Argentina
Macri: no sólo problemas de presupuesto
El análisis de Sergio De Piero, Politólogo UBA/Flacso
El gobierno del ingeniero Mauricio Macri atraviesa una etapa con nuevos horizontes. En el primer mandato, como suele hacer todo gobierno, pudo vincular los problemas de la ciudad a la herencia recibida. La reelección ya no permite esos giros argumentativos. Los problemas están en el hoy y la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, cuenta con los recursos necesarios para enfrentarlos. Analizando inversamente un fenómeno que suele utilizarse, millones de personas ingresan por día desde la provincia de Buenos Aires, consumen y trabajan, fortaleciendo la economía porteña. Sin embargo, las argumentaciones del Gobierno de la Ciudad para no recibir la propiedad y control de los subterráneos y de 33 líneas de colectivos se concentran en la cuestión presupuestaria, es decir, la incapacidad de sostener el valor del boleto en los números actuales si el Gobierno nacional no le transfiere el monto preciso de dinero para ello. Dinero de toda la Nación, para un distrito, el más rico. Sin embargo, la cuestión del presupuesto no parece agotar el conflicto. La gestión del PRO al frente de la Ciudad no ha presentado aún un logro de política pública particularmente destacable. En algunas áreas ha buscado intervenir como en el reordenamiento del tránsito, continuar las obras para aliviar al Maldonado, y algunas más donde podrán evaluarse de distinta manera, pero se vio una acción sobre los temas. Otra es la historia sobre un cúmulo de aspectos clave de la Ciudad, donde el macrismo no ha elaborado políticas públicas en pos de mejorar la situación: no hay una mejor atención en los hospitales, ni hay respuesta a los problemas de vivienda, ni parece haber mejorado la limpieza de la ciudad; y para empeorar el cuadro, el cierre de los hospitales psiquiátricos contradiciendo la Ley de Salud Mental y en esta semanas el cierre de aulas en colegios. En ese contexto, el Gobierno de la Ciudad no quiere la posesión de los subterráneos, una área que en la campaña de 2007 prometía ser un eje clave de su política de transporte extendiendo la línea hasta 10 kilómetros por año. Menos aún de los colectivos. El desarrollo de la política en la Ciudad hasta el presente parece manifestar serios problemas de gestión más que inconvenientes con el presupuesto. Por caso, en numerosas oportunidades Mauricio Macri había informado sobre los malos manejos presupuestarios en la Ciudad, que se gastaba de manera ineficiente ¿no era así? ¿Sí lo era y no lo pudieron revertir? Y en todo caso, ¿no podría pensarse en una estructura de subsidio diferenciado? Es por lo menos curioso que la única alternativa que se presente de parte del Gobierno de la Ciudad sea la de aumentar las tarifas. Pareciera que detrás de ello persisten problemas de gestión importantes que son los mismos que explican un gobierno que recorre su quinto año de ejercicio, sin logros notables, más allá de continuar con lo que ya existía. A ello debe sumarse un problema político más que enfrenta el PRO. Cuando en el Senado se trató esta semana la cuestión del traspaso, el PRO no pudo hacer oír su voz, simplemente porque no tiene senadores: no sólo porque se trata de un partido unidistrital, ya que no ha logrado traspasar la frontera de la General Paz, sino que, y esto es más grave, en el distrito donde su jefe de Gobierno ganó con un espectacular 64% no logra tener un solo senador. (Su último candidato Carlos Melconian obtuvo un magro 13%). De modo que al presupuesto, a los problemas de gestión, debe agregarse las serias limitaciones políticas que, hoy por hoy, hacen del PRO un partido en exhibición por gobernar la capital de la Nación, pero muy pobre a la hora de generar capacidad de gestión y de crecimiento político. Dos rasgos claves si pretende ser una alternativa política nacional.
Macri: no sólo problemas de presupuesto
El análisis de Sergio De Piero, Politólogo UBA/Flacso
El gobierno del ingeniero Mauricio Macri atraviesa una etapa con nuevos horizontes. En el primer mandato, como suele hacer todo gobierno, pudo vincular los problemas de la ciudad a la herencia recibida. La reelección ya no permite esos giros argumentativos. Los problemas están en el hoy y la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, cuenta con los recursos necesarios para enfrentarlos. Analizando inversamente un fenómeno que suele utilizarse, millones de personas ingresan por día desde la provincia de Buenos Aires, consumen y trabajan, fortaleciendo la economía porteña. Sin embargo, las argumentaciones del Gobierno de la Ciudad para no recibir la propiedad y control de los subterráneos y de 33 líneas de colectivos se concentran en la cuestión presupuestaria, es decir, la incapacidad de sostener el valor del boleto en los números actuales si el Gobierno nacional no le transfiere el monto preciso de dinero para ello. Dinero de toda la Nación, para un distrito, el más rico. Sin embargo, la cuestión del presupuesto no parece agotar el conflicto. La gestión del PRO al frente de la Ciudad no ha presentado aún un logro de política pública particularmente destacable. En algunas áreas ha buscado intervenir como en el reordenamiento del tránsito, continuar las obras para aliviar al Maldonado, y algunas más donde podrán evaluarse de distinta manera, pero se vio una acción sobre los temas. Otra es la historia sobre un cúmulo de aspectos clave de la Ciudad, donde el macrismo no ha elaborado políticas públicas en pos de mejorar la situación: no hay una mejor atención en los hospitales, ni hay respuesta a los problemas de vivienda, ni parece haber mejorado la limpieza de la ciudad; y para empeorar el cuadro, el cierre de los hospitales psiquiátricos contradiciendo la Ley de Salud Mental y en esta semanas el cierre de aulas en colegios. En ese contexto, el Gobierno de la Ciudad no quiere la posesión de los subterráneos, una área que en la campaña de 2007 prometía ser un eje clave de su política de transporte extendiendo la línea hasta 10 kilómetros por año. Menos aún de los colectivos. El desarrollo de la política en la Ciudad hasta el presente parece manifestar serios problemas de gestión más que inconvenientes con el presupuesto. Por caso, en numerosas oportunidades Mauricio Macri había informado sobre los malos manejos presupuestarios en la Ciudad, que se gastaba de manera ineficiente ¿no era así? ¿Sí lo era y no lo pudieron revertir? Y en todo caso, ¿no podría pensarse en una estructura de subsidio diferenciado? Es por lo menos curioso que la única alternativa que se presente de parte del Gobierno de la Ciudad sea la de aumentar las tarifas. Pareciera que detrás de ello persisten problemas de gestión importantes que son los mismos que explican un gobierno que recorre su quinto año de ejercicio, sin logros notables, más allá de continuar con lo que ya existía. A ello debe sumarse un problema político más que enfrenta el PRO. Cuando en el Senado se trató esta semana la cuestión del traspaso, el PRO no pudo hacer oír su voz, simplemente porque no tiene senadores: no sólo porque se trata de un partido unidistrital, ya que no ha logrado traspasar la frontera de la General Paz, sino que, y esto es más grave, en el distrito donde su jefe de Gobierno ganó con un espectacular 64% no logra tener un solo senador. (Su último candidato Carlos Melconian obtuvo un magro 13%). De modo que al presupuesto, a los problemas de gestión, debe agregarse las serias limitaciones políticas que, hoy por hoy, hacen del PRO un partido en exhibición por gobernar la capital de la Nación, pero muy pobre a la hora de generar capacidad de gestión y de crecimiento político. Dos rasgos claves si pretende ser una alternativa política nacional.
