Los maestros, esos trabajadores

Las recientes expresiones de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sobre los maestros argentinos no pueden haber sido más desafortunadas e injustas, sobre todo por provenir de la más alta autoridad de la Nación y en una ocasión tan importante para la vida del país como el acto de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso.
Es cierto que incluso han sorprendido más aún porque hace ya muchos años que a nadie se le ocurriría esgrimir aquel viejo argumento de que los maestros son trabajadores más privilegiados que los demás ya que sólo trabajan cuatro horas por día y tienen tres meses de vacaciones, como señaló la Presidenta.
En realidad, y con la mano en el corazón, muchos deberían aceptar que, por el contrario, los maestros trabajan mucho, tanto en el aula como en sus respectivos hogares, y que su profesión (y también oficio y vocación) es de las más importantes en la vida laboral de un país. A ellos la sociedad les entrega nada menos que a sus niños, no sólo para que los instruyan en aquellas materias básicas para desarrollar una carrera laboral, sino también para que sean educados en los valores más importantes de una sociedad.
Menuda tarea sobre los cada vez más frágiles hombros de los maestros, la mayoría de los cuales se ven obligados a hacer dobles turnos para poder vivir decorosamente. Sin embargo, están siempre listos para aceptar de buena voluntad todas las oportunidades de capacitación que se les ofrezcan desde el Estado o desde la actividad privada.
Parecería ser, empero, nuestra sociedad la que tampoco estima como corresponde a sus maestros, cada vez que los desautoriza ante sus alumnos o, más todavía, cuando un padre o una madre llegan hasta agredirlos físicamente. Hay que coincidir en que, aunque la Presidenta se haya equivocado o esté mal informada, parecería haber un consenso social generalizado para no darles a estos trabajadores el lugar que se merecen, junto a otras profesiones u oficios igualmente importantes.
De todas maneras, es evidente que hay ciertas cosas que deben ser cambiadas en la manera en que los sindicatos docentes están encaminando las negociaciones para obtener mejores salarios. Anteayer, casi 10 millones de alumnos no tuvieron clases por el paro docente, dada la masiva adhesión a la primera huelga nacional de maestros por reclamos salariales desde 2003. El éxito de la medida -un 95 por ciento de acatamiento en todo el país-, sin embargo, no les garantizará el logro de sus reclamos, porque hasta el momento las autoridades no los han llamado a reunirse para negociar otra vez.
Queda claro, entonces, que la huelga como método de protesta no sirve, no dará réditos -o si los da, será en un plazo muy corto- y que, por el contrario, se vuelve un arma de doble filo para los mismos que la utilizan. Todo el apoyo despertado en la opinión pública por las desafortunadas expresiones presidenciales puede igualmente desaparecer en cuanto se persista, desde los gremios docentes, en medidas de fuerza que dejan a los alumnos sin días de clases -la meta de los 190 días parece, entonces, cada vez más lejana- y, también, a sus maestros sin la posibilidad de desarrollar su vocación y sus deseos de cumplir con el año de trabajo y con la posibilidad de hacer cursos de capacitación y de actualización, tan necesarios para estar preparados ante los desafíos de la era del conocimiento.
Es menester que autoridades y representantes de los docentes vuelvan a reunirse ya para resolver el conflicto. El beneficio no será sólo para un sector sino para toda la sociedad. Es hora de que los argentinos empiecen a convivir de otra manera, sin medidas de fuerza recurrentes e improductivas la mayoría de las veces, y sin decisiones arbitrarias. El diálogo, el intercambio de ideas y de propuestas, sigue siendo el único camino para lograr acuerdos duraderos y positivos..

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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