es para pagar el seguro del coche y la hipoteca de mi hija, que aún siendo médico con dos especialidades no para de hacer guardias para llegar a fin de mes”, contaba María H., gestora procesal en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. “Van a ahorrar de nuestro dinero en lugar de meterse con el IBI de la Iglesia”, afirmaba indignada. “Que empiecen a recortar desde arriba”, insistía otro funcionario, mientras intentaba que los vehículos no avanzaran por el Paseo del Prado.
Los empleados públicos van a dar guerra. O así lo garantizan muchos. CSIF negocia un calendario de movilizaciones con UGT y CC OO, y estará, previsiblemente, en a la gran manifestación del 19 de julio.