Acusado por sus correligionarios de tener simpatías con el kirchnerismo, Leandro Santoro, ex titular de la JR y hoy «militante raso», dice que la UCR «abandonó la vocación de representar al voto progresista».
Santoro reconoce que todo un sector progresista de la UCR quedó muy incómodo desde 2003.
Por Rodolfo Montes / rmontes@lacapital.com.ar
Desde un mítico comité radical de Formosa 114, en el barrio porteño de Caballito, fundaron la agrupación Los Irrompibles. Corrían los años noventa, y eran los jóvenes mimados de Raúl Alfonsín. Luego llegaron a posiciones de conducción en la Juventud Radical a principios de los 2000. Pero les duró poco, fueron desplazados.
Acusado por sus propios correligionarios de mantener simpatías con el kirchnerismo, Leandro Santoro, 38 años, referente de Los Irrompibles, explicó a LaCapital: «El radicalismo se encamina a una alianza con el PRO o hacia un posible papelón electoral. El partido eligió mal de entrada, porque abandonó la vocación de representar al voto progresista. Y ahora intenta ir sobre el mismo mercado electoral de centroderecha con Massa, Macri y Scioli. Incomprensible».
Se define como militante, y dice que la política es la actividad central de su vida. Profesor de Sociología Política en la Universidad de Buenos Aires y también en la cárcel para personas detenidas. Para Leandro, las relaciones emocionales «también tienen la carga valorativa de sentirse parte de un colectivo. Mi hija de 8 años fue a la última marcha del 24 de marzo, fue un momento impresionante. Todos juntos en la calle en una marcha multipartidaria, así se rompe con la idea de que la política es una carrera personal hacia posiciones de poder», definió en una entrevista exclusiva con LaCapital en un café frente al Palacio del Congreso.
Ahora «militante raso», luego de presidir la JR de Capital (2004 y 2005), explica que Los Irrompibles dejaron de ser un comité para convertirse en una agrupación política. Santoro ve a la UCR en crisis porque «el kirchnerismo le robó las banderas y el discurso a la mejor tradición del radicalismo. Aunque también hay que reconocer que dentro de la UCR hay una tradición conservadora muy fuerte, prácticamente hegemónica hasta la aparición de Alfonsín».
Un fenómeno imprevisto. Santoro reconoce que todo un sector progresista de la UCR quedó muy incómodo desde 2003 porque «nunca previó la aparición de un peronismo de izquierda. Nosotros nos formamos en los 90 resistiendo al menemismo, desde una perspectiva socialdemócrata y convencidos de que íbamos a ser nosotros el punto nodal de la salida de esa etapa neoliberal. Pero ese frente lo terminó convocando el kirchnerismo», abundó.
De todos modos, para Los Irrompibles es criticable el modo de acumulación kirchnerista: «Nosotros hubiéramos sido más horizontales, plurales y menos autoritarios», imagina. Y luego reconoce, «pero tenemos una sana envidia del movimiento político cultural que construyó el kirchnerismo: artistas, intelectuales, jóvenes e incorporaron militancia de clase media que se vincula sectores sociales vulnerables. Hicieron un trabajo inimaginable».
Puesto a un balance ideológico, Leandro entiende que «el kirchnerismo cumplió la agenda reciclada de los 70 y de los 80. Sin embargo resultó insuficiente. No se logró una nueva matriz productiva ni terminar con la desigualdad, entre cosas. Hoy no vemos que se estén tomando las decisiones para resolver los temas pendientes».
Consultado por el tradicional sector de clase media, progresista y urbana (que supo representar el radicalismo), el dirigente de Los Irrompibles analiza que «es el sector más permeable a la telepolítica. Las posiciones políticas se constituyen desde el gusto o no por un candidato. Pero se perdió la discusión por las ideas, y el debate político se vacía de significados».
Uno de los argumentos centrales que atraviesa a toda la oposición, el del «relato kirchnerista» como presunta impostura o simulación de una realidad política distinta también es rechazo de plano por Leandro Santoro: «El kirchnerismo tiene un relato interesante aunque tenga varios agujeros. Tener un relato, lejos de constituir un problema, otorga coherencia política. Alfonsín también tuvo su propio relato. Luego en los 90 sobreviene un vacío, el pretendido fin de las ideas. Entonces luego el kirchnerismo ocupa ese vacío con su relato, que es justamente su coherencia.
Santoro tiene claro que «la dirigencia de la UCR nunca nos va a venir a buscar, y siempre van a hacer todo lo posible para que tengamos la menor visibilidad. De todos modos, tengo relación con todos ellos, pero políticamente no sirve para nada. Te dicen una cosa y hacen todo lo contrario», denunció.
Respecto de los fondos buitre, Santoro ve que dentro de la oposición «hay un sector que opina con total irresponsabilidad institucional y no sabe qué se está discutiendo. Otros sí saben, y lo que quieren es que les pague a los buitres, con el efecto cascada que llevaría a la Argentina a la quiebra».
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Santoro reconoce que todo un sector progresista de la UCR quedó muy incómodo desde 2003.
Por Rodolfo Montes / rmontes@lacapital.com.ar
Desde un mítico comité radical de Formosa 114, en el barrio porteño de Caballito, fundaron la agrupación Los Irrompibles. Corrían los años noventa, y eran los jóvenes mimados de Raúl Alfonsín. Luego llegaron a posiciones de conducción en la Juventud Radical a principios de los 2000. Pero les duró poco, fueron desplazados.
Acusado por sus propios correligionarios de mantener simpatías con el kirchnerismo, Leandro Santoro, 38 años, referente de Los Irrompibles, explicó a LaCapital: «El radicalismo se encamina a una alianza con el PRO o hacia un posible papelón electoral. El partido eligió mal de entrada, porque abandonó la vocación de representar al voto progresista. Y ahora intenta ir sobre el mismo mercado electoral de centroderecha con Massa, Macri y Scioli. Incomprensible».
Se define como militante, y dice que la política es la actividad central de su vida. Profesor de Sociología Política en la Universidad de Buenos Aires y también en la cárcel para personas detenidas. Para Leandro, las relaciones emocionales «también tienen la carga valorativa de sentirse parte de un colectivo. Mi hija de 8 años fue a la última marcha del 24 de marzo, fue un momento impresionante. Todos juntos en la calle en una marcha multipartidaria, así se rompe con la idea de que la política es una carrera personal hacia posiciones de poder», definió en una entrevista exclusiva con LaCapital en un café frente al Palacio del Congreso.
Ahora «militante raso», luego de presidir la JR de Capital (2004 y 2005), explica que Los Irrompibles dejaron de ser un comité para convertirse en una agrupación política. Santoro ve a la UCR en crisis porque «el kirchnerismo le robó las banderas y el discurso a la mejor tradición del radicalismo. Aunque también hay que reconocer que dentro de la UCR hay una tradición conservadora muy fuerte, prácticamente hegemónica hasta la aparición de Alfonsín».
Un fenómeno imprevisto. Santoro reconoce que todo un sector progresista de la UCR quedó muy incómodo desde 2003 porque «nunca previó la aparición de un peronismo de izquierda. Nosotros nos formamos en los 90 resistiendo al menemismo, desde una perspectiva socialdemócrata y convencidos de que íbamos a ser nosotros el punto nodal de la salida de esa etapa neoliberal. Pero ese frente lo terminó convocando el kirchnerismo», abundó.
De todos modos, para Los Irrompibles es criticable el modo de acumulación kirchnerista: «Nosotros hubiéramos sido más horizontales, plurales y menos autoritarios», imagina. Y luego reconoce, «pero tenemos una sana envidia del movimiento político cultural que construyó el kirchnerismo: artistas, intelectuales, jóvenes e incorporaron militancia de clase media que se vincula sectores sociales vulnerables. Hicieron un trabajo inimaginable».
Puesto a un balance ideológico, Leandro entiende que «el kirchnerismo cumplió la agenda reciclada de los 70 y de los 80. Sin embargo resultó insuficiente. No se logró una nueva matriz productiva ni terminar con la desigualdad, entre cosas. Hoy no vemos que se estén tomando las decisiones para resolver los temas pendientes».
Consultado por el tradicional sector de clase media, progresista y urbana (que supo representar el radicalismo), el dirigente de Los Irrompibles analiza que «es el sector más permeable a la telepolítica. Las posiciones políticas se constituyen desde el gusto o no por un candidato. Pero se perdió la discusión por las ideas, y el debate político se vacía de significados».
Uno de los argumentos centrales que atraviesa a toda la oposición, el del «relato kirchnerista» como presunta impostura o simulación de una realidad política distinta también es rechazo de plano por Leandro Santoro: «El kirchnerismo tiene un relato interesante aunque tenga varios agujeros. Tener un relato, lejos de constituir un problema, otorga coherencia política. Alfonsín también tuvo su propio relato. Luego en los 90 sobreviene un vacío, el pretendido fin de las ideas. Entonces luego el kirchnerismo ocupa ese vacío con su relato, que es justamente su coherencia.
Santoro tiene claro que «la dirigencia de la UCR nunca nos va a venir a buscar, y siempre van a hacer todo lo posible para que tengamos la menor visibilidad. De todos modos, tengo relación con todos ellos, pero políticamente no sirve para nada. Te dicen una cosa y hacen todo lo contrario», denunció.
Respecto de los fondos buitre, Santoro ve que dentro de la oposición «hay un sector que opina con total irresponsabilidad institucional y no sabe qué se está discutiendo. Otros sí saben, y lo que quieren es que les pague a los buitres, con el efecto cascada que llevaría a la Argentina a la quiebra».
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