Foto: Mariana Araujo
Los movimientos electorales plantean un desafío para el Frente Amplio Progresista (FAP) y Claudio Lozano, uno de sus miembros más influyentes, parece preocupado. A lo largo de la sesión, el diputado y economista revelará uno a uno los motivos.
-Esta semana se habló mucho de usted porque Jorge Bergoglio leía sus informes económicos. Pero, hablando del Papa, ¿podrá lograr Francisco el milagro de que usted acepte a esta señora en el FAP? [foto de Elisa Carrió]
-[Se le va la sonrisa] No. Lilita decidió tomar otro rumbo. A partir del triunfo de Kirchner, como no se podía discutir por izquierda, empezó a discutir por derecha. Llegó a decir que el Gobierno es una dictadura. Yo difiero del Gobierno, pero ¿una dictadura? Además plantea que enfrente hay todo un conjunto de opositores comprados a excepción exclusiva de ella. Es un tipo de lógica en la cual Carrió ocupa el lugar de persona impoluta, casi mesiánica, que nos anuncia el camino exclusivo y excluyente, y nos va revelando el futuro. Es algo absolutamente poco serio.
-Usted habla de algunos rasgos de personalidad de Lilita, pero ¿qué me dice de «Pino»?
-[Risas] Y bueno. Son personas acostumbradas a considerar fundamentalmente lo que ellos piensan. Incluso escuché decir a Lilita que ella organizó la movilización del 8-N. Lo dijo en lo de Mariano Grondona. Dijo expresamente que ella con el Toti Flores habían estado trabajando activamente para que se diera y que, como se había dado, era su momento de retornar a la vida política.
-Pero con sus límites de personalidad y todo, Lilita y «Pino», en teoría, son más taquilleros que usted.
-[Sonríe] Eso habrá que verlo. Yo podría decir que Lilita ha llegado como referencia pública de un proyecto que ya murió, con el 1,8%. «Pino», sin consultar a nadie de su fuerza, sólo a la almohada, en 2011 decidió que iba a bajar de la presidencial a la ciudad porque pensó que iba a ganar escandalosamente. ¿Cuánto sacó? 13%. Tampoco sé si arrastra tanto como cree.
-¿Entonces qué pronóstico haría de esa unión?
-Creo que la decisión de «Pino» de incorporar a Lilita desarma la posibilidad de un frente de centroizquierda progresista más amplio. Al unirse a Carrió, «Pino» es funcional a Macri y al Gobierno. Ojalá que reflexione y no se junte con Lilita. Lo digo porque hasta donde sé, aún no se ha consumado ese matrimonio.
-¿Por qué tampoco quiere aliarse con el radicalismo?
-La UCR no tiene grandes diferencias con el esquema del PJ. Son formaciones políticas que están absolutamente articuladas con el esquema de poder y de negocios que tiene la Argentina actual.
-¿Le gusta esta foto? [Donda, Tumini y Prat-Gay]
-Es una foto que me apena. Es la misma lógica que la alianza de «Pino»-Carrió. Lógica basada en la idea del rejunte opositor para frenar al Gobierno. Nosotros creemos que eso ya fracasó.
-Inauguramos un segmento nuevo que vamos a bautizar «ejercicio de gestión real». Imagine que ahora es ministro de Economía. Éste es su escritorio y acá hay un teléfono. ¿Qué hace para bajar la inflación? Haga la primera llamada.
-Inmediatamente convoco a todos los actores sociales, trabajadores y formadores de precios, para discutir un acuerdo.
-¡Es lo que hace Moreno!
-¡No, él llama a los supermercados nada más! No llama a todos los empresarios y a los trabajadores. El acuerdo debe ser integral, del conjunto.
-Acá llegaron los distintos sectores. Hábleles.
-Les plantearía cuál es el esquema de precios más razonable para establecer un congelamiento inicial y una recomposición gradual del poder adquisitivo.
-¿Acuerdos de precios?
-Establecería un acuerdo para que los precios se muevan de otra manera.
-¿Haría como Moreno, que dice que la merluza tiene que costar 18 pesos?
-Moreno nos dice que las cosas cuestan un valor y luego cuestan otro. Él no tiene ninguna mesa de concertación. Pacto social implica concertación con actores, en el marco de un Estado que regula acuerdos.
-Si fuera a cenar con Moreno, después del segundo vaso de vino, él lo agarra del hombro y le dice: «Yo era ingenuo como vos, Claudito. Pensaba que con los empresarios se podía dialogar. Pero ¿sabés qué pasó? No obedecían. Por eso tuve que usar las espuelas, para que galopen».
-Meter espuelazos, o controlar, o regular, no es ajeno a que mantengas una mesa de concertación. Hay una cantidad muy importante de grupos que se la llevan en pala y no quieren regulación alguna. El error del Gobierno es no pensar que en una mesa más amplia se puede avanzar con mayor facilidad. Lo que hizo Moreno fue decirles a los supermercados que aumenten para después congelar los precios 60 días, les dio un colchón.
-¿Qué piensa de la medida de Echegaray de cargar 20% a las tarjetas en el exterior?
-La política económica oficial ya murió en 2007.
-¿A qué se refiere?
-A que las condiciones que la hicieron posible ya no existen más. ¿Por qué pudo crecer la Argentina como creció? Porque hubo una devaluación escandalosa; por lo tanto, había un tipo de cambio competitivo brutal que permitía beneficios abultadísimos, un contexto internacional muy favorable y al mismo tiempo la gente estaba parada, sobraba capacidad de producción ociosa. Esto duró hasta 2007 y ahí empezaron los quilombos, porque esta capacidad ociosa se había ocupado y sin inversión no se puede seguir creciendo.
-Mire esta fotocopia. Original no se consigue [un billete de 100 dólares]. ¿Qué pronóstico le da a este paciente?
-¿Por qué pasa esto? Porque lo hacen a propósito, están devaluando; eso es lo que está haciendo el Gobierno. La devaluación del dólar oficial , como el 20% de Echegaray, que es un dólar turístico, como el dólar paralelo , son formas de administrar un proceso de devaluación.
-Estamos casi sobre la hora, ¿hay algo más que quiera decir?
-[Se ríe] Yo pensé que íbamos a hablar más de terapia, de Freud.
-Ya que quiere tocar temas más personales: ¿no cree que es demasiado inflexible y que para gestionar poder real hay que transigir más?
-No, para nada. Y no me veo así.
-No hay cura que no sueñe con llegar a Papa. ¿Cuál sería su papado?
-Si me preguntás si me gustaría ser presidente, por supuesto. Siento que tendría capacidad de hacerlo.
-Me sorprendió. Pensé que aspiraba a ministro de Economía.
-No, yo sólo sería ministro de Economía de una experiencia política que compartiera. Si vos me preguntás si me gustaría presidir la Argentina, sí me gustaría, pero no es eso lo que me desvela. Sí me desvela ser parte de una experiencia política que pueda gobernar esto de otra manera. Por eso me preocupa «Pino», me preocupa Tumini y me preocupa Victoria [Donda]. Todas estas cosas retrasan la posibilidad de armar una propuesta seria.
-Me quedé pensando en Lilita. En lo duro que fue con ella. ¿Lo más grave que hizo fue decir que el Gobierno es una dictadura?
-Aparte de decir eso, dijo que toda la oposición estaba comprada. Entre esa oposición estoy yo.
-¿Y alguna vez lo tentaron?
-Cuando uno está en determinados espacios de decisión, siempre algún tipo de tentación aparece. Desde la discusión de la ley de medios hasta la discusión de la 125. Por diferentes vías aparecen alternativas.
-¿Quiere contar cómo es el mecanismo habitual?
-[Duda, se frena, avanza] Es el tema de habilitarte posibilidades a cambio de cosas que vos tenés que hacer. Por ejemplo, te llaman y te dicen: «A vos te podría ir mucho mejor en términos del firmamento mediático».
-¿Eso le han dicho?
-Sí.
-O sea, de algún medio.
-Puede ser. No voy a entrar en situaciones particulares, pero hay tanto del lado del Gobierno como del lado de las empresas. Siempre hay ofertas.
-¿Y lo llamaron incluso sabiendo que usted es, supuestamente, incorruptible?
-[Risas] Yo creo que nadie sabe si uno es o no es incorruptible.
-¡Incluso ni uno mismo!
-Ni uno mismo, claro [se ríe].
-Alguno puede pensar que lo compraron del Gobierno, dadas las coincidencias.
-Puede ser, pero si en algún momento coincidimos en algún hecho puntual, fue con causas históricas que nosotros siempre hemos levantado. Éste es un presente que se va cayendo de a poco, no hay percepción de derrumbe. Cuando hay percepción de derrumbe, la gente vive el presente creyendo que se le va a caer el país encima y se agarra de cualquier cosa. Ahí sí cualquier oposición hecha de un rejunte puede parecer que funciona. Pero ahora no es el caso. Para enfrentar a este gobierno se necesita mucho más que gente que sólo le dice que no a todo. El no, no produce sentido y no produce futuro.
-Dejamos acá.
Lozano, Claudio Raúl
Edad: 56
Ocupación
Diputado nacional (Unión Popular- FAP) hasta 2015
Observaciones
Oscila entre la incomodidad y el desencanto con algunos compañeros de su espacio por las alianzas que ellos están armando .
Los movimientos electorales plantean un desafío para el Frente Amplio Progresista (FAP) y Claudio Lozano, uno de sus miembros más influyentes, parece preocupado. A lo largo de la sesión, el diputado y economista revelará uno a uno los motivos.
-Esta semana se habló mucho de usted porque Jorge Bergoglio leía sus informes económicos. Pero, hablando del Papa, ¿podrá lograr Francisco el milagro de que usted acepte a esta señora en el FAP? [foto de Elisa Carrió]
-[Se le va la sonrisa] No. Lilita decidió tomar otro rumbo. A partir del triunfo de Kirchner, como no se podía discutir por izquierda, empezó a discutir por derecha. Llegó a decir que el Gobierno es una dictadura. Yo difiero del Gobierno, pero ¿una dictadura? Además plantea que enfrente hay todo un conjunto de opositores comprados a excepción exclusiva de ella. Es un tipo de lógica en la cual Carrió ocupa el lugar de persona impoluta, casi mesiánica, que nos anuncia el camino exclusivo y excluyente, y nos va revelando el futuro. Es algo absolutamente poco serio.
-Usted habla de algunos rasgos de personalidad de Lilita, pero ¿qué me dice de «Pino»?
-[Risas] Y bueno. Son personas acostumbradas a considerar fundamentalmente lo que ellos piensan. Incluso escuché decir a Lilita que ella organizó la movilización del 8-N. Lo dijo en lo de Mariano Grondona. Dijo expresamente que ella con el Toti Flores habían estado trabajando activamente para que se diera y que, como se había dado, era su momento de retornar a la vida política.
-Pero con sus límites de personalidad y todo, Lilita y «Pino», en teoría, son más taquilleros que usted.
-[Sonríe] Eso habrá que verlo. Yo podría decir que Lilita ha llegado como referencia pública de un proyecto que ya murió, con el 1,8%. «Pino», sin consultar a nadie de su fuerza, sólo a la almohada, en 2011 decidió que iba a bajar de la presidencial a la ciudad porque pensó que iba a ganar escandalosamente. ¿Cuánto sacó? 13%. Tampoco sé si arrastra tanto como cree.
-¿Entonces qué pronóstico haría de esa unión?
-Creo que la decisión de «Pino» de incorporar a Lilita desarma la posibilidad de un frente de centroizquierda progresista más amplio. Al unirse a Carrió, «Pino» es funcional a Macri y al Gobierno. Ojalá que reflexione y no se junte con Lilita. Lo digo porque hasta donde sé, aún no se ha consumado ese matrimonio.
-¿Por qué tampoco quiere aliarse con el radicalismo?
-La UCR no tiene grandes diferencias con el esquema del PJ. Son formaciones políticas que están absolutamente articuladas con el esquema de poder y de negocios que tiene la Argentina actual.
-¿Le gusta esta foto? [Donda, Tumini y Prat-Gay]
-Es una foto que me apena. Es la misma lógica que la alianza de «Pino»-Carrió. Lógica basada en la idea del rejunte opositor para frenar al Gobierno. Nosotros creemos que eso ya fracasó.
-Inauguramos un segmento nuevo que vamos a bautizar «ejercicio de gestión real». Imagine que ahora es ministro de Economía. Éste es su escritorio y acá hay un teléfono. ¿Qué hace para bajar la inflación? Haga la primera llamada.
-Inmediatamente convoco a todos los actores sociales, trabajadores y formadores de precios, para discutir un acuerdo.
-¡Es lo que hace Moreno!
-¡No, él llama a los supermercados nada más! No llama a todos los empresarios y a los trabajadores. El acuerdo debe ser integral, del conjunto.
-Acá llegaron los distintos sectores. Hábleles.
-Les plantearía cuál es el esquema de precios más razonable para establecer un congelamiento inicial y una recomposición gradual del poder adquisitivo.
-¿Acuerdos de precios?
-Establecería un acuerdo para que los precios se muevan de otra manera.
-¿Haría como Moreno, que dice que la merluza tiene que costar 18 pesos?
-Moreno nos dice que las cosas cuestan un valor y luego cuestan otro. Él no tiene ninguna mesa de concertación. Pacto social implica concertación con actores, en el marco de un Estado que regula acuerdos.
-Si fuera a cenar con Moreno, después del segundo vaso de vino, él lo agarra del hombro y le dice: «Yo era ingenuo como vos, Claudito. Pensaba que con los empresarios se podía dialogar. Pero ¿sabés qué pasó? No obedecían. Por eso tuve que usar las espuelas, para que galopen».
-Meter espuelazos, o controlar, o regular, no es ajeno a que mantengas una mesa de concertación. Hay una cantidad muy importante de grupos que se la llevan en pala y no quieren regulación alguna. El error del Gobierno es no pensar que en una mesa más amplia se puede avanzar con mayor facilidad. Lo que hizo Moreno fue decirles a los supermercados que aumenten para después congelar los precios 60 días, les dio un colchón.
-¿Qué piensa de la medida de Echegaray de cargar 20% a las tarjetas en el exterior?
-La política económica oficial ya murió en 2007.
-¿A qué se refiere?
-A que las condiciones que la hicieron posible ya no existen más. ¿Por qué pudo crecer la Argentina como creció? Porque hubo una devaluación escandalosa; por lo tanto, había un tipo de cambio competitivo brutal que permitía beneficios abultadísimos, un contexto internacional muy favorable y al mismo tiempo la gente estaba parada, sobraba capacidad de producción ociosa. Esto duró hasta 2007 y ahí empezaron los quilombos, porque esta capacidad ociosa se había ocupado y sin inversión no se puede seguir creciendo.
-Mire esta fotocopia. Original no se consigue [un billete de 100 dólares]. ¿Qué pronóstico le da a este paciente?
-¿Por qué pasa esto? Porque lo hacen a propósito, están devaluando; eso es lo que está haciendo el Gobierno. La devaluación del dólar oficial , como el 20% de Echegaray, que es un dólar turístico, como el dólar paralelo , son formas de administrar un proceso de devaluación.
-Estamos casi sobre la hora, ¿hay algo más que quiera decir?
-[Se ríe] Yo pensé que íbamos a hablar más de terapia, de Freud.
-Ya que quiere tocar temas más personales: ¿no cree que es demasiado inflexible y que para gestionar poder real hay que transigir más?
-No, para nada. Y no me veo así.
-No hay cura que no sueñe con llegar a Papa. ¿Cuál sería su papado?
-Si me preguntás si me gustaría ser presidente, por supuesto. Siento que tendría capacidad de hacerlo.
-Me sorprendió. Pensé que aspiraba a ministro de Economía.
-No, yo sólo sería ministro de Economía de una experiencia política que compartiera. Si vos me preguntás si me gustaría presidir la Argentina, sí me gustaría, pero no es eso lo que me desvela. Sí me desvela ser parte de una experiencia política que pueda gobernar esto de otra manera. Por eso me preocupa «Pino», me preocupa Tumini y me preocupa Victoria [Donda]. Todas estas cosas retrasan la posibilidad de armar una propuesta seria.
-Me quedé pensando en Lilita. En lo duro que fue con ella. ¿Lo más grave que hizo fue decir que el Gobierno es una dictadura?
-Aparte de decir eso, dijo que toda la oposición estaba comprada. Entre esa oposición estoy yo.
-¿Y alguna vez lo tentaron?
-Cuando uno está en determinados espacios de decisión, siempre algún tipo de tentación aparece. Desde la discusión de la ley de medios hasta la discusión de la 125. Por diferentes vías aparecen alternativas.
-¿Quiere contar cómo es el mecanismo habitual?
-[Duda, se frena, avanza] Es el tema de habilitarte posibilidades a cambio de cosas que vos tenés que hacer. Por ejemplo, te llaman y te dicen: «A vos te podría ir mucho mejor en términos del firmamento mediático».
-¿Eso le han dicho?
-Sí.
-O sea, de algún medio.
-Puede ser. No voy a entrar en situaciones particulares, pero hay tanto del lado del Gobierno como del lado de las empresas. Siempre hay ofertas.
-¿Y lo llamaron incluso sabiendo que usted es, supuestamente, incorruptible?
-[Risas] Yo creo que nadie sabe si uno es o no es incorruptible.
-¡Incluso ni uno mismo!
-Ni uno mismo, claro [se ríe].
-Alguno puede pensar que lo compraron del Gobierno, dadas las coincidencias.
-Puede ser, pero si en algún momento coincidimos en algún hecho puntual, fue con causas históricas que nosotros siempre hemos levantado. Éste es un presente que se va cayendo de a poco, no hay percepción de derrumbe. Cuando hay percepción de derrumbe, la gente vive el presente creyendo que se le va a caer el país encima y se agarra de cualquier cosa. Ahí sí cualquier oposición hecha de un rejunte puede parecer que funciona. Pero ahora no es el caso. Para enfrentar a este gobierno se necesita mucho más que gente que sólo le dice que no a todo. El no, no produce sentido y no produce futuro.
-Dejamos acá.
Lozano, Claudio Raúl
Edad: 56
Ocupación
Diputado nacional (Unión Popular- FAP) hasta 2015
Observaciones
Oscila entre la incomodidad y el desencanto con algunos compañeros de su espacio por las alianzas que ellos están armando .