Si Mauricio Macri llegara a ser presidente en 2015 deberá gobernar con una recaudación que se reducirá de inmediato en unos 4.000 millones de dólares. Esto es así porque el jefe de Gobierno porteño prometió ayer a la Mesa de Enlace la eliminación inmediata de todas las retenciones, a excepción de las de la soja, que se irían reduciendo a un ritmo de 5% anual.
Los titulares de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi; la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere; de Coninagro, Carlos Garetto; y de CRA, Rubén Ferrero, concurrieron ayer al Salón Blanco de la sede del gobierno porteño. Habían pedido reunirse con Macri como ya lo hicieron con otros políticos con aspiraciones presidenciales (como Sergio Massa, Hermes Binner o Julio Cobos), con gobernadores opositores y con diversas fuerzas políticas. Pero Macri los sorprendió, pues fue el único que presentó al sector un acabado plan agropecuario con 13 promesas concretas.
Allí figura el compromiso del PRO de avanzar en “la eliminación de los derechos de exportación” de todos los productos del agro, a excepción de la soja. En ese caso, dice el documento elevado a los ruralistas, “proponemos una reducción paulatina de 5% por año respecto a los niveles tributarios actuales, logrando así su eliminación en el mediano plazo”.
El propio trabajo realiza un cálculo del impacto fiscal de esa medida. Habla de 2.850 millones de dólares por año debido a la eliminación del tributo a las carnes, los cereales y todas las economías regionales, en tanto que estima que la reducción para la soja implicará un costo fiscal promedio acumulativo anual de 1.175 millones de dólares”. El impacto inmediato sobre las cuentas públicas no será poco, pero el PRO considera que “entre 65 y 80% de la pérdida de recaudación se recupera por vía de impuestos (Ganancias, IVA y otros) y aumento de la producción”.
La promesa de Macri sonó como música en los oídos de los dirigentes del campo, que todos los años cede al gobierno más de 12.000 millones de dólares de su facturación. “Sorprende que tengamos una propuesta que empiece a establecer ideas fuerza y objetivos a alcanzar. Es la primera fuerza que nos aporta un plan integral”, reconoció Buzzi, siempre remiso a aparecer en fotos junto a los hombres del PRO. De todos modos, el líder federado aclaró que “el camino de la disminución de 5 puntos en soja por año, en el caso de los productores de pequeña escala, no alcanza, pues necesitan retenciones cero desde un primer momento”.
El plan agropecuario del PRO en realidad fue elaborado por técnicos que provienen de distintas vertientes políticas pero terminados nucleados en la macrista Fundación Pensar. Tiene otros condimentos que cayeron bien en la Mesa de Enlace, como la creación de un Ministerio de Agroindustria, la eliminación de todas las trabas a la exportación, una simplificación de impositiva, políticas “diferenciadas” para el productor familiar y hasta la recuperación del estatizado Renatre.
Los titulares de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi; la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere; de Coninagro, Carlos Garetto; y de CRA, Rubén Ferrero, concurrieron ayer al Salón Blanco de la sede del gobierno porteño. Habían pedido reunirse con Macri como ya lo hicieron con otros políticos con aspiraciones presidenciales (como Sergio Massa, Hermes Binner o Julio Cobos), con gobernadores opositores y con diversas fuerzas políticas. Pero Macri los sorprendió, pues fue el único que presentó al sector un acabado plan agropecuario con 13 promesas concretas.
Allí figura el compromiso del PRO de avanzar en “la eliminación de los derechos de exportación” de todos los productos del agro, a excepción de la soja. En ese caso, dice el documento elevado a los ruralistas, “proponemos una reducción paulatina de 5% por año respecto a los niveles tributarios actuales, logrando así su eliminación en el mediano plazo”.
El propio trabajo realiza un cálculo del impacto fiscal de esa medida. Habla de 2.850 millones de dólares por año debido a la eliminación del tributo a las carnes, los cereales y todas las economías regionales, en tanto que estima que la reducción para la soja implicará un costo fiscal promedio acumulativo anual de 1.175 millones de dólares”. El impacto inmediato sobre las cuentas públicas no será poco, pero el PRO considera que “entre 65 y 80% de la pérdida de recaudación se recupera por vía de impuestos (Ganancias, IVA y otros) y aumento de la producción”.
La promesa de Macri sonó como música en los oídos de los dirigentes del campo, que todos los años cede al gobierno más de 12.000 millones de dólares de su facturación. “Sorprende que tengamos una propuesta que empiece a establecer ideas fuerza y objetivos a alcanzar. Es la primera fuerza que nos aporta un plan integral”, reconoció Buzzi, siempre remiso a aparecer en fotos junto a los hombres del PRO. De todos modos, el líder federado aclaró que “el camino de la disminución de 5 puntos en soja por año, en el caso de los productores de pequeña escala, no alcanza, pues necesitan retenciones cero desde un primer momento”.
El plan agropecuario del PRO en realidad fue elaborado por técnicos que provienen de distintas vertientes políticas pero terminados nucleados en la macrista Fundación Pensar. Tiene otros condimentos que cayeron bien en la Mesa de Enlace, como la creación de un Ministerio de Agroindustria, la eliminación de todas las trabas a la exportación, una simplificación de impositiva, políticas “diferenciadas” para el productor familiar y hasta la recuperación del estatizado Renatre.
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