En una casona antigua de La Plata, un grupo de funcionarios provinciales discute estrategias para impulsar la candidatura presidencial de Daniel Scioli. En una oficina de la Capital, Mauricio Macri escucha con atención las sugerencias de un staff de expertos con un objetivo central: llegar al sillón de Rivadavia en 2015. Mientras que Cristina Kirchner encabeza un acto en la Casa Rosada, militantes kirchneristas asisten a una capacitación de cuadros políticos del PJ en distintas aulas del país. Estas son escenas de algunos de los think tanks (anglicismo que suele traducirse como ‘usinas de ideas’) de los jefes partidarios, espacios intelectuales que les proveen informes, soluciones y proyectos para sus gestiones. Detrás de bambalinas, diseñan planes para ganar batallas electorales como la que se aproxima en octubre. Y en muchos casos se dedican a transmitir a los medios de comunicación, los mensajes espinosos que sus líderes prefieren callar. El funcionamiento de estos «tanques de ideas» es un misterio, y más secreto aún es su financiamento.
Carta Abierta es el colectivo intelectual más visible y antiguo del kirchnerismo, pero no es el único. Néstor Kirchner creó el Instituto Gestar en 2010, mientras era titular del Partido Justicialista. La misión del organismo era generar cuadros político-técnicos peronistas y realizar informes sobre coyuntura. Le ofreció la presidencia del instituto al gobernador de San Juan, José Luis Gioja, quien aún cumple esa función. «Desde entonces formamos a más de 40 mil compañeros. Se trata de mantener viva una llama, con lo doctrinario del justicialismo», destacó el sanjuanino en diálogo con LA NACION.
Además de Carta Abierta y Gestar, otros espacios intelectuales apoyan la gestión de la Presidenta, aunque por fuera del PJ: UsinasKolina, de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; el Grupo Atenea, un think tank kirchnerista sub 30, y el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda), del viceministro de Economía, Axel Kicilloff, son algunos de los más conocidos.
En la UCR, el ex presidente de la Juventud Radical, Hernán Rossi, nombró a LA NACION al menos diez grupos de intelectuales, muchos extintos, que acompañaron al radicalismo desde su creación en 1891. Actualmente, Rossi dirige el Instituto Moisés Lebensohn, que tiene 1000 miembros y funciona de forma similar a Gestar: capacitan militantes, le acercan informes al partido, convocan a sus líderes y organizan encuentros.
El salto a la arena nacional, a través de las ideas
En medio del distanciamiento de Scioli de la Casa Rosada, los sectores que apoyan al ex vicepresidente impulsan un proyecto alternativo para 2015. «Las tres patas principales del armado sciolista son, desde lo intelectual, el Grupo Descartes; desde la militancia, La Juan Domingo, y en una mezcla de ambas, La DOS Todas impulsan la candidatura de Scioli», explicó el director provincial de Comunicación, Alejandro Della Maggiora.
Los 50 integrantes de la «mesa chica» del Grupo Descartes, creado en 2010 para apoyar la reelección de Scioli como gobernador, son funcionarios bonaerenses que se reúnen todos los jueves en una casona de La Plata. «El grupo surge de la frase ‘pensar para gobernar’. Nuclea gente que comparte el ideario peronista y acepta el liderazgo de Scioli», apuntó a este medio su fundador y director, el ministro de Trabajo, Oscar Cuartango. Por su parte, Guillermo Francos, ex director del Banco Provincia y amigo de Scioli, dirige otro espacio de ideas, la Fundación Acordar, donde aseguraron que no apoyan a un único candidato, pero consideran al ex motonauta como uno de los dirigentes preferidos para liderar un proyecto nacional.
En Córdoba, el gobernador José Manuel de la Sota, trabaja en la construcción de su propio colectivo intelectual: Fundación Consensus. «Pensaremos soluciones para la Argentina a través del diálogo», adelantó a LA NACION su hija, Candelaria de la Sota. Con oficinas en la Capital, el mandatario peronista, enfrentado al Gobierno, traspasará las fronteras de su provincia y se lanzará, también desde las ideas, a la arena nacional.
Los partidos que conforman al Frente Amplio Progresista (FAP) también tienen usinas de ideas. Entre ellas, el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), el Instituto GEN y el Centro de Estudios Municipales y Provinciales (Cemupro), que nació en Rosario en 1992 como un espacio de diseño de políticas locales asociado al Partido Socialista y amplió su trabajo al resto del país en 2008.
Polémica por el financiamiento
Pero no todas las fuerzas políticas en la Argentina tienen think tanks asociados. El Partido Obrero es uno de los partidos que las rechaza. «Los grupos económicos copan desde afuera a los partidos con estas fundaciones», remarcó Gabriel Solano, ex candidato a diputado del PO. En la Coalición Cívica, si bien están ligados a organismos como el Instituto Hannah Arendt , cuestionan a las fundaciones partidarias que reciben dinero de entes privados. «Nosotros no trabajamos de esa forma, así los partidos se transforman en empleados de los sectores económicos», apuntó la ex diputada de la CC, Fernanda Gil Lozano.
Sin embargo, el presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP), Miguel De Luca, aseguró que el grado de condicionamiento de los grupos económicos sobre los partidos es limitado. «Esos sectores tienen formas más eficaces de intervenir en las políticas públicas, a través del dinero que va destinado a financiar campañas», indicó. Para el politólogo Sergio De Piero, aunque haya financiamiento de entes privados, las usinas no deben necesariamente adoptar sus lineamientos ideológicos.
Desde la CC se refirieron en particular a la Fundación Pensar, la usina de ideas de Pro: «No me cabe duda de que está financiado por empresas, pero no tengo pruebas», dijo Gil Lozano.
El presidente de Pensar, Francisco «Pancho» Cabrera, confirmó el origen de los fondos: «Trabajamos con aportes privados», aseguró a LA NACION. Pero se negó a revelar detalles sobre quiénes sostienen la estructura que cuenta con oficinas en el barrio de Monserrat donde se reúnen con Macri cada tres semanas; con un staff de expertos -entre ellos, siete ex secretarios de Energía- y con sueldos para una parte de sus participantes -aunque una porción mayoritaria colabora ad honorem, aclaró-. Desde el «Consejo de Administración» de Pensar, la vicejefa de gobierno María Eugenia Vidal se negó a dialogar con este medio sobre el financiamiento de la fundación.
Excepto Pensar y Cemupro, que se desarrollan con fondos privados, y Gestar, que recibe dinero del PJ, todas las ONG de los partidos y candidatos consultadas por LA NACION aseguraron que sólo se financian con los aportes de sus miembros voluntarios, ninguno de los cuales cobra sueldos.
Una fuente relacionada al ámbito político que prefirió mantener su nombre en reserva, aseguró que en muchos casos, las ONG de los partidos «sirven para blanquear» parte del dinero que las empresas o entes privados destinan a las campañas políticas, ya que la ley de financiamiento de los partidos establece prohibiciones y exige contribuciones respecto de los montos que reciben. «Las empresas o privados ponen plata para la fundación, pero la parte más importante va en realidad al financiamiento de la campaña del candidato. Esto es sabido en el medio político», sostuvo.
Más allá de las posturas sobre este tipo de fundaciones, los especialistas consultados coincidieron en que existe la necesidad de una ley a nivel nacional que regule específicamente a los think tanks de los partidos. «Por ahora, esta es una zona gris», reflexionó De Luca..
Carta Abierta es el colectivo intelectual más visible y antiguo del kirchnerismo, pero no es el único. Néstor Kirchner creó el Instituto Gestar en 2010, mientras era titular del Partido Justicialista. La misión del organismo era generar cuadros político-técnicos peronistas y realizar informes sobre coyuntura. Le ofreció la presidencia del instituto al gobernador de San Juan, José Luis Gioja, quien aún cumple esa función. «Desde entonces formamos a más de 40 mil compañeros. Se trata de mantener viva una llama, con lo doctrinario del justicialismo», destacó el sanjuanino en diálogo con LA NACION.
Además de Carta Abierta y Gestar, otros espacios intelectuales apoyan la gestión de la Presidenta, aunque por fuera del PJ: UsinasKolina, de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; el Grupo Atenea, un think tank kirchnerista sub 30, y el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda), del viceministro de Economía, Axel Kicilloff, son algunos de los más conocidos.
En la UCR, el ex presidente de la Juventud Radical, Hernán Rossi, nombró a LA NACION al menos diez grupos de intelectuales, muchos extintos, que acompañaron al radicalismo desde su creación en 1891. Actualmente, Rossi dirige el Instituto Moisés Lebensohn, que tiene 1000 miembros y funciona de forma similar a Gestar: capacitan militantes, le acercan informes al partido, convocan a sus líderes y organizan encuentros.
El salto a la arena nacional, a través de las ideas
En medio del distanciamiento de Scioli de la Casa Rosada, los sectores que apoyan al ex vicepresidente impulsan un proyecto alternativo para 2015. «Las tres patas principales del armado sciolista son, desde lo intelectual, el Grupo Descartes; desde la militancia, La Juan Domingo, y en una mezcla de ambas, La DOS Todas impulsan la candidatura de Scioli», explicó el director provincial de Comunicación, Alejandro Della Maggiora.
Los 50 integrantes de la «mesa chica» del Grupo Descartes, creado en 2010 para apoyar la reelección de Scioli como gobernador, son funcionarios bonaerenses que se reúnen todos los jueves en una casona de La Plata. «El grupo surge de la frase ‘pensar para gobernar’. Nuclea gente que comparte el ideario peronista y acepta el liderazgo de Scioli», apuntó a este medio su fundador y director, el ministro de Trabajo, Oscar Cuartango. Por su parte, Guillermo Francos, ex director del Banco Provincia y amigo de Scioli, dirige otro espacio de ideas, la Fundación Acordar, donde aseguraron que no apoyan a un único candidato, pero consideran al ex motonauta como uno de los dirigentes preferidos para liderar un proyecto nacional.
En Córdoba, el gobernador José Manuel de la Sota, trabaja en la construcción de su propio colectivo intelectual: Fundación Consensus. «Pensaremos soluciones para la Argentina a través del diálogo», adelantó a LA NACION su hija, Candelaria de la Sota. Con oficinas en la Capital, el mandatario peronista, enfrentado al Gobierno, traspasará las fronteras de su provincia y se lanzará, también desde las ideas, a la arena nacional.
Los partidos que conforman al Frente Amplio Progresista (FAP) también tienen usinas de ideas. Entre ellas, el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), el Instituto GEN y el Centro de Estudios Municipales y Provinciales (Cemupro), que nació en Rosario en 1992 como un espacio de diseño de políticas locales asociado al Partido Socialista y amplió su trabajo al resto del país en 2008.
Polémica por el financiamiento
Pero no todas las fuerzas políticas en la Argentina tienen think tanks asociados. El Partido Obrero es uno de los partidos que las rechaza. «Los grupos económicos copan desde afuera a los partidos con estas fundaciones», remarcó Gabriel Solano, ex candidato a diputado del PO. En la Coalición Cívica, si bien están ligados a organismos como el Instituto Hannah Arendt , cuestionan a las fundaciones partidarias que reciben dinero de entes privados. «Nosotros no trabajamos de esa forma, así los partidos se transforman en empleados de los sectores económicos», apuntó la ex diputada de la CC, Fernanda Gil Lozano.
Sin embargo, el presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP), Miguel De Luca, aseguró que el grado de condicionamiento de los grupos económicos sobre los partidos es limitado. «Esos sectores tienen formas más eficaces de intervenir en las políticas públicas, a través del dinero que va destinado a financiar campañas», indicó. Para el politólogo Sergio De Piero, aunque haya financiamiento de entes privados, las usinas no deben necesariamente adoptar sus lineamientos ideológicos.
Desde la CC se refirieron en particular a la Fundación Pensar, la usina de ideas de Pro: «No me cabe duda de que está financiado por empresas, pero no tengo pruebas», dijo Gil Lozano.
El presidente de Pensar, Francisco «Pancho» Cabrera, confirmó el origen de los fondos: «Trabajamos con aportes privados», aseguró a LA NACION. Pero se negó a revelar detalles sobre quiénes sostienen la estructura que cuenta con oficinas en el barrio de Monserrat donde se reúnen con Macri cada tres semanas; con un staff de expertos -entre ellos, siete ex secretarios de Energía- y con sueldos para una parte de sus participantes -aunque una porción mayoritaria colabora ad honorem, aclaró-. Desde el «Consejo de Administración» de Pensar, la vicejefa de gobierno María Eugenia Vidal se negó a dialogar con este medio sobre el financiamiento de la fundación.
Excepto Pensar y Cemupro, que se desarrollan con fondos privados, y Gestar, que recibe dinero del PJ, todas las ONG de los partidos y candidatos consultadas por LA NACION aseguraron que sólo se financian con los aportes de sus miembros voluntarios, ninguno de los cuales cobra sueldos.
Una fuente relacionada al ámbito político que prefirió mantener su nombre en reserva, aseguró que en muchos casos, las ONG de los partidos «sirven para blanquear» parte del dinero que las empresas o entes privados destinan a las campañas políticas, ya que la ley de financiamiento de los partidos establece prohibiciones y exige contribuciones respecto de los montos que reciben. «Las empresas o privados ponen plata para la fundación, pero la parte más importante va en realidad al financiamiento de la campaña del candidato. Esto es sabido en el medio político», sostuvo.
Más allá de las posturas sobre este tipo de fundaciones, los especialistas consultados coincidieron en que existe la necesidad de una ley a nivel nacional que regule específicamente a los think tanks de los partidos. «Por ahora, esta es una zona gris», reflexionó De Luca..
Datos duros de la realidad, desde la «cuna de la democracia».
En EEUU cualquier persona física o jurídica puede financiar campañas políticas sin límite alguno de monto y destinatario/s.
Esto ha sido validado por su Corte Suprema, indudablemente «independiente» del poder económico. De este fallo Obama opinó que era «el peor ataque a la democracia de la historia», luego de lo cual se fue a recaudar fondos.
En las elecciones de 2008, en un estudio realizado por el Center for Responsive Politics se determinó que el 94% de los escaños del Senado y el 93% de los de la Cámara de Representantes fueron ganados por el candidato que mas gastó en su campaña.