El autor es vicepresidente del Comité Nacional de la Juventud Radical
Hace meses venimos siendo testigos silenciosos de un fenómeno mediático que crece día a día desde el aparato comunicacional del gobierno. El espacio capitalino del radicalismo conocido como «Los Irrompibles», y particularmente su referente Leandro Santoro, han ocupado en varias oportunidades minutos de aire en el oficialista 678 de canal siete y otros medios oficiales también lo han puesto en escena, asignándole una importancia y un protagonismo que en el radicalismo nacional al menos discutible.
Los Irrompibles representan, para quienes éramos adolescentes en los 90, una de las últimas expresiones románticas del radicalismo. Se ganaron su prestigio y su fama, a partir de gestos de lealtad y afecto hacia Raúl Alfonsín, que todos o muchos de quienes hoy integramos las filas de la Juventud Radical supimos admirar. A esos gestos le agregaron una capacidad envidiable de formar cuadros políticos entre los que incluyo y destaco al propio Santoro.
Pero más allá de este respeto bien ganado, no logran traducir ese romanticismo y esa solidez intelectual en un armado político que pueda imponerse en el radicalismo de la capital y mucho menos han podido traspasar las barreras del complejo distrito de la CABA hacia el interior del país.
Ante esta realidad brevemente descripta, es que ponemos en tela de juicio la legitimidad de Santoro y su espacio para hablar en nombre de la renovación partidaria, y negamos rotundamente, potestad alguna para hablar en nombre de la Juventud Radical.
En principio por razones obvias de edad, pero sobre todo porque su espacio político no tiene en la JR Nacional representante alguno que pudiera tomarse ese atrevimiento. La JR es federal y bianualmente es la única organización partidaria juvenil que renueva democráticamente sus autoridades en un congreso del que participan tres delegados por cada distrito del país, que son previamente electos por el sufragio de los afiliados.
Le recordamos respetuosamente a Santoro, quien últimamente tiende a saludar a «Los Irrompibles» de todo el país desde 678, que Argentina no termina en la Av. General Paz y que hay un radicalismo y una juventud que a fuerza de trabajo militante se gana el derecho a representar a la JR por los canales orgánicos establecidos para tal fin.
Seguramente coincidiremos con Santoro y con «Los Irrompibles» en que hay muchos dirigentes que perdieron el rumbo; que otros tienden a criticar todo lo que hace el gobierno nacional sin mayor esfuerzo analítico; y seguramente nos indignamos como él, cuando vemos a algún diputado nacional como Oscar Aguad, ya no discutiendo marco de alianzas, sino abiertamente haciendo lobby para adosarnos a otra fuerza política de dudosa coincidencia programática con la UCR.
Sin embargo queremos señalarle a Santoro que gordo favor le hace a la memoria de Don Raúl (como él tiende a citar) criticando a toda la dirigencia partidaria nacional por igual cuando existen muchos hombres y mujeres de bien, que con aciertos y errores hacen una entrega en pos de un país mejor y una democracia más sana. Peor aún cuando señala a diputados y senadores de su partido como buitres y traidores a la patria siendo claramente funcional al discurso del gobierno nacional.
También queremos recordar que el gobierno de Néstor y Cristina, con el que Santoro traza una continuidad histórica con el alfonsinismo, es el gobierno de un Vicepresidente como Boudou procesado por robarle a los argentinos; es el gobierno que intento negar el rol de la UCR en la lucha por los DDHH construyendo un nuevo relato histórico y que termina sus días nombrando al represor Milani como jefe del Ejército.
Néstor y Cristina mantuvieron la Ley de Educación Superior del menemismo y que crea espacios de representación falsos cuando no gana con los votos, como lo fue la fallida FUA paralela de Abal Medina creada en 2012; es el gobierno que silencia la represión Qom en la Formosa de Insfrán; es el gobierno que en diciembre pasado festejaba en Plaza de Mayo la Democracia recuperada, mientras muchos de quienes sí tenemos representación en la JR andábamos escapando a los balazos en Tucumán o Córdoba por el levantamiento policial.
También es el gobierno que caza buitres en el Congreso mientras los anida en el negocio del juego con Cristóbal López o en la minería a cielo abierto en manos de la Barrick Gold. Por todo esto consideramos un insulto a la memoria de Alfonsín tal comparación.
En síntesis, si alguien quiere escuchar a la JR nacional que eligieron los radicales de todo el país, estamos para debatir lo que quieran y no tenemos problema en ir a 678 o a TN, somos democráticos como nos enseñó Raúl Alfonsín, un Alfonsín que si viviera seguramente hubiera interpretado como muchos de nosotros que el viaje de Santoro a Roma con la comitiva nacional de Cristina no significa otra cosa más que el hecho de que «Los Irrompibles» terminaron Doblados.